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2015/08/14
2015/08/12
2015/07/31
TRES PROCESOS DE LIBERACIÓN NACIONAL UN 15 DE AGOSTO
TRES
PROCESOS DE LIBERACIÓN NACIONAL UN 15 DE AGOSTO
Aitzol Altuna Enzunza, Galdakao, Bizkaia,
Nabarra Estatua.
En el continente asiático la India aprovechó la
debilidad del ejército británico tras la Segunda Guerra Mundial para conseguir
su independencia. La descolonización mental del Pueblo hindú fue llevada a cabo
por Mahatma Gandhi, empezando por él mismo, tras tres años en Londres
estudiando derecho y donde leyó el cristianismo socialista de John Ruskin
-reformista laboral que abogaba por la pobreza y la sencillez como modos de
vida-, pero, sobre todo, tras su viaje a Sudáfrica, donde vio cómo eran
menospreciados sus compatriotas. Fue en estos viajes cuando Gandhi tomó
conciencia de quién era y la situación real de colonización en la que vivía su
Pueblo. Antes de estos hechos creía que la India sólo podía sobrevivir dentro
del imperio británico, llegando a tomar parte en 1899 en guerra colonial contra
los Boers holandeses en Sudáfrica como camillero del ejército británico, por lo
que además fue condecorado.
En el año 1942 en Bombay, Gandhi, durante la
resolución "Abandonen India",
señaló el camino a la libertad a sus compatriotas: la desalienación mental.
Para ello debían de seguir con el movimiento de desobediencia civil y actuar
como una nación independiente de facto, es decir, no debían de obedecer las
órdenes de los británicos y crear sus propios órganos de gobierno. La
proclamación de la independencia de la India del Imperio Británico se produjo
el 15 de agosto de 1947 tras numerosas sublevaciones del Pueblo hindú, algunas
pacíficas y otras muchas armadas contra la opresión en la que vivía. El primer
ministro de la república Pandi Jawaharlal Nehru, dijo aquella memorable noche: “Al filo de la medianoche, cuando el mundo
duerme, la India despertará a la vida ya en libertad. Llega un momento, el cual
se produce rara vez en la historia, cuando salimos de lo viejo para llegar a lo
nuevo, cuando termina una era y cuando el alma de una nación, reprimida durante
mucho tiempo, encuentra expresión.....Terminamos hoy un período de la mala
fortuna y la India se descubre a sí misma de nuevo”.
La Asamblea constituyente terminó de redactar la
constitución el 26 de noviembre de 1949, y en enero del siguiente año fue
proclamada la república. En el año 1952, la India disfrutó de sus primeras
elecciones generales verdaderas, es decir, no impuestas y controladas por los
poderes ingleses. En la práctica, esto supone que la India es, tanto en la
actualidad como en toda la historia de la humanidad, el mayor país del mundo
donde se realizan elecciones y que pretende ser una democracia, lo cual es un
reto permanente para un Pueblo que, sin alcanzarlo del todo jamás, lo
diferencia del ya rendido a un gobierno en un Estado totalitario.
Otro 15 de agosto también quedará para la
historia de los Pueblos oprimidos por el imperialismo. El americano Simón
Bolívar vivió entre los años 1801-1802 durante un período de trece meses en el
País de sus antepasados donde residió en Bilbao (con 18-19 años), una placa
puesta en 1983 en Casco Viejo así lo recuerda. Fue durante esta estancia donde
conoció a los hermanos Elhuyar de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del
País Vasco, así como a Valentín Foronda del Seminario de Bergara y de la Real
Compañía de Filipinas, cuna de la ilustración y del modernismo económico en la
península ibérica. La relación fue fructífera y se mantuvo a lo largo de los años,
pues los ilustrados vascos ayudarán después a Simón a crear sus equivalentes
americanos llamados “Sociedad de Amantes
del País” y “Escuela de Minería”;
incluso Luciano Elhuyar, hijo de uno de los químicos vascos descubridores del
volframio, luchó y murió siguiendo a Bolívar por la independencia de la actual
Colombia.
Simón Bolívar aprovechó su estancia en el País
Vasco para comerciar pero también para visitar el árbol de Gernika, símbolo de
las libertades vascas, junto a su pariente Pedro Antonio Bolívar de Mungia; en
sus cartas personales, el caraqueño relata la emoción que le produjo visitar
Bolibar en Bizkaia, el pueblo de donde partieron a América sus antepasados. De
esta estancia y de su periplo por Francia y la península itálica entre
1803-1805, aprendió cosas como las que escribió de Montesquieu, el insigne
gascón de la ilustración, autor del “Espíritu
de la Leyes” (1750) y de la teoría de la división de los tres poderes: "Es más difícil, dice Montesquieu,
sacar un Pueblo de la servidumbre que subyugar uno libre. Esta verdad está
comprobada por los anales de todos los tiempos, que nos muestran las más de las
naciones libres sometidas al yugo y muy pocas de las esclavas recobrar su
libertad" (Simón Bolívar "Escritos políticos").
Este periplo por Europa le llevó a alcanzar su
descolonización mental, ya que Bolívar -que se quedó huérfano de niño-, venía
de una familia adinerada de altos funcionarios de la realeza borbónica con
títulos de Marqués de Bolívar y vizconde de Cocorote; incluso de adolescente
hizo carrera militar en el ejército español. El comienzo de su lucha contra el
imperialismo tuvo su semilla un 15 de agosto del año 1805, cuando Simón
Bolívar, “el libertador de América”,
en el Monte Sacro de Roma ante su maestro de escuela el también caraqueño Simón
Rodríguez gritó: “¡Juro delante de usted;
juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por
mi Patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya
roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!”.
Otro 15 de agosto nos es más cercano a los
europeos en general y los nabarros en particular. El gran rey franco Carlomagno
llegó a Zaragoza en mayo o junio del año 778, pero la fortaleza de la rica
ciudad musulmana Zaragoza que estaba sublevada no se rindió. Carlomagno la
sitió con sus 10.000 soldados. El franco Carlomagno se sentía el nuevo
emperador de Roma e intentaba extender el Sacro Imperio Germánico, lo que la
historia conocerá como el Primer Reich.
Los baskones no parecían ofrecer resistencia.
Pero cuando Carlomagno y su magnífico ejército salían ya a campo abierto en una
fila desordenada de más de 10 kilómetros de vuelta a su país tras saquear
Pamplona-Iruña, miles de baskones atacaron desde lo alto de las montañas al grueso
del ejército carolingio, el prefecto de Bretaña y sobrino de Carlomagno, el
duque Roldán, los guiaba. La victoria baskona fue total y Roldán murió en el
fragor de la batalla. Según la tradición franca, los 12 pares de Francia, las
12 familias más importantes del reino franco, murieron en la misma.
El poeta sajón Agilberto, un siglo después de
los hechos, versificó en cinco libros los acontecimientos, basándose en fuentes
muy conocidas en su época: “como
[Carlomagno] hubiera llegado, a su regreso, a la zona más interior del Pirineo
y, con sus tropas exhaustas, estuviera ya franqueando los estrechos
desfiladeros que se abren entre sus collados, los baskones con un ejército
ligero y su duque o jefe de Estado a la cabeza, se atrevieron a tenderle una emboscada
al pie de la cumbre de esas montañas e intentaron combatir de nuevo. En fin,
habiendo atacado a la retaguardia del ejército del rey, primero abaten a los
soldados con proyectiles, lanzados desde la altura de sus colinas. La
desventaja del estrecho lugar puso a los francos en condiciones de
inferioridad, aunque aventajaban a los atacantes en armas y en valor”.
Esta Batalla es el día de la independencia de
Nabarra, “Askatasun Eguna”. Esta victoria supuso un respiro al
imperialismo franco para los baskones y para muchos Pueblos europeos que quedó
en los anales de la historia de Europa y creó las bases del Estado nabarro, el
cual nacerá oficialmente desde el sur del ducado de Baskonia en el año 824,
tras otra victoria baskona contra el hijo y nieto de Carlomagno, Ludovico Pío y
Pipinio, otra vez en el desfiladero de Orreaga, cuando el Pueblo baskón se
organizó de nuevo a modo de Estado encabezados por su caudillo Eneko Aritza,
aliado con sus hermanos uterinos de los Banu Casi, terratenientes baskones del sur
convertidos al Islam.
2015/07/19
Bandericas
Bandericas
Iñigo Saldise Alda
Una vez más, la bandera inventada, repito inventada, por los hermanos
Arana, esos bizkaitarras de los cojones, ha servido de arma para el
nacionalespañolismo de los colonizadores. ¿Pero gente de mi nación étnica cultural
sabéis lo que era en origen ese trapo? La bandera de la Vizcaya española.
Bien al lio de los medios colonizadores y colonizantes. No entiendo
como mi bandera étnica-cultural está en el balcón de ese ayuntamiento que dicen
nuestros, de todos los que vivimos en el país nabarros, y no la bandera gitana
u otra, por ejemplo.
La historia de la bandera asimilada por mi pueblo étnico y cultural,
lamentablemente por incultos en grado supremo del pueblo al que pertenezco y
por ello incluso me avergüenzo, no es la bandera de otros y otras nabarros y
nabarras, ¿los vascos y vascas somos racistas?.... yo pienso que no, si
pensaría lo contrario sería un puto racista de mierda.
¿Hablar euskara te hace vasco o vasca? NO, al igual que hablar suajile
o como se diga te hace ser suajile… ¿Creer que la nación negra es la mejor te
hace ser negor? Igual lo entendéis mejor así.
Ser vasco o vasca no implica nacionalidad política alguna, si lo crees
eres un racista de mierda.
Yo vasco, por genes, apellidos, cultura y más allá, soy nabarro de
nación política por haber nacido y vivido en el ESTADO DE NABARRA, usurpado,
colonizado por extranjeros y por dementes vascos y vascas sin cultura
histórica. Yo quiero mi Estado, el nabarro, mientras haya dos putos Estados en este
mundo de mierda.
¿Hablamos de bandericas?
2015/06/17
Navarra en las Cortes castellanas de Burgos de 1515
Navarra en las Cortes castellanas de Burgos de 1515
Pedro Esarte Muniain
El verano de 1515
cubrió los tres primeros años de la ocupación y fue el año de la absorción
política del Estado de Navarra al imperio castellano en formación, y de
plasmarse a nivel internacional su desaparición. El hecho se realizó a nombre
de la reina Juana (madre de Fernando) como absorción privada y personal, tal
como se plasmó en las citadas Cortes castellanas de Burgos.
Todo aquello que
quiera reducir el impacto de la absorción del reino o Estado navarro a un suave
aterrizaje de Navarra a Castilla, es un sucedáneo que pretende cubrir el
engaño. Debido a la literatura oficial, parecía que iba a plasmar, dado que la
empresa privada tuvo que competir con las instituciones, tanto en precios como
en el ejercicio público, exposiciones y/o congresos.
No obstante debemos
felicitarnos, tanto a nivel de editores, prensa, autores y expresiones
populares de cómo con el relato de los acontecimientos hemos impuesto una
derrota al sector oficial y para-oficial que no se esperaba.
Supongo ya, que tras
estas elecciones, podemos dar por pasados a los mandatarios del régimen en
Navarra y sus colaboradores, que institucionalmente gustaron de establecer
unívocamente el término de “conquista de Navarra e incorporación a la corona de
Castilla” como complementos de un solo hecho, cuando entre ambos discurre el
espacio de tiempo de 3 años.
Creo que se ha acabado
(y viene reflejándose como una realidad) como desde la época de los tiempos de
Jesús Aizpún y Jaime Ignacio del Burgo, se daba como veraz que las Cortes de
Castilla celebradas en Burgos constituyeron un pacto de igual a igual entre los
reinos de Castilla y Navarra. El hecho de su dilatada y profusa propagación
(hoy ya derrotada), consiste en sí misma un hecho político de trascendencia
actual, dado al interés programático demostrado y fracasado, que llegó a ser
materia prima y fundamental de una ideología en Navarra, y que le ha servido
para mantener engañados a los navarros, gobernando durante el franquismo y el
postfranquismo, cerca de 8 décadas.
Ante los hechos y
algún relato retrospectivo, no podemos pensar que las Cortes de Navarra
desplazaron a sus representantes hasta Burgos, solo por una materia que podían
haber confiado a la reparación del virrey, y suponemos que aunque fuera
verbalmente, se opusieron a la anexión de Navarra a Castilla. Los citados
acuerdos que tomaron las Cortes castellanas de Burgos, afectaban (y afectaron)
a Navarra. El silencio y la vuelta de vacío de dichos embajadores, fue pagado
con la promesa de pagar las deudas contraídas y que se le reclamaban, dándoles
la promesa de darles 4.000 ducados más (a parte del pago de la deuda a la
ciudad de Pamplona), como esplendidez del rey, según quedó reflejada en la
respuesta aportada y que nunca cumplió, ni en la donación, ni en el pago de la
deuda.
Que estos hechos se
descubran a 500 años después de ocurridos, nos revelan los intereses económicos
y políticos que lo han ido ocultando. Y aunque todavía hay quienes manifiestan
como incorrección dar luz a la verdad de los hechos ocurridos, su importancia y
gravedad se ha ocultado con un enmascaramiento continuo de los hechos, que a lo
largo de 500 años, se han ido superponiendo en los años siguientes como
tapones, justificación y/o excusas de los anteriores. Todo hilvanado hasta el
presente.
Falsedad tras
falsedad, la justificación de la donación eclesial de Navarra no vale hoy para
justificar la invasión, por lo que se sigue insistiendo en una supuesta guerra
civil entre navarros, que no hay por dónde cogerla. Un reciente autor que
publicó su versión de la conquista (2010), alardea de haber tomado los datos de
documentos originales, cuando asienta la cifra de 563 alusiones a beamonteses y
agramonteses, sin ningún autor coetáneo ni documento de la época que lo
acredite, haciendo alusión a la existencia de dichas parcialidades. Es decir,
el citado autor ha presumido de hacer un relato equidistante basado en datos
coetáneos, cuando lo que ha realizado es una novela acoplada a su visión
política.
En un reciente
artículo sostiene el mismo autor, la existencia del “partido beamontés … (o) el
mariscal y sus agramonteses …”, lo cual resulta totalmente falso, dado que ni
existió partido beamontés ni de los agramonteses (Monteano en DIARIO DE
NOTICIAS 11-VI-2015). También afirma que “el rey español accedió a algunas
de las demandas… (de una representación navarra) ninguna de esas peticiones
tenía calado político … y los despidió el 30 de junio”. Hace falta aclarar que
el rey Fernando no atendió ninguna de las demandas presentadas por los
embajadores navarros e hizo promesas que sabía no iba a cumplir.
La embajada navarra
que fue a Burgos al tiempo de la celebración de las Cortes castellanas de
Burgos de 1515, lo hizo en representación de un acuerdo unánime de las Cortes
de Navarra (lo que desmitifica la existencia de agramonteses y beamonteses)
llevando la lista de contrafueros sufridos, y demandando que fueran reparados.
Los representantes de los Tres Brazos de las Cortes navarras fueron el abad de
Iranzu don Rodrigo, el señor de Caderita Jaime Díaz y el alcalde de Corte
Miguel de Aoiz. Más representativos y de primera fila, no podían ser.
Negar que los reparos
de los agravios solicitados no contuvieran calado político, es ofender a la
realidad, igual que se hace al decir que el rey Fernando accedió a algunas
demandas (Monteano id.), pues no reparó ninguno de los agravios presentados, y
solo les dio falsas promesas de pagar las deudas adquiridas y otorgarles más
dinero.
Pero además Monteano
oculta la calidad de la representación de los navarros, presentes en Burgos el
30 de junio: “un abad no muy relevante, un noble de segunda fila y un juez
representante de Pamplona”, cuando como ya hemos dicho eran los máximos
representantes de nuestras Cortes. Toda una suma de “errores”, difícilmente de
creer que fueron casuales. Hasta ahora, en Navarra llevamos 500 años
escribiendo nuestra historia con las plumas del vencedor.
Y la claridad y
conocimiento de los hechos, es lo que me ha movido y me mueve a escribir el
presente artículo, al mismo tiempo de denunciar falsos o incorrectos relatos,
plasmados en aspectos degradantes de la historia de Navarra y vacíos, si han de
verse desde el aspecto de aportar hechos positivos en todos sus aspectos.
2015/06/09
LA REVOLUCIÓN NABARRA DE 1564: LA LIBERTAD DE CULTO
LA REVOLUCIÓN NABARRA DE 1564: LA LIBERTAD DE CULTO
Aitzol Altuna Enzunza,
Galdakao-Nabarra
“Nabarra fue el primer laboratorio de observación y
aplicación del maquiavelismo” Manex Goyhenetche,
doctor en historia.
La libertad en la que
vivía Nabarra en los siglos XVI-XVII reducida a la merindad de ultrapuertos,
molestaba a los integristas religiosos de aquellos siglos: España y Francia,
los “Reyes Católicos” y “los Reyes Cristianísimos” respectivamente, según los títulos
otorgados por el emperador espiritual del Vaticano. El coetáneo a los hechos,
Nicolás Maquiavelo (1469-1527), en su famoso libro “El príncipe”, escribía
sobre Fernando II de Aragón “el Falsario” y la invasión de Nabarra de 1512:
“Para poder llevar a cabo empresas mayores, siempre sirviéndose de la religión,
recurrió a una devota crueldad (…). El rey de España ha querido fortificarse en
el reyno de Navarra, que ha conquistado y cuya posesión deseaba”.
Desde que Constantino
I el Grande en el año 313 legalizara para todo el Imperio Romano el
cristianismo y el Edicto de Tesalónica del emperador Teodosio en el 380 lo
impusiera como único culto religioso, el papado y la Iglesia fueron
instituciones paralelas a los propios Estados que se fueron creando en el
occidente europeo tras la caída de Roma a manos de los Pueblos bárbaros. Era la
“teoría de la dos espadas” implementada por el pontífice Gelasio I en el siglo
V, por la que había dos grandes poderes, uno temporal y otro espiritual. El
primero era el de los monarcas y estaba supeditado al segundo que era el de los
papas. Así se creaba la ficción de la continuidad del Imperio Romano
Occidental, aunque algunos monarcas aspiraron a juntar de nuevo los dos
poderes, como fue el Sacro Imperio Romano Germánico o Primer Reich encabezado
por el franco Carlomagno, pero su derrota a manos de las tropas baskonas el 15
de agosto del año 778 paró sus ansias imperialistas en el río Garona y al sur
del Pirineo oriental.
Esta situación de las
“dos espadas” se prolongó durante toda la Edad Media, eran épocas de Cruzadas
contra los reinos musulmanes que acabaron en Asia con la toma de la capital del
Imperio Romano Oriental a manos musulmanas del Imperio Otomano
(Constantinopla-Estambul 1453) y en la península ibérica con la toma del reino
de Granada por los ejércitos cristianos de una incipiente España (1512), hechos
que han marcado la frontera de las dos grandes religiones “del libro” hasta el
presente.
Tempranamente, Nabarra
quedó cuestionada por la Iglesia católica cuando los infanzones nabarros se
alzaron en 1134 contra el testamento que había escrito durante la recuperación
de Baiona su rey Alfonso I “el Batallador”, por el cual, el reino baskón
quedaba en manos de las órdenes religiosas (el Vaticano). Así es como los infanzones
nabarros, nombraron a uno entre ellos como nuevo rey, llamado Garçea Ramírez
“el Restaurador”. Este hecho sin precedentes cuestionaba el poder papal, por lo
que durante un tiempo los reyes de Nabarra no fueron admitidos por el Vaticano
más que como “dux”. Esta situación duró hasta las Navas de Tolosa del año 1212,
donde Sancho VII el Fuerte volvió a regañadientes al redil vaticanista y luchó,
aliado con los otros reyes católicos peninsulares y mercenarios europeos
venidos de todas partes, contra el infiel musulmán. Su participación fue
precisamente a cambio de su reconocimiento como rey por el Vaticano y la
reinstauración del reino recientemente ocupado en su parte occidental, donde el
castellano Alfonso VIII se valió del cuestionamiento papal sobre la soberanía
del reino para “obtenerlo” y “adquirirlo”, según las palabras de su escribano
Ximénez de Rada.
La libertad religiosa
no fue posible en Europa hasta el siglo XVI y fue precisamente Nabarra el
primer Estado donde oficialmente se practicó. Hasta la conquista de 1512-24,
los ritos paganos precristianos de la religión vasca pervivieron libres de la
Inquisición Vaticana sincretizados dentro del cristianismo. La libertad de
culto aunque no era oficial, alcanzaba a judíos y a musulmanes, siendo el reino
baskón refugio de muchos huidos de la persecución que padecían en Castilla
(Edicto de Granada de 1492). Esta laxitud en cuestiones religiosas era una
realidad que no existía en los reinos circunvecinos, lo que provocaba el
rechazo de papas y de muchos integristas católicos. La falsas bulas acuñadas
por Fernando “el Falsario” contra los reyes de Nabarra por su relación con los
“cristianísimos” reyes de Francia a los que acusaba de permitir o flirtear con
el protestantismo, sólo buscaban fingir el consentimiento del Vaticano, el rey
espiritual, en la brutal conquista y el magnicidio posterior contra los
nabarros de los españoles con sus temidos tercios imperiales.
Muerta su primera
esposa en 1504, llamada Isabel I de Castilla “la Católica”, se casó Fernando II
de Aragón el Falsario al año siguiente con la francesa Germana de Foix,
pariente de los reyes de Nabarra y 45 años más joven que él. Tras la conquista
de Nabarra, el rey católico Fernando el Falsario y su mujer Germana de Foix,
introdujeron el integrismo religioso y la persecución política contra los
antimperialistas que defendían el reino mediante la Inquisición Española
(creada por los “Reyes Católicos” 1474), ya que los tribunales civiles
alargaban los procesos y ponían en peligro el veredicto. Es así como la familia
de los agramonteses padeció incluso la quema en la hoguera de sus miembros, al
ser más fácil juzgarlos por herejes que como rebeldes por defender la soberanía
del reino baskón frente al imperialismo español.
El último rey de la
Nabarra libre peninsular, el euskaldun Enrique II de Albret “el sangüesino”
(1503-1555), estaba casado con la infanta francesa Margarita de Nabarra
(1492-1549), la gran reina del renacimiento y del libre pensamiento, además de
una gran escritora, con la que tuvo a la reina Juana III de Nabarra, pues en
Nabarra no había “ley sálica” y las mujeres podían reinar en el pequeño reino
nabarro, unido a los Estados de Bearne y Andorra que configuraban la corona
nabarra (además tenían otros títulos nobiliarios por tierras baskonas de
Tartas, Marsan, Bigorra y Albret, pero dependientes del rey de Francia).
La reina Juana III de
Albret o Labrit (1528-1572), empezó la reforma protestante mediante las
ordenanzas de Nerac de 1560. En esta reforma de Nerac de la reina Juana, se
establecía elementos tan revolucionarios como el uso a horas diferentes de las
iglesias, donde hasta entonces sólo se procesaba el culto católico, por
protestantes y católicos. Nerac era la capital del señorío de Albret, Gascuña
(antiguo territorio nabarro y del ducado de Baskonia), territorio originario de
los últimos reyes de Nabarra, que en esos tiempos hacía de corte del reino,
alejada del peligro español, y donde refugiaron Margarita y después Juana a
todos los librepensadores que huían del integrismo católico francés, como
Marot, Lefèvre d’Etaples, Rabelais, Calvino o los libertinos espirituales, tal
y como lo explica el doctor en historia Jon Oria en su libro “Calvino y la
Corte de los Labrit de Navarra”. Decía la Reina Juana III: “Para lograr libertad
de conciencia para todos, estoy dispuesta a la buena batalla y a no regatear
esfuerzos. La causa es tan santa y sagrada que yo creo que Dios me fortalecerá
con su poder (…). Porque es ya el tiempo de salir de Egipto, atravesar el Mar
Rojo, y rescatar a la Iglesia de Cristo de en medio de las ruinas del trono de
toda soberbia, la inmoral Babilonia”.
En el libro “El reino
de Navarra en su encrucijada”, el gipuzkoano José María Olaizola escribía a
finales del siglo pasado cómo se produjo la conversión de la soberana: “El año
1560, en la cena de Navidad, la reina Juana abjuró en Pau de la religión romana
e ingresó en la Reforma (…). No así su marido Antonio de Borbón, conde
Angulema, que llegó a traicionar a su mujer entregándosela al rey español Felipe
II y a los católico romanos a cambio de ser nombrado rey de Alta Navarra, tras
adjurar de su esposa y casarse con María Estuardo de Escocia en la isla de
Cerdeña. Pero murió Antonio en 1562 sin que se cumplieran lo acordado. Felipe
II planeó invadir Baja Navarra, el Beárn e incluso los territorios en manos de
Francia de Juana III, para lo que pidió su excomunión al papa Pío IV
(1559-1565): “Nos la declaramos inhábil para conservar el reino de Navarra, el
principado de cualquier Estado, de cualquier dominio, el que sea (…) que sean y
puedan ser dado a los que convenga mejor a sus Santidad (…)”.
Su esposo el duque de
Vendome y primer Borbón en acceder a una corona, intentó por tanto asesinar a
la reina Juana por orden del nieto de Fernando el Falsario, el rey español
Felipe II; curiosamente el rey Habsburgo o Austria con el que estuvo prometida
Juana antes casarse con el Borbón. El francés Borbón y el germánico Austria,
pese a su inmenso poder, no pudieron con la que llamaban de forma despectiva
“vaca”, pues al nacer la Corte española exclamó: “La oveja (Margarita) ha
parido la vaca (Juana)”, en referencia burlesca a las dos vacas pirenaicas del
escudo de Bearne.
En 1564 dio la reina
baskona el paso definitivo al otorgar la libertad de conciencia a ambas comunidades
religiosas y, por tanto, proclamó la libertad de culto por primera vez en un
europeo tras casi 1200 años de integrismo religioso: “Todos nuestros súbditos
podrán vivir con libertad de conciencia, indiferentemente de la calidad y
religión que posean (…) hemos tenido siempre la intención y voluntad de
conservarlos y mantenerlos en una tal libertad y protección, tanto de personas
como de bienes, que no fueran de un lado ni de otro forzados sin razón”. Era
una revolución religiosa que tocó los cimientos de los grandes Estados europeos
y que provocó una reacción similar a la que después logrará la Revolución
Francesa.
Estas medidas que
conllevaron a decretar finalmente la libertad de culto, provocaron una lucha
intestina que duró veinte años con los católicos habitantes de Zuberoa,
pertenecientes al vizcondado del Bearne, y que se extendió a Francia en las
llamadas “Tres Guerras de Religión” (1562-1570 La Paz de Sanit-Germain de
Laye). El ejército francés llegó a invadir Baja Navarra en persecución de los
hugonotes o calvinistas y la reina les hizo frente tras vender sus joyas para
lograr un ejército de mercenarios y mantener la libertad del, para entonces,
muy mermado reino nabarro.
La reina Juana decretó
en 1571 la reforma calvinista como religión de Estado en Baja Navarra y el
Bearne. En ese mismo año el cura labortano de Beraskoitz Joanes Leizarraga, por
mandato de la reina Juana III de Albert y el sínodo de Pau (capital de Bearne y
último emplazamiento del parlamento nabarro), tradujo el Nuevo Testamento al
euskara en su versión protestante, tomando para su traducción la versión griega
de Erasmo de Rotterdam y publicándolo en la Rochelle. Pocos años antes, la
reina baskona había mandado traducir al bearnés el catecismo de Calvino (1563)
y construir la academia protestante de Orthez (1566 Bearne).
Perseguida por la
inquisición católica y por el rey de España, fue probablemente asesinada
(envenenada) y enterrada en Vendome, a pesar de que en su testamento dice que
debe de ser enterrada en la catedral de Lescar junto a su familia, antes de ser
finalmente trasladados sus restos mortales en la catedral de Iruña-Pamplona
como fue su deseo y antes el de su padre, donde deben reposar todos los reyes y
reinas de Nabarra tras su recuperación por el Pueblo nabarro de su soberanía de
las garras del imperialismo español y francés. Decía la gran reina de Nabarra:
“Estamos dispuestos a morir todos nosotros antes que abandonar a nuestro Dios y
a nuestra religión (en Francia se conocía a los hugonotes como “la Religión”),
la cual no podemos mantener sin que se permita su adoración pública, igual que
no puede vivir el cuerpo humano sin agua o comida”.
Por tanto, la libertad
de culto llegó a Nabarra 34 años antes del Edicto de Nantes de 1598, cuando el
hijo de Juana, llamado Enrique III “el bearnés” en Nabarra y el “nabarro” en
Francia (Pau 1553-París 1610, el cual había participado en su juventud en la
segunda y tercera “Guerra de Religión”), accedió la corona francesa, lo que le
supuso su muerte a manos de un sicario del Vaticano. En España el primer e
infructuoso intento de decretar la libertad de culto fue en una fecha tan
tardía como 1890.
2015/05/30
Lancelot de Nabarra y Esparza
Lancelot de Nabarra y
Esparza
Iñigo Saldise Alda
Heráldica: Escudo cuartelado en cruz. 1º y 4º de gules carbunclo de oro cerrado y
pomelado que es de Nabarra. 2º y 3º de plata tres bandas de gules.
Llamado también
Lanzarot, nació en abril del año 1386 siendo hijo bastardo del rey Carlos III
de Nabarra y de Maria Miguel de Esparza. Fue separado de su madre a los cuatro
años tras ser obligada ésta a ingresar en un convento de mujeres de la Orden de
los Hospitalarios de San Juan de Jerusalem, situado en Bargota.
Lancelot de Nabarra y
Esparza fue entonces puesto bajo la tutela o responsabilidad de Garcia Lopiz de
Lizasoain, tesorero del Reino de Nabarra y nombrado ayo del bastardo Lancelot
de Nabarra y Esparza, en cuya casa y también en el castillo de Garaino-Saldise,
vivió su infancia junto a su nodriza la marquesa de Ostas. Su iniciación en los
estudios y las letras fue llevada a cabo por el abad de Zubiurrutia Garcia
Ximenez de Ballarin, el cual había sido nombrado capellán del bastardo por el
rey Carlos III de Nabarra.
Ya en el año 1397, fue
enviado a la Escuela de Gramática de Iruinea-Pamplona, que estaba dirigida,
como maestro de estudio, por Andreu de Aibar.
Entrado ya el año 1403,
el rey Carlos III de Nabarra envió a su hijo bastardo Lancelot de Nabarra y
Esparza a la Universidad de Tolosa-Toulouse, donde tradicionalmente estudiaban
la mayor parte de los hijos de la nobleza del Reino de Nabarra de la época,
respondiendo así a los deseos formulados por su padre en su primer testamento,
en los cuales le ordenó a Lancelot de Nabarra y Esparza seguir la carrera eclesiástica,
a lo que contribuyó el monarca nabarro con el envío de grandes cantidades de
libros, doctrinales y dogmáticos en la fe cristiana católica.
“Item, queremos et ordenamos que
Lancelot, nuestro fijo bastart,
el quoal nos cognoscemos et tenemos por tal, et lo habemos inviado a Estudio
sea ordenado a ser clerigo,
et por aprender et continuar su dicto estudio hasta que eill parta de todo,
que eill haya cada ainno la suma de dineros que li habemos ordenado
cada aino por su estudio.
Et cada que el obispado de Pomplona acaesca vacar,
eil seyendo digno para eillo, procuren et tracten li sea proveido del dicto obispado”
el quoal nos cognoscemos et tenemos por tal, et lo habemos inviado a Estudio
sea ordenado a ser clerigo,
et por aprender et continuar su dicto estudio hasta que eill parta de todo,
que eill haya cada ainno la suma de dineros que li habemos ordenado
cada aino por su estudio.
Et cada que el obispado de Pomplona acaesca vacar,
eil seyendo digno para eillo, procuren et tracten li sea proveido del dicto obispado”
A partir de ese deseo
personal del rey de Carlos III de Nabarra, tanto el monarca del estado vascón como
su hijo bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza, comenzaron una labor muy
afanosa por lograr la sede obispal y metropolitana de Iruinea-Pamplona, la cual
duró largo tiempo.
Pero el Papa Luna
Benedicto XIII de Avignon, rechazó la petición del rey de los nabarros y solo
le otorgó al bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza los cargos de notario
apostólico, arcediano de Calahorra y sacristán de Vich en el año 1404. También
le concedió el privilegio de altar portátil y una pensión anual de 1.500
florines sobre la mesa episcopal de Iruinea-Pamplona, así como la rectoría de
San Pedro de Monfort perteneciente a la diócesis de Rouen.
A la hora de tomar
posesión del arcedianato de Calahorra por parte de Lancelot de Nabarra y
Esparza, surgieron diversos problemas con el Reino de Castilla y León, que
tardará dos años en dar el consentimiento.
Obtenido éste de los
regentes del niño rey de dos años Juan II de Castilla y León, fue en el año 1407
cuando el consejero del rey Carlos III de Nabarra Juan Garcia de Larraya, y el
notario nabarro Martin Miguel de Elzaburu, marcharon a tomar posesión del
puesto para el bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza, pero fracasando de nuevo
ante la belicosa actitud de los castellanoleones de Calahorra.
Finalmente sería un
nuevo enviado llamado Guillemot del Rin quien, tras ser obstaculizado en un
primer momento, consiguió finalmente el objetivo marcado por el rey del Estado
de Nabarra y el mandado del Papa Luna.
Un año antes, concretamente
en agosto del año 1406, murió en Mónaco el iruinsheme
cardenal Miguel de Çalba, titular de la mitra pamplonesa. El rey Carlos III de
Nabarra envió inmediatamente al Papa Luna sucesivos mensajeros en pos de la
mitra para su hijo bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza.
Primero envió a Juanco
de Lizasoain y siete meses después, por medio de Sancho García de Artajo, que
fue al encuentro del Papa Luna a la ciudad de Marsella, obteniendo el mismo resultado
negativo para las pretensiones del rey Carlos III de Nabarra.
Ya en agosto del año
1408, una embajada del Estado de Nabarra formada por el propio Lancelot de
Nabarra y Esparza, Per Arnaut de Garro, Diego de Baquedano y Pierres de Peralta,
se presentó en Perpignan-Perpinyá. Ya por entonces, la situación de Benedicto
XIII de Avignon era muy difícil, se encontraba prácticamente aislado de todos,
ya que incluso hasta los cardenales que le habían seguido más decididamente
apoyaban ahora a Gregorio XIV de Roma y se encontraban preparando el concilio
en Pisa.
El rey Carlos III de
Nabarra, quería aprovechar la difícil posición del Papa Luna, haciendo le ver
el temor de perder el único apoyo verdaderamente cierto o real que tenía, el de
los nabarros. Por ello Benedicto XIII de Avignon no tiene entonces otra opción
que conceder la silla pamplonesa al bastardo Lancelot de Nabarra y Esparza, si
bien con la estricta condición de que no recibiera la consagración episcopal.
Así pues, Lancelot de
Nabarra y Esparza gobernó la diócesis metropolitana de Iruinea-Pamplona a
título de vicario general, nuncio, colector apostólico y administrador perpetuo
de la diócesis.
A estos productivos y
beneficiosos cargos, Lancelot de Nabarra y Esparza tuvo que añadir el decorativo
y fastuoso título de Patriarca de Alexandria.
Durante su episcopado
se transformaron las dependencias del cabildo, construidas primitivamente por el
obispo Arnalt II Barbazan, entre los años 1317 a 1355, convirtiendo la casa del Arcediano de la
cámara en auténtico palacio episcopal, adyacente al templo catedralicio y más
cómodo como tal que el primer palacio, el conocido como de San Pedro.
En el año 1412
Lancelot de Nabarra y Esparza figuraba como testigo en el segundo y definitivo
testamento de su padre, fechado en Gares-Puente la Reina en septiembre de este
año.
Lancelot de Nabarra y
Esparza asistió junto a su hermano consanguíneo y también bastardo, el
marischal de Nabarra Godofre de Nabarra, a la coronación del rey Fernando I de
Aragón llevada a cabo en Zaragoza en el año 1414. También junto a ellos se
encontraban el barón de Luxa Arnaut de Luxa, el vizconde de Baigorry-Baiguer Jean
de Echauz, Oger de Mauleon, Guillén Arnaut de Santa María, Beltrán de
Ezpeleta y Juan de Ezpeleta, el merino de La Ribera Martin Henriquiz de
Lacarra, y el maestrehostal del rey de Nabarra Pierres de Bergara. Esto le
impidió asistir a las Cortes de Erriberri-Olite, donde fue representado por el
vicario general de la diócesis de Iruinea-Pamplona Martin de Eusa.
En el año 1415 marchó
junto con su hermano el marischal de Nabarra Godofre de Nabarra, al vizcondado
de Bearno, en apoyo del conde de Foix, aportando personalmente Lancelot de
Nabarra y Esparza numerosos hombres de armas.
En el año 1418,
Lancelot de Nabarra y Esparza amplió el castillo de Arazuri con ayuda del rey
Carlos III de Nabarra, recibiendo 1.000 florines para dichas obras.
El patriarca de
Alexandria, vicario general, nuncio, colector apostólico y administrador
perpetuo de la diócesis metropolitana de Iruinea-Pamplona, notario apostólico,
arcediano de Calahorra y sacristán de Vich Lancelot de Nabarra y Esparza falleció en Erriberri-Olite
el día 8 de enero del año 1420.
2015/05/23
S. Garcia Lopis de Roncheva
S. Garcia Lopis de Roncheva
Iñigo
Saldise Alda
Heráldica:
Escudo cuartelado en cruz. 1º y 4º de
gules lobo de sable. 2º y 3º de azur panela de plata.
Nacido
entorno al año 1363 en el poblado de San Nicolás de Iruinea-Pamplona, dentro del
seno de una familia burguesa, enriquecida por el comercio y bien situada en el
ámbito social, además de próxima a la Corona de Nabarra. Por ello, Garcia Lopez
de Roncesvalles fue instruido por su padre, el Colector de la Caridad de
Iruinea-Pamplona Lope de Roncesvalles, desde muy temprana edad en el arte del
comercio y del dinero. El origen de su linaje familiar se encuentra en la villa
o burgo de Roncesvalles, en Auritz-Burguete.
A
comienzos de la década de los años 80 de ese siglo XIV, Garcia Lopez de Roncesvalles
se casó con Maria Motza, hija-heredera de un importante burgués y comerciante, también
del poblado de San Nicolás, llamado Pascual Motza.
En el año 1386, Garcia Lopez de Roncesvalles ejercía
ya como lugarteniente de su suegro, en la ocupación de
sus funciones como recibidor de la Merindad de las Montañas.
El propio Pascual
Motza, Oidor de Comptos y Consejero Real desde el año 1390, acabó de introducir
a Garcia Lopez de Roncesvalles en las altas esferas en el privilegiado círculo de
la administración de la Corona de Nabarra.
Gracia Lopez de Roncesvalles fue nombrado Tesorero del Reino de Nabarra el día 4 de diciembre del año 1403 por el rey Carlos III de Nabarra; cargo que mantuvo hasta su muerte.
Ya como Tesorero Real,
Garcia Lopez de Roncesvalles tuvo que confeccionar los distintos volúmenes de
Comptos correspondientes a los años de su gestión. Como prólogo al volumen de
Comptos del año 1404, el que inauguraba su labor y que finalmente fue confeccionado
en el año 1405, incluyó a modo de prólogo una Crónica del Reino de Nabarra. Ese
libro fue presentado en la Cámara de Comptos el día 30 de abril del año 1409,
ante los oidores de los Comptos del rey Carlos III de Nabarra Pascual Motza,
Juan de Athaondo y Pedro Garcia Eguirior
Su gran labor y
entrega en el cargo, le permitió disfrutar de la confianza de los monarcas,
Carlos III, Blanca I y Juan II. Por sus trabajos recibió copiosos salarios, o
donativos en metálico por parte de los reyes nabarros. También poseyó el
palacio de Oriz, el cual legó a su hija Maria Garcia Motza, pero debido a sus
deudas tuvo que enajenar sus heredades de Celigueta, Izco y Mugueta en el año
1415, para que con sus beneficios, poder liquidar sus deudas.
La procedencia de sus
honorarios por el desempeño del cargo de Tesorero del Reino de Nabarra, era desde
el año 1417 las rentas del bailío de Artaxona, que constaba de 100 sueldos de
carlines prietos anuales, las de la escribanía del Rey de Nabarra en
Iruinea-Pamplona, unas 50 libras carlines, y las de la pecha de los labradores
de Tiebas, que anualmente eran 6 libras, 3 sueldos, 1 dinero de carlines prietos,
20 cahíces de trigo y 30 de avena.
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Nabarra, reflexiones de un Patriota

ASKATASUNA = Baskoinak x Nafar Paradigma
"PRO LIBERTATE PATRIA GENS LIBERA STATE"
"Aberri askearen alde jende librea jaiki"
"De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria"
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Navarre shall be the wonder of the world
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