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2017/04/07

Johanna (Juana) de Evreux y Valois, princesa de Nabarra



Johanna (Juana) de Evreux y Valois, princesa de Nabarra
Iñigo Saldise Alda

La princesa de Nabarra Johanna, nació en la capital del Estado de Nabarra, Iruinea-Pamplona, en el año 1370. Fue la sexta en descendencia, en orden cronológico,  de los hijos e hijas de los reyes de Nabarra Carlos de Evreux y Artois, y de la princesa de France Juana de Valois y Luxenburgo.

Su posición en la opción hereditaria, junto a su género de mujer, conllevo con las costumbres de la época, que recibiera una educación supeditada al macho, siendo la mayor valedora de la misma su madre; Juana de Nabarra y France fue su educadora según las machistas costumbres de la época y controladora de las enseñanzas que la niña nabarra recibió de diferentes fuentes, siendo en su mayoría francesas, después nabarras y algunas castellanoleonesas o españolas.

Así pues, su infancia, preadolescencia y adolescencia, las pasó entre el Palacio Real de Iruinea-Pamplona y los diversos castillos reales existentes tanto en el Reino de Nabarra, como también en distintas plazas de la Normandía, siguiendo las instrucciones educativas hacia las mujeres, inculcadas por su madre la reina consorte de Nabarra, Juana de France.

Cuando Johanna de Evreux y Valois contaba con apenas 15 años, fue prometida por motivos políticos con Juan de Montfort y Flandes, duque de Bretaña, el cual ya era viudo por dos veces. Los motivos no fueron por amor, sino por intereses políticos y territoriales de su padre el rey de Nabarra, Carlos de Evreux y Artois, junto al beneplácito del rey Carlos VI de France y la aceptación del monarca Ricardo II de England.

El día 2 de octubre del año 1386, contando ya con la “adulta” edad de 16, Johanna de Evreux y Valois, princesa de Nabarra, casó con el duque de Bretaña y conde de Montfort de nombre Juan.

Tuvo una vida conyugal plena, ciertamente cargada de amor, en la cual tuvo hasta nueve hijos e hijas en un periodo de 13 años, ya que Juan de Bretaña murió en el año 1399, pasando a ser Johanna de Nabarra viuda y regente del ducado de Bretaña.

Ciertamente, durante su matrimonio con el bretón, Johanna de Nabarra se instiyuo de forma autodidacta en las formas de gobernación. Es más, durante su periodo de Regencia, pese a las presiones externas, consiguió mantener la paz en dicho ducado, es más, consiguió que el pueblo bretón viera mejor, más boyante, con mayor poder adquisitivo y una menor imposición del señor o señora ducal, al bajar el pago de los impuestos.

Con todo esto a su alrededor, siendo una bella princesa de Nabarra, duquesa viuda y regente en nombre de su hijo-niño Juan de Montfot y Evreux en Bretaña, recibió en su corte a un exiliado inglés, llamado Henry de Gante y Lancaster, duque de Lancaster y conde de Richmond, oponente a la Corona inglesa del rey  Ricardo II de England.

Henry de Gante y Lancaster salió triunfante ese mismo año en sus pretensiones por la corona brtánica en las mismísimas Cortes de parlamento británico, y la duquesa viuda y regente de Bretaña Johanna de Nabarra, tras conseguir que su tío, el rey de France y duque de Borgoña, Felipe de Valois y Luxemburgo,  fuera el protector de su joven hijo Juan de Montfort y Evreux, el cual ya había sido aceptado legalmente por las Cortes del ducado de Bretaña como su señor y duque, bienquisto la proposición de matrimonio de guapo noble real inglés.

Dicha aceptación no fue política, ni supedidata a necesidades políticas del rey de Nabarra, su hermano Carlos de Evreux y Valois o Carlos III de Nabarra, sino que realmente estaba basa en el afecto y la amistad desarrollada durante la estancia refugiada del inglés en la Corte del ducado de Bretaña. 

Pero Johanna de Nabarra expuso a Henry IV de England, que para seguir adelante con dicha proposición, en orden los asuntos con la Iglesia de Roma, una vez subsanados los que se referían a sus hijos y al ducado de Bretaña. Así pues, na dispensación papal era necesaria para el matrimonio, que finalmente se obtuvo en el año 1402, partiendo tras ello junto a sus hijas al Reino de Inglaterra.

Fue concretamente el 7 de febrero del año 1403, cuando Johanna de Nabarra se casó con Henry IV de England en la Catedral de Winchester. Pero no fue hasta el día 26 del mismo mes, cuando tuvo lugar su entrada formal a London, donde fue coronada reina de England.

La reina Johanna, tanto en las crónicas nabarras, como bretonas o inglesas, fue descrita como hermosa, graciosa y majestuosa, pero también como codicioso y bastante tacaña, siendo acusada por los nobles ingleses por aceptar sobornos, casualmente por aquellos que no fueron beneficiados por su gracia. Johanna de Nabarra prefería la compañía de su séquito bretón, que causó ofensa a tal grado que sus cortesanos bretones fueron exiliados por orden del Parlamento inglés una prohibición que el rey no pensaba que podía oponerse a dada su delicada relación con los nobles ingleses.

En el año 1413, su esposo Henry IV de England murió, sucediéndole en el trono inglés su hijastro Henry V.  A decir verdad, Johanna tenía una relación muy buena con su hijastro, ayudándole incluso en temas de gobernación del Reino inglés. Incluso, Henry V de England le confió el puesto de regente de dicho país durante su ausencia en el año 1415, pues marchó a guerrear a la Galia. A su regreso, sin embargo,  Henry V  de England trajo al hijo de Johanna de Nabarra, Arturo de Bretaña, con él como prisionero.

 Como buena madre, Johanna de Nabarra intentó que lo liberara sin éxito. Esto supuestamente dañó su relación con Henry V de England. Ya en el año 1419, fue acusada de haber contratado a dos magos para usar la brujería para envenenar al rey de England. Su gran fortuna fue confiscada, y fue encarcelada en el castillo de Pevensey en Sussex, England. Pero finalmente fue liberada por orden real de Henry V, en su lecho de muerte, en el año 1422.

Después de su liberación, su inmensa fortuna le fue devuelta a Johanna de Nabarra, y ella vivió el resto de su vida en silencio y cómodamente con su propia Corte en el castillo de Nottingham, principalmente formada por bretones, junto a ingleses y algún nabarro. Así durante el reinado de Henry V de England y en el de su hijo, Henry VI de England… sin molestar, ni llamar la atención, viviendo sin más.


Murió en el año 1437 en Havering-atte-Bower, termino de Essex, y fue enterrada en la catedral de Canterbury junto a su segundo esposo Henry IV de England.

2017/04/06

NOTA DE NABARTZALE BILDUMA

NOTA DE NABARTZaLE BILDUMA.

Un tribunal español impuesto por la brutalidad de las armas en una parte del territorio del ESTADO DE NABARRA, a requerimiento de un leal súbdito español, LUÍS MARÍA MARTÍNEZ GARATE, defensor del alzamiento nacional español contra la República del ESTADO COLONIZADOR DEL REINO DE ESPAÑA en nuestros territorios nabarros del sur del Pirineo, a dictaminado en contra de nuestro mayor colaborador y ciertamente fundador de NABARTZALE BILDUMA, por el siguiente artículo que presentamos a continuación una vez más. Dicho artículo lo publicaremos semanalmente, pues no aceptamos lo que un tribunal extranjero en nuestro territorio dictamine, y lo mayor de todo, jamás esconderemos las labores funestas y asesinas realizas por el fascismo español en nuestro territorio, ni de otro agente externo, sea de quien sea, pues un o una fascista es aquél o aquella que lo hace y aquel o aquella que lo quiere oculta, aunque dicho fascismo sea de tu puto padre o tu puta madre… DECIDADO AL FASCISTA LUÍS MARÍA MARTÍNEZ GARATE (miembro y censor de Nabarralde, S.L.)… (BOIKOT A NABARRALDE, S.L. por cómplices con el fascismo español y sus hijxs)


TODXS SOMOS IÑIGO SALDISE ALDA, AURRERA ZU NABARTZALE.

Luis Martínez Erro, el verdugo de Pamplona
En Pamplona por la Memoria de los Fusilados en el 1936, un nieto de aquellos que no pudisteis matar.
Iñigo Saldise Alda
A la izquierda Luis Martínez Erro
a la derecha uno de sus camaradas
“Desde su carlismo militante, procuró servir a su pueblo del mejor modo al que imaginó tener acceso, en aquellos tiempos y en su situación”. Luis María Martínez Garate (Iturralde, Nabarralde S.L., e hijo del verdugo de Pamplona).
Luis Martínez Erro fue un activo muy importante en Pamplona para el conocido como Alzamiento Nacional, durante la sublevación militar llevada a cabo contra la II República de España. Muy joven se alistó en el denominado Carlismo, a decir verdad, más concretamente en la Comunión Tradicionalista, para pasar de forma inmediata a ser miembro de su brazo armado, los conocidos como Requetés.
Apoyó desde ese brazo armado, militar o terrorista, el pronunciamiento del 18 de julio de 1936. Pero antes, formó parte de la secretaría del general golpista Mola desde el 14 de marzo. Así como secretario y matón, perdón guardaespaldas, del designado en Madrid como cabeza de la insurrección, participó en actos criminales contra el legítimo gobierno de la II República de España, pese a estar los dirigentes de la cúpula nacional-católica y española de los carlistas en Navarra, reacios a algunos aspectos de los dictámenes del general Mola.
Es en la Bajada de Javier, calle muy conocida del casco viejo de Pamplona, concretamente en la tienda de objetos religiosos que lleva por nombre Martínez Erro, donde Luis, en presencia y con la colaboración de su hermano, pasó a máquina las directivas, instrucciones e informes reservados, entre los cuales estaba la lista de ciudadanos de Pamplona y de la Cuenca, a los cuales los paramilitares requetés debía arrestar para posteriormente ejecutar.
Tras las detenciones y torturas, se llevaron a cabo diversos fusilamientos en Pamplona y Comarca, entre ellos el de la Vuelta el Castillo, donde Luis Martínez Erro participó activamente como verdugo, “gatillero”.
Tras “limpiar” Pamplona se alistó junto a numerosos paramilitares requetés en el ejército de los sublevados, marchando y combatiendo en los frentes vasco y cántabro. Siempre contra aquellos libertarios republicanos españoles, anarquistas, socialistas y comunistas. Además de matar a estos,  tanto en el frente y en la retaguardia, la misma terrible suerte corrieron los milicianos vascos de los partidos políticos EAJ-PNV y EAE-ANV, entre otros. Tampoco en sus actos de barbarie en nombre de Dios y por España, se olvidaron las mujeres y los niños, victimas también de su sed de sangre.
En el año 1937 la Comunión Tradicionalista despareció por mandato del general Francisco Franco mediante el Decreto de la Unificación, pasando los requetés y con ellos, como no podía ser de otra manera, Luis Martínez Erro a formar parte la Falange Española Tradicionalista y de las JONS.
Indudablemente por ello, sin ningún tipo de duda, su hijo Luís María Martínez Garate cantaba en su más que benévola y agraciada niñez:
Camisa azul
Y boina colorada
Falange fiel
Y bravo requeté.
Así pues, mientras Luis María Martínez Garate cantaba despreocupado de jovenzuelo, en una época de la vida donde se adsorber las ideas y los actos de los progenitores como verdaderas esponjas, los conocimientos y sobre todo las formas de actuar totalitarias de su padre y como no, las canciones que le enseñaba el verdugo de Pamplona.
Por supuesto, gracias a ese “gatillero” carlista, sus hijos contaron con las ventajas que da siempre el tener gran poder adquisitivo, aunque este sea gracias a los hurtos y robos llevados a cabo por su “respetable” padre.  Mientras que muchos otros niños y niñas, que lograron salvarse del exterminio carlista, falangista, tradicionalista católico nacional español, tanto en Pamplona, Comarca y en todas las partes de la geografía navarra y vascongada que habían “limpiado” Luis y sus bravos requetés, no pudieron ni siquiera conocer a sus padres, ni donde estaban enterrados, aparte de pasar hambre, desnutrición y las más duras de las penurias, todas ellas infringidas por un golpe de Estado en España, antidemocrático, sanguinario y violento, conocido con el rimbombante nombre del  Alzamiento Nacional.
“Ni olvido, ni perdón”
Ni al padre, ni al hijo, ni al espíritu santo del totalitarismo.
Memoria y justicia.

2017/04/03

Love Story

Love Story
Iñigo Saldise Alda


La princesa Berengela de Nabarra nació en Tutera-Tudela en el año 1165. Fue la hija la mayor de los reyes Sancho VI de Nabarra y Sancha de Castilla, reina consorte de Nabarra. Siendo todavía una preciosa niña, pues solo contaba con diez años, su padre le donó el señorío de Monreal.

Durante su infancia fue instruida al modo y costumbres de esa época tan estranguladora para la mujer y contraria a cualquier atisbo de libertad femenina, especialmente en los temas del corazón, negándosele la posibilidad de cursar estudios académicos, siendo su educación encaminada exclusivamente y bajo el oscuro manto de la religión cristiana, para que fuera una mujer complaciente y sumisa a los designios de los machos y de sus necesidades políticas; es decir, fue preparada para que sirviera de moneda de cambio y/o alianza mediante un matrimonio concertado, solo en busca de un beneficio político-militar para su padre.

El príncipe Ricardo de Inglaterra nació en el palacio de Beaumont en Oxford en el año 1157. Era el tercer hijo de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, reina consorte de Inglaterra, duquesa de Aquitania y Guyena, además de condesa de Gascuña.

Como macho fue instruido tanto en los estudios académicos como en las artes políticas y de la guerra, destacando desde muy temprana edad en sus dotes poéticas y militares. Su poesía fue escrita en occitano y en francés. Fue instituido como duque de Aquitania en el año 1168 y nombrado conde de Poitiers en el año 1172. Entre tanto, concretamente en el año 1169 fue concertado su matrimonio con la agraciada princesa Alix de Francia. Esta era tres años más joven que él. A poco de estar en la corte inglesa fue violada por su padre, llegando a ser finalmente la amante de Enrique II de Inglaterra, el cual pese a ratificar una y otra vez el compromiso matrimonial contraído entre los Reinos de Inglaterra y Francia con su homónimo Luis VII de Francia, retuvo a la princesa francesa como su amante hasta su muerte.

En el año 1177 se llevó a cabo el Laudo Arbitral de Londres por el rey Enrique II de Inglaterra, estando como demandantes enfrentados el Reino de Nabarra y el Reino de Castilla. Tras él y teniendo como fondo dicho contexto político, se llevó a cabo un gran torneo en Iruinea-Pamplona, al cual acudió el joven príncipe de veintidós años, Ricardo de Inglaterra.

La princesa Berengera de Nabarra contaba entonces con trece años y estaba comenzando su pubertad, en la cual ya se atisbaba que iba a ser una mujer de gran belleza, con porte esbelto, muy fina y delicada en sus movimientos, revelando su educación principesca y grandes dotes para la poesía. Entonces ella quedó prendada de un joven amigo de su hermano el príncipe Sancho de Nabarra. Este era un príncipe muy atractivo, de ojos azules y cabello colorado, cuyo nombre era Ricardo de Inglaterra. Su aspecto era muy distinguido a la par de rudo. Alto y de compresión fuerte que además ensombrecía con su valentía a los otros competidores.

Pero el príncipe inglés, duque de Aquitania y conde Poitiers, no mostró mucho interés por la princesa nabarra, sencillamente por su juventud, aunque si la reconoció como un joven hermosa y de prometedor futuro, al ser una mujercita muy educada y refinada. Además, pese a saber con certeza que Alix de Francia era la amante de su padre, él joven príncipe inglés seguía prometido con el contrato matrimonial acordado por los Reinos de Francia e Inglaterra. Esto fue en gran medida por expreso deseo de su madre, la reina consorte de Inglaterra, Leonor de Aquitania.

En la primavera del año 1190, la belleza de la princesa Berengela de Nabarra estaba en todo su esplendor. Su hermosura y su belleza, es comparada por los trovadores con la perfección y elegancia de las flores de las praderas, campos y árboles existentes por todo el Reino vascón. Sus movimientos acompasados, acordes, prudentes y ligeros como las olas que rompían en las playas de Donostia-San Sebastian, Hondarribia,... Unido a la hermosura y dinamismo de su oscuro cabello cuando se encuentra suelto y libre al viento mientras observaba el horizonte desde las almenas del palacio de Erriberri-Olite.

Su padre ya estaba pensando en realizar algún contrato matrimonial con algún poderoso príncipe europeo, cuando a Iruinea-Pamplona llegó de forma inesperada una delegación inglesa encabezada por la reina viuda de Inglaterra, Leonor de Aquitania.

Las conversaciones se trasladaron al palacio de Erriberri-Olite, donde se hallaba la princesa Berengera de Nabarra, envuelta en sus poemas y que no había olvidado a su primer amor, Ricardo de Inglaterra. En dichas conversaciones se concertó el matrimonio de la joven y bella princesa nabarra con el ya rey de Inglaterra, tras confirmar su madre que su hijo había repudiado a Alix de Francia y que tenía intenciones de ir como cruzado a la Guerra Santa a Palestina. Que ella, como madre y reina viuda de Inglaterra estaba preocupada de que su hijo, el ya rey de Inglaterra, no se había casado todavía y que por dicha preocupación preguntó a sus damas y al séquito personal de Ricardo I de Inglaterra si había alguna mujer en la mente y el corazón de su hijo, tras despreciar a la princesa francesa.  Estos le dijeron que solo solía mencionar a una princesa, Berengela de Nabarra.

Así pues, tras llegar a un acuerdo en el cual la princesa no aportaría dote, sino que recibiría del rey inglés. Berengela de Nabarra junto a su hermano Sancho de Nabarra, marcharon con Leonor de Aquitania y su séquito hacia la corte anglo-aquitana de Poitiers.

Pero de camino unos emisarios ingleses previenen a Leonor de Aquitania que su hijo Ricardo I de Inglaterra ya ha dejado el monasterio de Vezélay, donde se había encontrado con el rey Felipe II de Francia con quien iba a viajar por el Mediterráneo hacia los Santos Lugares.

En el año 1191, estando en Messina en viaje a los Santos Lugares, Ricardo I de Inglaterra rebela el gran secreto y comunica a su compañero de viaje Felipe II de Francia, que no se casará con Alix de Francia sino con Berengela de Nabarra. Desde entonces la enemistad entre ambos reyes irá creciendo.

El rey francés se enfadó en grado sumo porque Ricardo I de Inglaterra había rehusado casar con su hermana Alix de Francia. Cuando por fin llegaron a Sicilia Leonor de Aquitania y Berengela de Nabarra, el rey francés se negó a saludarles y ese mismo día se embarcó dirigiéndose directamente a Acre.

Berengela de Nabarra junto a su futura suegra Leonor de Aquitania, habían recorrido la Península Itálica y se embarcado en el puerto de Brindisi hacia Messina. Berengela de Nabarra, Sancho de Nabarra y Leonor de Aquitania encuentran finalmente a Ricardo I de Inglaterra en Messina. Allí Leonor de Aquitania entregó a Berengela de Nabarra a su hija Juana de Inglaterra, la reina viuda de Sicilia. Pero la proximidad de la cuaresma hace que la boda se retrase, ya que no es momento hábil para los esponsales de boda, pues no podrían éstas estar seguidas de celebraciones y fiestas. Leonor de Aquitania con la imponente escolta de Sancho de Nabarra, regresó entonces a la corte anglo-aquitana de Poitiers, para ocuparse de la Regencia en ausencia de su hijo el rey de Inglaterra.

Pero la proximidad de la cuaresma hace que la boda se retrase, ya que no es momento hábil para los esponsales de boda, pues no podrían éstas estar seguidas de celebraciones y fiestas. Leonor de Aquitania con la imponente escolta de Sancho de Nabarra, regresó entonces a la corte aquitana de Poitiers para ocuparse de la Regencia en ausencia de su hijo el rey de Inglaterra.

Finalmente Berengela de Nabarra y Ricardo I de Inglaterra se casaron en la capilla de San Jorge de Limassol, en Chipre, consumando la parafernalia de su amor ante un clérigo cristiano. A continuación Ricardo I de Inglaterra redactó la dote que entregaba a Berengela de Nabarra.

"Ricardo, rey de los Ingleses por la gracia de Dios, a todos los que (...) Damos a conocer a todos vosotros todo aquello que asignamos en calidad de dote a Berenguela, esposa Nuestra y reina de Inglaterra, duquesa de Normandía y condesa de Anjou: todo lo que poseemos en Vasconia más allá del río Garona: ciudades, castillos, aldeas y todos nuestros dominios, de modo que ella lo tenga y posea en vida de Nuestra madre, la ilustre reina Leonor, y que lo tenga bien y pacíficamente, de forma íntegra y plena, y honorable, del mismo modo en que Nosotros lo tenemos en mano propia."

La boda en Chipre no había sido programada, ya que la nabarra y el inglés tenían en mente casarse en Tierra Santa. Pero una tempestad dispersó los navíos y, en el que viajaban Juana de Inglaterra y Berengela de Nabarra, fue lanzado contra la costa de Chipre y encalló. El gobernador independiente de la isla Isaac Comnenus, sobrino del fallecido emperador de Manuel I de Bizancio, las tomó como rehenes y a continuación pidió rescate. Alertado Ricardo I de Inglaterra en su navío que ya se había alejado, fue a rescatarlas, capturó la isla. Y solo tras derrotar a Isaac Comnenus y ser nombrado rey de Chipre, se casó con Beregela de Nabarra.

Una vez casados pasaron a Acre, donde Ricardo I de Inglaterra combatió a los sarracenos hasta entrado el año 1192, cuando iniciaron el regreso a Europa en barcos separados. El navío de Ricardo I de Inglaterra sufrió un accidente y encalló, debiendo el rey inglés tomar un peligrosa ruta terrestre hasta Poitiers. Berengela de Nabarra, tras dejar su primera residencia, el castillo de Chinon, pasó a instalarse en la Corte anglo-aquitana, donde recibió la noticia de que su amado esposo había sido capturado por Leopoldo V de Austria, siendo llevado cautivo por éste hasta la presencia del emperador Enrique IV de Alemania. Este lo mandó encerrar en Dürnstein. Las condiciones mientras estuvo encarcelado no fueron severas, incluso escribió una canción en occitano.

Berengela de Nabarra y Leonor de Aquitania colaboraron estrechamente en la obtención del cuantioso rescate de 100.000 marcos, exigido por el emperador alemán para liberar a Ricardo I de Nabarra. Incluso pidió ayuda a su padre Sancho VI de Nabarra, el cual llegó a ofrecer al príncipe Fernando de Nabarra como uno de los rehenes, para que sirviera de garantía de la parte del rescate que quedaba sin pagar.

La suma requerida fue finalmente pagada al contribuir en el esfuerzo Juan de Inglaterra ante la insistencia de su madre Leonor de Aquitania.

A su vuelta al Reino de Inglaterra en el año 1194, Ricardo I de Inglaterra se coronó por segunda vez en Winchester, sin la compañía de Berengela de Nabarra que siguió en la corte anglo-aquitana de Poitiers junto a Leonor de Aquitania. Berengela de Nabarra nunca visitó las Islas Británicas durante la vida de su esposo.

En el año 1195 el rey inglés se reunió con su amada esposa Berengela de Nabarra, llegando a planificar la construcción de una residencia en Thorée dentro del condado de Anjou. Pero en el año 1196 volvieron a separarse y esta vez para siempre, debido esta vez por las disputas territoriales entre el rey de Inglaterra y el rey de Francia. Ricardo corazón de león murió en combate a la edad de cuarenta y cinco años, concretamente en el sitio del castillo normando de Châlus-Chabrol en el año 1199. Las vísceras de Ricardo I de Inglaterra fueron enterradas en el lugar de su muerte, su corazón en Ruan y el resto de su cuerpo fue sepultado a los pies de su padre en la abadía de Fontevrault en Anjou.

Berengela de Nabarra se vio obligada a litigar y disputar con su cuñado Juan II de Inglaterra, por la negativa de éste a cumplir las disposiciones testamentarias de su esposo difunto Ricardo de Inglaterra y también la confirmación por parte del nuevo monarca inglés de la continuación de la alianza anglo-nabarra. Ello le obligó el tener que ir a Londres, donde no fue recibida por el monarca inglés, pasando los días, las semanas en esa Corte inglesa, junto a otros príncipes y nobles, además de asistentes, cocineros, numerosos juglares, actores y bufones. Dicho testamento incluía el usufructo de numerosas ciudades, aldeas y castillos de Gascuña, Normandia y la población de Jaunay. Tras la continuada negativa a recibirle llevada a cabo por el nuevo rey inglés, Berengela de Nabarra regresó a Aquitania y no volvió a las Islas Británicas, limitándose solo a enviar emisarios y representantes con sus demandas.


Gracias a la intervención de los Papas Inocencio III y de su sucesor Honorio III, Berengela de Nabarra vio recompensada finalmente su lucha por los pagos correspondientes a su viudedad de la mano de Enrique III de Inglaterra, pues su padre Juan sin tierra nunca llegó a cumplir los distintos acuerdos alcanzados. En el año 1204, Felipe II de Francia le concedió a Berengela de Nabarra el señorío de Le Mans a cambio de los derechos que poseía ésta sobre las ciudades normandas de Falaise y Domfront, que el rey francés acababa de conquistar militarmente. Allí vivió sola, de forma sencilla y en estricto luto por su viudedad hasta su muerte en el año 1230. Contaba con sesenta y cinco años, siendo sepultada en la abadía de L'Epau, de la que fuera fundadora, y en cuya sala capitular se puede contemplar actualmente su efigie tumbal.

Leyenda o realidad

Leyenda o realidad
Iñigo Saldise Alda

Las leyendas son narraciones orales o escritas, con mayor o menor existencia de elementos imaginativos, que generalmente se intentan pasar por verdades fundadas o ligadas a elementos históricos de la realidad. Las leyendas se transmiten de generación en generación, casi siempre de forma oral, supeditadas a eliminaciones, nuevos añadidos e incluso, ciertas modificaciones.

En torno al rey de Nabarra Sancho VII el fuerte, los españoles ultracatólicos de comienzos del siglo XVI, que ocupaban militar e ilegalmente nuestro territorio al sur del Pirineo, coartando violentamente la libertad de los nabarros de la época, solo con miras de colonizarlos y con ello esclavizar sus mentes, crearon la famosa leyenda de las cadenas de las Navas de Tolosa, incluyéndolas en nuestro escudo, para cimentar una falsa unidad pacífica y una defensa a ultranza del cristianismo católico europeo contra la reforma protestante que se estaba dando en el libre Estado de Nabarra al norte del Pirineo.

Por el contrario otra leyenda o quizás suceso histórico entorno a Sancho VII de Nabarra, incluso casi desde su origen allá en el Reino de Inglaterra, la maquinaria historiográfica y propagandística española (castellano-leonesa y barcelona-aragonesa) nos ha inundado a lo larga de la historia con información poco veraz, al contar con numerosos errores cronológicos de los reales hechos históricos, que calaron en mayor o menor medida en nuestros cronistas e historiadores. Esta es la historia o leyenda que implica personalmente al rey de Nabarra y a una princesa almohade, concretamente llamada Zorayda, hija del califa Abu Yusuf Yaqub al-Mansur.

En su época, la princesa Zorayda, nacida en Sevilla, tenía fama de gran seductora. Al comienzo de estos hechos o leyenda, contaba con apenas veintidós años. Aseguraban todos los musulmanes que era inocente como una paloma. Bella y seductora como las sílfides que el profeta promete a sus creyentes en la región del Edén. Esbelta como la palmera que crece en los campos de Argel y ligera como el vapor que, al morir el día, se levanta del tunecino mar. De tez morena, sus cabellos eran blondos y abundantes. Su frente era tersa y despejada. Sus ojos grandes y rasgados, de un negro intenso, que le otorgaban una indefinible e indolente mirada. Su nariz era fina y afilada, su boca diminuta, con labios delgados y rosados. Contaba con unos brazos redondos, su cuerpo esbelto y ligero, con los pies de una niña. Sus notables movimientos eran los que imprimen a sus hijas los países mediterráneos. Vamos, toda una belleza.

Por otro lado estaba un príncipe cristiano, el rey de Nabarra, Sancho VII el fuerte. Nacido en Tutera-Tudela contaba con veintiocho años. Hombre de enorme estatura y fortaleza. De estirpe vascona, la cual le otorgaba rudeza y delicadeza a partes iguales. Gran luchador de noble corazón. Corpulento y esbelto. El mejor caballero que jamás montó en silla, decían los trovadores cristianos.

Así pues, de forma resumida la leyenda, la princesa almohade se enamoró del rey vascón. Amenazó a su padre con quitarse la vida sino entregaba su mano al rey de Nabarra. Incluso, para que el contrato matrimonial se llevara a cabo con éxito, prometió convertirse al cristianismo y como dote, el califa de los almohades entregaría Al-Alandus al rey de los nabarros, introduciendo de forma pacífica el cristianismo en dichos territorios, junto a una suma económica, la cual, debía determinar el propio Sancho VII el fuerte.

Esta leyenda o quizá realidad, está enmarcada en los siguientes sucesos históricos, que de manera cronológica presento a continuación.

Cronología histórica en la cual se ve escondida la leyenda o quizás realidad, de la relación amorosa entre la princesa almohade y el rey de Nabarra:

1. Año 1194: Batalla de Alarcos. El rey Alfonso VII de Castilla es derrotado por el ejército almohade de Abu Yusuf Yaqub al-Mansur, tras entrar en combate sin esperar los numerosos refuerzos cristianos del rey Sancho VII de Nabarra que acudían a la batalla.
 2. Año 1196: Reunión entre Agreda y Tarazona, con un tratado de paz sobre la mesa, de los reyes Alfonso VII de Castilla, Alfonso II de Aragón y Sancho VII de Nabarra. Dicha reunión fue auspiciada por la Santa Sede del Estado Pontificio de Roma.
3. Año 1196: Tras la reunión anterior y a espaldas del rey de Nabarra, los reyes de Castilla y de Aragón pactan repartirse el Reino de Nabarra.
4. Año 1196: Una embajada del califa almohade Abu Yusuf Yaqub al-Mansur se presenta en la corte del Reino de Nabarra. No hay datos de lo tratado entre los nabarros y los embajadores almohades.
5. Año 1196: La Santa Sede del Estado Pontificio de Roma emite una Bula contra el rey de Nabarra, para que abandone cualquier posible alianza con los musulmanes y se una a los Reinos de Castilla y de Aragón en la cruzada.
6. Año 1197: Los reyes Sancho VII el Fuerte y Alfonso IX de León, forman alianza contra el rey Alfonso VII de Castilla. El rey Pedro II de Aragón acude a socorrer al rey de Castilla.
7. Año 1198: El Reino de Castilla y el Reino de Aragón, a espaldas de la Santa Sede del Estado Pontificio de Roma, nuevamente se alían contra el Reino de Nabarra.
8. Año 1198: Sancho VII de Nabarra, junto a varios ricohombres del Estado vascón, parten hacia el norte de África, dejando el Reino en manos del hermano del rey, el infante Fernando de Nabarra y de Garcia obispo de Iruinea-Pamplona.
9. Año 1199. La delegación del Estado de Nabarra, encabezada por el rey Sancho VII el fuerte llega al Magreb, días después de la muerte de califa almohade Abu Yusuf Yaqub al-Mansur.
10. Año 1199-1200. El rey de Castilla invade el Reino de Nabarra con el consentimiento del Estado Pontificio de Roma, aprovechando la ausencia del rey nabarro Sancho VII el fuerte, ocupando militarmente el Duranguesado, Alaba y Gipuzkoa.
11. Año 1200. El rey Sancho VII de Nabarra y su séquito regresaron al Estado de Nabarra.

Bien, en este asunto, de que si es leyenda o si es un hecho histórico el amor entre la princesa almohade y el príncipe vascón, los historiadores católicos o cristianos, independientemente de su nacionalidad política, descartan, casi en su totalidad y de forma categórica, que fuera un hecho real. Incluso hay quienes arremeten contra los ingleses, recordemos que es en el Reino de Inglaterra donde surgió esta leyenda o quizás relato histórico, esgrimiendo que lo que realmente es una mofa contra el rey de Nabarra.

Pero, hasta el año 1199, año en el cual llega al Magreb el rey de Nabarra, el Reino de Inglaterra estaba gobernado por Ricardo I corazón de león, aliado natural del Reino de Nabarra en gran medida por su matrimonio con Berengela de Nabarra, hermana de Sancho VII el fuerte. Esto hace plausible que dicha leyenda pueda tener más de realidad que de fantasía, ya que la comunicación entre ambos hermanos vascones, uno rey de Nabarra y la otra reina de Inglaterra, era habitual y fluida. ¿Qué mayor importancia entre un hermano y una hermana que hablar de amoríos personales?

Por otro lado, ya desde una mira estrictamente política de los sucesos que he mencionado, el enlace matrimonial habría supuesto un gran beneficio para el Estado de Nabarra.


Así pues, yo estoy predispuesto a creer que estos sucesos fueron reales, tanto por la maravillosa historia de amor que hay en ella, como por la importancia política que ello habría supuesto para mi Estado, Nabarra.

NABARRAKO ERESERKIA

Nabarra, reflexiones de un Patriota

Reflexiones de un Patriota by Iñigo Saldise Alda

ASKATASUNA = Baskoinak x Nafar Paradigma

"PRO LIBERTATE PATRIA GENS LIBERA STATE"

"Aberri askearen alde jende librea jaiki"

"De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria"

Navarre shall be the wonder of the world

by WILLIAM SHAKESPEARE

EUSKARA-LINGUA NAVARRORUM

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©NABARTZALE BILDUMA 2011

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