Garcia de Eugi
Iñigo Saldise Alda
Heráldica: escudo cuartelado en cruz. 1º y 4 º de azur pleno y 2º y 3 º de gules
pleno. Sobre el todo faja de oro brochante. El todo es de una línea secundaria
de Eugi.
Nacido en torno al año
1340 en la palacio de Eugi. Su educación fue predestinada hacia la vida
eclesiástica. Por ello fue enviado en el año 1356 al convento de la orden de
San Agustin en Iruinea-Pamplona, situado en la
ciudad de la Nabarreria.
Ya siendo fraile
agustino, concretamente en el año 1358, recibió del Gobernador del Reino de
Nabarra y conde de Beaumont-le-Roger Luis de Evreux-Nabarra y Capétiens, una
limosna, donativo o beca, para continuar sus estudios en el Reino de Castilla y
León.
En ese Reino estudió
Teología, también tuvo acceso a la Estoria
de Espanna y la Estoria de los Godos,
escritas una por el rey Alfonso X de Castilla y León, y por la otra por el
arzobispo de Toledo, Primado de España y Canciller del Reino de Castilla en su
tiempo, Rodrigo Ximénez de Rada.
Ya de habiendo retornado
al Reino de Nabarra era ya el prior-rector de la Orden de San Agustín en el año
1370, siendo a su vez lector en Teología en la Corte del Estado de Nabarra. En el
año 1375 se convirtió en el confesor personal del rey de Nabarra y conde de
Evreux, Carlos de Evreux-Nabarra y Capétiens, recibiendo una pensión de 100
francos anuales por parte de la Tesorería del Reino vascón.
Desde su nombramiento
como confesor Real, Garcia de Eugi se convirtió en persona de confianza del rey
Carlos II de Nabarra. Por ello se convirtió en embajador personal de rey de
Nabarra y también, en embajador del Estado de vascón.
El 24 de mayo del año 1378,
el prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, entregó en mano
un pago por la villa de Logroño favorecido por el rey Carlos II de Nabarra, al Adelantado
de Castilla y León, Merino de Guipúzcoa-Gipuzkoa, capitán-castellano de la
villa de Logroño, señor de Amusco y Treviño Pedro Ruiz Manrique de Lara y Leyva,
el cual prestó homenaje al rey Carlos II de Nabarra, y se declaró su vasallo,
fingiendo estar perseguido por el rey de Castilla y León, conde de Noreña y
Trastámara, señor de Lemos, Sarria, Cabrera y Ribera Enrique de Trastámara y Guzmán. Dicha entrega
fue llevada a cabo en la ciudad de Lizarra-Estella. La suma ascendió a 20.000
florines del cuño de Aragón como compensación de sus rentas anuales en la villa
de Logroño, a cambio de la entrega de la plaza riojana a las tropas nabarras.
Siguiendo el mismo
juego de la traición, el Adelantado de Castilla y León, Merino de
Guipúzcoa-Gipuzkoa, capitán-castellano de la villa de Logroño, señor de Amusco
y Treviño Pedro Ruiz Manrique de Lara y Leyva, había dejado, colocadas
estratégicamente, algunas fuerzas castellanoleonesas en la villa de Logroño, y seis
mil lanzas mantuvo apostadas en la villa de Navarrete, bajo las órdenes del Merino
Mayor de Álava, Oficial de la Escudilla del rey de Castilla y León, señor de
Hita y Buitrago Pedro González de Mendoza y Orozco.
Entonces invitó al rey
Carlos II de Nabarra a que hiciera acto de presencia en la ciudad de Logroño. Pero
el rey de Carlos II de Nabarra fue advertido esos extraños movimientos de
tropas castellanoleonesas, por varias personas, entre ellas el prior de los Agustinos
de Iruinea-Pamplona, confesor Real y Consejero personal del rey de Nabarra
Garcia de Eugi.
Así pues, la captura
del rey Carlos II de Nabarra, planeada por el rey Enrique II de Castilla y León,
fracasó; y como no ya podía prolongarse la ambigua situación, el Adelantado de
Castilla y León, Merino de Guipúzcoa-Gipuzkoa, capitán-castellano de la villa
de Logroño, señor de Amusco y Treviño Pedro Ruiz Manrique de Lara y Leyva, por
orden del rey de Castilla y León, pasó a atacar y reducir a la guarnición nabarra
que ya se había instalado en la ciudad de Logroño; entre los que lograron
escapar estuvo el Alférez del Estandarte Real de Nabarra Martin Henriquez de
Lacarra, que, saltando desde el puente pudo salvar la bandera del Estado de
Nabarra que portaba. Tres ello, por mandato de su rey Enrique II de Castilla y
León, invadió el Estado de Nabarra, penetrando en el corazón del Reino vascón a
continuación junto al señor de Cameros Juan Ramírez de Arellano,
desnaturalizado de su condición de nabarro. Asolaron las tierras nabarras y
destruyeron el castillo-palacio Real de Tiebas. El ejército invasor
castellanoleonés fue capitaneado por el infante de Castilla y León Juan de
Trastámara y Villena, al frente 4.000 caballeros castellanoleoneses y numerosa
infantería, ballesteros y lanceros, también de tierras bajo tributo del rey
Enrique II de Castilla y León.
Esta acción militar
castellanoleonesa que llegó a cercar la ciudad de Iruinea-Pamplona durante un
mes, obligó al rey Carlos II de Nabarra a pactar el tratado de Briones, firmado
el día 31 de marzo del año 1379, siendo muy lamentable para los legítimos
intereses políticos de los nabarros. Uno de los procuradores del rey de Nabarra
que acudió a la villa de Briones fue el prior de los Agustinos de
Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, el cual también aprovechó el viaje al Reino de
Castilla y León, para realizar otros asuntos personales de índole mercantil,
del el rey Carlos II de Nabarra.
En el año 1381, la
pensión que recibía como confesor Real de 100 francos anuales, fue permutada
por las rentas en donación vitalicia de los molinos, hornos, chapitel y
almiradío de la villa de Etxarri Arantz, que venía a ser 70 libras de carlines
prietos al año.
En el año 1383, el
prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona, acudió a la Corte del rey de
Castilla y León, rey consorte de Portugal, señor de Lara, Vizcaya y Molina Juan
de Trastámara y Villena, como embajador del Reino de Nabarra.
El prior de la Orden
de San Agustín de Iruinea-Pamplona, en el año 1384 tuvo en misión diplomática al
recibir en Donapaleu a los emisarios del copríncipe de Andorra, conde de Foix,
Benauges, Lavaux y Longeville, vizconde consorte de Marsan, Castellbló y Bearno,
además de Captal de Buch Archambaud de Grailly. Las conversaciones se saldaron
positivamente y fueron realizadas para solucionar diversos problemas fronterizos
entre valles del vizcondado de Bearno y del Reino de Nabarra.
A caballo entre los
años 1384 y 1385, el prior de los Agustinos Garcia de Eugi recibió diversas
limosnas o subvenciones de la Tesorería del Reino de Nabarra, para diversos
obras en la iglesia de San Agustín en Iruinea-Pamplona.
El año 1385 comenzó
para el prior de la Orden de San Agustín de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi,
como diplomático en la Corte del rey Juan I de Castilla y León, consorte de
Portugal. Allí se encontraba el infante heredero de Nabarra Carlos de Evreux y
Valois-Capétiens. Éste era un decidido partidario del papado de Avignon y de tener
una alianza con el Reino de France. Así pues, el prior de los Agustinos de
Iruinea-Pamplona, junto al infante heredero de Nabarra, negociaron con el
rey Juan I de Castilla y León, consorte de Portugal, el conocido como
tratado de El Espinar. Con dicho pacto, el Reino de Nabarra vería mejoradas las
condiciones impuestas en gravoso tratado de Briones, a cambio de que el rey Carlos
II de Nabarra pusiese fin a la neutralidad que venía manteniendo en la disputa
cismática dentro de la República Católica Cristiana.
Ese mismo año, el prior
de los Agustinos de Iruinea-Pamplona fue nombrado obispo para esa diócesis por el
papa Clemente VII de Avignon, a instancia y solicitud del rey Carlos II de
Nabarra. Sin embargo, no llegó a ocupar físicamente esa Sede Episcopal, pues al
estar bajo control de los ingleses permaneció bajo la obediencia del papa
Urbano VI de Roma. Por lo que desde Donibane Garazi se dedicó a su
administración, en un espectro territorial reducido.
El día 18 de septiembre
del año 1385, el rey Carlos II de Nabarra le concedió a su confesor personal,
una ciertos dineros para los gastos de la consagración. De todas maneras, esto
no le impidió seguir dedicándose a los asuntos del Reino vascón, y tampoco le
imposibilitó en su labor como confesor y consejero del rey Carlos II de
Nabarra.
También ese año, el
rey Carlos II de Nabarra hizo testamento, quedando detallado en el mismo, que
el obispo de Baiona y prior de la Orden
de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi su nombramiento como testamentario y albacea
de su hijo el infante heredero de Nabarra Carlos de Evreux y Valois-Capétiens.
Este cargo lo compartió con el Alférez del Estandarte Real de Nabarra Charlot de
Beaumont-Nabarra y Lizarazu.
Ya en el año 1386, el
obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona, asistió a la
firma del tratado de Lizarra-Estella, como invitado de la mesa del rey
Carlos II de Nabarra. La cuestión del reconocimiento del papa de Avignon
todavía estaba pendiente en esas fechas. De allí marchó al Reino de Castilla y
León para visitar al infante heredero de Nabarra Carlos de Evreux y
Valois-Capétiens.
Un año después murió el
rey Carlos II de Nabara y el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de
Iruinea-Pamplona Garcia de Eugui, ejecutó testamentario y a continuación pasó a
ser el Regidor-Gobernador del Reino vascón, actuando como cabezalero junto
con el Alférez del Estandarte Real Charlot de Beaumont-Nabarra y Lizarazu.
Dicho cargo que desempeñó durante tres semanas, concretamente hasta el regreso
del infante heredero de Nabarra y conde de Evreux Carlos de Evreux y
Valois-Capétiens y de su esposa la infanta de Castilla y León, señora de
Roa-Sepúlveda Leonor de Trastámara y Villena, desde el Reino de Castilla y León.
Tras ello dejó de
figurar en la escudería del Hostal Real, dejando de percibir la renta anual y
los diezmos de los lugares de la villa de Etxarri Aranatz.
En el año 1387 recibió
la asignación de 30 sueldos a cambio de una casa en Donibane Garazi, que había
cedido por el servicio de chapitel. También ese año, el obispo de Baiona y
prior de la Orden de San Agustín Garcia de Eugi, salió al encuentro del soberano
de la Orden de Nuestra Señora del Chardon o de la Esperanza, duque de Bourbon,
conde de Clermont, conde consorte de Florez y señor de Mercœur Louis de Bourbon
y Valois-Anjou, quien llegaba a Iruinea-Pamplona como delegado del rey de France.
El obispo de Baiona y
prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, continuó ejerciendo de
confesor con el nuevo rey Carlos III de Nabarra, quien en el año 1388 le
confirmó vitaliciamente los diezmos de Etxarri Aranatz.
El 6 de febrero del
año 1390, con asistencia del cardenal de Aragón Pedro Martínez de Luna, de los
obispos Martin de Çalba por Iruinea-Pamplona, Garcia de Eugi por Baiona, Jean Beauffes
por Akize-Dacs-Dax, Juan por Calahorra, Pedro por Tarazona, otro Pedro por Ampurias
y Fernando por Vich, se realizó por parte del Reino de Nabarra, el
reconocimiento de Clemente VII de Avignon como papa legítimo.
Junto a ellos y otros
más, asistió y participó en la unción y en la coronación oficial de Carlos de
Evreux y Valois-Capétiens como rey de
Nabarra llevada a cabo el día 13 de febrero en la catedral de Iruinea-Pamplona.
En los años
siguientes, el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona,
vio mermada sustancialmente su influencia en la Corte de rey Carlos III de
Nabarra, permaneciendo largas horas diarias en el convento de su orden
escribiendo una Chronica
d’Espayna y de la Genealogía
de los reyes de Nabarra, redactada como un apéndice de la anterior, que es
la primera presentar¡ción de una
historia independiente del Estado de Nabarra, en contraprestación de las
crónicas realizadas en el Reino de Castilla y León que la encuadraban y
juntaban en su historia de Espayna.
A comienzos del año
1397, nuevamente el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de
Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, tras acabar su obra histórica del Estado de
Nabarra, acompañó al rey Carlos III de Nabarra en una nueva misión diplomática,
pero esta vez al Reino de France, concretamente a la ciudad de Paris. Esto fue
debido a que el rey nabarro fue invitado a una reunión mediante la cual, los
asistentes pretendían encontrar una solución al Cisma de Occidente. Tras la reunión, el rey Carlos III de Nabarra aprovechó
dicha invitación para exponer ante Charles VI de France, sus legítimas
reclamaciones territoriales sobre los feudos y tierras de la casa de Evreux en Normandie.
La estancia del obispo
de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi en la
capital del Estado de France, siendo alojado en un hostal del infante de
Nabarra, caballero del Reino de Nabarra, caballero de la Orden del Lebrel
Blanco y de la Buena Fe, Lugarteniente del rey de Nabarra en el Reino de
France Pierre de Nabarra-Evreux y
Valois-Capétiens, se alargó por un periodo de un año, debido al comienzo de los
primeros brotes psicóticos en el rey Charles VI de France.
Junto al obispo de
Baiona y prior de la Orden de San Agustín de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi,
estuvieron acompañando al rey Carlos III de Nabarra en el séquito Real, Charlot
de Beaumont-Nabarra y Lizarazu, Leonel de Nabarra y Lizaso, Pierres de Peralta
y Ruiz de Azagra, Arnauld Remon de Agramont, Arnaud Sanche de Tardets, Pées de
Laxague-Latsaga y Viellote, Bertrán Henriquez de Lacarra y Moncayo, Martin de
Aibar, Gascón de Urroz, Pere Arnault de Garro, Juan de Domezain, Pierres Sanz
de Lizarazu, Rodrigo de Esparza y por lo menos unos 20 caballeros nabarros más.
También fueron el novicio Sancho Sánchez de Oteiza, el maestre Bernat y el
físico Juce Orabuena, un cirujano del rey llamado Sancho, el boticario Pero
Iñiguez, el astrólogo Remar, además de diversos capellanes, limosnero,
secretarios, pajes, menestriles, trompetas, etc.
El día 26 de noviembre
del año 1398, el rey Carlos III de Nabarra nombró al obispo de Baiona y prior
de los Agustinos de Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi, junto con otros
eclesiásticos y nobles, tutor de su hijo heredero Carlos de Evreux y Trastámara,
autorizándoles para que, si en el caso que al morir el rey de Nabarra fuera todavía
menor de edad el infante nabarro, prestasen en su nombre el juramento debido ante
los tres estados de las Corte del Reino de Nabarra y reciban en contraposición
la jura de éstos en su nombre.
En el año 1400, el caballero
Alejo de Viana entregó un trocito de la Cruz del Redentor y otro de su Sagrada
Túnica al rey Carlos III de Nabarra en su palacio de Iruinea-Pamplona. El
caballero llegó al Estado de Nabarra como emisario del emperador Manuel
Paleólogo, que se encontraba en la ciudad de Paris buscando ayuda entre los
Reinos cristianos, pues tras las victorias turcas de Kossovo y Nicópolis,
posicionaban a éstos en ventajosa posición estratégica militar, en sus
intenciones de conquistar Constantinopla.
Las reliquias fueron
llevadas en procesión a la iglesia mayor de la catedral de Santa María la Real de
Iruinea-Pamplona, por el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de
Iruinea-Pamplona Garcia de Eugi. Al traslado asistió numerosísimo público y el
rey Carlos III de Nabarra estuvo presente.
El día 29 de noviembre
del año 1401, el obispo de Baiona y prior de los Agustinos de Iruinea-Pamplona
Garcia de Eugi, reconoció mediante documento firmado y sellado, haber gozado
puntualmente de los diezmos de la villa de Etxarri Aranatz.
En el año 1405, Garcia
de Eugi en calidad obispo de Baiona, presidió los esponsales en Erriberri-Olite de
la infanta de Nabarra Juana de Evreux y Trastámara, heredera al trono nabarro
tras la muerte de su hermano Carlos, con el coheredero del principado de
Andorra, heredero de los condados de Foix y Bigorra, los vizcondados de
Benauges, Castellbló, Marsan, Oloron, Gabarret, Brulhes, Lautrec y Bearno,
junto a los señoríos de Donasan-Donauzan, Nebouzan, Montcada y Castellvell
entre otros muchos, Jean de Grailly y Castellbló.
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