SOBERANÍA DE NAVARRA by Nabartzale bilduma. Este es el correo para escritos, artículos, comentarios y sugerencias. Los artículos, escritos y comentarios deben estar debidamente firmados por su autor o autora en formato Word. Solo se publicaran aquellos escritos que estén realizados desde la independencia y soberanía de su autor o autora siguiendo los criterios editoriales de los miembros de NABARRAKO BURUJABETASUN-SOBERANÍA DE NAVARRA. nabartzale@gmail.com

2014/09/01

Iohan Ramírez de Baquedano, un héroe olvidado

Iohan Ramírez de Baquedano, un héroe olvidado
Iñigo Larramendi, Martin Ttipia

I: Contexto geográfico e histórico

Desde tiempos inmemoriales, el valle de las Amescoas/Amezkoa, encajonado entre las Sierras de Urbasa y Lokitz, y situado en la ancestral ruta entre Lizarrerria/Tierra Estella y la Llanada Oriental, ha mantenido una estrecha relación con las comarcas alavesas adyacentes de la Llanada Oriental y el Valle de Harana/Arana. Lo que conocemos del euskera amescoano, a partir de la toponimia y de algunos textos, así parece corroborarlo.

No en vano, lo que hoy conocemos como “Amescoa Alta”, constituida por los municipios de Larraona, Aranaratxe y Eulate, fue conocido como “val de Arana”, hasta bien entrado el siglo XVI. “Casualmente”, la primera mención escrita como “Amescoa Baja” de lo que hasta entonces simplemente había sido “Amescoa” es de 1512… La mentalidad popular, como se ve, también tardó en olvidar que allí, antes, no hubo frontera alguna…

Y es que, hasta la conquista castellana del año 1200, no hubo ninguna frontera política, como tampoco la hay a nivel geográfico, entre Larraona y Contrasta, el más nororiental de los pueblos del valle alavés de Harana/Arana, “que avía antenombre Arana”, según Fuero concedido por Alfonso X de Castilla en 1256.

Si la defensa por el lado castellano, tras entroncar con los Gauna, quedó desde mediados del siglo XV en manos de la poderosa familia oñacina guipuzcoana de los Lazcano, sólidamente asentada en Contrasta, correspondió a la familia de los Baquedano el papel más destacado en el territorio que se mantuvo dentro del reino navarro. Y aquí nos vamos a detener….

Y es que es durante el siglo XV cuando empezamos a tener menciones destacadas de esta familia, ocupando cargos como el de Merino Mayor de Estella, o Alcaide del castillo de Zalatambor (en Estella-Lizarra) durante el ataque castellano de 1460. Recordemos que, como consecuencia de esta serie de ataques, el reino navarro perdió la Sonsierra (actual Rioja Alavesa) y el llamado “partido de Los Arcos” (reincorporado en 1753): a buen seguro, y de no mediar la férrea defensa de las fortificaciones estellesas, toda la Merindad habría pasado a poder de Castilla, según prescribía el Laudo Arbitral de Baiona del 23 de abril de 1463.

Volviendo a nuestro valle, los Baquedano tenían asentado su solar principal en la torre-palacio de San Martín de Amescoa, siendo titulares también del palacio de la localidad contigua de Ecala. No está de más matizar que, tras esta pomposa denominación de “Palacio”, no se escondía algo mucho más lujoso que las casas de los vecinos labradores. Apenas les diferenciaba el uso de la piedra, el carácter militar y, sobre todo, los derechos de participación institucional de que hacía titular a su dueño, rasgo característico de nuestro Derecho consuetudinario.

Nada queda ya del Palacio de Ecala, pero sí que se conserva buena parte del Palacio de San Martín (s. XV), en la localidad homónima. Aunque en la actualidad no destaque especialmente entre el resto de casas del pueblo, una observación más atenta nos permite descubrir un matacán aquí, un cubo cilíndrico del recinto amurallado allá…. que nos recuerdan el pasado militar de la construcción.

Eso sí, no hay ninguna placa o recordatorio que nos haga saber que aquella construcción fue también protagonista de uno de los episodios más valerosos y, a la vez, trágicos, de nuestra azarosa Historia…

Heráldica: Escudo fajado de oro y plata; de oro tres fajas de plata. (Otros, El palacio de... de plata tres fajas de gules).

II: Una vida de lucha y compromiso

Circunstancias personales

Poco es lo que sabemos de las circunstancias personales del personaje hasta la Conquista de Navarra, iniciada en 1512. No obstante, contamos con unos pocos datos que, indirectamente, nos pueden aportar algo de información de interés.

Así, sabemos que en 1498 Iohan Ferrándiz –Fernández- de Baquedano concede el Mayorazgo del linaje a su nieto, que es precisamente nuestro protagonista. Por lo tanto, sabemos que su fecha de nacimiento es anterior a esta fecha.

Por otro lado, sabemos, por la documentación de los procesos para la restitución del patrimonio expropiado a la familia, que su esposa se llamaba Catalina, y que en junio de 1513 su heredero -Diego- tenía apenas un año de edad. De hecho, en 1524 es todavía Catalina la titular de las reclamaciones, lo cual corrobora que entonces el heredero era aún joven -12 años-, y que no había hijos anteriores. Diego sí aparece como titular, en cambio, en un proceso del año 1539 -27 años-. En resumen, parece razonable pensar que nuestro protagonista tuviera, probablemente, poco más de 20 años en 1512. Demasiado joven para tantas responsabilidades…

Para terminar, si tenemos en cuenta que en 1629 el mismo obispo de Pamplona, en visita a Baquedano, confirma que “la Bascongada es la (lengua) común del valle”, es lógico pensar que el señor de San Martín (así suele constar en la documentación) sería, muy probablemente, euskaldun. Aún en 1863 dice Luis Luciano Bonaparte que “me han asegurado que en todo el partido de Estella no hay más que estos pueblos donde se sigue hablando esta lengua (el euskera)”; si bien, de ser cierta esta referencia, su situación sería ya agónica.

1512-1515: De la heroica defensa de los castillos de Estella al exilio

El 21 de julio de 1512, una tropa de 10.000 hombres, encabezada por el Duque de Alba, penetra desde Agurain por Ziordia, en la Sakana. Iohan Ramírez -o Remíriz- de Baquedano cruza Urbasa y se interpone cerca de Ataun, pero se ve obligado a replegarse. Apenas 4 días después -25 de julio- cae Pamplona, y en el mes y medio siguiente irán cayendo todas las ciudades y fortificaciones, salvo algunas de Ultrapuertos (Baja Navarra) y los castillos de Estella.

En agosto, Fernando de Aragón, a sus 60 años, -casado desde 1505 con Germana de Foix, 35 años más joven- se instala en Logroño, para exigir a los principales líderes del Reyno que le juren fidelidad. El Mariscal Pedro de Navarra, y con él el señor de San Martín, lo hacen finalmente el 31 de agosto, tras reiteradas presiones.  En consecuencia, Iohan Ramírez de Baquedano es autorizado a regresar a su hogar. Eso sí, por poco tiempo…

Apenas un mes después, el 30 de septiembre, Juan de Albret anuncia su intención de recuperar el Reyno arrebatado, y 4 días después el Mariscal Pedro de Navarra se escapa de su prisión en Logroño. Para entonces el señor de San Martín ya había reunido a nada menos que 700 infantes de la Merindad de Estella, y el 5 de octubre, rompiendo el cerco castellano, entra en el castillo de Estella-Lizarra, el único que resistía en la Navarra peninsular, bajo mando del bajo-navarro señor de Zala…”puro francés”, según listado secreto hecho por los castellanos en junio de 1512.

En los días siguientes, la Ciudad de Estella, así como numerosas localidades y fortificaciones del Reyno, se alzaron contra las tropas ocupantes, y el 16 octubre las tropas de Juan de Albret entraban desde Zuberoa por el puerto de Larraine, a los pies del Orhi. Entre los españoles se encendieron todas las alarmas: Estella era la ciudad mejor fortificada del Reyno, y cortaba las lineas logísticas con la capital, mientras hacia la misma se dirigía un poderoso ejército…

En este momento hace su aparición un importante personaje: Diego Martínez de Álava, diputado general de Álava. El mismo día 6 de octubre, solicita al rey Fernando que se deje al cargo de tropas alavesas el cerco de los castillos de Estella, y en los días siguientes 1.200 alaveses se apuestan a los pies de la orgullosa Peña de los Castillos de la Ciudad del Ega. Para su financiación se recurre a los bienes requisados a quienes no acudieron al llamamiento de las Juntas… poco había, pues, de “voluntario” en esta iniciativa.

Y para que no quedara lugar a dudas, ante las dificultades para someter la fortaleza estellesa, el 27 de octubre las Juntas alavesas convocan a 1.000 hombres más “so pena de las vidas e perdimiento de todos sus bienes”: se puede decir más alto, pero no más claro.

La situación es insostenible: las tropas del legítimo rey Juan de Albret están aún lejos, y a los castellanos no les interesa alargar el cerco, sino concentrarse en Pamplona. El 28 de octubreacuerdan la entrega del castillo, a cambio del perdón, la devolución de los bienes y la libertad de movimiento para los sitiados. Algunos vuelven a su hogar….pero Iohan Ramírez de Baquedano, inasequible al desaliento, se une a las tropas de Juan de Albret en Atarrabia, a las puertas de Iruñea….

Sin embargo, los castellanos  logran concentrar sus fuerzas y el invierno se echa encima. El 30 de noviembre las tropas navarras tienen que levantar el cerco y volver apresuradamente, antes de que la nieve bloquee los puertos. El señor de San Martín, dejando atrás a su mujer y a su hijo de unos meses, parte con Juan de Albret hacia el Bearn…

III: Sin descanso, hacia la libertad

1516-1519: Nuevo intento de recuperación del Reyno y deportación

Una vez malogrado el intento de recuperación del Reyno en otoño de 1512, los conquistadores españoles (o castellano-aragoneses, si se prefiere) se centran en afianzar el control efectivo del territorio conquistado.

Sin embargo, surgen dificultades que hacen ciertamente precaria su situación: así, algunos de los nobles navarros que colaboraron en 1512 no ven satisfechas sus aspiraciones; la relación de la Corona con la nobleza castellana es más que tirante; Francisco I de Francia afianza su posición en Italia; y, como colofón, la salud del rey Fernando se deteriora notablemente.

Constituye todo ello el caldo de cultivo para un nuevo levantamiento, cuyo desencadenante es la muerte, el 23 de enero de 1516, de Fernando de Aragón. Tras diversos preparativos, el 15 de marzo se ponen en marcha las tropas legitimistas. No obstante, lo hacen seriamente limitadas por no poder contar con la ayuda inicialmente prometida por Francisco I de Francia, al producirse un contraataque de las tropas imperiales en Italia.

Pese a las dificultades, las tropas, constituidas casi exclusivamente por navarros, bearneses y zuberotarras, irrumpen en el Reyno conquistado por dos vías: una, liderada por el rey Juan de Albret, hacia Orreaga-Roncesvalles; y la otra, liderada por el Mariscal Pedro de Navarra, a través del paso de Arrakogoiti (en el roncalés valle de Belagua), en la cual se integra Iohan Ramírez de Baquedano.

Una vez franqueado el Pirineo, la segunda columna se dirige al encuentro de la primera en el altiplano de Auritz/Burguete para, ya juntas, dirigirse hacia Iruñea. Pero la nieve ralentiza notablemente el avance, y las tropas españolas, bien informadas por su red de espionaje, controlan firmemente dicho altiplano y bloquean a la columna de Juan de Albret en Donibane Garazi.

Vista la situación, el Mariscal prefiere dar marcha atrás, pero en su persecución se dirigen las tropas lideradas por el coronel Villalba, con la ayuda de algunos nobles navarros fieles. Entre el 22 y el 25 de marzo (según las fuentes) los alcanzan en una Isaba cubierta por la nieve, obligándoles a rendirse.

Por orden expresa de Cisneros, y pese a que parece que ésas no eran las condiciones acordadas para la rendición, la mayor parte de los prisioneros, entre ellos el Mariscal y el señor de San Martín, fueron trasladados al castillo de Estella/Lizarra, y de allí al castillo de Atienza, en Guadalajara, donde se encontraban ya para finales de abril de 1516.

Separados en dos grupos, a los del grupo en que se encontraba Iohan Ramírez de Baquedano se les colocaron grilletes de 3 kilos, y se les encerró en una sórdida mazmorra, aislada tras tres puertas y cuatro cerraduras.

Totalmente aislados, amenazados incluso los residentes de Atienza ante cualquier negligencia, sólo alguna visita aislada y algunas cartas de su mujer recibidas a través de Pedro Lópiz, vecino de Eulate, hacen más llevadera su situación…

1519-1521: Hacia el breve sueño de la libertad

A partir de la Navidad de 1516 algunos prisioneros empiezan a ser liberados, por mediación y con las garantías personales de poderosos parientes castellanos. No obstante, este proceso fue un goteo totalmente individualizado del que, por ejemplo, no se benefició el Mariscal Pedro de Navarra: fue trasladado a Simancas (Valladolid), y murió allí, en muy dudosas circunstancias, el 24 de noviembre de 1522.

Aunque no conocemos los detalles exactos de la liberación de Iohan Ramírez de Baquedano, sabemos que en julio de 1519 Diego Martínez de Álava se quejaba, en carta a Carlos V, de que el señor de San Martín había empezado a pleitear para recuperar su patrimonio.

Un año después, en el verano de 1520, estalla en Castilla la rebelión de los Comuneros, y en noviembre Ramírez de Baquedano es obligado a trasladarse a Briviesca para integrarse en las tropas del Condestable de Castilla. El conflicto comunero terminaría con la batalla de Villalar el 23 de abril de 1521. Mientras tanto, en Araba se rebelaba Pedro López de Ayala, Conde de Salvatierra, quien fue derrotado por las mismas fechas. También su patrimonio pasó a manos de Diego Martínez de Álava…

El masivo y obligado desplazamiento de tropas a Castilla había dejado casi desguarnecido el Reyno, lo cual abrió las puertas a un nuevo intento de recuperación de la soberanía.

Éste llega el 9 de mayo de 1521, y lo encabeza en esta ocasión Enrique II, hijo de Juan de Albret, quien había fallecido el 17 de junio de 1516. En esta ocasión, la mejor organización del ataque, la aportación de tropas francesas, y la extrema debilidad del ejército ocupante facilitaron la recuperación de Iruñea para el 18 de mayo. Estella se rebeló el 21 de mayo, y para finales de mayo todo el territorio soberano en 1512 había sido recuperado.

Iohan Ramírez de Baquedano participa reclutando fuerzas en la Merindad de Estella para bloquear los posibles ataques castellanos por Entzia y la Sakana. Recupera sus bienes por la fuerza, y a finales de mayo se une a los señores de Lizarraga y Eraso para hacer frente a un ataque encabezado por los señores de Berastegi y Andueza, con la colaboración de algunos señores beamonteses. Éstos son derrotados en el término de Zegarrain u Oihanederra, al norte de Irurtzun, entre Urritza (Imotz) y Arruitz (Larraun).

Tras menos de un mes de lucha, Navarra volvía a ser independiente…

Llegada la primavera, Iohan Ramírez de Baquedano es acusado, en abril de 1513, de crimen de lesa majestad, una gravísima acusación. El 6 de junio de 1513 es condenado en rebeldía, y todo su patrimonio y sus derechos son entregados a…. sí, a Diego Martínez de Álava. Aún en ese trance, el conde de Oñati, Pedro Vélez de Guevara, trata de mediar a su favor frente al rey español, a cambio de su lealtad. Pero Baquedano lo rechaza, sellando así su destino…

Siempre indómito, el señor de San Martín visitó clandestinamente en varias ocasiones a su familia, y en una de ellas escapó por muy poco. No tuvo tanta suerte su cómplice y paisano Gonzalo de San Martín, quien fue delatado, prendido y ahorcado públicamente en Pamplona. Y es que los Imperios no perdonan…

IV: Luchando hasta el último aliento

Noain: el comienzo del fin

Poco dura la alegría en la casa del pobre… El fin de la guerra de las Comunidades en Castilla permite el retorno de las fuerzas imperiales. Éstas levantan el cerco de Logroño y obligan a las tropas legitimistas a replegarse, concentrándose en las cercanías de Noain para enfrentarse a las tropas invasoras que, se suponía, entrarían en la Cuenca de Pamplona por El Carrascal: en todas estas acciones está presente Iohan Ramírez de Baquedano. Como es bien sabido, los navarros son derrotados y diezmados el 30 de junio de 1521: el breve sueño de libertad toca a su fin.

El señor de San Martin se repliega a Arazuri, pasando luego a Pamplona y Ultrapuertos, donde detiene varios ataques dirigidos por el coronel Vera contra Donibane Garazi. Finalmente, el 20 de julio la ciudad es sitiada y asaltada. Ramírez de Baquedano es capturado y enviado a Pamplona, pero en el camino, en un enésimo acto de dignidad, se escapa.

En otoño de 1521 se produce una nueva ofensiva. En esta ocasión, no se opera directamente contra Iruñea, sino que se dirige a la toma del castillo de Amaiur (3 de octubre), para pasar luego a Senpere (Lapurdi) y atacar finalmente Hondarribia. Cruzaron para ello el Bidasoa por el vado de Behobia y tomaron el castillo de Irún-Uranzu, que controlaba el Camino Real entre Irún y el paso de Behobia. El 18 de octubre, las tropas franco-navarras entraban en Hondarribia.

Nuevamente cundió el pánico en Castilla. Tanto es así, que los gobernadores castellanos (entre ellos Adriano de Utrecht, Adriano VI desde el 9 de febrero de 1522) tienen que desplazarse a Gasteiz para coordinar la actuación de sus tropas. El invierno paraliza las acciones militares, y en primavera se producen varias escaramuzas aisladas que no alteran la situación.

San Marcial: el final del sueño

El 26 de junio de 1522 el castillo de Irún-Uranzu, en Behobia cae en manos de tropas guipuzcoanas, amenazando así el abastecimiento de Hondarribia. El 28 de junio el gobernador de Baiona envió varias unidades de infantería a través del vado de Behobia, entre ellas 400 lansquenetes alemanes bajo el mando de Iohan Ramírez de Baquedano, pero fueron rechazadas por las milicias de Irún.

Al día siguiente, domingo 29 de junio de 1522, volvieron a cruzar el Bidasoa, situándose en esta ocasión en el Monte Aldabe o Alto de San Marcial, que desde el Sur domina el castillo de Irún-Uranzu, para bombardear el castillo. Durante la noche siguiente, tropas guipuzcoanas (unos 1.500 hombres, con numerosa caballería) encabezadas por los capitanes Azcue y Ambulodi, treparon sigilosamente a las espaldas de las tropas comandadas por Ramírez de Baquedano, mientras con antorchas portadas por civiles se les hacía pensar que transitaban por el Camino Real.

Al amanecer del lunes 30 de junio de 1522, atacaron por sorpresa a la infantería alemana comandada por Iohan Ramírez de Baquedano. Éste contraatacó con brío, en dirección a las peñas de Aldabe, pero, junto con el alférez de los lansquenetes, cayó abatido por el fuego de las milicias guipuzcoanas, apostadas en dichas peñas…

Numerosos soldados de los comandados por el valeroso Señor de San Martín cayeron también en esta acción, a consecuencia de la cual se edificó la ermita de San Marcial junto al lugar de los hechos. Además, como es bien sabido, el relato oficial hace derivar de este acontecimiento el anual Alarde de Irún (30 de junio), que, en definitiva, no hace sino rememorar los antiguos alardes de las milicias forales.

Poco después, un emisario se presentó en el lugar para tratar de averiguar si el señor de San Martín seguía vivo. Al encontrar su cadáver, solicitó permiso para hacerse cargo del mismo. El capitán general de Gipuzkoa, Beltrán de la Cueva, paradójicamente sobrino del Mariscal, así lo autorizó, y así “fue llevado a Francia, su tierra (sic), donde le sepultaron”.

Y así terminó sus días, enterrado a escondidas en algún lugar desconocido de Lapurdi, a muchas decenas de kilómetros de su familia, uno de los líderes más carismáticos, incorruptibles e íntegros en la lucha por la independencia del único Estado que políticamente ha colocado a los vascos en el mapa: Nabarra, la hija de Baskonia.

Los conquistadores, empero, no tuvieron suficiente con ello. Fue excluido de los perdones imperiales de 10 de mayo de 1522 y 15 de diciembre de 1523, y su viuda siguió desposeída de su patrimonio tras el perdón general (condicionado, por supuesto, al juramento de obediencia y vasallaje) que precedió a la toma de Hondarribia, último reducto navarro independiente al Sur del Bidasoa (29 de febrero de 1524).

En 1539, la no menos valerosa Catalina seguía litigando contra Margarita de Beaumont, esposa de Diego Martínez de Álava e integrante del linaje de los Condes de Lerín, para poder obtener, al menos, la dote que había aportado a su matrimonio con Iohan Ramírez de Baquedano.

Sin embargo, nunca lograron, pese a todos sus desvelos, derrotar a Iohan Ramírez –o Remíriz- de Baquedano, señor de San Martín, en la más importante de las batallas: la de la memoria.

 BIBLIOGRAFIA:

“Las Amescoas. Estudio Histórico-Etnográfico” Luciano Lapuente Martínez. Aristubeltza, 1990.
“Navarra 1512-1530. Conquista, ocupación y sometimiento militar, civil y eclesiástico” Pedro Esarte Muniain. Pamiela, 2001
“La Guerra de Navarra (1512-1529). Crónica de la conquista española” Peio Monteano. Pamiela, 2010.
“La participación de las villas y las Juntas alavesas en la conquista de Navarra”, por Estíbaliz González Dios. Actas del II Congreso de Historiadores de Navarra, Oñati 2011. Txertoa, 2011.
“Catálogo de los Libros de Mercedes Reales del Reino de Navarra (1336-1859)”. Alfonso Etayo Pérez. Pamiela, 2011
“Libro de Armería del Reino de Navarra”. F.N., 1982
“Los Lazcano y su casa fuerte de Contrasta en Álava”. Luis Vasallo Toranzo. Ondare. 20, 2001. 241-258
“Estellerriko euskara Arabako eta Nafarroa Garaiko hizkeren bidegurutzean” Iñaki Camino, 2004 EUSKERA – XLIX, 2004, 2

V: Algunas reflexiones finales

No puedo resistirme a terminar sin dar respuesta a una pregunta que a algunos se les puede pasar por la cabeza: ¿por qué hablar ahora, en pleno siglo XXI, de Iohan Ramírez de Baquedano?

-A- Empezando por lo más superficial: creo que nadie podrá negar que, objetivamente, las biografías de nuestro protagonista y, no la quiero olvidar, su mujer Catalina, no desmerecerían de cualquierproducción histórica de esas que países de todo el mundo no tienen empacho en producir a todo lujo, como la serie “Isabel” en TVE, la coproducción europea “Enrique de Navarra”, la serie “Los Tudor”, o cualquier película británica basada en las obras de William Shakespeare referentes a distintos reyes ingleses.

Hollywood, por su parte, no dudó en echar mano de héroes escoceses como “Rob Roy” o, destacadamente, William Wallace “Braveheart”, el héroe escocés por excelencia. Producciones todas ellas, por cierto, que consiguieron altos niveles de audiencia. Y es que los pueblos que tienen una identidad sólida no tienen complejos en abordar su propia Historia.

-B- Pero es que, además de eso, acompañando al señor de San Martín podemos ser testigos de toda una época de cambios sustanciales sin los cuales sería imposible entender nuestro presente.

Así, y como hemos visto, está presente en todos los escenarios importantes de la Conquista de Navarra a partir de 1512 (maticemos que Navarra ya había empezado a ser conquistada siglos antes…). De su mano vemos cómo el papel de la nobleza está cambiando, y la nobleza rural tradicional, muy ligada al territorio, se ve desplazada por una nobleza más urbana y ligada a la Corte de un Imperio en expansión; Diego Martínez de Álava es un buen ejemplo de la misma. Sobre esta clase se edificará el orden institucional e ideológico que marcará los siglos sucesivos (como comentaremos más adelante) y que llega hasta nuestros días.

No hay que olvidar tampoco el creciente peso de las ciudades en la actividad económica, así como el desarrollo de un inmenso aparato burocrático que hará posible el sometimiento al poder real. Conceptos como el espionaje y la publicidad como arma política (ejército francés, invasión francesa) pasan al primer plano. Estamos, pues, ante un cambio de Era.

-C- Hay quien puede objetar que se resiste a reconocer este referente porque:

Supondría poner al individuo por encima de la colectividad como protagonista de la Historia: Ciertamente, la mayoría de quienes han hecho la Historia no aparecen en los documentos. Pero no es menos cierto que todos los Estados o pueblos destacan ciertos sujetos claves de su Historia a los que consideran, más que como protagonistas, como reflejo de sus valores compartidos. Si negamos el valor de quienes han dado su vida por la libertad, ¿cuáles son nuestros valores?

Era de clase noble, representaba sus intereses de clase: Evidentemente, esos intereses existen. Sin ir más lejos, descendientes de los Baquedano tuvieron serios conflictos con los concejos del valle, que defendieron sus derechos con vigor. Pero, en la tesitura de la conquista, todos – labradores e hijosdalgo- perdían. Ramírez de Baquedano no habría podido visitar su casa a escondidas ni recibir cartas durante su cautiverio en Atienza sin la colaboración de sus paisanos, por encima de clases.

Era fiel a unos reyes, no a ningún concepto colectivo o nacional: Al negarse a jurar fidelidad a Carlos V, dijo el Mariscal de Navarra que no podía hacerlo porque “era obligado a guardar esta fe como buen caballero que había dado a don Juan de Labrit y a doña Catalina, reyna propietaria de Navarra, y a su patria”. Miguel de Olite, secretario de Enrique II, afirmó cómo el reino comprendía “Guipuzcoa, Bizcaya y Alaba y mucha parte de Rioja hasta el holmo de Burgos”. Sobran comentarios.

-D- Para terminar, pero no por ello menos importante, es en esta época cuando se consolidan losconceptos políticos que conforman el paradigma “tardoforal” (por oposición a la foralidad previa a las conquistas) que hoy marca completamente la política vasco-navarra de forma hegemónica, en el sentido dado al término por Antonio Gramsci.

Algunos de esos conceptos son: negación de la estatalidad vasca; desaparición del concepto de independencia negada por la fuerza; reinterpretación del concepto del Pacto o unión “eque principal”, de principio democrático a mítica justificación de la subordinación disfrazada de bilateralidad; afianzamiento de la territorialidad e institucionalización actuales, con la división propia como elemento de identidad; erradicación de toda identidad euskaldun o políticamente navarra fuera de ese ámbito territorial; mito de los territorios como Estados soberanos e indubitables sujetos de decisión política; y muchos otros que sería demasiado prolijo detallar….

Lo resume magníficamente en 1513 (es decir, de manera coetánea) Nicolás Maquiavelo en “El príncipe”(cap. V) cuando dice que, para gobernar Estados o ciudades acostumbrados a vivir con sus propias leyes, el príncipe debe, o bien destruirlos, o bien irse a vivir allí, o bien “dejarlos vivir con sus leyes, imponiéndoles un tributo e implantando en ellas un gobierno minoritario que te las conserve fieles. Lo último no presenta excesivas dificultades, ya que, al haber sido creado dicho gobierno por aquel príncipe, sabe que no puede mantenerse sin su apoyo y su poder, por lo cual hará todo lo que esté en su mano para conservar tu autoridad”.

En esta lógica se basó el establecimiento de nuestro vigente orden institucional, y a día de hoy lo sigue haciendo exactamente igual. Deberíamos leer más a Maquiavelo…

…que indica un poco más adelante que, a la larga, “quien pasa a ser señor de una ciudad acostumbrada a vivir libre y no la destruye, que espere ser destruido por ella, pues en la rebelión siempre encontrará refugio y justificación en el nombre de la libertad y en sus antiguas instituciones, cosas que jamás se olvidan a pesar del paso del tiempo y de la generosidad del nuevo señor”.

Gracias, Maquiavelo… sea este trabajo una modesta aportación en ese sentido.

Pedro de Nabarra y de la Cueva e hijo

Pedro de Nabarra y de la Cueva e hijo
Iñigo Saldise Alda

Heráldica 1: Escudo de azur dos leones de plata afrontados que son del linaje, el todo bajo un jefe de gules con medio carbunclo de oro cerrado y pomelado naciente que es de Nabarra.

Pedro de Nabarra y de la Cueva fue hijo del último Mariscal del Reino de Nabarra. Vivió en la Corte de Nabarra existente en Pau, vizcondado de Bearne. En el año 1520 y durante la preparación militar para un nuevo intento de liberación de las tierras ocupadas por los españoles, Enrique de Albret y Foix, II de Nabarra, le nombró Capitán General de Nabarra.

Durante la liberación del año 1521, el hijo del Mariscal del Reino que estaba preso en Simancas, fue el encargado de entrar en la Merindad de Sangüesa. En Zangoza fue recibido con salva y rápidamente se prestó a organizar la sublevación contra los españoles. Las tropas navarras comandadas por el Capitán General de Nabarra, eran provenientes de esa Merindad y estuvieron formadas, en su mayoría, por fieles y leales patriotas roncaleses. Fueron recibidos de manera gloriosa en Tafalla y Erriberri.

El día 30 de Junio del año 1521, Pedro de Nabarra y de la Cueva combatió a los españoles en la conocida como batalla de Noain. Inicialmente las tropas nabarras infringieron un serio castigo a las tropas imperiales españolas. Pero la brutal acción de caballería española comandada por almirante de Castilla, realizó un movimiento envolvente sobre los caballeros nabarros. La batalla fue larga y sangrienta, cayendo finalmente la victoria del lado español, gracias al trabajo continuo de su artillería. Al anochecer 5.000 nabarros y aliados yacieron muertos tras la batalla en los campos de Ezkirotz, Noain y Barbatain. El Capitán General de Nabarra logró escapar junto a otros señores nabarros.

Nuevamente en el vizcondado de Bearne se organizó un nuevo ejército de liberación, en el cual, nuevamente estuvo presente Pedro de Nabarra y de la Cueva, el cual formó un contingente de tropas en el vizcondado de Laburdi. Es en Donibane Lohintzune cuando se une al grueso del contingente nabarro y del aliado francés. El Capitán General de Nabarra, junto a sus hombres, realizó la primera acción militar tomando el castillo de Behobia.

El grueso del ejército de liberación cayó sobre la villa costera de Hondarribia, bombardeando fuertemente sus muros y abriendo rápidamente una brecha. El alcaide español que ocupaba la plaza, Diego de Vera, ante la grave situación que atravesaban sus tropas después de doce días de asedio, capituló la plaza al Rey legítimo de Nabarra, Enrique II el sangüesino. Así pues, el 18 de octubre del año 1521, el hijo del Mariscal del Reino encarcelado por los españoles en Simancas, tomó en nombre del rey de Nabarra posesión de la plaza fuerte de Hondarribia.

En el año 1522, tras sufrir los nabarros una abrumadora derrota en la conocida como batalla de San Marcial, la plaza de Hondarribia, donde ondeaba el hermoso pendón colorado de Nabarra, fue sitiada y hostigada por tropas españolas. Estas estaban dirigidas por el Capitán General de las fuerzas españolas en campaña y capitán General de Guipúzcoa, Beltrán de La Cueva, primo de Pedro de Nabarra y de la Cueva.

El emperador Carlos I de España y V de Alemania, le excluyó de la “amnistía general” que dictó en el año 1523, confiscando todos los bienes que pertenecieron a su difunto padre, Pedro de Nabarra y Lacarra, Mariscal del Reino, asesinado en el año 1522 en la cárcel de Simancas por mandato del propio emperador español.

Un año después, el condestable de Castilla Iñigo Fernández de Velasco, llegó a las puertas de Hondarribia junto a numerosas fuerzas españolas, dando comienzo así un firme cerco de la villa costera. Después de un mes y medio de asedio y de haber resistido en una lucha desigual, el día 25 de marzo del año 1524, casi dos años y medio después de recuperar Hondarribia para Nabarra, carentes de víveres para la población y para las tropas nabarras, además de estar privados de toda esperanza de socorro, Pedro de Nabarra y de la Cueva se ve forzado a capitular mediante la fórmula de Armisticio.

Las tropas de reconquista de Nabarra abandonaron la fortaleza y la villa de Hondarribia en formación y con las banderas rojas de Nabarra desplegadas. Salvo patrióticas excepciones como la de los Olloki, la mayoría de los nabarros que sobrevivieron retornaron a sus casas tras ser “amnistiados” por un rey ajeno o extranjero, el emperador Carlos I de España y V de Alemania.

En cambio, lo primero que hizo Pedro de Nabarra y de las Cuevas, fue presentarse en Simancas para recoger los restos mortales del VII y último Mariscal del Reino, su padre Pedro de Nabarra y Lacarra, para enterrarlo en la iglesia de San Pedro de la Rúa de Lizarra. Los españoles le informaron que la muerte le sobrevino por suicidio, ocultando con ello su asesinato y debilitando con dicha falsaria afirmación, el nabarrismo patriótico de su hijo y del Pueblo de Nabarra.

Ese mismo año debiera haber recuperado los títulos, rentas y propiedades que habían sido confiscados por el emperador español a su padre. Estos eran los señoríos de Muruzabal, Cábrega, Ucar y Auriz, más las pechas de los valles de Berrueza, Valdega y Valdizarbe. Pese a ello, el virrey español de Navarra, Francisco de Zuñiga y Avellaneda, se tomó algo más que tiempo a la hora de devolver los bienes, que habían pertenecido al último Mariscal de Nabarra, a su hijo Pedro de Nabarra y de la Cueva. El virrey español contó con la poderosa colaboración del licenciado Juan Rena, lo que provocó que el ex-Capitán General de Nabarra se negase a prestar el juramento requerido por el perdón de Carlos I de España y V de Alemania, viviendo a merced de sus parientes.

El conde de Miranda cesó en el cargo de virrey de Navarra en el año 1529, pasando dicho cargo al conde de Alcaudete Martín de Córdoba y Velasco, al cual León de Garro prestó juramento en nombre de Pedro de Nabarra y de la Cueva, siendo nombrado éste último Mariscal del Reyno de Navarra por Carlos I de España y V de Alemania, sin contar por supuesto el emperador español con la legitimidad debida para sancionar dicho nombramiento. Tras ello, el hijo del patriótico y Gran Mariscal del Reino, Pedro de Nabarra y de Lacarra, pasó a ser un leal servidor más del emperador Carlos I de España y V de Alemania.

En el año 1530 fue nombrado corregidor de Toledo. En el año 1532 el emperador español le dio licencia para vender varias rentas de sus mayorazgos y comprar así la villa de Cortes. Ese mismo año comenzó como corregidor de Córdoba hasta el año 1539, año el cual el emperador español le nombró primer marqués de Cortes. También fue asistente y Capitán General en Sevilla desde el año 1538 hasta el 1548.

Heráldica 2: Escudo de azur dos leones de plata y en jefe sobre el todo de plata cruz de sinople de la Orden de Alcántara.

En el año 1546 fue nombrado caballero de la Orden de Alcántara. Ese mismo año el emperador Carlos I de España y V de Alemania le nombra gentilhombre de Castilla. Marchó a Galicia en el año 1548 donde ejerció de gobernador y Capitán General hasta el año 1553, año que es nombrado por el emperador español presidente del Consejo de las Órdenes Militares. Un año antes ya era miembro del Consejo de Estado y en el año 1556 alcanzó la cima como servidor del rey de España, al ser nombrado como presidente del Consejo de Estado y Guerra.

Murió en Toledo en el año 1556 y fue enterrado en el  Monasterio de San Juan de los Reyes, de la Orden de San Francisco.

Tuvo un hijo bastado con la sevillana Beatriz Morales, el cual también se llamó Pedro de Navarra y de la Cueva. Fue educado por su padre y estuvo con él hasta su muerte. Pasó al servicio de Felipe II de España, llegando a ser el gobernador militar de la plaza de Pamplona durante los últimos años del reinado del español.

Su principal función fue estar al frente de los servicios secretos del virrey de Navarra, manteniéndose en contacto con los espías españoles que residían en el Reino soberano e independiente de Nabarra. Estos fueron Juan de Garro y Sebastián de Arbizu. La información que conseguía, tras filtrar los datos y contrastarlos, la trasmitía directamente su cuñado el virrey de Navarra y este a su vez la enviaba a Madrid al secretario del Consejo de Estado.

Contó con gran autoridad y autonomía con respecto al virrey de Navarra. Y no solo en la dirección del entramado de espionaje, la que llegó a permitirse recomendaciones al Virrey, el marqués de Cortes José Martín de Cordoba y Velasco, autotitulado Mariscal del Reyno de Navarra por su matrimonio con su hermanastra Jerónima de Navarra y Lacarra, sancionada dicha titulación por Felipe II de España. Dichas recomendaciones fueron realizadas incluso de forma imperativa, principalmente en los temas de cómo debían tratarse la inteligencia española en las tierras nabarras, tanto libres como ocupadas.

Heráldica gobernador: Escudo partido, de gules media bordura de cadena de oro también cadena en media aspa y en media cruz con media esmeralda de sinople, que dicen son de Navarra ganadas en las Navas de Tolosa, de azur dos leones de plata afrontados que son de su padre.

Se asentó en la ciudad de Pamplona. Sus descendientes llegaron incluso a pleitear por los títulos de marqués de Cortes y el españolizado Mariscal del Reyno de Navarra, eso sí, una vez extinguida la rama mayor de la Casa o del tronco principal del linaje.

BIBLIOGRAFÍA

Annales del Reyno de Navarra, José de Moret y Francisco de Aleson.
Diccionario de antigüedades del Reino de Navarra, José Yanguas y Miranda.
El Ilmo. y Rvmo. Señor Don Francisco de Navarra, de la Orden de San Agustín, Mariano Arigita y Lasa.
Expedientes de militares: siglos XVI al XIX, Emilio de Cárdenas Piera, digital.
Guerreros, historias de mil años, Jesús Javier Corpas Mauleón.
Juan Rena. Clave en la conquista de Navarra (1.512-1.538), Pedro Esarte.
La Casa de los Navarra, la Casa de los Mariscales, Historia Medieval del Reyno de Navarra, Carlos Sánchez-Marcos.
La vieja herida: de la conquista española al Amejoramiento Foral, Floren Aoiz.
Libro de la Nobleza Navarra en el que comprehenden las familias, que por su calidad y servicio llebaban acostamientos de las rentas Reales de su Magestad, Isidoro Gil de Jaz, digital.
Nabarra en su vida histórica, Arturo Campión.
Nabarra o cuando los vascos tenían reyes, Pierre Narbaitz.
Nabarra. Reflexiones de un patriota, Iñigo Saldise Alda.
Navarra.Historia, Bernando Estornés Lasa, Auñamendi Eusko Entziklopedia, digital.
Lo que todo nabarro debe saber, VV.AA.
Pedro de Navarra, Bernando Estornés Lasa, Auñamendi Eusko Entziklopedia, digital.
Pedro III de Navarra, Genealogía Familiar, linaje Ordoñez en Navarra, digital.
Pedro III de Navarra, Geneanet, digital.
Sebastián de Arbizu, espía de Felipe II, Carlos J. Carnicer García y Javier Marcos Rivas.

HERÁLDICA

Armas y linajes de los Grandes y Señores, Duques, Condes, Marqueses y Varones. Notas sellos.
Ciencia Heroyca, marqués de Avilés.
Compendio heráldico, Pedro Josef de Aldazábal y Murguía.
Diccionario Histórico, Genealógico y Heráldico de las familias ilustres de la Monarquía española, Luis Vilar y Pascual.
Libro de Armería del Reino de Nabarra. Notas de sellos.
Nobiliario de los Reinos y Señoríos de España, Francisco Piferrer.
Nobiliario del Reino de Navarra, Nobleza Ejecutoriada en los Tribunales Reales de Corte y Consejo de Navarra 1519-1832.
Nobleza de Andalucía. Nota sellos.

2014/08/31

Los Marischales de Nabarra (VII)

Los Marischales de Nabarra (VII)
Iñigo Saldise Alda

Pedro II de Nabarra, VII Mariscal de Nabarra

“Yo no soy español, ni súbdito de España.”

Heráldica: Escudo de plata con tres fajas de gules que son de Eusa, mantelado de azur dos leones afrontados propios del linaje, brochante sobre la partición un cabrio combado de gules cargado de un filete pomelado de oro que trae de Nabarra, el todo bajo un jefe de gules con medio carbunclo de oro cerrado y pomelado naciente que es de Nabarra.

Pedro de Nabarra y Lacarra, heredó los títulos familiares y fue nombrado Mariscal del Reino, tras el asesinato a lanzadas de su hermano Felipe, el cual fue llevado a cabo por Luis III de Beaumont, conde de Lerin. Asumió de manera inmediata la jefatura del bando agramontés, el cual apoyaba a Francisco de Foix, conocido como Febus, I de Nabarra, conde de Foix, conde de Bigorre y vizconde de Bearne.

Pedro de Nabarra y Lacarra fue ratificado o sancionado como Mariscal del Reino, legalmente, tras el juramento a los Fueros realizado por Catalina de Foix y Juan de Albret. Esto ocurrió antes de la representación misma de la coronación como reyes de Nabarra llevada a cabo en la Catedral Santa María la Real de Pamplona.

En el año 1498 casó con la castellana Mayor de la Cueva, hija del duque Beltrán de Albuquerque. Un poco antes y estando en soltería, tuvo un hijo de suelta con una doncella de los Huarte de Tafalla, que se llamó Francisco. Por el matrimonio el Mariscal de Nabarra recició de los reyes Catalina de Foix, I de Nabarra y de Juan de Albret, III de Nabarra por matrimonio, la cantidad de 3.000 escudos de oro.

El Mariscal de Nabarra, el 28 de abril del año 1504, fue el padrino del infante Enrique de Albret y Foix, llevándolo hasta la pila bautismal situalda en la Catedral Santa María la Real de Pamplona. Entre los cincuenta nobles y caballeros de la comitiva, destacaba también la presencia del Consejero Real, Juan de Jaso. A los pocos día Enrique de Albret era designado príncipe de Biana y por consiguiente heredero al trono del Reino de Nabarra, siendo prometido en matrimonio con Isabel, hija de Juana de Castilla y León, princesa de Asturias, y de Felipe de Habsburgo, archiduque de Austria, duque de Borgoña y Brabante, y conde de Flandes.

En el año 1511, Pedro de Nabarra y Lacarra poseía mediante la fórmula de compra, la pecha de los labradores del lugar de Murugarren. También contó, por donación Real, de las pechas de Legaria, Muez, Cabrega, Mirafuentes, Ubago, Mendaza, Asarta y Anzin. 

En el año 1512 los ejércitos españoles de Fernando II de Aragón, Granada, Nápoles y Sicilia, además de regente de Castilla y León, invaden el Reino neutral de Nabarra, con la excusa de combatir al cismático rey de Francia. El Mariscal de Nabarra se hace cargo de la escolta de los reyes de Nabarra que se refugian en el vizcondado de Bearne.

El Mariscal de Nabarra partió como delegado y diplomático de los reyes de Nabarra hasta Logroño. Donde, tras mostrarle la primera Bula Pontificia, fue obligado por el rey español Fernando II de Aragón, el falsario y uñas largas, a rendirle juramento de fidelidad bajo la pena de ser excomulgado al igual que los reyes de Nabarra, Catalina I y Juan III.

Pero Pedro de Nabarra y Lacarra, tras huir de Logroño, se desdijo de un juramento no querido, y participó de forma activa en el primer intento de liberación del Reino de Nabarra llevado a cabo en el año 1512, extendiendo el fuego sagrado de la libertad entre las gentes de Nabarra. Pero la ofensiva libertaria fracasó y nuevamente se retiró al vizcondado del Bearne, concretamente a la ciudad de Pau, donde se instaló la legal y legítima Corte del Reino de Nabarra.

El Mariscal de Nabarra volvió a la senda diplomática por mandato de los reyes Catalina I y Juan III de Nabarra. Al frente de una delegación nabarra, se presentó ante el nuevo señor de Roma nombrado en el año 1513, León X, buscando con ello lograr un veredicto papal, con el cual se llegase a restituir las tierras ocupadas por los españoles a sus legítimos dueños, los reyes de Nabarra. Pero una vez más, el Estado Vaticano dio largas a los nabarros defiendo a los españoles.

A la muerte de Fernando II de Aragón, el falsario, Pedro de Nabarra y Lacarra se encontraba totalmente preparado al frente de 2000 soldados en el vizcondado de Laburdi, concretamente frente a la costa de Gipuzkoa. Estuvo a la espera de la orden del rey Juan III de Nabarra, para volver a las tierras ocupadas por los españoles e intentar liberarlas, pero la orden finalmente no llegó y se replegó al vizcondado de Bearne, donde se encontraba el cuartel general del ejército libertador nabarro.

Ese mismo año 1516, finalmente se llevó a cabo un segundo intento de recuperación y liberación del Reino de Nabarra. En dicha intentona Pedro de Nabarra y Lacarra fue el encargado de juntar a los Agramont y formar el ejército nabarro. El Mariscal de Nabarra pasó desde la Baja Nabarra con 1.200 hombres de armas, entre caballeros y soldados. Pese a sufrir la deserción de 600 hombres, entró por el valle del Roncal donde se le unieron 120 roncaleses con su capitán Pedro Sánchez a la cabeza. Sin embargo en aquellos desfiladeros las tropas españolas comandadas por coronel Villalba, se hicieron rápidamente con los valles de Salazar y Aezkua.

Ya era Semana Santa y las tierras nabarras estaban todavía nevadas, pero toda la población aclamaba la entrada de las tropas de liberación al grito de:

 ¡La resurrección y el Mariscal llegan al mismo tiempo!

Pero los soldados del siniestro coronel español Villalba, junto algunos traidores a su condición de nabarros como Donamaría, tendieron a los libertadores nabarros una emboscada. Esta se saldó con el apresamiento del Mariscal de Nabarra y otros jefes agramonteses, dejando en libertad a la soldadesca.

Pedro de Nabarra y Lacarra, junto a los líderes agramonteses fueron apresados y maltratados por el coronel español. A continuación, por mandato del cardenal Cisceros, fueron conducidos y encarcelados en el castillo-fortaleza de Atienza en tierras valencianas.

Dos años después, el Mariscal de Nabarra recibió la primera oferta de “perdón” de manos españolas. Esta sería oficializada por parte del Reino de España a cambio de jurar fidelidad al Rey Carlos I de España y V de Alemania. El mariscal rechazó de forma culta y cortesa dicha oferta de perdón, mediante las siguientes palabras:

“Una vez más suplico, con toda humildad posible a su Majestad, se sirva demostrar conmigo la magnificencia que ha de esperarse de semejante Majestad, devolviéndome la libertad entera y el permiso de ir servir a quien estoy obligado. La fidelidad, la limpieza que su Alteza quiere y estima de sus servidores, yo podré guardarla a los míos, y por ello me tornaré cautivo y esclavo de su servicio”

Esta negativa le supuso su traslado a la prisión-fortaleza de Simancas en tierras castellanas, donde finalmente fue asesinado a cuchillo por los españoles. El 24 de noviembre del año 1522 apareció su cadáver asesinado tras haber manteniendo su fidelidad al Estado de Nabarra, su Patria y a sus legítimos gobernantes. La muerte del Mariscal de Nabarra fue ocultada hasta el año siguiente, presentándola además como un suicidio.

Pedro de Nabarra y Lacarra fue considerado el único líder que podría unir a todos los nabarros. Además de un ferviente patriota nabarro, fue el último Mariscal de Nabarra, ateniéndonos como patriotas nabarros a la legitimidad y legalidad propia de nuestra Nación, siguiendo el Ordenamiento Jurídico propio del Estado de Nabarra, y en base a nuestro ancestral Derecho Vascón o Pirenaico.

BIBLIOGRAFÍA

Annales del Reyno de Navarra, José de Moret y Francisco de Aleson.
Diccionario de antigüedades del Reino de Navarra, José Yanguas y Miranda.
El Ilmo. y Rvmo. Señor Don Francisco de Navarra, de la Orden de San Agustín, Mariano Arigita y Lasa.
El suicidio del mariscal Pedro de Navarra, Pedro Esarte, digital.
Guerreros, historias de mil años, Jesús Javier Corpas Mauleón.
Historia de Pamplona y sus lenguas, José María Jimeno Jurio.
Homenaje al Mariscal Pedro de Nabarra, 1512-2012 Nafarroa Bizirik!, digital.
La Casa de los Navarra, la Casa de los Mariscales, Historia Medieval del Reyno de Navarra, Carlos Sánchez-Marcos, digital.
La muerte del mariscal de Nabarra, Arturo Campión, digital.
Nabarra en su vida histórica, Arturo Campión.
Nabarra o cuando los vascos tenían reyes, Pierre Narbaitz.
Nabarra. Reflexiones de un patriota, Iñigo Saldise Alda.
Navarra 1212, 1512, 2012, Gobierno de Navarra, digital.
Lo que todo nabarro debe saber, VV.AA.
Pedro de Navarra, Bernando Estornés Lasa, Auñamendi Eusko Entziklopedia, digital.
Pedro II de Navarra, Genealogía Familiar, linaje Ordoñez en Navarra, digital.
Pedro II de Navarra, Geneanet, digital.
Sucinta biografía de Enrique II de Albret, “el sangüesino”, Rey de Navarra, último Príncipe de Viana, (Sangüesa, 1503-Hagetmau 1555), Francisco Javier Beúnza Arboniés.


HERÁLDICA

Libro de Armería del Reino de Nabarra. Notas de sellos.

2014/08/30

Los Marischales de Nabarra (VI)

Los Marischales de Nabarra (VI)
Iñigo Saldise Alda

Felipe II de Nabarra, VI Mariscal de Nabarra

Heráldica: Escudo partido, de gules un carbunclo de oro que es de Nabarra, de plata con tres fajas de gules que es de la Casa de Eusa mantelado de azur con dos leones de plata afrontados que son propios del linaje.

Tras el asesinato de su padre, Felipe II de Nabarra y Lacarra fue hecho prisionero por los hombres de armas del II conde de Lerin, estando cautivo durante cuatro años en la fortaleza de Luis III de Beaumont, ya claramente posicionado a favor de Fernando II de Aragón, rey consorte de Castilla y León. Tras liberarse, regreso a su Casa de Eusa, donde la princesa Gobernadora de Nabarra, Leonor de Trastámara y Evreux, le empleó en el cargo de Mariscal del Reino al igual que lo había sido su padre.

La primera acción militar que llevó a cabo fue la de tomar por sorpresa el castillo de Biana. Esta plaza tradicionalmente beaumontesa, estaba bajo la tenencia de un caballero de la Casa de Góngora, fiel vasallo del II conde de Lerin. Para ello actuó con inteligencia con los vecinos que estaban descontentos con el II conde de Lerin por sus desafectos con el rey Juan II el usurpador y por el recargo de las pechas a los labradores. Felipe II de Nabarra y Lacarra contó además con el apoyo de Lope de Dicastillo y otros caballeros agromonteses. Luis III de Beaumont juró públicamente vengarse del Mariscal de Nabarra.

Tras la muerte de Leonor I de Nabarra y la entrada del príncipe Francisco Febo de Foix, conde de Foix, conde de Bigorre y vizconde de Bearne, para su coronación como rey de Nabarra, provocó un estallido de júbilo entre toda la población llana de Nabarra, esperando que ello conllevaría la paz entre las facciones agramontesa y beaumontesa.

Antes de su coronación, la regencia fue asumida por su madre la princesa Magdalena de Francia, que contó con la colaboración del Cardenal infante Pedro de Foix. Estos intentaron alcanzar la paz llegando a prestar juramente a los lugartenientes del Reino en las Cortes de Tafalla del año 1479, donde estuvo presente el bando agramontés con el Mariscal de Nabarra a la cabeza, mientras que la ausencia del bando beaumontes fue absoluta por orden del II conde de Lerin.

Si estuvo presente como invitado Fernando II de Aragón, consorte de Castilla y León, quien cuando se abordó el tema de la no presencia beaumontesa, propuso un acuerdo para subsanar las diferencias entre los bandos. El español recomendaría al conde de Lerin sumisión a la persona del rey de Nabarra, siempre y cuando los gobernadores de Biana, Zangoza, Tafalla y Tutera, que eran agramonteses, deberían rendir vasallaje al rey consorte de Castilla y León. El Mariscal de Nabarra y otros caballeros agramonteses desaconsejaron al Niño Rey y a su madre Regente dicha opción.

Finalmente se logró alcanzar la paz mediante la denominada tregua de Aoiz, mediante un acuerdo con los Beaumont que lograron la totalidad de sus exigencias, sin oposición palpable del jefe de la facción agramontesa, el Mariscal de Nabarra.

Pero la tregua fue corta, ya que apenas duró seis meses. La reanudación de la guerra entre agramonteses y beaumonteses fue aún más violenta que en el pasado. En ese contexto, el Viernes Santo del año 1480, a instancias de un monje dominicano llamado Abarca de Jaca, se concertó el matrimonio de Felipe II de Nabarra y Lacarra con la hija del II conde de Lerin.

Al día siguiente el Mariscal de Nabarra se dirigió de Zangoza a Villafranca, con una pequeña escolta al estar confiado tras alcanzar una nueva tregua. En eso que apareció el cortejo amenazante de Luis III de Beaumont.

El Mariscal de Nabarra se sintió en peligro y dio media vuelta, pero su caballo hizo un mal movimiento descabalgando a Felipe II de Nabarra y Lacarra, dejándolo a los pies del II conde de Lerin, al cual saludó cortésmente:

-¡Ah! Señor primo, que Dios esté con usted.

-Y con usted y en Biana, innoble caballero.”

Le contestó Luis III de Beaumont mientras insertaba su lanza en el cuerpo del Mariscal de Nabarra, de forma reiterada hasta matarlo.

BIBLIOGRAFÍA

Annales del Reyno de Navarra, José de Moret y Francisco de Aleson.
Diccionario de antigüedades del Reino de Navarra, José Yanguas y Miranda.
El Ilmo. y Rvmo. Señor Don Francisco de Navarra, de la Orden de San Agustín, Mariano Arigita y Lasa.
Felipe II de Navarra, Genealogía Familiar, linaje Ordoñez en Navarra, digital.
Felipe II de Navarra, Geneanet, digital.
Guerreros, historias de mil años, Jesús Javier Corpas Mauleón.
Historia de Pamplona y sus lenguas, José María Jimeno Jurio.
La Casa de los Navarra, la Casa de los Mariscales, Historia Medieval del Reyno de Navarra, Carlos Sánchez-Marcos, digital.
Nabarra en su vida histórica, Arturo Campión.
Nabarra o cuando los vascos tenían reyes, Pierre Narbaitz.
Lo que todo nabarro debe saber, VV.AA.

HERÁLDICA

Libro de Armería del Reino de Nabarra. Notas de sellos.

NABARRAKO ERESERKIA

Nabarra, reflexiones de un Patriota

Reflexiones de un Patriota by Iñigo Saldise Alda

ASKATASUNA = Baskoinak x Nafar Paradigma

"PRO LIBERTATE PATRIA GENS LIBERA STATE"

"Aberri askearen alde jende librea jaiki"

"De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria"

Navarre shall be the wonder of the world

by WILLIAM SHAKESPEARE

EUSKARA-LINGUA NAVARRORUM

EUSKARA-LINGUA NAVARRORUM

©NABARTZALE BILDUMA 2011

©NABARTZALE BILDUMA 2011