Leyenda o realidad
Iñigo Saldise Alda
Las leyendas son narraciones orales o escritas, con
mayor o menor existencia de elementos imaginativos, que generalmente se
intentan pasar por verdades fundadas o ligadas a elementos históricos de la
realidad. Las leyendas se transmiten de generación en generación, casi siempre
de forma oral, supeditadas a eliminaciones, nuevos añadidos e incluso, ciertas
modificaciones.
En torno al rey de Nabarra Sancho VII el fuerte, los españoles ultracatólicos
de comienzos del siglo XVI, que ocupaban militar e ilegalmente nuestro
territorio al sur del Pirineo, coartando violentamente la libertad de los
nabarros de la época, solo con miras de colonizarlos y con ello esclavizar sus
mentes, crearon la famosa leyenda de las cadenas de las Navas de Tolosa,
incluyéndolas en nuestro escudo, para cimentar una falsa unidad pacífica y una
defensa a ultranza del cristianismo católico europeo contra la reforma
protestante que se estaba dando en el libre Estado de Nabarra al norte del
Pirineo.
Por el contrario otra leyenda o quizás suceso
histórico entorno a Sancho VII de Nabarra, incluso casi desde su origen allá en
el Reino de Inglaterra, la maquinaria historiográfica y propagandística española
(castellano-leonesa y barcelona-aragonesa) nos ha inundado a lo larga de la
historia con información poco veraz, al contar con numerosos errores
cronológicos de los reales hechos históricos, que calaron en mayor o menor
medida en nuestros cronistas e historiadores. Esta es la historia o leyenda que
implica personalmente al rey de Nabarra y a una princesa almohade,
concretamente llamada Zorayda, hija del califa Abu Yusuf Yaqub
al-Mansur.
En su época, la
princesa Zorayda, nacida en Sevilla, tenía fama de gran seductora. Al comienzo
de estos hechos o leyenda, contaba con apenas veintidós años. Aseguraban todos los
musulmanes que era inocente como una paloma. Bella y seductora como las
sílfides que el profeta promete a sus creyentes en la región del Edén. Esbelta
como la palmera que crece en los campos de Argel y ligera como el vapor que, al
morir el día, se levanta del tunecino mar. De tez morena, sus cabellos eran
blondos y abundantes. Su frente era tersa y despejada. Sus ojos grandes y rasgados,
de un negro intenso, que le otorgaban una indefinible e indolente mirada. Su
nariz era fina y afilada, su boca diminuta, con labios delgados y rosados.
Contaba con unos brazos redondos, su cuerpo esbelto y ligero, con los pies de
una niña. Sus notables movimientos eran los que imprimen a sus hijas los países
mediterráneos. Vamos, toda una belleza.
Por otro lado estaba
un príncipe cristiano, el rey de Nabarra, Sancho VII el fuerte. Nacido en Tutera-Tudela contaba con veintiocho años.
Hombre de enorme estatura y fortaleza. De estirpe vascona, la cual le otorgaba
rudeza y delicadeza a partes iguales. Gran luchador de noble corazón. Corpulento
y esbelto. El mejor caballero que jamás montó en silla, decían los trovadores
cristianos.
Así pues, de forma resumida
la leyenda, la princesa almohade se enamoró del rey vascón. Amenazó a su padre
con quitarse la vida sino entregaba su mano al rey de Nabarra. Incluso, para
que el contrato matrimonial se llevara a cabo con éxito, prometió convertirse
al cristianismo y como dote, el califa de los almohades entregaría Al-Alandus
al rey de los nabarros, introduciendo de forma pacífica el cristianismo en
dichos territorios, junto a una suma económica, la cual, debía determinar el
propio Sancho VII el fuerte.
Esta leyenda o quizá
realidad, está enmarcada en los siguientes sucesos históricos, que de manera
cronológica presento a continuación.
Cronología histórica
en la cual se ve escondida la leyenda o quizás realidad, de la relación amorosa
entre la princesa almohade y el rey de Nabarra:
1. Año 1194: Batalla
de Alarcos. El rey Alfonso VII de Castilla es derrotado por el ejército
almohade de Abu Yusuf Yaqub al-Mansur, tras entrar en combate sin esperar los
numerosos refuerzos cristianos del rey Sancho VII de Nabarra que acudían a la
batalla.
2. Año 1196: Reunión entre Agreda y Tarazona,
con un tratado de paz sobre la mesa, de los reyes Alfonso VII de Castilla,
Alfonso II de Aragón y Sancho VII de Nabarra. Dicha reunión fue auspiciada por
la Santa Sede del Estado Pontificio de Roma.
3. Año 1196: Tras la
reunión anterior y a espaldas del rey de Nabarra, los reyes de Castilla y de
Aragón pactan repartirse el Reino de Nabarra.
4. Año 1196: Una
embajada del califa almohade Abu Yusuf Yaqub al-Mansur se presenta en la corte
del Reino de Nabarra. No hay datos de lo tratado entre los nabarros y los
embajadores almohades.
5. Año 1196: La Santa
Sede del Estado Pontificio de Roma emite una Bula contra el rey de Nabarra,
para que abandone cualquier posible alianza con los musulmanes y se una a los
Reinos de Castilla y de Aragón en la cruzada.
6. Año 1197: Los reyes
Sancho VII el Fuerte y Alfonso IX de León, forman alianza contra el rey Alfonso
VII de Castilla. El rey Pedro II de Aragón acude a socorrer al rey de Castilla.
7. Año 1198: El Reino
de Castilla y el Reino de Aragón, a espaldas de la Santa Sede del Estado
Pontificio de Roma, nuevamente se alían contra el Reino de Nabarra.
8. Año 1198: Sancho
VII de Nabarra, junto a varios ricohombres del Estado vascón, parten hacia el
norte de África, dejando el Reino en manos del hermano del rey, el infante
Fernando de Nabarra y de Garcia obispo de Iruinea-Pamplona.
9. Año 1199. La
delegación del Estado de Nabarra, encabezada por el rey Sancho VII el fuerte llega al Magreb, días después
de la muerte de califa almohade Abu Yusuf Yaqub al-Mansur.
10. Año 1199-1200. El
rey de Castilla invade el Reino de Nabarra con el consentimiento del Estado
Pontificio de Roma, aprovechando la ausencia del rey nabarro Sancho VII el fuerte, ocupando militarmente el
Duranguesado, Alaba y Gipuzkoa.
11. Año 1200. El rey
Sancho VII de Nabarra y su séquito regresaron al Estado de Nabarra.
Bien, en este asunto,
de que si es leyenda o si es un hecho histórico el amor entre la princesa
almohade y el príncipe vascón, los historiadores católicos o cristianos,
independientemente de su nacionalidad política, descartan, casi en su totalidad
y de forma categórica, que fuera un hecho real. Incluso hay quienes arremeten
contra los ingleses, recordemos que es en el Reino de Inglaterra donde surgió
esta leyenda o quizás relato histórico, esgrimiendo que lo que realmente es una
mofa contra el rey de Nabarra.
Pero, hasta el año
1199, año en el cual llega al Magreb el rey de Nabarra, el Reino de Inglaterra
estaba gobernado por Ricardo I corazón de
león, aliado natural del Reino de Nabarra en gran medida por su matrimonio
con Berengela de Nabarra, hermana de Sancho VII el fuerte. Esto hace plausible que dicha leyenda pueda tener más de
realidad que de fantasía, ya que la comunicación entre ambos hermanos vascones,
uno rey de Nabarra y la otra reina de Inglaterra, era habitual y fluida. ¿Qué
mayor importancia entre un hermano y una hermana que hablar de amoríos
personales?
Por otro lado, ya
desde una mira estrictamente política de los sucesos que he mencionado, el enlace
matrimonial habría supuesto un gran beneficio para el Estado de Nabarra.
Así pues, yo estoy
predispuesto a creer que estos sucesos fueron reales, tanto por la maravillosa
historia de amor que hay en ella, como por la importancia política que ello
habría supuesto para mi Estado, Nabarra.