Pedro de
Nabarra y de la Cueva e hijo
Iñigo Saldise Alda
Heráldica 1: Escudo de azur dos leones de plata afrontados que son del linaje, el
todo bajo un jefe de gules con medio carbunclo de oro cerrado y pomelado
naciente que es de Nabarra.
Pedro de Nabarra y de la Cueva fue
hijo del último Mariscal del Reino de Nabarra. Vivió en la Corte de Nabarra
existente en Pau, vizcondado de Bearne. En el año 1520 y durante la preparación
militar para un nuevo intento de liberación de las tierras ocupadas por los
españoles, Enrique de Albret y Foix, II de Nabarra, le nombró Capitán General
de Nabarra.
Durante la liberación del año
1521, el hijo del Mariscal del Reino que estaba preso en Simancas, fue el
encargado de entrar en la Merindad de Sangüesa. En Zangoza fue recibido con
salva y rápidamente se prestó a organizar la sublevación contra los españoles. Las tropas navarras comandadas por el Capitán General de
Nabarra, eran provenientes de esa Merindad y estuvieron formadas, en su mayoría,
por fieles y leales patriotas roncaleses. Fueron recibidos de manera gloriosa
en Tafalla y Erriberri.
El día 30
de Junio del año 1521, Pedro de Nabarra y de la Cueva combatió a los españoles en
la conocida como batalla de Noain. Inicialmente las tropas nabarras
infringieron un serio castigo a las tropas imperiales españolas. Pero la brutal
acción de caballería española comandada por almirante de Castilla, realizó un
movimiento envolvente sobre los caballeros nabarros. La batalla fue larga y
sangrienta, cayendo finalmente
la victoria del lado español, gracias al trabajo continuo de su artillería. Al
anochecer 5.000 nabarros y aliados yacieron muertos tras la batalla en los
campos de Ezkirotz, Noain y Barbatain. El Capitán General de Nabarra logró
escapar junto a otros señores nabarros.
Nuevamente
en el vizcondado de Bearne se organizó un nuevo ejército de liberación, en el
cual, nuevamente estuvo presente Pedro de Nabarra y de la Cueva, el cual formó
un contingente de tropas en el vizcondado de Laburdi. Es en Donibane Lohintzune
cuando se une al grueso del contingente nabarro y del aliado francés. El
Capitán General de Nabarra, junto a sus hombres, realizó la primera acción
militar tomando el castillo de Behobia.
El grueso
del ejército de liberación cayó sobre la villa costera de Hondarribia,
bombardeando fuertemente sus muros y abriendo rápidamente una brecha. El
alcaide español que ocupaba la plaza, Diego de Vera, ante la grave situación
que atravesaban sus tropas después de doce días de asedio, capituló la plaza al
Rey legítimo de Nabarra, Enrique II el sangüesino.
Así pues, el 18 de octubre del año 1521, el hijo del Mariscal del Reino encarcelado
por los españoles en Simancas, tomó en nombre del rey de Nabarra posesión de la
plaza fuerte de Hondarribia.
En el año
1522, tras sufrir los nabarros una abrumadora derrota en la conocida como
batalla de San Marcial, la plaza de Hondarribia, donde ondeaba el hermoso
pendón colorado de Nabarra, fue sitiada y hostigada por tropas españolas. Estas
estaban dirigidas por el Capitán General de las fuerzas españolas en campaña y
capitán General de Guipúzcoa, Beltrán de La Cueva, primo de Pedro de Nabarra y
de la Cueva.
El emperador Carlos I
de España y V de Alemania, le excluyó de la “amnistía general” que dictó en el
año 1523, confiscando todos los bienes que pertenecieron a su difunto padre, Pedro
de Nabarra y Lacarra, Mariscal del Reino, asesinado en el año 1522 en la cárcel
de Simancas por mandato del propio emperador español.
Un año
después, el condestable de Castilla Iñigo Fernández de Velasco, llegó a las
puertas de Hondarribia junto a numerosas fuerzas españolas, dando comienzo así un
firme cerco de la villa costera. Después de un mes y medio de asedio y de haber
resistido en una lucha desigual, el día 25 de marzo del año 1524, casi dos años
y medio después de recuperar Hondarribia para Nabarra, carentes de víveres para
la población y para las tropas nabarras, además de estar privados de toda
esperanza de socorro, Pedro de Nabarra y de la Cueva se ve forzado a capitular
mediante la fórmula de Armisticio.
Las
tropas de reconquista de Nabarra abandonaron la fortaleza y la villa de
Hondarribia en formación y con las banderas rojas de Nabarra desplegadas. Salvo
patrióticas excepciones como la de los Olloki, la mayoría de los nabarros que
sobrevivieron retornaron a sus casas tras ser “amnistiados” por un rey ajeno o
extranjero, el emperador Carlos I de España y V de Alemania.
En
cambio, lo primero que hizo Pedro de Nabarra y de las Cuevas, fue presentarse
en Simancas para recoger los restos mortales del VII y último Mariscal del
Reino, su padre Pedro de Nabarra y Lacarra, para enterrarlo en la iglesia de
San Pedro de la Rúa de Lizarra. Los españoles le informaron que la muerte le
sobrevino por suicidio, ocultando con ello su asesinato y debilitando con dicha
falsaria afirmación, el nabarrismo patriótico de su hijo y del Pueblo de
Nabarra.
Ese mismo
año debiera haber recuperado los títulos, rentas y propiedades que habían sido
confiscados por el emperador español a su padre. Estos eran los señoríos de
Muruzabal, Cábrega, Ucar y Auriz, más las pechas de los valles de Berrueza,
Valdega y Valdizarbe. Pese a ello, el virrey español de Navarra, Francisco de
Zuñiga y Avellaneda, se tomó algo más que tiempo a la hora de devolver los
bienes, que habían pertenecido al último Mariscal de Nabarra, a su hijo Pedro
de Nabarra y de la Cueva. El virrey español contó con la poderosa colaboración
del licenciado Juan Rena, lo que provocó que el ex-Capitán General de Nabarra
se negase a prestar el juramento requerido por el perdón de Carlos I de España
y V de Alemania, viviendo a merced de sus parientes.
El conde
de Miranda cesó en el cargo de virrey de Navarra en el año 1529, pasando dicho
cargo al conde de Alcaudete Martín de Córdoba y Velasco, al cual León de Garro
prestó juramento en nombre de Pedro de Nabarra y de la Cueva, siendo nombrado éste
último Mariscal del Reyno de Navarra
por Carlos I de España y V de Alemania, sin contar por supuesto el emperador
español con la legitimidad debida para sancionar dicho nombramiento. Tras ello,
el hijo del patriótico y Gran Mariscal del Reino, Pedro de Nabarra y de
Lacarra, pasó a ser un leal servidor más del emperador Carlos I de España y V
de Alemania.
En el año 1530 fue
nombrado corregidor de Toledo. En el año 1532 el emperador español le dio
licencia para vender varias rentas de sus mayorazgos y comprar así la villa de
Cortes. Ese mismo año comenzó como corregidor de
Córdoba hasta el año 1539, año el cual el emperador español le nombró primer
marqués de Cortes. También fue asistente y Capitán General en Sevilla desde el año 1538 hasta el 1548.
Heráldica 2: Escudo de azur dos
leones de plata y en jefe sobre el todo de plata cruz de sinople de la Orden de
Alcántara.
En el año
1546 fue nombrado caballero de la Orden de Alcántara. Ese mismo año el
emperador Carlos I de España y V de Alemania le nombra gentilhombre de Castilla.
Marchó a Galicia en el año 1548 donde ejerció de gobernador y Capitán General hasta
el año 1553, año que es nombrado por el
emperador español presidente del Consejo de las Órdenes Militares. Un año antes
ya era miembro del Consejo de Estado y en el año 1556 alcanzó la cima como
servidor del rey de España, al ser nombrado como presidente del Consejo de
Estado y Guerra.
Murió en Toledo
en el año 1556 y fue enterrado en el Monasterio
de San Juan de los Reyes, de la Orden de San Francisco.
Tuvo un
hijo bastado con la sevillana Beatriz Morales, el cual también se llamó Pedro
de Navarra y de la Cueva. Fue educado por su padre y estuvo con él hasta su
muerte. Pasó al servicio de Felipe II de España, llegando a ser el gobernador
militar de la plaza de Pamplona durante los últimos años del reinado del
español.
Su
principal función fue estar al frente de los servicios secretos del virrey de
Navarra, manteniéndose en contacto con los espías españoles que residían en el
Reino soberano e independiente de Nabarra. Estos fueron Juan de Garro y
Sebastián de Arbizu. La información que conseguía, tras filtrar los datos y
contrastarlos, la trasmitía directamente su cuñado el virrey de Navarra y este
a su vez la enviaba a Madrid al secretario del Consejo de Estado.
Contó con
gran autoridad y autonomía con respecto al virrey de Navarra. Y no solo en la
dirección del entramado de espionaje, la que llegó a permitirse recomendaciones
al Virrey, el marqués de Cortes José Martín de Cordoba y Velasco, autotitulado
Mariscal del Reyno de Navarra por su
matrimonio con su hermanastra Jerónima de Navarra y Lacarra, sancionada dicha
titulación por Felipe II de España. Dichas recomendaciones fueron realizadas
incluso de forma imperativa, principalmente en los temas de cómo debían
tratarse la inteligencia española en las tierras nabarras, tanto libres como ocupadas.
Heráldica gobernador: Escudo partido, de gules media bordura de cadena de oro también
cadena en media aspa y en media cruz con media esmeralda de sinople, que dicen son
de Navarra ganadas en las Navas de Tolosa, de azur dos leones de plata afrontados
que son de su padre.
Se asentó
en la ciudad de Pamplona. Sus descendientes llegaron incluso a pleitear por los
títulos de marqués de Cortes y el españolizado Mariscal del Reyno de Navarra, eso sí, una vez
extinguida la rama mayor de la Casa o del tronco principal del linaje.
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