Iñigo Saldise Alda
Es por todos
bien sabido, que los símbolos son importantes para el ser humano, ya que
finalmente son la forma directa de visualizar las ideas, las creencias, las
intenciones y la pertenencia a grupos y Naciones. Cuando se cambia un símbolo
es importante, porque da a entender una manifestación de intenciones en aquel
que lo hace. Cuando los emblemas han asumido siglos de pertenencia, es bastante
posible que hayan aglutinado niveles de trascendencia de los que el nuevo o
modificado símbolo carecerá con toda y absoluta seguridad, sirviendo para vaciar
un distintivo de su original significado, e incluso utilizándolo para
significar lo contrario de lo que ha venido haciendo hasta ese momento.
El elemento simbólico de mayor significación e
importancia existente en Nabarra, ha sido, es y será, su escudo.
Pero… ¿Ha sido
cambiado o modificado nuestro escudo a lo largo de la historia?
Si nos atenemos
a las directrices expuestas en el año 1982, las cuales a día de hoy no han sido
modificadas desde la actual [colonial] institución [española] existente en [la]
Nabarra [reducida y residual] (C.F.N.), encuadrada indiscutiblemente en su
continuada labor [colonizadora y] de auto legitimación histórico-política de la
[ilegal invasión militar y posterior ilegítima] anexión española del Reino de
Nabarra del año 1512[-1521], comenta de forma oficial [española] lo siguiente
con respecto al escudo de Nabarra:
"El escudo de Navarra está formado por cadenas
de oro sobre fondo rojo, con una esmeralda en el centro de unión de sus ocho
brazos de eslabones y, sobre ellas, la Corona Real, símbolo del Antiguo Reino
de Navarra".(sic)“Esta descripción corresponde al
escudo histórico de Navarra -cadena de oro sobre fondo de gules- que tiene su
origen en el escudo de armas que el rey navarro Sancho VII el Fuerte adoptó
como propio en 1212, tras la victoria de los reyes cristianos de Navarra,
Castilla y Aragón, contra las tropas musulmanas, sucedida en las Navas de
Tolosa (actual provincia de Jaén), dentro de la reconquista de la península.
Las cadenas representan a las que rodeaban la tienda del rey moro Miramamolín
el Verde y que Sancho el Fuerte rompió con su propia espada. Y la esmeralda
central representa la que el rey moro vencido llevaba sobre su turbante”.
Posteriormente,
concretamente en el año 2002, La Dirección General de Cultura
[de la colonial C.F.N.] conocida como Institución Príncipe de Viana, publico
una nueva edición de El Libro de Armería
del Reino de Navarra, de la que
son coautores el afamado heraldista, genealogista y
sigilografista [español] Faustino Menédez-Pidal de Navascués y el historiador [navarro]
Juan José Martinena Ruiz. El origen de esta obra data del año 1575 y su
realización está basada en un libro anterior realizado por los sucesivos Reyes
de Armas del Reino de Nabarra, más concretamente de la familia Del Bosque (Juan
y Gracián), que fue sustraído en circunstancias nunca aclaradas hacia el año 1557.
En este libro se nos explica que el escudo de Nabarra es:
“De gules, carbunclo cerrado pomelado de oro con una esmeralda verde (en
forma de losange) en abismo. Timbrado por una corona de tres florones”.
El termino
carbunclo es con el cual fueron blasonadas las armas de Nabarra en los
armoriales europeos desde la segunda mitad del siglo XIII, es decir, tras la
batalla de las Navas de Tolosa del año 1212. Como podemos comprobar no se
menciona por ningún lado las cadenas, aunque si se nos habla de una esmeralda
verde. Entonces… ¿Cuándo, como y lo más importe, por qué fueron introducidas
las cadenas?
Antes de
responder a estas preguntas, debemos observar las referencias a las armas de
Nabarra más antiguas, las cuales son las comprendidas entre los años 1275 y
1285, en diversos armoriales franceses e ingleses, y que añaden algún adjetivo
para describir los botoncillos o pomas que se representaban a Teobaldo II de
Nabarra, como charboucle besancié, por su similitud con la figura de los
besantes o bezantes, monedas bizantinas. El carbunclo, sinónimo de rubí, era en
el abreviado medieval una piedra que se imaginaba luminosa en la oscuridad cual
carbón encendido. El Conrado de Würzburg, al describir las armas de Nabarra, lo
describe como un rubí rojo, aunque a finales del siglo XIV, el color se trocará
en esmeralda verde. En el armorial llamado Urfé, creado entre los años 1360 y
1370, se blasonan las armas de Nabarra de la siguiente forma:
“(…) de
Navarre: de gules a lescarboucle dor pommelee alumee de sinople en lamoyenne en
guise désmeraude”, es decir, “(…) de Nabarra: de gules (rojo) un carbunclo de oro (amarillo)
pomelado iluminado de sinople (verde) en el medio a manera de esmeralda”.
Incluso ya
entrado el siglo XV, El castellano [por ende español] marqués de Santillana las
describe de forma poética, en la Comedieta de Ponza, a las armas de Nabarra
como:
“(…) amarilla gema pomelada...e cada qual poma de
nudos ligada, de verde carbuclo al medio esmaltada (…)”
En ninguno de
estos casos se mencionan las cadenas como armas de Nabarra y lo más importante,
tampoco aparecen representadas en las fachadas exteriores de Palacios y
Castillos nabarros, paredes interiores de las iglesias y catedrales existentes
en el Reino, en los sellos de nuestros reyes, en el libro de Armería del Reino
de Nabarra, incluso en descripciones extranjeras, etc., etc.
Además, para
más inri, debemos tener presente y saber que el rey nabarro Sancho VII el Fuerte, tras
la batalla de las Navas de Tolosa del año 1212, no introdujo ningún cambio en
su emblema personal (¿y a través de él del Reino de Nabarra?), como exponen
desde la institución [colonial y española] de la C.F.N. ya mencionada, pues al
menos dos años más tarde sigue grabando en su nuevo sello el águila negra en el
escudo de la figura ecuestre añadiendo en el reverso de sus sellos bajo cada una de las garras del águila un
pequeño león.
La primera
imagen del escudo de Nabarra donde se aprecian realmente las cadenas, data del
año 1592, ya con la Contrareforma Católica completamente asentada en el Reino de España
[y los territorios de la colonia de Nabarra al sur del Pirineo]. Es
concretamente en una tercera redición de la obra de Carlos de Trastámara y
Evreux, príncipe de Biana, titulada Crónica
de los Reyes de Navarra. Actualmente se desconoce a la persona [(¿española
tal vez?)] que realizó esta tercera redacción, ampliando y refundando nuevas
crónicas no exentas de errores e inexactitudes, mostrando además grandes diferencias formales y textuales a las de la segunda
redacción en la que se basó, que fue realizada por Diego
Ramírez de Avalos de la Piscina en el año 1534, el cual ya amplio [y modifico] la
original Crónica del príncipe de Biana realizada en el año 1454, llegando a
alargar la crónica hasta su época. Solo se mantiene fiel el prólogo con respecto a la Crónica del príncipe de Biana, al
igual que el resto de copias conservadas de ese mismo siglo XVI.
Posteriormente en los territorios soberanos del
Reino de Nabarra existentes al norte del Pirineo, más concretamente en el año 1605, se editó una breve historia
del Reino de Nabarra. Este manuscrito está decorado, entre otros, por el escudo
o blasón de Nabarra, el cual mantiene el carbunclo de oro pomelado sobre fondo
de gules, con bloca de sinople en abismo redondeado.
No sería hasta el reinado de Louis XIV de Francia [el
cual era el heredero de Louis XIII, quien había entrado a sangre y fuego en el
Reino soberano de Nabarra y realizó unilateralmente el ilegal Decreto de la Unión en el año
1620], con la Contrarreforma Católica también ya asentada completamente en el Reino de
Francia [y en la colonia de Nabarra al norte del Pirineo], cuando aparecen por
primera vez las cadenas como símbolo de Nabarra en los escudos del Reino de
Francia, con las debidas particularidades llevadas a cabo por los heraldistas
franceses.