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2025/10/10

El esclavo se aferra a sus cadenas

 

El esclavo se aferra a sus cadenas

Iñigo Saldise Alda

Hay que romper las cadenas que mantienen nuestra soberanía secuestrada. Hay que romper las cadenas por la dignidad, la identidad y la libertad que merecen las personas siguiendo el pensamiento humanista. Hay que romper las cadenas por el aprovechamiento de los recursos y las riquezas que son propios de los Pueblos que quieren vivir sin sometimientos a amos extranjeros, monárquicos o republicanos. Hay que romper las cadenas para que Nabarra vuelva a ser un Estado independiente y soberano.

Esas cadenas que nos impusieron en nuestro escudo durante la Contrarreforma Católica y su arte Barroco, deben de ser rotas de inmediato. Esto debe hacerse hoy mejor que mañana, pero a lo sumo, mejor mañana que pasado. Hay que destruir las cadenas para no vivir con el permanente temor emanado de un inquebrantable peligro y aprensión a las represalias provenientes de las metrópolis madrileña y parisina, que ocasiona padecer el Síndrome del Colonizado. Hay que romper las cadenas, lo repetimos, ya que la soberanía plena del Estado de Nabarra es el único camino posible para resolver verdaderamente nuestros problemas sociopolíticos.

Qué bonito es soñar y hablar de la libertad mientras seguimos aferrados a las cadenas que nos han sido impuestas, las cuales podemos llegar a afirma que incluso las abrazamos con las más extrañas de las pasiones, como si el vivir sin ellas no sería posible. Las metrópolis de Madrid y Paris disfrutan observando a sus sumisos esclavos, frotándose las manos ante unos dóciles individuos que sueñan con la liberación, pero que a ciencia cierta no hacen nada para poder volar con las alas extendidas hacia un horizonte propio en plena libertad.

Ciertamente todos o casi todos los esclavos sueñan todas los días con su emancipación, pero a su vez miran con extrañeza e incluso con desprecio los movimientos libertadores de aquel o aquella que está encadenado/a a su lado, no vaya a ser que el amo impositor, bien republicano o monárquico, tome de nuevo furioso su látigo represor y le fustigue a todos los esclavos sin piedad, aplicando una vez más su ley basada en la coacción jurídica, política y militar.

Los amos se congratulan al observar como numerosos esclavos se aferran a las cadenas que les han colocado. Disfrutan al comprobar la continua sumisión lograda tras muchos años, mejor dicho siglos, de sometimiento brutal contrario evidentemente a cualquier Derecho Universal. Los amos contemplan felices como los esclavos legitiman continuamente el estado que les han impuesto, al parecer creen tener todo atado y bien atado mediante unas sólidas cadenas bañadas en deslumbrante oro, pero que ciertamente son de pesado hierro.

A decir verdad, la libertad soñada por los esclavos solo puede llegarles cumpliéndose unas necesarias y obligadas premisas, tanto individuales como colectivas. Un esclavo en primer lugar debe reconocerse como tal y saber que nunca podrá volar en libertad si legitima a los amos metropolitanos español y/o francés, pudiendo con ello descolonizar su mente para dar paso a su espíritu libre. Tras ello debe reconocerse así mismo de la manera política correcta, pues ello le facilitará la realización del siguiente paso obligado, el de la unión con el resto de personas que están en su misma situación, aparcando sus necesidades primarias, personales o partidistas por el bien común, ya que solo de ese modo podrá alcanzará la tan ansiada y soñada liberación, que realmente le permitirá aportar sus buenas ideas, mediante el desarrollo de sus pensamientos e ideologías en total democracia y libertad.

Hay que buscar el camino recto, sin falsos atajos ya que no hay uno más recto acercamiento a la realidad histórica que nos permita a la Nación Nabarra, hoy por hoy esclava de las naciones española y francesa, el volar al fin en libertad una vez rotas las cadenas impuestas por esas Naciones, una monárquica y otra republicana, autodeterminarnos desencadenados de una vez y por todas de forma independiente y soberana.

2025/10/09

Descolonizando el imaginario foralista

Descolonizando el imaginario foralista

Iñigo Saldise Alda

Tras escribir el artículo titulado Descolonizando el imaginario aranista, he creído conveniente y necesario la realización del presente escrito, ya que la ideología foralista encuadrada en el paradigma Foral, también convive con el paradigma Aranista y el paradigma Nabarro en la actualidad, dándose incluso algunas pequeñas semejanzas, principalmente palpables en el planteamiento inicial de dicha tendencia. El pensamiento foralista tiene su origen en el mantenimiento de los Fueros y privilegios tradicionales frente a la política centralizadora del régimen liberal proveniente del Reino de España, teniendo su máxima expresión en las denominadas guerras Carlistas. Según dicha ideología original, las regiones debían mantener sus instituciones de gobierno autónomas, con el título estatal de Reino en el caso de la Nabarra reducida y residual, su sistema propio de justicia, junto a la exención fiscal y de quintas para el servicio militar español.

Para los defensores de este paradigma, esto está basado en las primitivas relaciones existentes entre el Reino de Castilla (y León) y las provincias Vascongadas. Estas relaciones habían sido supuestamente pactadas, es decir, de igual a igual, siendo varios los historiadores defensores de esta hipotética visión política, destacando entre ellos Esteban de Garibay en el siglo XVI, cronista de la monarquía autoritaria española durante el reinado de la casa de Austria. Incluso en el siglo XVIII Manuel Larramendi, en sus reflexiones ideológicas, mezcla la defensa del foralismo con pequeños apuntes a los cuales se les puede considerar como un proto-nacionalismo vasco.

Antes de desmostar la falsa hipótesis del pacto entre las provincias Vascongadas y el Reino de Castilla, debemos observar el planteamiento foralista o mejor dicho fuerista, que surge en la Nabarra reducida, aún ésta con el título de Reino, llevado a cabo durante el siglo XVII. El inicio de este planteamiento ideológico comienza una vez perdido el referente Estatal soberano existente hasta el año 1620 al norte del Pirineo, después de un oscuro siglo de post-incorporación en el cual los Patriotas nabarros eran proscritos en los diferentes cargos públicos y con la intencionada introducción en un documento de Ley español de la siguiente frase en el año 1645: “(…) no fue por modo de supresión, sino por el de unión principal”.

Con esta mal llamada normalización de la situación, hay una especia de repunte identitario al cual como ya expuse en algún escrito anterior, no le podemos considerar ni nacionalista, ni patriótico y ni siquiera nabarrista, pero si se puede considerar como germen del fuerismo e incluso también del posterior regionalismo foralista, al tratarse exclusivamente de un intento de recuperación de las señas de identidad propias, que con la incorporación (ilegal) a la Corona de Castilla se habían difuminado, ya que los cargos públicos, sobre todo entre el clero, obispos, etc., estaban ocupados por castellanos, señales estas principales y plausibles del perenne contrafuero existente en la Nabarra reducida y residual tras la ocupación militar española.

En el fuerismo el falso sintagma de unión principal es aprovechado para defenderse del atropello español, a semejanza del pactismo entre vascongados y castellanos. Posteriormente, aparece en el siglo XIX el término latino de union aeque principaliter, siendo acuñado por los fueristas de ese siglo marcado por las guerras carlistas. Esto naturalmente, pasa de inmediato a todas las ingentes compilaciones de jurisprudencia existentes en la Nabarra reducida y residual, ya convertida contra su voluntad en una mera provincia del Reino español tras la imposición de la Ley Paccionada, 16 de agosto del año 1841. En esta ley se aceptan todas las reformas políticas, institucionales, legislativas y judiciales realizadas por la monarquía liberal española, significando desde entonces una aceleración de la perdida identitaria en materia política del Pueblo nabarro.

El Paradigma Foral, tanto en las Vascongadas como en la Nabarra reducida y residual, parte de la simulación ostensible de la existencia de un pacto o pactos con el reino de Castilla, posteriormente de España. La verdad histórica nos demuestra la falsedad manifiesta de esta premisa, ya que el Reino de Castilla atacó militarmente al Reino de Nabarra en numerosas ocasiones, con continuadas invasiones sin previas declaraciones de guerras, la consiguiente ocupación militar, conquista con genocidio y colonización de sus habitantes, los nabarros. El reconocimiento de esta realidad histórico-política, no solo desmonta las tesis nacionalistas españolas, que actualmente se esconden tras la defensa de una ideología supuestamente regionalista y foralista, sino que ciertamente demuestra la unidad política de Baskonia existente en nuestra historia entorno al Reino de Nabarra.

Descolonizando el imaginario aranista

 

Descolonizando el imaginario aranista

Iñigo Saldise Alda

Hombre, algún lector del presente artículo puede haber llegado a pesar, que el título del mismo es cuando menos un poco impetuoso o exaltado hacia el aranismo, pero como ya deberíamos saber todos a estas alturas del siglo XXI, éste paradigma se basa de una manera muy diferente en interpretación de la historia de nuestra amada Baskonia, del paradigma Nabarro. Por eso, concluyentemente considero necesaria la descolonización del imaginario aranista como un paso obligado para el acercamiento entre ambas posturas, las cuales ciertamente se encuentra más próximas de lo que muchos de vosotros y vosotras os podéis llegar a imaginar o incluso creer, pues palpablemente cohabitan en el imaginario colectivo existente entre los habitantes de nuestro País.

La ideología presentada por los hermanos Arana Goiri, surge tras las derrotas vasco-nabarras en las llamadas guerras carlistas y de su conocimiento de los movimientos Nacionales que sacudían por aquella época el continente europeo. Así no rechazan frontalmente el modelo Foral, sino que ciertamente lo superan con una visión Nacional. Esto lo hacen desde un prisma exclusivamente bizkaitarra, sin realizar una reflexión profunda sobre el Estado que habían tenido en el pasado los vasco(ne)s libres e independientes. Esto le lleva a Sabino a afirmar (con acierto) que los vascos no somos españoles ni franceses y que de per se constituimos una Nación, por lo que tenemos Derecho a nuestro propio Estado independiente.

En cambio la realidad política en aquellos tiempos y por supuesto en estos que nos toca vivir, nos dice claramente que un vasco puede ser español, francés, argentino, mexicano, estadounidense, etcétera, ya que vasco es un término étnico y cultural, mientras que los otros son gentilicios políticos. Así estos importantes hermanos para el devenir de nuestra historia, se inventaron una hermosa bandera ignorando los símbolos que ya existían en el Estado político de Baskonia, Nabarra. Además viéndose obligado a asignar una denominación política para ese Estado de los vascos que él defendía inventándose una palabra para el mismo, encima aceptando una errónea territorialidad inexistente a lo largo de la vida soberana del correcto Estado de los vascos, obteniendo con ello unas fronteras impuestas desde el Reino de España y la República de Francia, algo que hoy todavía, tristemente, hacen muchos.

Por el contrario, la ideología formulada desde el paradigma Nabarro está basada en la centralidad política que otorga nuestro histórico Estado, que era concretamente el Reino de Nabarra y geográficamente es para la totalidad territorial de Baskonia. El paradigma Nabarro hunde sus planteamientos unas bases iniciales antes incluso a la existencia del paradigma Aranista, como lo expuesto ya Agosti Xaho durante la I guerra carlista, pasando por la fundamental aportación ideológica de los trabajos y estudios históricos realizados por personas contemporáneas de los hermanos Arana, como eran Arturo Campion, Serafín Olave, Juan Iturralde y Suit, Hermilio de Oloriz, entre otros de los miembros que conformaron la Asociación Euskara de Nabarra, pasando posteriormente también por los mensajes políticos realizados por claros nacionalistas vascos como Anacleto Ortueta, Manuel Irujo, sin olvidarnos de Federico Krutwig y Pierre Narbaitz, hasta llegar a nuestros días donde destacan en esta labor ideológica personajes de la actualidad tan ilustres como, Tomás Urzainqui, Pello Esarte, Mikel Sorauren, Iñaki Sagrado, Joseba Asiron, Aitor Pescador, Eneko del Castillo, Aitzol Altuna, etcétera.

Es cierto que el erróneo imaginario del paradigma Aranista rápidamente se extendió entre la mayoría del Pueblo vasco, aunque por el contrario no entró tan bien en otros Pueblos que cohabitan con él dentro de Baskonia. Palpablemente las estrategias propuestas y realizadas desde esta ideología no han logrado ningún resultado para la emancipación de Euskal Herria. Por consiguiente los defensores del aranismo, si lo que verdaderamente quieren conseguir es la recuperación de la libertad y la independencia, como la mayoría del Pueblo vasco reclama en esta parte de Europa, deben aceptar la realidad histórico-política que nos da nuestro Estado de Nabarra y dejar en las bibliotecas la ideología de los hermanos Arana Goiri, la cual tuvo una importante función en su época, pero que evidentemente no ha conseguido que los vascos dejemos de ser esclavos de las metrópolis española y francesa, siendo únicamente esto posible mediante la recuperación del gentilicio político de nabarros.

Los paradigmas foral, aranista y nabarro

 


Los paradigmas foral, aranista y nabarro

Iñigo Saldise Alda

Paradigma es sinónimo de ejemplo, ejemplar. También es la teoría o incluso conjunto de teorías, cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar, suministrando la base y el modelo para resolver problemas a la vez de avanzar en el conocimiento.

En la sociedad que nos ha tocado vivir a los habitantes de esta parte de Europa, han llegado a día de hoy, octubre del año 2025, tres prototipos para nuestra organización política. Son tres modelos diferentes a tener inicialmente premisas dispares en su mayoría, aunque compatibles en algún grado pese a la primera impresión que causan.

1º El paradigma foral: este es el primero ateniéndonos a su orden de aparición cronológico. Con él se nuestra las primitivas relaciones supuesta mente pactadas entre el Reino de España y las Provincias Vascongadas y, por otro lado con residual y reducido Reino de Navarra tras la invasión y conquista del año 1512, mostrado como una adhesión aeque principaliter, es decir de un supuesto igual a igual, el cual también, por supuesto, habría sido acordado o pactado. Desde la perspectiva de las Provincias Vascongadas un importante representante defensor de este paradigma ya en el siglo XVI es Esteban de Garibay y Zamalloa. Ya en el siglo XVIII lo fue también Manuel de Garagorri y Larramendi, así como el posterior pensamiento de la tradicional carlista durante los siglos XIX y también durante gran parte del XX, principalmente en la provincia española de Navarra.

A día de hoy, este paradigma ha dejado de esgrimirse casi en su totalidad en las Provincias Vascongadas o Euskadi, teniendo una evolución y transformación en una defensa acérrima de la unidad española para la Comunidad Autónoma Vasca y especialmente para la Comunidad Foral de Navarra, desde donde este última región se perversa una doctrina foral para defenderse de invasión del unionismo Euzkadiano o Euskalherríaco proveniente principalmente de Euskadi (C.A.V.), siendo su máximo exponente y defensor Jaime Ignacio del Burgo Tajadura, propulsor de un malintencionado navarrismo foral y plausiblemente español, surgido en los inicios de la década de 1970, en contraposición al paradigma aranista o bizkaitarra y la adhesión del C-F. deNavarra a la C.A.V. siguiendo esos si, las premisas y pautas esgrimidas en la Transitoria cuarta de la Constitución del Reino de España.

2º El paradigma aranista: también llamado paradigma bizkaitarra, ya sea esto al tomar para dicho paradigma el nombre al autor, o referirse al territorio o comarca inicialmente al cual iba aludido el mismo.

A mediados del siglo XIX, la comarca de Bizkaia era un territorio con una mayoría abrumadora de euskaldun parlantes, pero en escasas dos o tres décadas, principalmente a causa de la explotación minera y la posterior industrialización que se derivó de ella, dicho territorio recibió una masiva llegada de inmigrantes o colonos, cuya lengua de expresión era la castellana.

En aquellos años la población de la provincia de Bizkaia-Vizcaya era muy inferior a la actual y alcanzó a la de la actual C. F. Navarra a raíz de la 1ª Guerra Mundial. En la actualidad Bizkaia dobla en habitantes a C.F.N. Este incremento poblacional, que como ya hemos dicho fue debido a la afluencia ingente de emigrantes, unido a la industrialización de la zona, provocó una auténtica revolución social en la comarca vizcaina.

Los movimientos de trabajadores, tanto euskaldunes como no, revindicaron mejoras en las duras condiciones laborales que sufrían a diario. Pero para los colonos castellano parlantes la cuestión nacional vasca era un tema sin sentido alguno. Eran españoles y actuaban como tales, aunque no se libraban de las pésimas condiciones de trabajo que soportaban, al igual que los oriundos bizkainos. Así, Sabino P. Arana Goiri vió cómo en un abrir y cerrar de ojos el País que conocía desaparecía por momentos. Esto le llevó a reclamar la vuelta a un utópico origen, según él, que no correspondía en absoluto a la existencia de su época, ni tampoco a la realidad histórica del Estado vasco.

Sabino Arana, consciente de los movimientos nacionalistas existentes en la Europa de su época, no rechazó el modelo foral carlista, sino que lo superó con una visión nacional que lo abarca. Sabino Arana, desde una perspectiva bizkaitarra y con escasa reflexión sobre la realidad navarra, dió sin embargo un paso de gigante al afirmar rotundamente que los vascos no somos españoles ni franceses, somos sencillamente vascos y tenemos derecho a nuestra independencia, a nuestro Estado propio.

El territorio originario vizcaíno, independiente, mítico, que pactó de tú a tú con el Reino de España, es algo rotundamente falso, por lo que lo mejoró al crear el término de Euzkadi para las comarcas vascas. Pero este erróneo planteamiento deriva de su enseñanza carlista y del desconocimiento histórico de Sabino Arana debido en parte a la inexistencia, en su época, de una historiografía recogida y publicada, como hoy existe.

3º El paradigma nabarro: Ésta teoría está basada principalmente, en la centralidad política que nos otorga el Estado de Nabarra para la totalidad del territorio de Vasconia. Mediante este paradigma podemos llegar a comprender y conocer mejor nuestra realidad política actual, por los diferentes sucesos histórico-políticos que a vivido Euskal Herria a lo largo de estos siglos.

Así pies, el paradigma nabarro se basa por tanto en el conocimiento y la difusión de nuestra historia política Nacional, junto a la aceptación jurídica, geográfica y política que nos otorga nuestro histórico País, fortaleciendo en gran medida las legítimas pretensiones de Euskal Herria de tener un Estado propio en el actual marco internacional, pues la historia nos demuestra que realmente ya lo tenemos, aunque actualmente se encuentre ocupado, incluso podíamos afirmar casi colonizado por la República de Francia y el Reino de España.

A habido muchos exponentes del paradigma nabarro desde incluso la I guerra carlista y por supuesto los hay hoy. Enumerarlos sería alargar mucho estas lineas, pero pongamos unos pocos para reconocerlos. Estos son Pello Esarte, Tomás Urzainqui Mina, Mikel Sorauren, Bixente Serrano Izko, Aitor Pescador, Eneko del Castillo, Álvaro Adot Lerga, Peio J. Monteano Sorbet, Aitzol Altuna Enzunza, Iñaki Sagredo, etc.

El paradigma nabarro: herramienta para recuperar el Estado vasco

El paradigma nabarro; herramienta para recuperar el Estado vasco

Iñigo Saldise Alda

Toda herramienta es un arma, si se empuña adecuadamente”. Ani Di Franco

El paradigma nabarro está basado principalmente, en la centralidad política que nos otorga el Estado de Nabarra para la totalidad del territorio de Vasconia. Mediante este paradigma podemos llegar a comprender y conocer mejor nuestra realidad política actual, por los diferentes sucesos histórico-políticos que a vivido Euskal Herria a lo largo de estos siglos.

Hay que decir, que han sido bastantes los vascos que han defendido el paradigma nabarro en los últimos siglos. El suletino Agustin Xaho Lagarde, en el siglo XIX, ya lo dejó entrever en su obra Viaje a Navarra durante la insurrección de los vascos. En esta novela de marcado carácter romántico, que está enmarcada durante la 1ª guerra carlista, encontramos una clara alusión a la importancia del Reino de Nabarra, como referente político nacional de Euskal Herria.

Este modelo Estatal se vio fortalecido por la aportación realizada en el último tercio del siglo XIX, por la Asociación Euskara de Navarra, especialmente por los trabajos, estudios y ensayos políticos, realizados por sus miembros, donde destacan entre otros, Arturo Campion Jaimebon, Juan Iturralde y Suit o Serafín Olave Diez, este último autor de las bases Constitucionales para la República de Nabarra.

Los diferentes miembros de la Asociación Euskara de Navarra, se centraron en diferentes campos, de los que destacaban sus trabajos en materia histórica, cultural y del folclórica propias de Euskal Herria, sentando con ello, mediante el auto-reconocimiento de lo propio, las bases para un conocimiento necesario de lo propio y una posterior acción política correcta para la globalidad del independentismo vasco.

Ya en el siglo XX, el paradigma nabarro tuvo un gran interlocutor en la persona del bilbotarra Anacleto Ortueta Azcunenaga, el cual en el año 1931 afirmó de una manera clara y rotunda, la necesidad de una centralidad política entorno a Nabarra, considerándola ésta como primordial para la unidad de los vascos en un Estado propio y soberano. Este nabarrista llega a realizar esta afirmación, al basarse únicamente en la historia política de Vasconia, como en su trabajo Nabarra y la unidad política vasca.

Posteriormente, Federico Krutwing Sagredo en su obra Vasconia, constata plenamente que la unidad de la gran Vasconia solo se ha dado con la máxima extensión lograda por el Reino de Nabarra, involucrándose así en la defensa del paradigma nabarro, mediante la importantísima defensa de la territorialidad plena del Estado de Nabarra.

Los historiadores Tomás Urzainqui Mina y José María de Olaizola Iñiguiz realizaron un gran trabajo histórico para el Pueblo vasco al publicar La Navarra Marítima. Obra donde se habla de una unidad Nacional vasca en la figura política del Estado, en forma de Reino y de nombre Nabarra. Un planteamiento que podíamos intuir en una obra anterior, Navarra o cuando los vascos tenían reyes, del difunto Pierre Narbaitz Caillava, donde se puede llegar rápidamente a una conclusión semejante, simplemente al leer el título.

Por tanto, el conocimiento y la difusión de nuestra historia política Nacional, fortalece en gran medida las legítimas pretensiones de Euskal Herria de tener un Estado propio en el marco internacional actual, pues la historia nos demuestra que realmente ya lo tenemos, aunque actualmente se encuentre ocupado, incluso podíamos afirmar casi colonizado por la República de Francia y el Reino de España.

El conocer nuestra historia política desde cualquier aspecto, como con en la obra de Iñaki Sagredo, Garde Castillos que defendieron el Reino, o el trabajo de Eneko del Castillo Cejuela Atlas del Reino de Navarra, consolidan nuestra idea independentista de un Estado propio entorno al planteamiento o paradigma nabarro. Esta visión Estatal es algo que no se puede lograr desde cualquier otro paradigma actual, ya que es el único en el cual tiene cabida la preexistencia de un Estado propio en condiciones idénticas a los demás Estados europeos y a su vez, con plena soberanía e independencia con respecto a todos ellos.

El paradigma nabarro se basa en la integridad de historia geopolítica de este País, de este Pueblo, sin olvidarse de su cultura y de su lengua, demostrando claramente la existencia de la única unidad política vasca real, dada únicamente con el Estado de Nabarra, por lo que nos sirve de guía para recuperar el valor absoluto de la soberanía y alcanzar con ello la libertad.

El paradigma nabarro nos hace conscientes de que el único Estado de pleno Derecho a nivel internacional que hemos creado y poseído los vascos fue el Reino de Nabarra, lo que permitió en gran medida la supervivencia de nuestro País, de nuestra Nación, de nuestra lengua, ante las agresiones militares externas, subsistiendo en el imaginario colectivo de nuestro Pueblo pese a que actualmente se encuentra ocupado y altamente colonizado por dos imperios.

Así pues, el paradigma nabarro es realmente la principal baza que tenemos nosotros los vascos y las vascas para poder alcanzar la autodeterminación, la independencia, la soberanía y la libertad presentándonos y ejerciendo como vasconabarros y vascanabarras.

Práctica de libertad

 

Práctica de libertad

Iñigo Saldise Alda

Partiendo de la base que nuestra existencia debe estar marcada por nuestro Derecho a ejercer nuestra libertad, siendo a su vez también responsables de cada una de nuestras acciones, llegamos rápida y claramente a la conclusión de que una persona libre no es quien hace lo que quiere, sino quien hace lo que debe hacer. No hay que confundir libertad con libertinaje, llegando con ello a la conclusión de que la legítima libertad se manifiesta en aquel que hace lo que debe hacer.

El verdadero sentido de la libertad se logra a través de implicarse y comprometerse con lo que evidentemente se quiere, se ama. Así, por ejemplo, una persona es libre de votar o no, pero si decide votar asume automáticamente el compromiso primario de la aceptación de esas urnas en las que deposita su voto, legitimando así con su libre ejercicio el resultado que ello acarrea. Por supuesto se es libre para formar o simplemente pertenecer a un partido político o no, pero si finalmente se decide crearlo, tenerlo o pertenecer a él, se asume instantáneamente la aceptación del Estado donde dicho partido quiera presentarse, sumado además a la responsabilidad de formar integralmente de dicho Estado. Se es libre de decidir entrar a trabajar para tal o cual Estado, pero si decidimos aceptar una Nacionalidad, adquirimos de inmediato el compromiso de realizar una labor exclusiva, cuidadosa, efectiva y diligente por el bien de una sola Nación.

La dimensión de nuestra libertad nos la da la responsabilidad y el compromiso con aquello que amamos o adoramos. Esto lo decidimos en nuestra diaria y personal labor política. Así pues, solamente quien es responsable de sus actos, puede llegar si quiere a identificar el verdadero sentido de la libertad. Todo dirigente político, bien de gobierno, bien un secretario de partido, bien un cabeza de organización o bien un miembro de una comisión, en el preciso instante en que se hace cargo de su puesto, debe asumir plenamente la responsabilidad que esto conlleva, de lo contrario, si sólo utiliza el poder que le otorga dicho cargo, sencillamente hay que recordarle que no ha entendido la enorme dimensión de su ocupación.

Hay que entender rápidamente que la auténtica libertad se ejerce participando, enlazándonos con lo que amamos, adoramos, queremos y respetamos. La libertad sin compromiso no existe, existe el libertinaje. También hay que saber, que todo ser humano lleva su propia e individual esencia de libertad. Nos pueden encarcelar por nuestros pensamientos políticos, privarnos con ello de nuestra libertad física, pero nadie podrá arrebatarnos nuestra libertad interior o nuestro mundo intelectual, político e incluso espiritual.

Debemos obligarnos a ejercer nuestra enorme capacidad de decisión. Defender con la vida misma, si es preciso, nuestro Derecho incuestionable a la libertad, pues sin ella objetivamente no podríamos vivir o subsistir como individuos y como Nación. Hay que asumir el compromiso real de lo que esto evidentemente significa. Trabajando consigo mismo en la realización de nuestro propio ser político, pues esto nos hará saber quien es el único responsable de lo que hacemos o dejemos de hacer, por lo que no podremos culpar a los demás de nuestros continuos fracasos en post de la soberanía e independencia.

No dudemos que somos nosotros nuestros propios arquitectos o constructores. Nosotros indudablemente trazamos y establecemos nuestra propia manera de pensar. Solventamos por nosotros mismos la estrategia con la cual zanjar las acciones diarias, la manera de relacionarnos con los demás y palpablemente asumimos ante la sociedad nuestra propia responsabilidad.

Todas las acciones conllevan unos valores y una capacidad de participar activamente o incluso de no hacerlo. ¡El poder y la fuerza de la libertad están en la responsabilidad! Por tanto, debemos llegar a la clara y sencilla deducción de que la recuperación de la plena libertad mediante la absoluta independencia y la total soberanía del Estado de Nabarra, pasa en primer lugar por el consciente y libre ejercicio de no votar en unas urnas impuestas por unos imperios claramente impositivos y colonizadores, como lo son la República de Francia y el Reino de España.

Los nabarros frente al Síndrome del Colonizado

 

Los nabarros frente al Síndrome del Colonizado

Iñigo Saldise Alda

Es bien sabido que los pueblos que han sido conquistados y colonizados, se caracterizan psicológicamente por una serie de rasgos personales y pautas de comportamiento, que pueden ser agrupadas dentro de la etiqueta, Síndrome del Colonizado”. José Tomás Bethencourt Benítez, canario, profesor titular en Psicología.

Tal y como he manifestado a lo largo de numerosos escritos, creo firmemente que en la actualidad se está madurando, incluso de una forma acelerada, las condiciones objetivas con las cuales lograr la tan ansiada recuperación de la soberanía de nuestro Estado, Nabarra. Corresponde a nosotros, los nabarros con una conciencia avanzada, firme e indeclinable, crear y desarrollar las condiciones subjetivas para que este importantísimo hecho histórico para nuestra Patria Nabarra llegue y se dé, al coincidir de manera armoniosa las imprescindibles condiciones objetivas y subjetivas para este proceso vital, único camino verdadero con el cual alcanzar nuestra anhelada libertad.

Una vez reconocido por nosotros, los nabarros, el problema que tenemos dentro de estos parámetros, es preciso y necesario continuar con el trabajo urgente e imprescindible, encaminado a estimular la concienciación necesaria para que nuestro Pueblo asimile de una vez por todas su realidad histórica, la cual está sumergida en una estructural crisis que fatalmente nos golpea y cuya única solución está en la rotura de las cadenas coloniales e inperalistas, culpables de esa realidad después de muchos y largos años de opresión.

Un acto de esta naturaleza presenta extensas y complejas dificultades, que exigen una adecuada estrategia del movimiento soberanista nabarro, buscando adaptarse a la realidad histórico-cultural desarrollada a lo largo de esos siglos, con presencia significativa de colonos, agentes directos de los imperios invasores, en cuyo dilatado período se nos ha impuesto y apuntalado unos modelos culturales socio-políticos, no solo corruptores de nuestra realidad nabarra, sino paralizadores y alienantes, que han venido falseando y deformando la civilización socio-política de Nabarra, implícitamente la personalidad del nabarro y cuya bestial influencia llega a términos que sobrepasa lo imposible para llegar incluso a lo pasmoso.

Al observar la sociedad nabarra actual, en todas sus capas, comprobamos que son numerosas las muestras de victimismo. Además son patentes y sangrantes la falta de autoestima y amor por lo propio en muchos nabarros, llegando incluso a extremos insoportables de pérdida de la dignidad, que se suman a una división visible, facilitando en gran medida las labores colonialistas de los imperios español y francés, que incluso les son válidas para negar u ocultar la existencia del Estado soberano de Nabarra a lo largo de la historia mundial.

Españoles y franceses trabajan incansablemente dentro de las divisiones territoriales a las que nos han impuesto a los nabarros, desde los tiempos de las sucesivas invasiones y ocupaciones del espacio natural de los nabarros. En cada comarca actúan según sus necesidades imperialistas, impulsando la negación de la nabarridad en unas zonas, calumniando o incluso negando cualquier expresión de la cultura propia nabarra en otras regiones y reprimiendo sin miramientos en todas ellas, cualquier atisbo soberanista realizado por los nabarros.

La cultura socio-política siempre ha constituido un elemento indispensable en la idiosincrasia y en la identidad de cada individuo y en consecuencia del conjunto social al cual pertenece. El hombre, por tanto, actúa de acuerdo a lo que piensa y cree, en consecuencia, la cultura recibida determina en gran medida las pautas de conducta del hombre, de ahí que sea controlada desde los estados imperialistas, buscando el sometimiento de aquellos Pueblos a los que ha invadido y ocupado, intentando alcanzar la conquista definitiva mediante la eliminación de cualquier rasgo propio de esos Pueblos, de esas Naciones.

Hay pruebas más que suficientes a lo largo de estos siglos, que nos demuestran como los colonialistas españoles y franceses, tuvieron claro desde muy temprano, que para dominar a los nabarros había que destruir la cultura socio-política autóctona e imponer las suyas, realmente extrañas a los nabarros, no dudando para ello el tener que falsificar, robar, destruir, excomulgar, ocultar, mentir, asesinar, esclavizar, etc.

Esta colonización sustentada en la imposición militar, religiosa, política, lingüística y cultural sufrida por nabarros, sumada a una aculturación en la materia Estatal propia, es tan fuerte en la Nabarra Plena o Vasconia que ha creado un individuo diferente, ya que la colonización lastra por tiempo indefinido al Pueblo que la sufre, secuestrando el peso específico de su propia o viable identidad, llegando a mentalizar negativamente a sus individuos en los que se desarrolla un Complejo del Colonizado, llegando a hacerse recelosos de sí mismos, infravalorándose, ocultando sus pensamientos, su identidad, su cultura y llegando incluso a sentir desprecio por sí mismo.

Esos pensamientos se van haciendo más fuerte con el paso del tiempo y la permanencia incesante de la colonización. Se establece incluso una división capital, con una cara exterior, donde se adopta totalmente la cultura socio-política impuesta, llegando incluso a ensalzarlas, supervalorándola hasta el extremo de nunca discutirla. Y otra cara interna, donde sobreviven enterrados elementos de la vieja cultura, como las tradiciones y leyes propias. Lentamente, con el paso del tiempo, se realiza una simbiosis. Esta mezcla cultural que origina una cultura especial, la de un Pueblo colonizado, cuyo punto de arranque es la conducta histórica del Pueblo sometido o conquistado frente a la postura cerrada e invariable del colonizador.

Así, el Complejo o Síndrome del Colonizado es visible a través de un conjunto de características extremas, como la de colocar a la metrópoli o Estado invasor, no en un lugar importante, sino divino. Es tan enorme y aplastante la subvaloración de su personalidad que se carcajea, se burla, se mofa y se menosprecia a sí mismo y a su Pueblo, debido a una prolongada sumisión y sometimiento, impotencia y represión. La práctica del indigno servilismo es otra manifestación de ese síndrome, también como consecuencia de lo antes expuesto, al ser portador de colosales cuotas de miedo.

En términos generales la cultura actual del nabarro se caracteriza por una apariencia noble, tranquila, trabajadora, sosegada, solidaria, dispuesto a ayudar a sus semejantes, con una elevada capacidad de adaptación a las circunstancias y al medio, pero siendo generalmente muy desconfiado, apreciándose en él grandes dosis de miedo, de ideología mayoritaria conservadora, careciendo en términos generales de un exaltado sentido ambicioso, mostrándose en muchos casos apático y desinteresado ante los fenómenos socio-culturales que lo envuelven, pero esto último es sólo en apariencia, pues es un gran observador, es flexible y condescendiente fuera de su entorno más íntimo, estando siempre dispuesto a dar una salida socarrona o jocosa a las dificultades, teniendo una menor capacidad de protesta, recordando y observando los deberes y obligaciones impuestas mientras simula olvidar sus Derechos.

El nabarro, a día de hoy tienen un deseo permanente de pasar desapercibido, rechazando al figurón inmodesto o prepotente. No abundando los nabarros presuntuosos, pedantes o petulantes. Existe en el hombre nabarro una fuerte predisposición a exagerar el valor de lo foráneo y ensoberbecerse su persona y a su conjunto social, muchas veces determinando esa tendencia un desprecio a sí mismo y a su conjunto social. El nabarro es muy susceptible al halago, poseyendo una alta dosis de romanticismo político marcado por la melancolía y el pesimismo, que muchas veces llega a somatizar.

En sus conversaciones y reglas de conducta se observa una casi perpetua melancolía, habiendo un número significativo de nabarros que tenemos un fuerte rechazo a la política impuesta que nos rodea; estas, entre otras características más, identifican a nuestro modelo socio-cultural como nefasta herencia de ese proceso político-histórico sufrido y caracterizado por los constantes escarnios, medios opresores, con una recorrido impuesto por la fuerza de las armas invasoras, sumado a un desconocimiento del Derecho que poseen los nabarros a elegir su propio destino.

Hemos sufrido la destrucción de nuestros más elementales Derechos, sufrimos trato ofensivo, despreciativo y racista en este largo tiempo de ocupación. Se nos ha negado desde entonces participar en la toma de decisiones que nos afectan como Pueblo, recibiendo únicamente una imposición que busca nuestra ciega obediencia, teniendo que soportar la obligación de rendir pleitesías y sufriendo la perpetuidad en el tiempo de ciertas normas socio-culturales y político-culturales ajenas a este País, junto a la exigencia de cumplimiento de normas jurídicas extranjeras, siendo el vasallaje, la ciega obediencia y el sometimiento norma social imperante en el tiempo, junto a la impotencia, la enseñanza racista y discriminatoria, el abuso y el ultraje institucionalizado, la explotación sin medida, el analfabetismo lingüístico e histórico crónico, etc, etc.

Cómo negar que este conjunto de características señaladas, sea el producto de ese largo proceso histórico-político, que ha ido dejando la huella de su índice acusador en esa cultura que como fiscal denunciante nabarro, hoy eleva su voz ante el Tribunal de la Historia.

Sólo hemos hecho un muy ligero dibujo de los hechos que han terminado imponiendo un determinado modelo cultural a nuestro noble y sufrido Pueblo. En consecuencia al nabarro no se le puede considerar culpable de gran parte de sus patrones de conducta, sino víctima muchas veces, incluso de sus propios actos.

Todo esto ha sido expuesto para tratar de señalar al Patriota nabarro, al encargado de convencer a la mayoría de nuestro Pueblo, de que la lucha que tenemos no es fácil. Tenemos que desafiar esta inmensa labor con conocimiento de causa, teniendo claro que la conducta que asuman nuestros interlocutores no es culpa de ellos. Por tanto, debemos trazar estrategias, haciendo gala de una infinita entereza y tolerancia, afrontando el reto con la firme convicción del triunfo final, siempre con gran entereza y renovado entusiasmo.

Estos y otros aspectos son de incuestionable valor en la lucha que iniciaron nuestros antepasados. No admite disputa que el mayor reto que la lucha por la recuperación de la soberanía plena para el Estado de Nabarra, plantea cambiar el actual modelo socio-cultural y político impuesto por el colonialismo, por la nueva cultura que la realidad independiente y soberana que una Patria Libre exige. Los Patriotas nabarros tenemos que tener muy claro, que los encontrados intereses que en este proceso chocan, que tienen capacidad para distorsionar, cambiar y hasta poner en peligro los logros que se alcancen con ese trascendental salto histórico-político; siendo conscientes a su vez de que es el principal y único semblante que nos pueden garantizar las conquistas sociales, políticas, económicas, lingüísticas y culturales, que tal hecho genera. Para ello hay que tener un Pueblo unido, consciente y dispuesto a defender cualquier opción que nos lleve a recuperar la soberanía, mediante el convencimiento y el conocimiento necesario de la razón histórico-política que nos ampara.

2025/10/08

La libertad y la salud mental

La libertad y la salud mental

Iñigo Saldise Alda

La libertad tiene varias definiciones. Para el presente trabajo nos atendremos y atenderemos a las siguientes:

1ª. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.

2ª Estado o condición de quien no es esclavo.

3ª Estado de quien no está preso.

4ª Falta de sujeción y subordinación.

5ª En los sistemas democráticos, derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas.

6ª Condición de las personas no obligadas por su Estado al cumplimiento de ciertos deberes.

Por otro lado la salud mental es un estado de bienestar emocional, psicológico y social que afecta cómo pensamos, sentimos, actuamos y manejamos el estrés, permitiendo a las personas trabajar de forma productiva y contribuir a su comunidad.

Para tener una buena salud mental, el ser humano debe realizar un continuado ejercicio de autocuidado. En él, debe consultar con psicólogo y psiquiatras y seguir sus instrucciones. Si fuera necesario llevar a raja tabla las prescripciones médica y tomar los medicamentos indicados por los profesionales. Además debe de evitar en consumo de sustancias tóxicas, como el alcohol y/o las drogas.

Así bien, el hombre o la mujer, desde su individualismo, es libre de no perseguir los pasos mencionados con respecto a su salud mental, pero debe hacerse finalmente responsable de las consecuencias que conlleva el no seguirlos, pues son actos indudablemente contrarios a su salud mental.

También, siguiendo al misma premisa, una persona es libre de realizar el ejercicio de votar o no. Pero si vota debe ser consecuente con la legitimación que dicho acto conlleva; es decir, si un vasco vota en unas urnas sancionadas por el rey de España, está legitimando el sistema monárquico y al Estado español, siendo con ello un monárquico vascoespañol. Si por otro lado vota en unas urnas sancionadas por el presidente de Francia, legitima el sistema republicano y al Estado francés, siendo por ello un republicano vascofrancés.

Esto es debido a su estado permanente de esclavitud, sometimiento y subordinación con el que ha nacido, aspectos realmente contrarios a la libertad. Lo cual influye en la salud mental del individuo que posee de forma latente el o los Síndrome del tío Tom, Síndrome del colonizado y/o Síndrome de Estocolmo. Debido a estos Síndromes al sujeto político la perenne sojuzgación al amo o al Estado imperial y colonial que soporta, le pasa factura en su salud mental, generándole unos miedos entre los que se encuentra el de caer preso si va en contra del sistema político impuesto desde la metrópoli de turno, tuyo estatus político es contrario al de la democracia que con su primordial Derecho al ejercicio de la autodeterminación de los Pueblos mediante la determinación de las personas, beneficia a la salud mental.

Pues con todo ello, podemos afirmar rotundamente que sin libertad no hay salud mental.

NABARRAKO ERESERKIA

Nabarra, reflexiones de un Patriota

Reflexiones de un Patriota by Iñigo Saldise Alda

ASKATASUNA = Baskoinak x Nafar Paradigma

"PRO LIBERTATE PATRIA GENS LIBERA STATE"

"Aberri askearen alde jende librea jaiki"

"De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria"

Navarre shall be the wonder of the world

by WILLIAM SHAKESPEARE

EUSKARA-LINGUA NAVARRORUM

EUSKARA-LINGUA NAVARRORUM

©NABARTZALE BILDUMA 2011

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