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2011/07/31
2011/07/30
Los Borbones y Nabarra
Los Borbones y Nabarra
Iñigo Saldise Alda
Pasando por alto el tema de las Guerras Carlistas, que realmente daría para muchas líneas, debemos fijarnos en primer lugar en el conocido como Tratado de Utrecht del año 1714. Este fue firmado por los reyes de Francia y España, ambos de la Casa de Bourbon o Borbón. El Borbón Felipe V, rey de España desde el año 1700 tras la guerra de sucesión al trono español y su Corona, renunció ante su abuelo el rey Louis XIV de France y usurpador-luego matizo esto-del título III de Navarre a todos los derechos sucesorios que podría pretender él y sus sucesores en lo concerniente a las Coronas de France y de Navarre, en beneficio de él, su abuelo, y sus sucesores directos. Este Tratado suponía también para el monarca francés Louis XIV y para todos sus descendientes directos, su definitiva renuncia a los territorios nabarros del sur de los Pirineos, los cuales continúan ocupados por tropas españolas a día de hoy y sobre los cuales creían tener derecho tras la sangrienta acción de su antecesor Louis XIII.
Cuando Louis XIII todavía era titulado como Delfín de France, nunca fue llevado a las Cortes de Nabarra sitas en Pau, donde debía ser educado en las tradiciones y leyes pirenaicas para a así ser posible su designación como Príncipe de Biana, paso necesario y obligado para ser titulado a la postre como titular legítimo de la Corona y del Reino de Nabarra. Además y esto no debemos pasar por alto los nabarros, en el año 1607 su padre Enrique III de Nabarra y IV de France, dejó explícito en su testamento que la Corona y el Reino de Nabarra era de sus mayores por vía materna, es decir, que retornaban a la Casa de Albret. A la muerte por asesinato de Enrique III de Nabarra y IV de France, en el año 1610 accede al trono francés el Delfín con el título de Louis XIII de France. En el año 1620 tras su educación ultra-católica y francesa en la Corte de Paris, irrumpe a sangre y fuego en las Cortes de Pau y en los Estado Generales de Donapaleu, disolviéndolos militarmente e imponiendo la religión Católica en el Reino de Nabarra, prohibiendo a su vez la religión hugonote en todos los Reinos que tuvo bajo su dominio, ya estén bajo su control de forma legal o ilegal. Ese mismo año realiza unilateralmente y por tanto ilegalmente, el Decreto de la Unión desde las Cortes extranjeras de Paris, lo que sometió a los nabarros norpirenaicos e impuso que el Reino de Nabarra fuera anexionado de forma ilegítima al Reino de France.
Creo que esto es más que suficiente para demostrar a cualquier persona, que todos los descendientes de Louis XIII de France o de Felipe V de España, es decir, de un Bourbon o de un Borbón, que haya poseído o posean un solo título relacionado con la Corona y el Reino de Nabarra, ha sido mediante una acción en origen públicamente ilegítima e ilegal, además de ser motivada, amparada y sustentada por la violencia armada.
Artículo publicado por el Diario de Noticias de Navarra (2011/07/30)
Iñigo Saldise Alda
Pasando por alto el tema de las Guerras Carlistas, que realmente daría para muchas líneas, debemos fijarnos en primer lugar en el conocido como Tratado de Utrecht del año 1714. Este fue firmado por los reyes de Francia y España, ambos de la Casa de Bourbon o Borbón. El Borbón Felipe V, rey de España desde el año 1700 tras la guerra de sucesión al trono español y su Corona, renunció ante su abuelo el rey Louis XIV de France y usurpador-luego matizo esto-del título III de Navarre a todos los derechos sucesorios que podría pretender él y sus sucesores en lo concerniente a las Coronas de France y de Navarre, en beneficio de él, su abuelo, y sus sucesores directos. Este Tratado suponía también para el monarca francés Louis XIV y para todos sus descendientes directos, su definitiva renuncia a los territorios nabarros del sur de los Pirineos, los cuales continúan ocupados por tropas españolas a día de hoy y sobre los cuales creían tener derecho tras la sangrienta acción de su antecesor Louis XIII.
Cuando Louis XIII todavía era titulado como Delfín de France, nunca fue llevado a las Cortes de Nabarra sitas en Pau, donde debía ser educado en las tradiciones y leyes pirenaicas para a así ser posible su designación como Príncipe de Biana, paso necesario y obligado para ser titulado a la postre como titular legítimo de la Corona y del Reino de Nabarra. Además y esto no debemos pasar por alto los nabarros, en el año 1607 su padre Enrique III de Nabarra y IV de France, dejó explícito en su testamento que la Corona y el Reino de Nabarra era de sus mayores por vía materna, es decir, que retornaban a la Casa de Albret. A la muerte por asesinato de Enrique III de Nabarra y IV de France, en el año 1610 accede al trono francés el Delfín con el título de Louis XIII de France. En el año 1620 tras su educación ultra-católica y francesa en la Corte de Paris, irrumpe a sangre y fuego en las Cortes de Pau y en los Estado Generales de Donapaleu, disolviéndolos militarmente e imponiendo la religión Católica en el Reino de Nabarra, prohibiendo a su vez la religión hugonote en todos los Reinos que tuvo bajo su dominio, ya estén bajo su control de forma legal o ilegal. Ese mismo año realiza unilateralmente y por tanto ilegalmente, el Decreto de la Unión desde las Cortes extranjeras de Paris, lo que sometió a los nabarros norpirenaicos e impuso que el Reino de Nabarra fuera anexionado de forma ilegítima al Reino de France.
Creo que esto es más que suficiente para demostrar a cualquier persona, que todos los descendientes de Louis XIII de France o de Felipe V de España, es decir, de un Bourbon o de un Borbón, que haya poseído o posean un solo título relacionado con la Corona y el Reino de Nabarra, ha sido mediante una acción en origen públicamente ilegítima e ilegal, además de ser motivada, amparada y sustentada por la violencia armada.
Artículo publicado por el Diario de Noticias de Navarra (2011/07/30)
2011/07/27
Los Borbones y la Corona de Nabarra
Los Borbones y la Corona de Nabarra
Iñigo Saldise Alda
Tras los finalmente fracasados intentos militares de reconquista de los años 1521, 1522 y 1524, el titular legítimo de la Corona de Nabarra, el rey Enrique II “el Sangüesino”, intentó mediante reclamaciones diplomáticas desde su Corte asentada en Pau, la recuperación de las tierras ocupadas violenta e ilegalmente por los españoles a lo largo de la historia. El dato más significativo se produjo a través del intento de contrato matrimonial de su hija Juana de Albret con el hijo del emperador Carlos, llamado Felipe de Austria o Habsburgo. Ante tal perspectiva, en el año 1540 los beaumonteses envían desde la ocupada Iruñea un memorándum al rey de Nabarra, recordándole de manera detallada cuáles eran las tierras nabarras que debía reclamar. En aquellos años nadie podría imaginar que la joven Juana de Albret acabaría casándose con el duque de Bourbon y Vendôme, conde de Beaumont, de Marle y de Soissons, cuyo nombre era Antonio de Bourbon. Las negociaciones matrimoniales no fructificaron por ante el posicionamiento engañoso de los españoles y su negativa de devolver las tierras nabarras ocupadas, entre ellas Bizkaia, Araba, Gipuzkoa y Errioxa. A esto hay que sumar la muerte de François de France, sucediéndole Henri II, el cual es el promotor de nuevo matrimonio para la Princesa de Biana, pero esta vez mirando los intereses políticos del rey francés. Así resulta elegido Antonio de Bourbon. Dicho enlace matrimonial tuvo lugar finalmente en Moulins en el año 1548.
En 1555, tras la muerte de Enrique II “el Sangüesino”, le sucede su hija Juana III de Albret como legítima titular de la Corona del Reino de Nabarra. Gracias a ello, un Bourbon se convierte en rey consorte de Nabarra, con el título de Antonio I. Juana III y Antonio I de Nabarra continuaron durante su reinado la reclamación de devolución por parte española, las tierras nabarras ocupadas del sur del Pirineo. Incluso llegan a presentarse en la frontera impuesta por los invasores españoles en el Pirineo, con la intención de recorrer su Reino ocupado. Allí les esperan las tropas españolas que niegan a los reyes legítimos visitar el País nabarro bajo sometimiento español.
El Príncipe de Biana, tras la muerte de la reina Juana, se convierte en rey de Nabarra con el nombre de Enrique III “el Bearnés”. Cuando aún era Príncipe se mostró más interesado en las guerras de religión que sacudían el Reino vecino de France y que incluso tuvieron varias batallas en el propio Reino Pirenaico, que por las tierras arrebatadas sangrientamente por los españoles al sur del Pirineo. Pasó a la historia como un destacado dirigente hugonote y nabarrista. Para sellar la paz, tras la tercera guerra de religión, se concertó su matrimonio con Margarita de Valois, algo a lo que se oponía el Príncipe de Biana. Estas guerras religiosas se mezclaron con la política por la sucesión al trono francés, trono que reclama Enrique III de Nabarra por los derechos que poseía por vía paterna, es decir, de la Casa de Bourbon. Para lograr su objetivo, convertirse en rey de Francia, acepta la Religión Católica en el año 1593, tras el fracaso de la toma de París por vía militar. Todos conocemos una célebre frase que erróneamente se le atribuye: “París bien vale una misa”
Con esto un rey de Nabarra accedía al trono francés, pero ello no significó la unión política de los reinos de Nabarra y France. Enrique III de Nabarra y IV de France mantuvo la independencia de Nabarra, cuyas Cortes legítimas continuaban en Pau y los Estados Generales en Donapaleu. A su vez, en materia religiosa promulgó el edicto de Nantes en el año 1598, que significaba tolerancia de culto en sus reinos, algo esperado desde tiempos atrás por los hugonotes o protestantes calvinistas.
Su hijo Louis nunca fue llevado a las Cortes de Nabarra sitas en Pau, donde debía ser educado en las tradiciones pirenaicas y ser así posible su designación como Príncipe de Biana, paso necesario y obligado para ser titulado a la postre como titular legítimo de la Corona y del Reino de Nabarra. Además, en el año 1607, Enrique III de Nabarra y IV de France deja explícito en su testamente que la Corona de Nabarra es de sus antecesores por vía materna, es decir, retorna a la Casa de Albret. A la muerte de su padre, accede al trono con el título de Louis XIII de France. En 1620 irrumpe militarmente en las Cortes de Pau y en los Estado Generales de Donapaleu, restaurando la religión Católica en el Reino de Nabarra y prohibiendo la religión hugonote en todos los Reinos bajo su dominio, legal o ilegal. Ese mismo año realiza unilateralmente y por tanto ilegalmente, el Decreto de la Unión desde las Cortes de París, lo que significaba que la Corona y el Reino de Nabarra se anexionaban de forma ilegítima al Reino de France.
A pesar de esta infamia contra las legítimas Cortes de Pau y los Estados Generales de Donapaleu, nunca dejó de titularse Louis XIII de France e ilegítimamente II de Navarre. Sus sucesores, al igual que él, siguieron ostentando ambos títulos, lo que les permitía en materia de geopolítica reclamar las tierras nabarras ocupadas por su enemigo el Reino de España. En el año 1789 se produjo la Revolución francesa, que abolió los títulos reales de France y Navarre. Louis XVI de France e ilegalmente V de Navarre murió en la guillotina en el año 1793, tras haber sido condenado a muerte por traición exclusiva a France. A pesar de ello, todavía un Bourbon posterior se tituló Louis XVII de France y por supuesto de forma ilícita como VI de Navarre. Los posteriores herederos de éste, omiten ya citarse como reyes de Navarre.
Llegado a este punto, debemos hablar de la pretendida legitimidad sobre la Corona de Nabarra, que posee la rama borbónica de los Anjou a la que pertenece Juan Carlos de Borbón, actual titular de la Corona y del Reino de España. Para ello debemos retroceder obligatoriamente al Tratado de Utrecht llevado a cabo en el año 1714. El Bourbon Felipe V de España desde el año 1700, tras la guerra de sucesión al trono español y su Corona, renuncia ante el rey Louis XIV de France y usurpador del título III de Navarre a todos los derechos sucesorios que podría pretender en las Coronas de France y Navarre, en beneficio de Louis XIV de France e indebidamente IV de Navarre y sus sucesores directos. Este Tratado suponía también para el monarca francés, Louis XIV y sus descendientes, su definitiva renuncia a los territorios nabarros del sur de los Pirineos, que continúan ocupados por tropas españolas a día de hoy. Entre esos territorios aún existía uno, reducido, que pese a todo seguía denominándose Reino de Navarra. Un Reino no reconocido en el ámbito Internacional como un Estado al no ser legítimo el titular de su Corona, pero que mantenía fronteras con sus vecinos, una propia autonomía económica e incluso con la capacidad de acuñar moneda, junto a unas Cortes ilícitas desde la ocupación española llevada a cabo entre los años 1512 y 1529 y la imposición de un virrey español o extranjero.
De nuevo, una nueva guerra de Sucesión al Trono o Corona de España, implicó a ese pequeño territorio que mantenía el nombre residual de Navarra. La derrota de los partidarios del pretendiente Carlos Luís de Borbón y Braganza provocó que en el año 1841, la mal llamada Ley Paccionada, con la cual se pierde la última y residual referencia, autonómica mejor que estatal, del País de los nabarros. Las Cortes ilegítimas de Pamplona, pero con aspectos todavía navarros, fueron disueltas y hasta el momento no se han vuelto a constituir. Por ende, ningún monarca español desde Isabel II, ha vuelto a jurar los Fueros de Navarra, paso previo para poderse titular, aún de manera ilegal, como rey de Navarra. En la actualidad, el monarca español Juan Carlos I no se titula rey de Navarra cuando vista la provincia española de Navarra. Además, recordando el Tratado de Utrecht no tiene ningún derecho para ello, algo que podemos apreciar en el estandarte oficial y legal de esta rama borbónica. Ahora recuerdo al monarca español en el año 1982, cuando apareció en la televisión tras un nuevo golpe militar dando un “democrático” discurso. En las imágenes aparece el monarca vestido de militar, y detrás de él, el estandarte familiar auténtico de la rama borbónica de Anjou, a la que pertenece. En el estandarte podemos ver los Reinos o Estados de los que pueden ser legítimo titular dicha rama de la Casa de Bourbon o Borbón. Si observamos detalladamente, en dicho estandarte no aparece por ningún lado el escudo de nuestro Estado, Nabarra.
Pero, cosas inexplicables de la vida, su hijo Felipe de Borbón y Grecia, se titula Príncipe de Viana, con el beneplácito de los colaboracionistas con españoles existentes en la actualidad en esta C.F. y española. Debemos obligatoriamente recordar, que este título nobiliario es para el heredero a la Corona del Reino de Nabarra, no para el futuro monarca del Reino de España o de cualquier otro, y además debe pasar la aprobación de las Cortes soberanas de Nabarra. Al menos con esta función lo creó Carlos III “el Noble”, rey de Nabarra, para su nieto también llamado Carlos. Con ello trataba de defender los derechos hereditarios de su nieto, ante el ambicioso segundo marido de su hija y heredera, Blanca de Evreux. Este no era otro que el infante de Aragón, Juan de Trastámara, que es conocido por los nabarros como “el Usurpador”, pseudónimo muy apropiado para cualquier rama de Bourbon o Borbón posterior al rey Enrique III de Nabarra.
Basado en un escrito anterior escrito en febrero del año 2008 y titulado La Casa de Borbón y el Reino de Navarra
Iñigo Saldise Alda
Tras los finalmente fracasados intentos militares de reconquista de los años 1521, 1522 y 1524, el titular legítimo de la Corona de Nabarra, el rey Enrique II “el Sangüesino”, intentó mediante reclamaciones diplomáticas desde su Corte asentada en Pau, la recuperación de las tierras ocupadas violenta e ilegalmente por los españoles a lo largo de la historia. El dato más significativo se produjo a través del intento de contrato matrimonial de su hija Juana de Albret con el hijo del emperador Carlos, llamado Felipe de Austria o Habsburgo. Ante tal perspectiva, en el año 1540 los beaumonteses envían desde la ocupada Iruñea un memorándum al rey de Nabarra, recordándole de manera detallada cuáles eran las tierras nabarras que debía reclamar. En aquellos años nadie podría imaginar que la joven Juana de Albret acabaría casándose con el duque de Bourbon y Vendôme, conde de Beaumont, de Marle y de Soissons, cuyo nombre era Antonio de Bourbon. Las negociaciones matrimoniales no fructificaron por ante el posicionamiento engañoso de los españoles y su negativa de devolver las tierras nabarras ocupadas, entre ellas Bizkaia, Araba, Gipuzkoa y Errioxa. A esto hay que sumar la muerte de François de France, sucediéndole Henri II, el cual es el promotor de nuevo matrimonio para la Princesa de Biana, pero esta vez mirando los intereses políticos del rey francés. Así resulta elegido Antonio de Bourbon. Dicho enlace matrimonial tuvo lugar finalmente en Moulins en el año 1548.
En 1555, tras la muerte de Enrique II “el Sangüesino”, le sucede su hija Juana III de Albret como legítima titular de la Corona del Reino de Nabarra. Gracias a ello, un Bourbon se convierte en rey consorte de Nabarra, con el título de Antonio I. Juana III y Antonio I de Nabarra continuaron durante su reinado la reclamación de devolución por parte española, las tierras nabarras ocupadas del sur del Pirineo. Incluso llegan a presentarse en la frontera impuesta por los invasores españoles en el Pirineo, con la intención de recorrer su Reino ocupado. Allí les esperan las tropas españolas que niegan a los reyes legítimos visitar el País nabarro bajo sometimiento español.
El Príncipe de Biana, tras la muerte de la reina Juana, se convierte en rey de Nabarra con el nombre de Enrique III “el Bearnés”. Cuando aún era Príncipe se mostró más interesado en las guerras de religión que sacudían el Reino vecino de France y que incluso tuvieron varias batallas en el propio Reino Pirenaico, que por las tierras arrebatadas sangrientamente por los españoles al sur del Pirineo. Pasó a la historia como un destacado dirigente hugonote y nabarrista. Para sellar la paz, tras la tercera guerra de religión, se concertó su matrimonio con Margarita de Valois, algo a lo que se oponía el Príncipe de Biana. Estas guerras religiosas se mezclaron con la política por la sucesión al trono francés, trono que reclama Enrique III de Nabarra por los derechos que poseía por vía paterna, es decir, de la Casa de Bourbon. Para lograr su objetivo, convertirse en rey de Francia, acepta la Religión Católica en el año 1593, tras el fracaso de la toma de París por vía militar. Todos conocemos una célebre frase que erróneamente se le atribuye: “París bien vale una misa”
Con esto un rey de Nabarra accedía al trono francés, pero ello no significó la unión política de los reinos de Nabarra y France. Enrique III de Nabarra y IV de France mantuvo la independencia de Nabarra, cuyas Cortes legítimas continuaban en Pau y los Estados Generales en Donapaleu. A su vez, en materia religiosa promulgó el edicto de Nantes en el año 1598, que significaba tolerancia de culto en sus reinos, algo esperado desde tiempos atrás por los hugonotes o protestantes calvinistas.
Su hijo Louis nunca fue llevado a las Cortes de Nabarra sitas en Pau, donde debía ser educado en las tradiciones pirenaicas y ser así posible su designación como Príncipe de Biana, paso necesario y obligado para ser titulado a la postre como titular legítimo de la Corona y del Reino de Nabarra. Además, en el año 1607, Enrique III de Nabarra y IV de France deja explícito en su testamente que la Corona de Nabarra es de sus antecesores por vía materna, es decir, retorna a la Casa de Albret. A la muerte de su padre, accede al trono con el título de Louis XIII de France. En 1620 irrumpe militarmente en las Cortes de Pau y en los Estado Generales de Donapaleu, restaurando la religión Católica en el Reino de Nabarra y prohibiendo la religión hugonote en todos los Reinos bajo su dominio, legal o ilegal. Ese mismo año realiza unilateralmente y por tanto ilegalmente, el Decreto de la Unión desde las Cortes de París, lo que significaba que la Corona y el Reino de Nabarra se anexionaban de forma ilegítima al Reino de France.
A pesar de esta infamia contra las legítimas Cortes de Pau y los Estados Generales de Donapaleu, nunca dejó de titularse Louis XIII de France e ilegítimamente II de Navarre. Sus sucesores, al igual que él, siguieron ostentando ambos títulos, lo que les permitía en materia de geopolítica reclamar las tierras nabarras ocupadas por su enemigo el Reino de España. En el año 1789 se produjo la Revolución francesa, que abolió los títulos reales de France y Navarre. Louis XVI de France e ilegalmente V de Navarre murió en la guillotina en el año 1793, tras haber sido condenado a muerte por traición exclusiva a France. A pesar de ello, todavía un Bourbon posterior se tituló Louis XVII de France y por supuesto de forma ilícita como VI de Navarre. Los posteriores herederos de éste, omiten ya citarse como reyes de Navarre.
Llegado a este punto, debemos hablar de la pretendida legitimidad sobre la Corona de Nabarra, que posee la rama borbónica de los Anjou a la que pertenece Juan Carlos de Borbón, actual titular de la Corona y del Reino de España. Para ello debemos retroceder obligatoriamente al Tratado de Utrecht llevado a cabo en el año 1714. El Bourbon Felipe V de España desde el año 1700, tras la guerra de sucesión al trono español y su Corona, renuncia ante el rey Louis XIV de France y usurpador del título III de Navarre a todos los derechos sucesorios que podría pretender en las Coronas de France y Navarre, en beneficio de Louis XIV de France e indebidamente IV de Navarre y sus sucesores directos. Este Tratado suponía también para el monarca francés, Louis XIV y sus descendientes, su definitiva renuncia a los territorios nabarros del sur de los Pirineos, que continúan ocupados por tropas españolas a día de hoy. Entre esos territorios aún existía uno, reducido, que pese a todo seguía denominándose Reino de Navarra. Un Reino no reconocido en el ámbito Internacional como un Estado al no ser legítimo el titular de su Corona, pero que mantenía fronteras con sus vecinos, una propia autonomía económica e incluso con la capacidad de acuñar moneda, junto a unas Cortes ilícitas desde la ocupación española llevada a cabo entre los años 1512 y 1529 y la imposición de un virrey español o extranjero.
De nuevo, una nueva guerra de Sucesión al Trono o Corona de España, implicó a ese pequeño territorio que mantenía el nombre residual de Navarra. La derrota de los partidarios del pretendiente Carlos Luís de Borbón y Braganza provocó que en el año 1841, la mal llamada Ley Paccionada, con la cual se pierde la última y residual referencia, autonómica mejor que estatal, del País de los nabarros. Las Cortes ilegítimas de Pamplona, pero con aspectos todavía navarros, fueron disueltas y hasta el momento no se han vuelto a constituir. Por ende, ningún monarca español desde Isabel II, ha vuelto a jurar los Fueros de Navarra, paso previo para poderse titular, aún de manera ilegal, como rey de Navarra. En la actualidad, el monarca español Juan Carlos I no se titula rey de Navarra cuando vista la provincia española de Navarra. Además, recordando el Tratado de Utrecht no tiene ningún derecho para ello, algo que podemos apreciar en el estandarte oficial y legal de esta rama borbónica. Ahora recuerdo al monarca español en el año 1982, cuando apareció en la televisión tras un nuevo golpe militar dando un “democrático” discurso. En las imágenes aparece el monarca vestido de militar, y detrás de él, el estandarte familiar auténtico de la rama borbónica de Anjou, a la que pertenece. En el estandarte podemos ver los Reinos o Estados de los que pueden ser legítimo titular dicha rama de la Casa de Bourbon o Borbón. Si observamos detalladamente, en dicho estandarte no aparece por ningún lado el escudo de nuestro Estado, Nabarra.
Pero, cosas inexplicables de la vida, su hijo Felipe de Borbón y Grecia, se titula Príncipe de Viana, con el beneplácito de los colaboracionistas con españoles existentes en la actualidad en esta C.F. y española. Debemos obligatoriamente recordar, que este título nobiliario es para el heredero a la Corona del Reino de Nabarra, no para el futuro monarca del Reino de España o de cualquier otro, y además debe pasar la aprobación de las Cortes soberanas de Nabarra. Al menos con esta función lo creó Carlos III “el Noble”, rey de Nabarra, para su nieto también llamado Carlos. Con ello trataba de defender los derechos hereditarios de su nieto, ante el ambicioso segundo marido de su hija y heredera, Blanca de Evreux. Este no era otro que el infante de Aragón, Juan de Trastámara, que es conocido por los nabarros como “el Usurpador”, pseudónimo muy apropiado para cualquier rama de Bourbon o Borbón posterior al rey Enrique III de Nabarra.
Basado en un escrito anterior escrito en febrero del año 2008 y titulado La Casa de Borbón y el Reino de Navarra
2011/07/26
Doc. 2011/07/25-043NA. NBK-CSN
Transcipción literal realizada por Nabarrako Burujabetasun-Soberanía de Navarra, de la carta de la Comisión Soberanista de Nabarra enviada al Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas sito en New York.
Petición de una futura ponencia necesaria del Secretario General de la Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) u otra persona que hable en nombre del Pueblo-Nación de Nabarra legitimada por la dicha Comisión y desligada tanto política como económicamente de las instituciones colonialistas e imperiales del Reino de España y de la República de Francia ante el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, para manifestar e informar ante dicho Comité, los continuos deseos libertarios, democráticos, descolonizadores, independentistas, soberanistas y estatalistas del Pueblo-Nación del Estado de Nabarra.
Es mi deber patriótico y también mi obligación como Secretario General de la Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN), procurar y exigir a los miembros del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, mi comparecencia o la cualquier otra persona legitimada por la misma que represente al Pueblo-Nación de Nabarra, en su sede de New York. El objetivo de dicha comparecencia es fijar la posición soberanista y libertaria del Pueblo-Nación de Nabarra que representa esta Comisión; además de los plazos necesarios y obligados que deben y pueden seguir los representantes de la Organización de las Naciones Unidas en torno al caso apremiante que solucione pacíficamente la triste situación de colonización que vive contra su voluntad el Pueblo, la Nación y el Estado de Nabarra.
Lamentablemente para el buen funcionamiento de la Organización de las Naciones Unidas, no se nos ha permitido participar en la convocatoria anual del Comité Especial de Descolonización. Nuestra actual reclamación, legítima, democrática y pacífica, olvidando de buena fe la actitud política pasada de la ONU, es con la esperanza de que esta petición, demanda o exigencia, sirva finalmente para que se inicie lo antes posible un serio proceso de descolonización para nuestra amada Patria, nuestro antiquísimo Pueblo, nuestra querida Nación y nuestro legítimo Estado, Nabarra.
Desafortunadamente para los intereses libertarios de los nabarros y nabarras, y sin ninguna duda de los interés de los Pueblos y de las Naciones del mundo, de la democracia, de la libertad y por ende de la necesitada Paz Mundial, no hemos visto por parte de la ONU llevar a cabo los trabajos necesarios y obligados por dicho Organismo Internacional, que deban coactivamente lograr el democrático objetivo de la descolonización del Estado de Nabarra, el cual es claramente y fehacientemente determinado y corroborado por las Naciones de este mundo, incluidas la del Reino de España y la República de Francia, en las diferentes resoluciones emanadas desde dicho Organismo Internacional.
A día de hoy, desde el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas y siendo consciente en la Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) del recibo de nuestra demanda, se está llevando una actitud inexplicable y ciertamente lamentable, ya que no se ha asumido el pleito planteado por el Pueblo-Nación de Nabarra a través de esta Comisión Soberanista de Nabarra. Una demanda encaminada exclusivamente en post de la descolonización y liberación de nuestra Patria o de nuestro País y Estado, firmada contra los imperios colonizadores del Reino de España y de la República de Francia, con la que finalmente el Pueblo-Nación de Nabarra alcanzará de nuevo la libertad e independencia. La Jurisprudencia Internacional, respaldada por la Organización de las Naciones Unidas, es muy clara en dicho aspecto; El Reino o Estado de Nabarra, junto a su Pueblo-Nación, sufrió la ilegitima invasión militar del Reino de España en origen, y posteriormente la ilegal usurpación militar llevada a cabo por el Reino de Francia. Ambas y a pesar de sus paréntesis en la historia, conllevaron una brutal y violenta conquista con genocidio, delitos los cuales y siempre siguiendo el Ordenamiento Jurídico Internacional, no prescriben nunca. Esto obliga en justicia a las Naciones Unidas sitas en New York y al Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, a ser los fiscales de oficio contra los imperialistas, colonialistas y genocidas Estado español y Estado francés, aliados siempre en este tema contra el Pueblo-Nación de Nabarra, al cual mantienen como esclavo. De lo contrario, la Organización de las Naciones Unidas incumplirá todas sus resoluciones en materia de Descolonización, aceptando implícitamente los Tratados Internaciones realizados hasta la fecha, en los cuales Nabarra no tenía ni opinión, ni voto al estar ocupada militarmente por el ejército español y francés, situación que a día de hoy perdura. Por ende, la Organización de las Naciones Unidas y sus representantes, serán cómplices del actual escenario de esclavitud que soporta el Pueblo-Nación de Nabarra.
Desde esta Comisión y desde el Pueblo-Nación de Nabarra, somos conscientes de que les ha llegado el momento de actuar por el bien de la democracia y de la libertad de los Pueblos-Naciones. Una desempeño no solo con firmeza sino que también con prontitud, para hacer cumplir las resoluciones por ustedes tomadas y aceptadas por las Naciones en la Carta de Naciones Unidas, por el Reino de España y por la República de Francia como miembros de la misma, de las cuales hacemos partícipes al resto de la Comunidad Internacional, por ser asumidas por todos sus representantes.
Con este propósito, sin pretender buscar protagonismo Internacional ante una comparecencia forzada o quizás mejor dicho necesaria en su sede de New York, solicitamos, eso sí, de forma urgente al Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, el que realice una Misión visitadora a nuestro País, el Estado de Nabarra. La Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN), como ya conocen ustedes en anteriores escritos, se compromete a servirles de guía y presentarles a todos los agentes de Nabarra ajenos a la política colonial emanada desde cualquier institución imperialista española y/o francesa, tanto culturales, como sociales, como políticos.
La Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) es una asociación política, civil y democrática ajena al Estado español, al Estado francés y a cualquiera de sus instituciones imperialistas y colonialistas, que tiene como único objetivo la descolonización y la libre determinación política (República, Reino o cualquier otro status que nuestro Pueblo-Nación decidiera en soberanía, independencia, libertad y democracia) del Estado de Nabarra. Siempre de forma pacífica bajo el amparo de nuestro Derecho Pirenaico y la supervisión neutral de los observadores de las Naciones Unidas y en respeto a la Jurisprudencia Internacional.
Posición institucional de la Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) para el Estado de Nabarra ante la ONU
1. Cualquier proceso para atender el asunto del status político del Estado de Nabarra debe iniciarse exclusivamente desde el Pueblo-Nación del Estado de Nabarra en independencia y libertad, nunca desde el Pueblo-Nación español y/o desde el Pueblo-Nación francés o cualesquiera otros.
2. Reafirmamos nuestro apoyo a una presente o futura Asamblea Nacional de Nabarra con el único objetivo de la consecución final de un Gobierno propio, soberano e independiente para el Estado de Nabarra, de carácter justamente democrático. Ratificamos nuestro apoyo absoluto a un futuro Gobierno de Nabarra soberano e independiente, necesariamente plural y obligatoriamente provisional hasta la formalización de la Constitución del Estado de Nabarra. Este Gobierno debe de ser provisional hasta la realización de unas elecciones libres y democráticas. Entre uno y otro será obligado la realización de un plebiscito mediante el cual, el Pueblo-Nación de Nabarra deberá decidir el Status de Gobierno para el Estado de Nabarra; este podrá ser bien República, bien Monarquía o bien otra forma diferente que se nos ocurra a los nabarros y nabarras desde la libertad y la democracia, basándonos y apoyándonos para ello en nuestro ancestral Derecho Pirenaico. Todo ello deberá ser realizado bajo la necesaria supervisión diplomática de los observadores internacionales designados por la Organización de las Naciones Unidas.
3. En términos sustantivos, rechazamos plenamente el colonialismo en todas sus manifestaciones y lugares. Además reiteramos nuestro rechazo a cualquier solución para el Estado de Nabarra contraria al Derecho Internacional y que pueda interpretarse como exterior, por ende ilegal, que pueda ser llevada a cabo desde los Estados de España y/o de Francia (o cualesquiera otros) por tener índole imperial y colonial, ajena al Derecho de libre determinación de los Pueblos-Naciones y a nuestro Derecho Pirenaico. Ninguna solución al futuro del status político del Estado de Nabarra puede concebirse fuera del marco constitucional del mismo, de la Organización de las Naciones Unidas, ni ser contraria al Derecho elemental y fundamental de la soberanía, de la independencia o de la autodeterminación.
4. Apoyamos firmemente el Derecho a la libre determinación y a la soberanía del Pueblo-Nación de Nabarra, por ello corroboramos nuestro total apoyo a los Derechos Humanos fundamentales emanados desde la Organización de las Naciones Unidas, como lo es el Derecho a la libre determinación, a la independencia y a la soberanía del Pueblo-Nación de Nabarra, según establecen las diferentes Resoluciones acordadas en dicho Organismo Internacional hasta la fecha. Estas son la Resolución de la ONU. La R. 66 de 14 de diciembre de 1946. La R. 334(IV) de 2 de diciembre de 1949. La R. 567(VI) de 18 de enero de 1952. La R. 742(VIII) de 27 de noviembre de 1953. La R. 1.467(XIV) de 12 de diciembre de 1959 y la R. 1.514 de 14 de diciembre de 1960.
5. Evidencia: Presentamos ante el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, la evidencia contundente de la actual situación colonial que sufre el Pueblo-Nación de Nabarra al estar sojuzgadas nuestras libertades por los imperios colonialistas de España y Francia. Creemos necesario que dicha insoportable situación se considere en el debate y en la deliberación del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, paso previo a la adopción, si es menester, de una nueva resolución que nombre explícitamente el caso del Estado de Nabarra y de su Pueblo-Nación. Máxime en la actual situación de globalización que sufre el mundo, donde la competitividad desde la independencia es ciertamente necesaria y vital para la supervivencia de los Pueblos-Naciones oprimidos. Este aspecto es de mayor significación si tenemos en mente la situación económica mundial, sin olvidarnos de las particularidades existentes en la sociedad de nuestro País, de nuestra Patria, que por culpa de las nefastas políticas económicas, debidas a su carácter imperial y colonialista, llevadas a cabo desde el Reino de España y de la República de Francia, se encuentran en un estado muy precario, concretamente el peor de nuestra historia. Dentro del marco imperial español y francés, las condiciones de falsa auto gobernabilidad en los diferentes territorios que conforman natural y políticamente el Estado de Nabarra, hacen más patente que nunca, la necesidad de una alternativa política que provea a las generaciones nabarras venideras, de las herramientas políticas propias para trabajar con competitividad en el nuevo escenario económico mundial. No se nos puede olvidar el mencionarles, que esta evidencia demuestra de forma clara e inequívoca que los Estados colonialistas de España y Francia, impiden consciente e interesadamente, que los nabarros y nabarras podamos alcanzar un desarrollo económico, político, fiscal, cultural y social sustentable, al prohibir, bajo amenaza militar, que podamos recuperar nuestra independencia y soberanía en sus constituciones por el bien de su ilegal unidad territorial basada en la ocupación y colonización de las tierras y gentes de Nabarra. Incluso se nos niega el Derecho de poder estar como meros observador en las diferentes Organizaciones Internacionales, frenando con ello cualquier vía diplomática encaminada hacia la recuperación de nuestra libertad mediante la descolonización y la recuperación de la soberanía del Estado de Nabarra, lo que demuestra lo autoritarios y antidemocráticos que son los Estados imperialistas y colonialistas como el Reino de España y la República de Francia.
Esperamos y deseamos que esta nueva demanda tenga cobijo por fin en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, pues consideramos a dicha Organización como la garante de todos los Derechos y Obligaciones de los Pueblos-Naciones del mundo, y único Organismo arbitrario posible en nuestro contencioso legítimo contra los imperios colonialistas y genocidas de España y de Francia, que nuestro Pueblo-Nación de Nabarra lleva litigando desde hace más de V siglos o quizás, mejor dicho, desde casi ya IX siglos.
Petición de una futura ponencia necesaria del Secretario General de la Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) u otra persona que hable en nombre del Pueblo-Nación de Nabarra legitimada por la dicha Comisión y desligada tanto política como económicamente de las instituciones colonialistas e imperiales del Reino de España y de la República de Francia ante el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, para manifestar e informar ante dicho Comité, los continuos deseos libertarios, democráticos, descolonizadores, independentistas, soberanistas y estatalistas del Pueblo-Nación del Estado de Nabarra.
Es mi deber patriótico y también mi obligación como Secretario General de la Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN), procurar y exigir a los miembros del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, mi comparecencia o la cualquier otra persona legitimada por la misma que represente al Pueblo-Nación de Nabarra, en su sede de New York. El objetivo de dicha comparecencia es fijar la posición soberanista y libertaria del Pueblo-Nación de Nabarra que representa esta Comisión; además de los plazos necesarios y obligados que deben y pueden seguir los representantes de la Organización de las Naciones Unidas en torno al caso apremiante que solucione pacíficamente la triste situación de colonización que vive contra su voluntad el Pueblo, la Nación y el Estado de Nabarra.
Lamentablemente para el buen funcionamiento de la Organización de las Naciones Unidas, no se nos ha permitido participar en la convocatoria anual del Comité Especial de Descolonización. Nuestra actual reclamación, legítima, democrática y pacífica, olvidando de buena fe la actitud política pasada de la ONU, es con la esperanza de que esta petición, demanda o exigencia, sirva finalmente para que se inicie lo antes posible un serio proceso de descolonización para nuestra amada Patria, nuestro antiquísimo Pueblo, nuestra querida Nación y nuestro legítimo Estado, Nabarra.
Desafortunadamente para los intereses libertarios de los nabarros y nabarras, y sin ninguna duda de los interés de los Pueblos y de las Naciones del mundo, de la democracia, de la libertad y por ende de la necesitada Paz Mundial, no hemos visto por parte de la ONU llevar a cabo los trabajos necesarios y obligados por dicho Organismo Internacional, que deban coactivamente lograr el democrático objetivo de la descolonización del Estado de Nabarra, el cual es claramente y fehacientemente determinado y corroborado por las Naciones de este mundo, incluidas la del Reino de España y la República de Francia, en las diferentes resoluciones emanadas desde dicho Organismo Internacional.
A día de hoy, desde el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas y siendo consciente en la Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) del recibo de nuestra demanda, se está llevando una actitud inexplicable y ciertamente lamentable, ya que no se ha asumido el pleito planteado por el Pueblo-Nación de Nabarra a través de esta Comisión Soberanista de Nabarra. Una demanda encaminada exclusivamente en post de la descolonización y liberación de nuestra Patria o de nuestro País y Estado, firmada contra los imperios colonizadores del Reino de España y de la República de Francia, con la que finalmente el Pueblo-Nación de Nabarra alcanzará de nuevo la libertad e independencia. La Jurisprudencia Internacional, respaldada por la Organización de las Naciones Unidas, es muy clara en dicho aspecto; El Reino o Estado de Nabarra, junto a su Pueblo-Nación, sufrió la ilegitima invasión militar del Reino de España en origen, y posteriormente la ilegal usurpación militar llevada a cabo por el Reino de Francia. Ambas y a pesar de sus paréntesis en la historia, conllevaron una brutal y violenta conquista con genocidio, delitos los cuales y siempre siguiendo el Ordenamiento Jurídico Internacional, no prescriben nunca. Esto obliga en justicia a las Naciones Unidas sitas en New York y al Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, a ser los fiscales de oficio contra los imperialistas, colonialistas y genocidas Estado español y Estado francés, aliados siempre en este tema contra el Pueblo-Nación de Nabarra, al cual mantienen como esclavo. De lo contrario, la Organización de las Naciones Unidas incumplirá todas sus resoluciones en materia de Descolonización, aceptando implícitamente los Tratados Internaciones realizados hasta la fecha, en los cuales Nabarra no tenía ni opinión, ni voto al estar ocupada militarmente por el ejército español y francés, situación que a día de hoy perdura. Por ende, la Organización de las Naciones Unidas y sus representantes, serán cómplices del actual escenario de esclavitud que soporta el Pueblo-Nación de Nabarra.
Desde esta Comisión y desde el Pueblo-Nación de Nabarra, somos conscientes de que les ha llegado el momento de actuar por el bien de la democracia y de la libertad de los Pueblos-Naciones. Una desempeño no solo con firmeza sino que también con prontitud, para hacer cumplir las resoluciones por ustedes tomadas y aceptadas por las Naciones en la Carta de Naciones Unidas, por el Reino de España y por la República de Francia como miembros de la misma, de las cuales hacemos partícipes al resto de la Comunidad Internacional, por ser asumidas por todos sus representantes.
Con este propósito, sin pretender buscar protagonismo Internacional ante una comparecencia forzada o quizás mejor dicho necesaria en su sede de New York, solicitamos, eso sí, de forma urgente al Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, el que realice una Misión visitadora a nuestro País, el Estado de Nabarra. La Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN), como ya conocen ustedes en anteriores escritos, se compromete a servirles de guía y presentarles a todos los agentes de Nabarra ajenos a la política colonial emanada desde cualquier institución imperialista española y/o francesa, tanto culturales, como sociales, como políticos.
La Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) es una asociación política, civil y democrática ajena al Estado español, al Estado francés y a cualquiera de sus instituciones imperialistas y colonialistas, que tiene como único objetivo la descolonización y la libre determinación política (República, Reino o cualquier otro status que nuestro Pueblo-Nación decidiera en soberanía, independencia, libertad y democracia) del Estado de Nabarra. Siempre de forma pacífica bajo el amparo de nuestro Derecho Pirenaico y la supervisión neutral de los observadores de las Naciones Unidas y en respeto a la Jurisprudencia Internacional.
Posición institucional de la Comisión Soberanista de Nabarra (NBK-CSN) para el Estado de Nabarra ante la ONU
1. Cualquier proceso para atender el asunto del status político del Estado de Nabarra debe iniciarse exclusivamente desde el Pueblo-Nación del Estado de Nabarra en independencia y libertad, nunca desde el Pueblo-Nación español y/o desde el Pueblo-Nación francés o cualesquiera otros.
2. Reafirmamos nuestro apoyo a una presente o futura Asamblea Nacional de Nabarra con el único objetivo de la consecución final de un Gobierno propio, soberano e independiente para el Estado de Nabarra, de carácter justamente democrático. Ratificamos nuestro apoyo absoluto a un futuro Gobierno de Nabarra soberano e independiente, necesariamente plural y obligatoriamente provisional hasta la formalización de la Constitución del Estado de Nabarra. Este Gobierno debe de ser provisional hasta la realización de unas elecciones libres y democráticas. Entre uno y otro será obligado la realización de un plebiscito mediante el cual, el Pueblo-Nación de Nabarra deberá decidir el Status de Gobierno para el Estado de Nabarra; este podrá ser bien República, bien Monarquía o bien otra forma diferente que se nos ocurra a los nabarros y nabarras desde la libertad y la democracia, basándonos y apoyándonos para ello en nuestro ancestral Derecho Pirenaico. Todo ello deberá ser realizado bajo la necesaria supervisión diplomática de los observadores internacionales designados por la Organización de las Naciones Unidas.
3. En términos sustantivos, rechazamos plenamente el colonialismo en todas sus manifestaciones y lugares. Además reiteramos nuestro rechazo a cualquier solución para el Estado de Nabarra contraria al Derecho Internacional y que pueda interpretarse como exterior, por ende ilegal, que pueda ser llevada a cabo desde los Estados de España y/o de Francia (o cualesquiera otros) por tener índole imperial y colonial, ajena al Derecho de libre determinación de los Pueblos-Naciones y a nuestro Derecho Pirenaico. Ninguna solución al futuro del status político del Estado de Nabarra puede concebirse fuera del marco constitucional del mismo, de la Organización de las Naciones Unidas, ni ser contraria al Derecho elemental y fundamental de la soberanía, de la independencia o de la autodeterminación.
4. Apoyamos firmemente el Derecho a la libre determinación y a la soberanía del Pueblo-Nación de Nabarra, por ello corroboramos nuestro total apoyo a los Derechos Humanos fundamentales emanados desde la Organización de las Naciones Unidas, como lo es el Derecho a la libre determinación, a la independencia y a la soberanía del Pueblo-Nación de Nabarra, según establecen las diferentes Resoluciones acordadas en dicho Organismo Internacional hasta la fecha. Estas son la Resolución de la ONU. La R. 66 de 14 de diciembre de 1946. La R. 334(IV) de 2 de diciembre de 1949. La R. 567(VI) de 18 de enero de 1952. La R. 742(VIII) de 27 de noviembre de 1953. La R. 1.467(XIV) de 12 de diciembre de 1959 y la R. 1.514 de 14 de diciembre de 1960.
5. Evidencia: Presentamos ante el Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, la evidencia contundente de la actual situación colonial que sufre el Pueblo-Nación de Nabarra al estar sojuzgadas nuestras libertades por los imperios colonialistas de España y Francia. Creemos necesario que dicha insoportable situación se considere en el debate y en la deliberación del Comité Especial de Descolonización de las Naciones Unidas, paso previo a la adopción, si es menester, de una nueva resolución que nombre explícitamente el caso del Estado de Nabarra y de su Pueblo-Nación. Máxime en la actual situación de globalización que sufre el mundo, donde la competitividad desde la independencia es ciertamente necesaria y vital para la supervivencia de los Pueblos-Naciones oprimidos. Este aspecto es de mayor significación si tenemos en mente la situación económica mundial, sin olvidarnos de las particularidades existentes en la sociedad de nuestro País, de nuestra Patria, que por culpa de las nefastas políticas económicas, debidas a su carácter imperial y colonialista, llevadas a cabo desde el Reino de España y de la República de Francia, se encuentran en un estado muy precario, concretamente el peor de nuestra historia. Dentro del marco imperial español y francés, las condiciones de falsa auto gobernabilidad en los diferentes territorios que conforman natural y políticamente el Estado de Nabarra, hacen más patente que nunca, la necesidad de una alternativa política que provea a las generaciones nabarras venideras, de las herramientas políticas propias para trabajar con competitividad en el nuevo escenario económico mundial. No se nos puede olvidar el mencionarles, que esta evidencia demuestra de forma clara e inequívoca que los Estados colonialistas de España y Francia, impiden consciente e interesadamente, que los nabarros y nabarras podamos alcanzar un desarrollo económico, político, fiscal, cultural y social sustentable, al prohibir, bajo amenaza militar, que podamos recuperar nuestra independencia y soberanía en sus constituciones por el bien de su ilegal unidad territorial basada en la ocupación y colonización de las tierras y gentes de Nabarra. Incluso se nos niega el Derecho de poder estar como meros observador en las diferentes Organizaciones Internacionales, frenando con ello cualquier vía diplomática encaminada hacia la recuperación de nuestra libertad mediante la descolonización y la recuperación de la soberanía del Estado de Nabarra, lo que demuestra lo autoritarios y antidemocráticos que son los Estados imperialistas y colonialistas como el Reino de España y la República de Francia.
Esperamos y deseamos que esta nueva demanda tenga cobijo por fin en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, pues consideramos a dicha Organización como la garante de todos los Derechos y Obligaciones de los Pueblos-Naciones del mundo, y único Organismo arbitrario posible en nuestro contencioso legítimo contra los imperios colonialistas y genocidas de España y de Francia, que nuestro Pueblo-Nación de Nabarra lleva litigando desde hace más de V siglos o quizás, mejor dicho, desde casi ya IX siglos.
2011/07/25
Askatasunaren Eguna
Cartel publicado por Arabajoserra en el blog Alava Estado de Nabarra, junto al siguiente escrito.
El día de la LIBERTAD
Arabajoserra
Con este acto histórico de reclamación de la libertad, queremos hacer frente a la invasión cultural diseñada por el imperialismo español y francés y restaurar con la memoria de la Batalla de Orreaga nuestra historia propia, contrapuesta a las versiones pactístas que se mantienen en la actualidad...
También queremos recordar, la acción política que supuso la organización de aquella batalla, que nos muestra a las claras, la entidad de pueblo y de poder, que en aquellos siglos, nuestros antepasados manejaban.
Sirva este recordatorio, para mirar hacia el presente y resaltar la falta de pensamiento propio que este pueblo utiliza, para defenderse de la ocupación histórica y política que padece y que muestra muy a las claras, el alto grado de colonización que todas y todos padecemos.
Entendiendo los nabarros que somos un pueblo colonizado, construiremos el camino de la razón histórica y política que nos ha sido arrebatada y la cultura, histórica y política se convertirá en el arma que nos haga pasar por encima del enemigo y por lo tanto, vencerle.
En nuestra historia política, está escrita la estrategia que nos puede llevar hacia la libertad y la razón para la unificación de todos los nabarros, en pos de un solo objetivo la Reinstauración del Estado de Nabarra. y con un solo agente político El Pueblo, el único poder con la soberanía y la fuerza suficiente para hacer frente a los estados que nos colonizan.
Una sola historia propia, un solo estado , Nabarra el estado de los vascos.
El día de la LIBERTAD
Arabajoserra
Con este acto histórico de reclamación de la libertad, queremos hacer frente a la invasión cultural diseñada por el imperialismo español y francés y restaurar con la memoria de la Batalla de Orreaga nuestra historia propia, contrapuesta a las versiones pactístas que se mantienen en la actualidad...
También queremos recordar, la acción política que supuso la organización de aquella batalla, que nos muestra a las claras, la entidad de pueblo y de poder, que en aquellos siglos, nuestros antepasados manejaban.
Sirva este recordatorio, para mirar hacia el presente y resaltar la falta de pensamiento propio que este pueblo utiliza, para defenderse de la ocupación histórica y política que padece y que muestra muy a las claras, el alto grado de colonización que todas y todos padecemos.
Entendiendo los nabarros que somos un pueblo colonizado, construiremos el camino de la razón histórica y política que nos ha sido arrebatada y la cultura, histórica y política se convertirá en el arma que nos haga pasar por encima del enemigo y por lo tanto, vencerle.
En nuestra historia política, está escrita la estrategia que nos puede llevar hacia la libertad y la razón para la unificación de todos los nabarros, en pos de un solo objetivo la Reinstauración del Estado de Nabarra. y con un solo agente político El Pueblo, el único poder con la soberanía y la fuerza suficiente para hacer frente a los estados que nos colonizan.
Una sola historia propia, un solo estado , Nabarra el estado de los vascos.
Iruñea amanece sitiada
Aritz Intxusta en el periódico Gara. Concretamente en la sección veraniega Udate.
I Historia: la memoria de la conquista de 1512
Iruñea amanece sitiada
Hoy se cumplen exactamente 499 años desde que las tropas del Duque de Alba entraran en la capital de Nafarroa. No hubo forma de hacer frente a un ejército mejor armado y mucho más numeroso. No se disparó un solo cañonazo. Por cada iruindarra había dos soldados españoles dispuestos a ganarse el jornal con el saqueo de la ciudad.
A lo largo de toda esta semana, el Gobierno de Nafarroa ha celebrado unas jornadas en Lizarra en las que ha intentado explicar que la conquista de Nafarroa fue algo lógico y normal. Se han escuchado argumentos del pelo de que «en toda Europa estaba pasando lo mismo» y que, un año después, el rey de Escocia invadió Inglaterra con un Ejército aún mayor que el del Duque de Alba. Sin entender muy bien qué tendrán que ver las churras con las merinas o por qué, entonces, Escocia no reina sobre Inglaterra, el nuevo consejero de Cultura, Juan Luis Sánchez de Muniáin cerró las conferencias diciendo que «la historia de Navarra es uno de los mayores tesoros de los que goza esta comunidad». Eso sí, Sánchez de Muniáin realizó un alegato en favor del rigor científico, en el que tampoco explicó al detalle por qué se eligió para abrir el ciclo de conferencias de historiadores a Jon Juaristi, que no tiene ni título de historiador ni fama de imparcialidad.
Lo que sí se sabe a ciencia cierta, porque así se ha atestiguado con documentos es que hace hoy 499 años y un día, las tropas del Duque de Alba acamparon en el lugar donde hoy está el parque de la Taconera, al pie de las murallas. Eran unos 15.000 y traían una veintena de piezas de artillería. En concreto, llegaban con: diez cañones, tres culebrines, seis falconetes, tres tiros de hierro, cuatro esmerines y dos medios falconetes (la diferencia entre unos y otros era el calibre, es decir, el tamaño de la bola de hierro que disparaban). El Ejército invasor se había adentrado por Ziordia, dejando en ridículo todo el sistema defensivo navarro, llegando a la capital tan solo en semanas. Iruñea se despertó el día 25 de julio de 1512, en estado de sitio.
«Hay que dejar de lado la idea que tenemos hoy de Iruñea», explica el especialista en fortalezas de Euskal Herria Iñaki Sagredo. «Las murallas que entonces defendían Iruñea eran medievales, del siglo XIII y, al parecer, bastante deterioradas», continúa. La capital navarra apenas contaba con algunas torres y monasterios para defenderse y muy poca artillería. «La principal fortificación era el castillo, pero como fortaleza tampoco servía para mucho. Se encontraba en estado de abandono, más o menos, en el lugar que hoy ocupa la Plaza del Castillo», recuerda el historiador. «Rendirse fue lo más sensato», concluye.
El Ejército del Duque de Alba era moderno, mientras que los navarros aún se manejaban con criterios de épocas anteriores. Los castellanos se distribuían por coronelías. Es decir, por cada tantos hombres, había un coronel al mando. Los navarros, por contra, tenían capitanes. «Eran pequeños señores feudales que servían al rey navarro por un tiempo y que normalmente mandaban sobre gente de su valle y de su pueblo. Ponían sus armas y su caballo al servicio del monarca y, más tarde, este les pagaba por ello», especifica Pello Esarte, autor de uno de los trabajos más detallados sobre la conquista de 1512. Para Esarte, la rendición de la plaza, sin entrar en combate, era lo mejor que pudieron hacer los iruindarras. «Enfrentarse a ellos era una soberana locura. En ese tiempo, Iruñea tenía unos seis mil habitantes. Sus murallas eran incapaces de aguantar los cañonazos, estaban desfasadas». Además, el historiador de Elizondo apunta que un enfrentamiento hubiera provocado no solo muertes, sino también, el saqueo de la ciudad. «La soldadesca que traía el Católico estaba acostumbrada a cobrar por el saqueo y, si entraban por las armas violaban y mataban. Las tropas castellanas se ganaban el sueldo con el botín», afirma.
Esarte apunta además a la diferencia numérica de unos y otros. «Por aquel entonces, la ciudad de Iruñea tenía entre 6.000 y 8.000 habitantes y, tras las murallas esperaban 15.000. ¿Qué podían hacer? De hecho, tuvieron que darles hasta de comer y comieron bien. En 1513, un año después, las crónicas dicen que no había trigo ni para simiente».
Falta de moral y la entrada
El miedo cundió en una población con una moral muy baja. El rey Juan de Albret (Juan III) había puesto pies en polvorosa en el día 23, cuando el duque invasor se encontraba en Arazuri. Se marchó para Irunberri y, después, se hizo fuerte en Iparralde, donde apoyado por sus aliados no sólo logró defenderse, sino que lanzaría nuevas campañas para reconquistar lo perdido.
En definitiva, hace hoy 499 años, a las nueve de la mañana, los notables que quedaban en la capital navarra entregaron al Duque de Alba sus capitulaciones. A las diez, los españoles tomaron posesión de sus fortalezas, defensas y los portales. Una hora después, el líder militar de los invasores hizo su entrada triunfal por las puertas de la ciudad. Fue directo hasta la catedral, donde le aguardaba el legado pontificio. Una vez allí, juró los privilegios de la ciudad y los iruindarras le dieron las llaves de su ciudad. Sin embargo, en la capitulación de Iruñea los navarros solicitaban poder administrar sus bienes, mientras durara la ocupación castellana. «en nombre de los dichos reyes de Navarra, sus naturales señores». Si bien en un primer momento, el Duque de Alba tragó. Tres días después, les volvió a apretar las tuercas. El militar castellano obligó a que juraran lealtad al «legítimo» rey Fernando.
Lo cierto es que duró poco esa lealtad. Seis meses después, los navarros se alzaron contra los ocupantes. Perdieron.
La ciudad, sin sus murallas
La imagen de Iruñea como un gran fortín, rodeado por altas murallas y con una ciudadela en el interior es bastante moderna. Las defensas de la capital navarra en 1512 eran bastante precarias y desfasadas. De hecho, después de ser recuperada en la reconquista de 1521, los castellanos decidieron reforzar sus defensas, para evitar nuevos levantamientos. Por otra parte, el cardenal Cisneros ordenó en 1516 desmochar las torres y derribar las fortalezas por miedo a que los navarros pelearan por su independencia y volvieran a hacerse fuertes dentro de ellas.
http://www.gara.net/paperezkoa/20110725/281043/es/Irunea-amanece-sitiada
Iruñea amanece sitiada
Hoy se cumplen exactamente 499 años desde que las tropas del Duque de Alba entraran en la capital de Nafarroa. No hubo forma de hacer frente a un ejército mejor armado y mucho más numeroso. No se disparó un solo cañonazo. Por cada iruindarra había dos soldados españoles dispuestos a ganarse el jornal con el saqueo de la ciudad.
A lo largo de toda esta semana, el Gobierno de Nafarroa ha celebrado unas jornadas en Lizarra en las que ha intentado explicar que la conquista de Nafarroa fue algo lógico y normal. Se han escuchado argumentos del pelo de que «en toda Europa estaba pasando lo mismo» y que, un año después, el rey de Escocia invadió Inglaterra con un Ejército aún mayor que el del Duque de Alba. Sin entender muy bien qué tendrán que ver las churras con las merinas o por qué, entonces, Escocia no reina sobre Inglaterra, el nuevo consejero de Cultura, Juan Luis Sánchez de Muniáin cerró las conferencias diciendo que «la historia de Navarra es uno de los mayores tesoros de los que goza esta comunidad». Eso sí, Sánchez de Muniáin realizó un alegato en favor del rigor científico, en el que tampoco explicó al detalle por qué se eligió para abrir el ciclo de conferencias de historiadores a Jon Juaristi, que no tiene ni título de historiador ni fama de imparcialidad.
Lo que sí se sabe a ciencia cierta, porque así se ha atestiguado con documentos es que hace hoy 499 años y un día, las tropas del Duque de Alba acamparon en el lugar donde hoy está el parque de la Taconera, al pie de las murallas. Eran unos 15.000 y traían una veintena de piezas de artillería. En concreto, llegaban con: diez cañones, tres culebrines, seis falconetes, tres tiros de hierro, cuatro esmerines y dos medios falconetes (la diferencia entre unos y otros era el calibre, es decir, el tamaño de la bola de hierro que disparaban). El Ejército invasor se había adentrado por Ziordia, dejando en ridículo todo el sistema defensivo navarro, llegando a la capital tan solo en semanas. Iruñea se despertó el día 25 de julio de 1512, en estado de sitio.
«Hay que dejar de lado la idea que tenemos hoy de Iruñea», explica el especialista en fortalezas de Euskal Herria Iñaki Sagredo. «Las murallas que entonces defendían Iruñea eran medievales, del siglo XIII y, al parecer, bastante deterioradas», continúa. La capital navarra apenas contaba con algunas torres y monasterios para defenderse y muy poca artillería. «La principal fortificación era el castillo, pero como fortaleza tampoco servía para mucho. Se encontraba en estado de abandono, más o menos, en el lugar que hoy ocupa la Plaza del Castillo», recuerda el historiador. «Rendirse fue lo más sensato», concluye.
El Ejército del Duque de Alba era moderno, mientras que los navarros aún se manejaban con criterios de épocas anteriores. Los castellanos se distribuían por coronelías. Es decir, por cada tantos hombres, había un coronel al mando. Los navarros, por contra, tenían capitanes. «Eran pequeños señores feudales que servían al rey navarro por un tiempo y que normalmente mandaban sobre gente de su valle y de su pueblo. Ponían sus armas y su caballo al servicio del monarca y, más tarde, este les pagaba por ello», especifica Pello Esarte, autor de uno de los trabajos más detallados sobre la conquista de 1512. Para Esarte, la rendición de la plaza, sin entrar en combate, era lo mejor que pudieron hacer los iruindarras. «Enfrentarse a ellos era una soberana locura. En ese tiempo, Iruñea tenía unos seis mil habitantes. Sus murallas eran incapaces de aguantar los cañonazos, estaban desfasadas». Además, el historiador de Elizondo apunta que un enfrentamiento hubiera provocado no solo muertes, sino también, el saqueo de la ciudad. «La soldadesca que traía el Católico estaba acostumbrada a cobrar por el saqueo y, si entraban por las armas violaban y mataban. Las tropas castellanas se ganaban el sueldo con el botín», afirma.
Esarte apunta además a la diferencia numérica de unos y otros. «Por aquel entonces, la ciudad de Iruñea tenía entre 6.000 y 8.000 habitantes y, tras las murallas esperaban 15.000. ¿Qué podían hacer? De hecho, tuvieron que darles hasta de comer y comieron bien. En 1513, un año después, las crónicas dicen que no había trigo ni para simiente».
Falta de moral y la entrada
El miedo cundió en una población con una moral muy baja. El rey Juan de Albret (Juan III) había puesto pies en polvorosa en el día 23, cuando el duque invasor se encontraba en Arazuri. Se marchó para Irunberri y, después, se hizo fuerte en Iparralde, donde apoyado por sus aliados no sólo logró defenderse, sino que lanzaría nuevas campañas para reconquistar lo perdido.
En definitiva, hace hoy 499 años, a las nueve de la mañana, los notables que quedaban en la capital navarra entregaron al Duque de Alba sus capitulaciones. A las diez, los españoles tomaron posesión de sus fortalezas, defensas y los portales. Una hora después, el líder militar de los invasores hizo su entrada triunfal por las puertas de la ciudad. Fue directo hasta la catedral, donde le aguardaba el legado pontificio. Una vez allí, juró los privilegios de la ciudad y los iruindarras le dieron las llaves de su ciudad. Sin embargo, en la capitulación de Iruñea los navarros solicitaban poder administrar sus bienes, mientras durara la ocupación castellana. «en nombre de los dichos reyes de Navarra, sus naturales señores». Si bien en un primer momento, el Duque de Alba tragó. Tres días después, les volvió a apretar las tuercas. El militar castellano obligó a que juraran lealtad al «legítimo» rey Fernando.
Lo cierto es que duró poco esa lealtad. Seis meses después, los navarros se alzaron contra los ocupantes. Perdieron.
La ciudad, sin sus murallas
La imagen de Iruñea como un gran fortín, rodeado por altas murallas y con una ciudadela en el interior es bastante moderna. Las defensas de la capital navarra en 1512 eran bastante precarias y desfasadas. De hecho, después de ser recuperada en la reconquista de 1521, los castellanos decidieron reforzar sus defensas, para evitar nuevos levantamientos. Por otra parte, el cardenal Cisneros ordenó en 1516 desmochar las torres y derribar las fortalezas por miedo a que los navarros pelearan por su independencia y volvieran a hacerse fuertes dentro de ellas.
http://www.gara.net/paperezkoa/20110725/281043/es/Irunea-amanece-sitiada
2011/07/24
2011/07/23
25 de julio de 1512
25 de julio de 1512.
Patxi Abasolo Lopez; 1512-2012, Nafarroa Bizirik!
En julio de 1512, Fernando de Aragón envió al duque de Alba hacia Pamplona, acompañado de un ejército dotado de abundante artillería y 12.000 soldados. Los invasores llegaron pronto a los alrededores de la capital. Se detuvieron primero en Arazuri, en un palacio de un familiar del conde de Lerín y, más tarde, el 24 de julio en la Taconera, a las puertas de la ciudad. Pamplona intentó ganar tiempo e incluso pretendió pactar condiciones para preservar las libertades de las que habían gozado hasta ese momento. La respuesta que recibieron del jefe de las tropas españolas, el Duque de Alba, es una de las expresiones más clarificadoras de la verdadera naturaleza de la conquista de Navarra:
“No son los vencidos quienes imponen leyes a los vencedores, sino que las reciben de éstos. Marchad pues y comunicad a vuestros convecinos que, o se entreguen sin condición alguna, poniendo en mis manos todos los bienes eclesiásticos y públicos –en cuyo caso disfrutarán de absoluta libertad y de sus haciendas-, o si no les placen estas condiciones, sepan que han de pasar por todo lo que acontece en el asedio de las ciudades: matanzas, sin respetar edad ni sexo; incendio de las haciendas, tanto eclesiásticas como privadas, y saqueo de toda clase bienes.”
Pamplona hubo de capitular y, el 25 de julio, fiesta católica de Santiago, las tropas españolas entraron en la ciudad con alarde de su potencia militar y altanería colonialista. Y con la espada, la cruz, en una invasión que, desde un primer momento, adquirió naturaleza de Cruzada.
Valles, pueblos, villas y ciudades fueron cayendo, si bien Lizarra y sobre todo Tutera resistieron todavía algún tiempo. Las tropas españolas cruzaron los Pirineos, saquearon Garazi, y desataron una campaña de incendios, saqueos y matanzas. Algunas localidades fueron arrasadas. Los españoles sembraron el terror en Navarra y uno de sus jefes, el coronel Villalba, el sanguinario matarife de la ciudad de Niebla, llegó a afirmar que este comportamiento criminal era preciso para “imponer a los pueblos un saludable temor”.
Así, gracias al terror, Fernando se hizo con Navarra en muy poco tiempo. Las tropas aragonesas obligaron a los tudelanos a rendirse, no sin antes pedir permiso a los propios reyes navarros, que se lo concedieron, como había ocurrido en Gasteiz en 1200, para evitar alargar el sufrimiento a sus súbditos.
La rapidez de la primera conquista de julio-agosto de 1512 ha sido utilizada para defender la idea de que no hubo resistencia navarra. Nos hallamos ante otra mentira propagandística desmentida rotundamente por los hechos. Tanto es así que los españoles necesitaron muchos años para domar esa resistencia a pesar de las medidas represivas y amenazas con las que quisieron amordazar a la población.
Cuando decimos que necesitamos recuperar la memoria histórica, estamos afirmando que este Pueblo oprimido ha de superar el proceso de invisibilización al que se ha visto sometido históricamente. En primer lugar, clarificando lo que realmente sucedió, una conquista militar, reconociendo que perdió su soberanía de una forma violenta. En segundo lugar, recuperando la memoria de las vencidas, es decir, sacar del anonimato todos aquellos nombres y apellidos de quienes, por no rendirse ante el invasor, tuvieron que sufrir todo tipo de experiencias traumáticas: Pedro de Rada de Murillo, torturado hasta la muerte en el otoño de 1512, el capitán Joanicot, responsable del Castillo de Garazi, asesinado en 1521, el Mariscal Pedro, muerto en la cárcel de Simancas en 1522, Belaz de Medrano y su hijo Luis, envenenados en la cárcel de Pamplona, Martin Bertiz… y todas las mujeres que sufrieron procesos de brujería, tan sólo por seguir viviendo según lo habían hecho desde tiempos inmemoriables, como Juana Botin, Joana Bereterra, Graciana Iribarren, Joana Garro…
No obstante, oficialmente, desde el momento en que el ejército invasor entró en Navarra, todas esas gentes irredentas dejarían de existir, para convertirse en “franceses”, “brujas”, “traidores”, “ladronas”, “herejes” y “salteadores de caminos”, según la historiografía española y francesa. No lo eran para sus coetáneos, como dejó escrito el propio embajador de Venecia en su carta dirigida al emperador Carlos I. Según sus palabras, pese a la existencia de dos bandos, “universalmente, todos los de este reino tienen odio a los españoles y desean su rey natural”.
Así describió un coetáneo el estado de los navarros tras caer el Castillo de Amaiur en 1522: “como ovejas sin pastor […] padecieron sus casas y haciendas y parientes, grandes infortunios por la dura gobernación y mala conciencia de Castilla y por falsas acusaciones, unos vivieron en destierro, otros fueron degollados a gran sin razón, otros muy maltratados y atormentados, en especial en tiempo de la gobernación del regidor conde de Miranda, el cual fue destruidor de sus parientes [los agramonteses], todo esto por sostener su lealtad, puesto que los castellanos a todos los que hicieron su parte, llamaban leales y a los que hasta la muerte siguió y siguieron, traidores”.
De aquella mitad del siglo XVI nos llegan las primeras noticias de torturas a naturales del país para la obtención de información política. Los agramonteses seguían conspirando con la dinastía Navarra, y el propio virrey informó de la detención de varios navarros que “tras habérseles dado tormento confesaron actos en deservicio de su Majestad”. Y, posteriormente, la construcción de la Ciudadela, esa primera gran comisaría navarra que, además de vigilar los Pirineos, tuvo la función de “sujetar la voluntad de los naturales”, como dejaron escrito sus promotores. Los Virreyes impuestos por la Conquista pasarían, tres y cuatro siglos más tarde, a ser los Jefes Políticos y Gobernadores Civiles, hoy Delegados de Gobierno de unos territorios siempre bajo sospecha. Y durante cinco largos siglos, una constante sangría generacional con la marcha forzada de miles de jóvenes navarros para evitar alistarse en levas y servicios militares obligatorios.
El proceso de aculturación que hoy sufrimos es fruto directo de esa situación de sometimiento, proceso que nos empuja y obliga a abrazar una cultura impuesta. Al borrarse nuestra memoria histórica, muchos ciudadanos vascos han dejado de sentir como suya la historia de Navarra. Con el objetivo de frenar ese proceso de aculturación, agentes sociales del mundo de la cultura, la enseñanza y la investigación, así como colectivos que reivindicamos la memoria histórica nos hemos dado cita en la iniciativa 1512-2012 Nafarroa Bizirik. Para recordar que en julio de 2012 se cumplirán 500 años. Cinco siglos desde que fuimos invadidos por las tropas españolas. 500 años sin libertad, sin Estado, ocupadas violentamente, sin posibilidad de decidir nuestro futuro. En definitiva, cinco siglos conquistados. En estos cinco siglos han querido someternos, han intentado borrar nuestra identidad y ocultar qué fuimos y qué somos. Utilizaron la violencia, y siguen haciéndolo para que no seamos dueños de nuestro destino.
No podemos celebrar una conquista. Las conquistas son para denunciarlas, divulgando lo que realmente sucedió, y gritando bien alto que perder nuestra estatalidad supuso una auténtica tragedia. Porque hoy, ya en el siglo XXI, seguimos echando en falta la soberanía que nos fue arrebatada hace ya 500 años.
http://www.1512-2012.com/?p=1917
Patxi Abasolo Lopez; 1512-2012, Nafarroa Bizirik!
En julio de 1512, Fernando de Aragón envió al duque de Alba hacia Pamplona, acompañado de un ejército dotado de abundante artillería y 12.000 soldados. Los invasores llegaron pronto a los alrededores de la capital. Se detuvieron primero en Arazuri, en un palacio de un familiar del conde de Lerín y, más tarde, el 24 de julio en la Taconera, a las puertas de la ciudad. Pamplona intentó ganar tiempo e incluso pretendió pactar condiciones para preservar las libertades de las que habían gozado hasta ese momento. La respuesta que recibieron del jefe de las tropas españolas, el Duque de Alba, es una de las expresiones más clarificadoras de la verdadera naturaleza de la conquista de Navarra:
“No son los vencidos quienes imponen leyes a los vencedores, sino que las reciben de éstos. Marchad pues y comunicad a vuestros convecinos que, o se entreguen sin condición alguna, poniendo en mis manos todos los bienes eclesiásticos y públicos –en cuyo caso disfrutarán de absoluta libertad y de sus haciendas-, o si no les placen estas condiciones, sepan que han de pasar por todo lo que acontece en el asedio de las ciudades: matanzas, sin respetar edad ni sexo; incendio de las haciendas, tanto eclesiásticas como privadas, y saqueo de toda clase bienes.”
Pamplona hubo de capitular y, el 25 de julio, fiesta católica de Santiago, las tropas españolas entraron en la ciudad con alarde de su potencia militar y altanería colonialista. Y con la espada, la cruz, en una invasión que, desde un primer momento, adquirió naturaleza de Cruzada.
Valles, pueblos, villas y ciudades fueron cayendo, si bien Lizarra y sobre todo Tutera resistieron todavía algún tiempo. Las tropas españolas cruzaron los Pirineos, saquearon Garazi, y desataron una campaña de incendios, saqueos y matanzas. Algunas localidades fueron arrasadas. Los españoles sembraron el terror en Navarra y uno de sus jefes, el coronel Villalba, el sanguinario matarife de la ciudad de Niebla, llegó a afirmar que este comportamiento criminal era preciso para “imponer a los pueblos un saludable temor”.
Así, gracias al terror, Fernando se hizo con Navarra en muy poco tiempo. Las tropas aragonesas obligaron a los tudelanos a rendirse, no sin antes pedir permiso a los propios reyes navarros, que se lo concedieron, como había ocurrido en Gasteiz en 1200, para evitar alargar el sufrimiento a sus súbditos.
La rapidez de la primera conquista de julio-agosto de 1512 ha sido utilizada para defender la idea de que no hubo resistencia navarra. Nos hallamos ante otra mentira propagandística desmentida rotundamente por los hechos. Tanto es así que los españoles necesitaron muchos años para domar esa resistencia a pesar de las medidas represivas y amenazas con las que quisieron amordazar a la población.
Cuando decimos que necesitamos recuperar la memoria histórica, estamos afirmando que este Pueblo oprimido ha de superar el proceso de invisibilización al que se ha visto sometido históricamente. En primer lugar, clarificando lo que realmente sucedió, una conquista militar, reconociendo que perdió su soberanía de una forma violenta. En segundo lugar, recuperando la memoria de las vencidas, es decir, sacar del anonimato todos aquellos nombres y apellidos de quienes, por no rendirse ante el invasor, tuvieron que sufrir todo tipo de experiencias traumáticas: Pedro de Rada de Murillo, torturado hasta la muerte en el otoño de 1512, el capitán Joanicot, responsable del Castillo de Garazi, asesinado en 1521, el Mariscal Pedro, muerto en la cárcel de Simancas en 1522, Belaz de Medrano y su hijo Luis, envenenados en la cárcel de Pamplona, Martin Bertiz… y todas las mujeres que sufrieron procesos de brujería, tan sólo por seguir viviendo según lo habían hecho desde tiempos inmemoriables, como Juana Botin, Joana Bereterra, Graciana Iribarren, Joana Garro…
No obstante, oficialmente, desde el momento en que el ejército invasor entró en Navarra, todas esas gentes irredentas dejarían de existir, para convertirse en “franceses”, “brujas”, “traidores”, “ladronas”, “herejes” y “salteadores de caminos”, según la historiografía española y francesa. No lo eran para sus coetáneos, como dejó escrito el propio embajador de Venecia en su carta dirigida al emperador Carlos I. Según sus palabras, pese a la existencia de dos bandos, “universalmente, todos los de este reino tienen odio a los españoles y desean su rey natural”.
Así describió un coetáneo el estado de los navarros tras caer el Castillo de Amaiur en 1522: “como ovejas sin pastor […] padecieron sus casas y haciendas y parientes, grandes infortunios por la dura gobernación y mala conciencia de Castilla y por falsas acusaciones, unos vivieron en destierro, otros fueron degollados a gran sin razón, otros muy maltratados y atormentados, en especial en tiempo de la gobernación del regidor conde de Miranda, el cual fue destruidor de sus parientes [los agramonteses], todo esto por sostener su lealtad, puesto que los castellanos a todos los que hicieron su parte, llamaban leales y a los que hasta la muerte siguió y siguieron, traidores”.
De aquella mitad del siglo XVI nos llegan las primeras noticias de torturas a naturales del país para la obtención de información política. Los agramonteses seguían conspirando con la dinastía Navarra, y el propio virrey informó de la detención de varios navarros que “tras habérseles dado tormento confesaron actos en deservicio de su Majestad”. Y, posteriormente, la construcción de la Ciudadela, esa primera gran comisaría navarra que, además de vigilar los Pirineos, tuvo la función de “sujetar la voluntad de los naturales”, como dejaron escrito sus promotores. Los Virreyes impuestos por la Conquista pasarían, tres y cuatro siglos más tarde, a ser los Jefes Políticos y Gobernadores Civiles, hoy Delegados de Gobierno de unos territorios siempre bajo sospecha. Y durante cinco largos siglos, una constante sangría generacional con la marcha forzada de miles de jóvenes navarros para evitar alistarse en levas y servicios militares obligatorios.
El proceso de aculturación que hoy sufrimos es fruto directo de esa situación de sometimiento, proceso que nos empuja y obliga a abrazar una cultura impuesta. Al borrarse nuestra memoria histórica, muchos ciudadanos vascos han dejado de sentir como suya la historia de Navarra. Con el objetivo de frenar ese proceso de aculturación, agentes sociales del mundo de la cultura, la enseñanza y la investigación, así como colectivos que reivindicamos la memoria histórica nos hemos dado cita en la iniciativa 1512-2012 Nafarroa Bizirik. Para recordar que en julio de 2012 se cumplirán 500 años. Cinco siglos desde que fuimos invadidos por las tropas españolas. 500 años sin libertad, sin Estado, ocupadas violentamente, sin posibilidad de decidir nuestro futuro. En definitiva, cinco siglos conquistados. En estos cinco siglos han querido someternos, han intentado borrar nuestra identidad y ocultar qué fuimos y qué somos. Utilizaron la violencia, y siguen haciéndolo para que no seamos dueños de nuestro destino.
No podemos celebrar una conquista. Las conquistas son para denunciarlas, divulgando lo que realmente sucedió, y gritando bien alto que perder nuestra estatalidad supuso una auténtica tragedia. Porque hoy, ya en el siglo XXI, seguimos echando en falta la soberanía que nos fue arrebatada hace ya 500 años.
http://www.1512-2012.com/?p=1917
La colonización franco-española de un acuerdo entre valles pirenaicos
La colonización franco-española de un acuerdo entre valles pirenaicos
Iñigo Saldise Alda
Todos los 13 de julio, según la tradición, se celebra un nuevo acto, en la actualidad con un fuerte carácter popular, conocido como el Tributo de las tres vacas en la confluencia de los valles pirenaicos de Baretetze (Baretous) y Erronkari (Roncal), valles vecinos junto a los Xiberoa (Soule) y Berari (Ansó). Un acto tradicional que desde el Gobierno colonial español asentado en la Navarra reducida y residual, lo han afirmado que “Es el tratado internacional vigente más antiguo de Europa que puso fin a las disputas entre los valles fronterizos de Roncal y Baretous por el disfrute de los pastos”. Una afirmación que se apoya exclusivamente en a los pactos fronterizos franco-españoles, donde estaban excluidos las gentes a colonizar del Estado de Nabarra. Dichos acuerdos conocidos como el Tratado de los Pirineos del año 1659 y al Tratado de Bayonne (Baiona) firmado en el año 1856 y la inclusión del mojón fronterizo franco-español realizado dos años después, una vez eliminada por el interés imperial de españoles y franceses, de la conocida como “piedra de San Martin” tras la colonización llevada a cabo por los soldados de la religión cristiana católica en las tierras de toda Baskonia.
Como todo lo que sale de cualquier institución colonial, española y/o francesa, impuesta dentro de extenso territorio de Baskonia, debemos analizarla con un fuerte carácter crítico sus afirmaciones, pues siempre van encaminadas a asentar la colonización política, militar, fiscal, cultural y lingüística en el Estado ocupado de Nabarra. Desde el escepticismo patriótico y propio a cualquier planteamiento político emanado de esas instituciones indudablemente extranjeras, que deforman a su antojo nuestra larga historia política, con la única intención de mantenernos como esclavos de los imperios español y/o francés, estamos en la obligación de realizar un análisis serio, lo más completo posible, de este tradicional acto y otros muchos, buceando para ello en nuestra verdadera, completa y compleja historia. Por ello, este escrito está abierto a todos aquellos y aquellas que quieran aportar más datos o quizás corregir algún error que yo haya cometido y que finalmente beneficie al imperialismo colonial realizado contra el Estado de Nabarra y sus gentes, por la República de Francia y por el Reino de España.
Mi estudio sobre este conflicto entre valles pirenaicos, me ha llevado a comprobar que su arranque tiene lugar entre tribus euskaras, siendo ocasionado por la utilización de las fuentes y de los pastizales existentes entorno a la muga natural que delimita los valles de Baretetze y Erronkari. Es difícil afirmar cuando tiene origen el problema pastoril, pues según algunas fuentes éste data desde el año 125 antes de nuestra era. Por otro lado otras fuentes históricas dicen que se originó en el siglo IX o en el siglo XI de nuestra era, pero donde no hay duda es cuando tiene finalmente su punto de inflexión. Esta formalización tiene lugar en el año 1375 de nuestra era con la firma de una facería o Tratado de paz entre dichos valles. Ésta facería fue subscrita y firmada por los representantes de valles de Baretetze y Erronkari en el término neutral de Berari, cuyos representantes ejercieron el arbitraje junto a los representantes del valle de Xiberoa.
Si la disputa por las fuentes y pastos entre los habitantes del valle de Baretetze y Erronkari tuvo lugar en al año 125 antes de nuestra era, no hay ninguna duda de la inexistencia fronteriza franco-española. Incluso podemos afirmar sin ningún miedo a equivocarnos, que las diferencias fueron resueltas mediante la aplicación del ancestral Derecho Pirenaico, ya que la imposición y colonización romana era inexistente en la totalidad de los valles Pirenaicos occidentales, tanto en su vertiente sur como en la vertiente norte. Además, la división étnico-cultural entre vascón y bearnés no tiene lugar hasta el siglo III de nuestra era.
Si seguimos la tesis por la cual la querella entre los ya mencionados valles euskaros se generó en el siglo IX, debemos tener presente la creación del Estado independiente y propio de los nabarros llevada a cabo en el año 824, el Reino de Iruñea (Pamplona). Una fundación llevada a cabo, según algunas fuentes históricas, en el mismísimo valle de Erronkari. El nombramiento como rey de los nabarros de Eneko Aritza, contó con presencia de los diferentes señores de guerra vascones, incluidos los señores de la guerra existentes en Bigorra (Bigorre) y Biarno (Beárn). Esto nos lleva a pensar con poco margen de error, que las diferencias entre las gentes de Baretetze y Erronkari se tuvieron que resolver bajo el Derecho Pirenaico y la inexistencia de una frontera política de carácter internacional.
Si por el contrario, nos atenemos a los planteamientos de esos historiadores que nos indican que las disputas, entre estos valles pirenaicos, tuvieron lugar en el siglo XI, debemos tener presente el tiempo que comprende desde el reinado de Sancho III el Mayor, hasta la conclusión del reinado de Alfonso I el Batallador, ya en el siglo XII. Durante ese periodo, ambas vertientes del Pirineo occidental están unidos políticamente bajo el Reino nabarro, bien como Reino de Iruñea eta Naiara (Nájera) o bien después como Reino de Iruñea eta Aragoi (Aragón). De nuevo debemos sobreentender la aplicación del Derecho Pirenaico mediante el Fuero nabarro, para la resolución del conflicto pastoril existente entre Baretetze y Erronkari, junto a una inexistente frontera política internacional.
Por otro lado, ya en la documentada facería o Tratado de paz del año 1375, si podemos hablar de una frontera nabarro-bearnesa-nada de franco-española-, tras la afirmación de la soberanía del Vizcondado de Biarno, llevada a cabo por parte del Gastón Febo (Febus), III conde de Fois (Foix) y X vizconde de Biarno, en el año 1363, que apenas dos años antes era aliado de rey Carlos II de Nabarra-unas pocas fuentes históricas afirman que fue mediante el vasallaje llevado a cabo por Gaston de Fois-Biarno al rey Carlos II de Nabarra-. Es precisamente en ese año 1361 cuando Carlos y Gastón mantenían unas estrechas relaciones, intervinieron mediante una sentencia arbitraria para poner fin a los numerosos enfrentamientos entre las gentes de Baretetze y de Erronkari, sin éxito. Fue realmente en año 1375, cuando según algunas fuentes históricas ya existía un distanciamiento político importante entre Gastón y Carlos, cuando llegó el Tratado de paz avalado por ambos.
Antes de concluir, creo interesante recordar unas fuentes históricas más propias de nuestro País, como incluso lo hacen quizás de forma inconsciente desde el Gobierno colonial español asentado en la Navarra reducida y residual. Este detalle importante en materia geopolítica es la elección de arbitrio de las gentes de Berari, el cual fue debido exclusivamente porque por aquel entonces ese municipio pertenecía a otro Reino o Estado diferente a las partes litigantes, concretamente al Reino de Aragón-amputado al Reino de Iruñea por la ilegal y violenta injerencia castellano-barcelonesa-lo que nos puede llevar a deducir o entender, que incluso en el año 1375 ambos valles estaban bajo supremo mandato nabarro y por tanto no existía frontera política alguna entre ambos, y menos aún una nacionalidad española y/o francesa impuesta colonialmente a esas gentes del Pirineo y al resto de gentes del Estado de Nabarra.
Iñigo Saldise Alda
Todos los 13 de julio, según la tradición, se celebra un nuevo acto, en la actualidad con un fuerte carácter popular, conocido como el Tributo de las tres vacas en la confluencia de los valles pirenaicos de Baretetze (Baretous) y Erronkari (Roncal), valles vecinos junto a los Xiberoa (Soule) y Berari (Ansó). Un acto tradicional que desde el Gobierno colonial español asentado en la Navarra reducida y residual, lo han afirmado que “Es el tratado internacional vigente más antiguo de Europa que puso fin a las disputas entre los valles fronterizos de Roncal y Baretous por el disfrute de los pastos”. Una afirmación que se apoya exclusivamente en a los pactos fronterizos franco-españoles, donde estaban excluidos las gentes a colonizar del Estado de Nabarra. Dichos acuerdos conocidos como el Tratado de los Pirineos del año 1659 y al Tratado de Bayonne (Baiona) firmado en el año 1856 y la inclusión del mojón fronterizo franco-español realizado dos años después, una vez eliminada por el interés imperial de españoles y franceses, de la conocida como “piedra de San Martin” tras la colonización llevada a cabo por los soldados de la religión cristiana católica en las tierras de toda Baskonia.
Como todo lo que sale de cualquier institución colonial, española y/o francesa, impuesta dentro de extenso territorio de Baskonia, debemos analizarla con un fuerte carácter crítico sus afirmaciones, pues siempre van encaminadas a asentar la colonización política, militar, fiscal, cultural y lingüística en el Estado ocupado de Nabarra. Desde el escepticismo patriótico y propio a cualquier planteamiento político emanado de esas instituciones indudablemente extranjeras, que deforman a su antojo nuestra larga historia política, con la única intención de mantenernos como esclavos de los imperios español y/o francés, estamos en la obligación de realizar un análisis serio, lo más completo posible, de este tradicional acto y otros muchos, buceando para ello en nuestra verdadera, completa y compleja historia. Por ello, este escrito está abierto a todos aquellos y aquellas que quieran aportar más datos o quizás corregir algún error que yo haya cometido y que finalmente beneficie al imperialismo colonial realizado contra el Estado de Nabarra y sus gentes, por la República de Francia y por el Reino de España.
Mi estudio sobre este conflicto entre valles pirenaicos, me ha llevado a comprobar que su arranque tiene lugar entre tribus euskaras, siendo ocasionado por la utilización de las fuentes y de los pastizales existentes entorno a la muga natural que delimita los valles de Baretetze y Erronkari. Es difícil afirmar cuando tiene origen el problema pastoril, pues según algunas fuentes éste data desde el año 125 antes de nuestra era. Por otro lado otras fuentes históricas dicen que se originó en el siglo IX o en el siglo XI de nuestra era, pero donde no hay duda es cuando tiene finalmente su punto de inflexión. Esta formalización tiene lugar en el año 1375 de nuestra era con la firma de una facería o Tratado de paz entre dichos valles. Ésta facería fue subscrita y firmada por los representantes de valles de Baretetze y Erronkari en el término neutral de Berari, cuyos representantes ejercieron el arbitraje junto a los representantes del valle de Xiberoa.
Si la disputa por las fuentes y pastos entre los habitantes del valle de Baretetze y Erronkari tuvo lugar en al año 125 antes de nuestra era, no hay ninguna duda de la inexistencia fronteriza franco-española. Incluso podemos afirmar sin ningún miedo a equivocarnos, que las diferencias fueron resueltas mediante la aplicación del ancestral Derecho Pirenaico, ya que la imposición y colonización romana era inexistente en la totalidad de los valles Pirenaicos occidentales, tanto en su vertiente sur como en la vertiente norte. Además, la división étnico-cultural entre vascón y bearnés no tiene lugar hasta el siglo III de nuestra era.
Si seguimos la tesis por la cual la querella entre los ya mencionados valles euskaros se generó en el siglo IX, debemos tener presente la creación del Estado independiente y propio de los nabarros llevada a cabo en el año 824, el Reino de Iruñea (Pamplona). Una fundación llevada a cabo, según algunas fuentes históricas, en el mismísimo valle de Erronkari. El nombramiento como rey de los nabarros de Eneko Aritza, contó con presencia de los diferentes señores de guerra vascones, incluidos los señores de la guerra existentes en Bigorra (Bigorre) y Biarno (Beárn). Esto nos lleva a pensar con poco margen de error, que las diferencias entre las gentes de Baretetze y Erronkari se tuvieron que resolver bajo el Derecho Pirenaico y la inexistencia de una frontera política de carácter internacional.
Si por el contrario, nos atenemos a los planteamientos de esos historiadores que nos indican que las disputas, entre estos valles pirenaicos, tuvieron lugar en el siglo XI, debemos tener presente el tiempo que comprende desde el reinado de Sancho III el Mayor, hasta la conclusión del reinado de Alfonso I el Batallador, ya en el siglo XII. Durante ese periodo, ambas vertientes del Pirineo occidental están unidos políticamente bajo el Reino nabarro, bien como Reino de Iruñea eta Naiara (Nájera) o bien después como Reino de Iruñea eta Aragoi (Aragón). De nuevo debemos sobreentender la aplicación del Derecho Pirenaico mediante el Fuero nabarro, para la resolución del conflicto pastoril existente entre Baretetze y Erronkari, junto a una inexistente frontera política internacional.
Por otro lado, ya en la documentada facería o Tratado de paz del año 1375, si podemos hablar de una frontera nabarro-bearnesa-nada de franco-española-, tras la afirmación de la soberanía del Vizcondado de Biarno, llevada a cabo por parte del Gastón Febo (Febus), III conde de Fois (Foix) y X vizconde de Biarno, en el año 1363, que apenas dos años antes era aliado de rey Carlos II de Nabarra-unas pocas fuentes históricas afirman que fue mediante el vasallaje llevado a cabo por Gaston de Fois-Biarno al rey Carlos II de Nabarra-. Es precisamente en ese año 1361 cuando Carlos y Gastón mantenían unas estrechas relaciones, intervinieron mediante una sentencia arbitraria para poner fin a los numerosos enfrentamientos entre las gentes de Baretetze y de Erronkari, sin éxito. Fue realmente en año 1375, cuando según algunas fuentes históricas ya existía un distanciamiento político importante entre Gastón y Carlos, cuando llegó el Tratado de paz avalado por ambos.
Antes de concluir, creo interesante recordar unas fuentes históricas más propias de nuestro País, como incluso lo hacen quizás de forma inconsciente desde el Gobierno colonial español asentado en la Navarra reducida y residual. Este detalle importante en materia geopolítica es la elección de arbitrio de las gentes de Berari, el cual fue debido exclusivamente porque por aquel entonces ese municipio pertenecía a otro Reino o Estado diferente a las partes litigantes, concretamente al Reino de Aragón-amputado al Reino de Iruñea por la ilegal y violenta injerencia castellano-barcelonesa-lo que nos puede llevar a deducir o entender, que incluso en el año 1375 ambos valles estaban bajo supremo mandato nabarro y por tanto no existía frontera política alguna entre ambos, y menos aún una nacionalidad española y/o francesa impuesta colonialmente a esas gentes del Pirineo y al resto de gentes del Estado de Nabarra.
2011/07/19
El escudo de Navarra
El escudo de Navarra
Antonio Urra Maeztu
Hay leyendas absurdas que a fuerza de repetirlas se llegan a considerar como hechos reales e incluso históricos, sucede bastante con narraciones de la llamada Reconquista.
Se ha llegado a creer algo tan anticristiano como que el apóstol Santiago, montado en su caballo blanco, ayudó a los buenos matando moros en la batalla de Clavijo, de ahí el nombre de Santiago Matamoros. Algo parecido sucede con nuestro Rey Sancho El Fuerte que con su espada rompió las cadenas de defensa de los moros y liberó a unos cristianos que tenía cautivos Miramamolín, en la Batalla de las Navas de 1212. Así me lo contaron en la escuela. ¡Dónde queda la fuerza de Perurena! ¡Y qué maravilla la espada de nuestro Rey! Se dice que desde entonces las cadenas están en el escudo de Navarra. Parece que no es cierto. Fueron varios los antiguos escudos de nuestro Reino, entre otros el Arrano Beltza.
El escudo actual aparece en varios lugares antes de 1212 (por cierto el año próximo recordaremos el centenario de la Batalla de las Navas y también el de la conquista del Reino de Navarra por los españoles en 1512). Según algunos historiadores y expertos en heráldica, el escudo actual es un símbolo solar con ocho brazos, según otros son las armas del Reino de Navarra en cruz y en aspa. Poco a poco, según Moret, estos signos se fueron espesando y pasaron a ser barras, esferillas y finalmente aparecieron como cadenas tras la conquista de 1512, con el fin de unir a Navarra con el resto de reinos de España en la Reconquista, cuando lo cierto es que Navarra luchó a favor o en contra de los musulmanes según le convino en cada época.
Este escudo ha tenido diversas adaptaciones, ha sido el escudo de Euskal Herria, aún se usa en algunos lugares de Iparralde como símbolo de los vascos.
http://www.noticiasdenavarra.com/2011/07/19/opinion/cartas-al-director/el-escudo-de-navarra
Antonio Urra Maeztu
Hay leyendas absurdas que a fuerza de repetirlas se llegan a considerar como hechos reales e incluso históricos, sucede bastante con narraciones de la llamada Reconquista.
Se ha llegado a creer algo tan anticristiano como que el apóstol Santiago, montado en su caballo blanco, ayudó a los buenos matando moros en la batalla de Clavijo, de ahí el nombre de Santiago Matamoros. Algo parecido sucede con nuestro Rey Sancho El Fuerte que con su espada rompió las cadenas de defensa de los moros y liberó a unos cristianos que tenía cautivos Miramamolín, en la Batalla de las Navas de 1212. Así me lo contaron en la escuela. ¡Dónde queda la fuerza de Perurena! ¡Y qué maravilla la espada de nuestro Rey! Se dice que desde entonces las cadenas están en el escudo de Navarra. Parece que no es cierto. Fueron varios los antiguos escudos de nuestro Reino, entre otros el Arrano Beltza.
El escudo actual aparece en varios lugares antes de 1212 (por cierto el año próximo recordaremos el centenario de la Batalla de las Navas y también el de la conquista del Reino de Navarra por los españoles en 1512). Según algunos historiadores y expertos en heráldica, el escudo actual es un símbolo solar con ocho brazos, según otros son las armas del Reino de Navarra en cruz y en aspa. Poco a poco, según Moret, estos signos se fueron espesando y pasaron a ser barras, esferillas y finalmente aparecieron como cadenas tras la conquista de 1512, con el fin de unir a Navarra con el resto de reinos de España en la Reconquista, cuando lo cierto es que Navarra luchó a favor o en contra de los musulmanes según le convino en cada época.
Este escudo ha tenido diversas adaptaciones, ha sido el escudo de Euskal Herria, aún se usa en algunos lugares de Iparralde como símbolo de los vascos.
http://www.noticiasdenavarra.com/2011/07/19/opinion/cartas-al-director/el-escudo-de-navarra
2011/07/18
Baretouseko ibarra
Baretouseko ibarra
Kebenko, uskararen aldeko elkartea
Baretous Pirineo Atlantikoetako departamentuko Aramits Kantonamenduko harana da. Aramitsek (hiriburua), Arettek, Issorrek, Lannek, Ancek eta Leasek osatzen dute. Haran hau Biarnoko Bizkonderrikoa zen.
XV. mendean, dinastien arteko ezkontzak tarteko, Foix etxea Nafarroako tronura iristearekin batera, Nafarroako erregeek Biarnoko Bizkonde ere baziren. 1512An Fernando Katolikoak Nafarroa inbaditu zuenean Nafarroako erege-erreginak, Joan III Albreteko eta Catalina Foixko, Biarnora joan ziren ihesi. Fernandok Nafarroa militarki zanpatzen zuen bitartean Orthez bilakatu zen Albretekoen hiriburu.
Bi hizkuntza gutxitu mintzatzen dira Baretousen: biarnoera (gaskoiera), eta euskara Aramits, Geronce eta Aretteko zenbait auzo eta baserritan.
Baretous es un valle pirenaico perteneciente al Cantón de Aramits en el departamento francés de los Pirineos Atlánticos. Está conformado por las comunas de Aramits (la capital), Arette, Issor, Lanne, Ance y Leas. Este valle perteneció al vizcondado de Bearne.
En el siglo XV, debido a una serie de enlaces dinásticos, la casa de Foix llegó al trono navarro, con lo que los reyes navarros ostentaban también el título de vizcondes de Bearne. En 1512 Fernando el Católico invadió Navarra y los reyes Juan III de Albret y Catalina de Foix y su corte se replegaron a sus dominios de Bearne, desde donde se realizaron varios intentos de recuperar el reino de Navarra. Mientras Fernando sometía con la ocupación militar el reino de Navarra, Orthez se convirtió en la capital de los Albret.
Dos son las lenguas minoritarias que se hablan en Baretous: el bearnés, tambien llamado gascon y el euskara que se habla en algunos barrios y caserios de Aramits, Geronce y Arette.
http://uskaraeguna2010.blogspot.com/2011/07/baretouseko-ibarra.html
Kebenko, uskararen aldeko elkartea
Baretous Pirineo Atlantikoetako departamentuko Aramits Kantonamenduko harana da. Aramitsek (hiriburua), Arettek, Issorrek, Lannek, Ancek eta Leasek osatzen dute. Haran hau Biarnoko Bizkonderrikoa zen.
XV. mendean, dinastien arteko ezkontzak tarteko, Foix etxea Nafarroako tronura iristearekin batera, Nafarroako erregeek Biarnoko Bizkonde ere baziren. 1512An Fernando Katolikoak Nafarroa inbaditu zuenean Nafarroako erege-erreginak, Joan III Albreteko eta Catalina Foixko, Biarnora joan ziren ihesi. Fernandok Nafarroa militarki zanpatzen zuen bitartean Orthez bilakatu zen Albretekoen hiriburu.
Bi hizkuntza gutxitu mintzatzen dira Baretousen: biarnoera (gaskoiera), eta euskara Aramits, Geronce eta Aretteko zenbait auzo eta baserritan.
Baretous es un valle pirenaico perteneciente al Cantón de Aramits en el departamento francés de los Pirineos Atlánticos. Está conformado por las comunas de Aramits (la capital), Arette, Issor, Lanne, Ance y Leas. Este valle perteneció al vizcondado de Bearne.
En el siglo XV, debido a una serie de enlaces dinásticos, la casa de Foix llegó al trono navarro, con lo que los reyes navarros ostentaban también el título de vizcondes de Bearne. En 1512 Fernando el Católico invadió Navarra y los reyes Juan III de Albret y Catalina de Foix y su corte se replegaron a sus dominios de Bearne, desde donde se realizaron varios intentos de recuperar el reino de Navarra. Mientras Fernando sometía con la ocupación militar el reino de Navarra, Orthez se convirtió en la capital de los Albret.
Dos son las lenguas minoritarias que se hablan en Baretous: el bearnés, tambien llamado gascon y el euskara que se habla en algunos barrios y caserios de Aramits, Geronce y Arette.
http://uskaraeguna2010.blogspot.com/2011/07/baretouseko-ibarra.html
2011/07/16
2011/07/14
¿Es útil la independencia?
¿Es útil la independencia?
J..X. Mauleon, Cadreita-Nabarra
Lamentablemente en el mundo real de hoy, recurrir al concepto que nos ocupa, que no es otro más que la independencia o libertad, realmente nos puede llevar a los nabarros y nabarras al parecer, a un auténtico anacronismo. Esto es debido en gran medida a la colonización que soportamos los miembros del Pueblo-Nación de Nabarra. Una imposición realmente colonialista, tanto política como cultural, lingüística, religiosa y siempre en todos sus aspectos, militar o terrorista. La cual ha sido llevada a cabo por los imperios colonialistas de Francia y de España. Al menos en su versión más malévola y ruin, que es la que nos interesa no asimilar a los nabarros y nabarras, pues somos auténticos esclavos de los imperios de Francia y de España, que nos circunscriben y restringen políticamente la relación política con nuestros semejantes humanos de otras nacionalidades, algo que significa fehacientemente, que nos siguen esclavizando ilegalmente según el Ordenamiento Jurídico Internacional, procurando conscientemente los violentos invasores franceses y españoles, eliminar o desvirtuar cualquier aspecto de libertad emanado desde el Derecho Pirenaico de nuestro Pueblo-Nación, el cual, no se nos olvide, está sometido o mejor dicho eliminado a día de hoy, de forma político, jurídico y finalmente militar, por los imperios de Francia y de España.
Para tener o mejor dicho poseer una plena independencia-¿Existe otro típo de independencia?-, es necesario romper con cualquier aspecto colonizador, pues este paso necesario y libertario nos facilitará alcanzar la independencia, la cual realmente será palpable al final, en nuestro caso por supuesto, una vez recuperada la plena soberanía del único Estado que hemos poseído, el Estado de Nabarra; si esto no ocurre, nunca seremos libres.
De manera palpable y recurrente, observamos de tiempo en tiempo, cómo se vuelve sobre a comentar y marear el concepto libertario de la independencia. A decir verdad, dicha reincidencia sobre dicho tema natural, es generada desde diversos agentes políticos asimilados todos ellos por los colonizadores imperios de Francia y de España. Es indudable, si tenemos la valentía de considerarlos como agentes políticos nabarros, aunque sea igual de forma inconscientemente, debemos saber que dichos agentes políticos no nos representan, ni finalmente buscan la independencia, al ser o procurar todos ellos, ser legales dentro de los marcos constitucionales de Francia y de España. Pues con sus actos legitiman y aquellos que les votan a su vez, la colonización y la esclavitud de Pueblo-Nación de Nabarra, Esa actitud consciente, por no llamarla aptitud colonial, es realmente opuesta a cualquier símbolo de independencia y de libertad que ellos dicen reclaman y que realmente el Pueblo-Nación de Nabarra demanda.
Debemos comprender de una vez por todas, que en el ámbito de las relaciones internacionales es nuestra única salida. Un espacio que debemos estudiar, precisar y que podemos incentivar. Una labor independiente que nos es requerida y que será obligada de forma progresiva. Tenemos que tener encuenta que el sentido legal y real de nuestra reivindicación, indudablemente noble y ciertamente legítima según el modelo normativo de las Naciones Unidas, del Ordenamiento Jurídico Internacional y tristemente de la globalización que esta última ha alcanzado niveles nunca antes visionados, nos exige. Algo que nosotros mismos debemos exigirmos si queremos ser libres e independientes.
Obviamente, debido a las formas y a los conocimientos político-históricos, surgidos por el conocimiento real sobre los tratados territoriales realizados por nuestros históricos Jefes de Estado, junto a los diferentes discursos llevados a cabo sobre la noción política del Estado, la independencia, la libertad y la soberanía, llevadas a cabos por diferentes pero auténticos compatriotas nabarros y nabarras, indiferentemente de su cierta forma, particular o ideología de su psudo-política, de cómo debería ser estructurado nuestro Estado de Nabarra, debemos ser conscientes de la actual irrealidad independentista y libertaria llevada a cabo por aquellos agentes que buscan o se benefician, normalmente económica, del sistema colonial impuesto a los nabarros y nabarras desde la República de Francia y del Reino de España.
Debemos, los nabarros y nabarras deseoso de la libertad, ser conscientes que la auténtica política concerniente a la independencia, a la soberanía y a la libertad de la Nación Nabarra, solo se podrá llevar a cabo siendo firmes nabarros y nabarras, sin ningún tipo de concesiones políticas y judiciales a los invasores imperialistas franceses y españoles. .
Pero, es verdad, indudablemente todos somos humanos y podemos equivocarnos apoyando causas personales o partidistas que nos mantienen en la esclavitud; en nuestro ser está el rectificar y avandonar planteamientos que mantienen la esclavitud del Pueblo-Nación de Nabarra.
¿Tenemos contenido efectivo de lo que significa la independencia en el mundo de hoy?
Yo al menos sí; pues la libertad de ser humano es uno de nuestros más primordiales derechos.
¿Es acaso una hipocresía hablar de la independencia de la Nación Nabarra?
Actualmente en la totalidad del Estado de Nabarra, viendo quien la promulga,... sí. Me explico; Ciertamente aquellos que se benefician manipulando nuestra historia política y utilizando el término de independencia, el cual a la práctica es un derecho universal de todos los Pueblos, colaborando por su personales intereses normalmente de forma consciente con los imperialistas, colonizadores y esclavistas, no cabe duda que son solo unos hipócritas, además de ser unos enemigos de la libertad, de la independencia y finalmente, de la soberanía del Pueblo-Nación de Nabarra.
¿Es incluso ético seguir echando mano de ella-la independencia-de cara a los principios democráticos y de los derechos humanos?
No hay ética humana si se colabora con la esclavitud. Si no se siguen los principios democráticos y los derechos humanos se niega la independencia. Esas personas que niegan dichos derechos supremos humanos, son gente sin ética y sin dudarlo sin moral. El principio primoldial de la ética es el respeto, la libertad y la independencia. Si estas premisas no se cumplen, se puede afirmar que nunca se han querido siquiera respetar. En nuestro particular caso político, aquellos que nos niegan la soberanía plena del Estado de Nabarra o que colaboran con ellos de una u otra manera, podemos afirmar sin margen de error que son personas sin ética y sin moral, auténticos culpables de los delitos que se siguen cometiendo contra el Pueblo-Nación de Nabarra y el resto de la humanidad.
J..X. Mauleon, Cadreita-Nabarra
Lamentablemente en el mundo real de hoy, recurrir al concepto que nos ocupa, que no es otro más que la independencia o libertad, realmente nos puede llevar a los nabarros y nabarras al parecer, a un auténtico anacronismo. Esto es debido en gran medida a la colonización que soportamos los miembros del Pueblo-Nación de Nabarra. Una imposición realmente colonialista, tanto política como cultural, lingüística, religiosa y siempre en todos sus aspectos, militar o terrorista. La cual ha sido llevada a cabo por los imperios colonialistas de Francia y de España. Al menos en su versión más malévola y ruin, que es la que nos interesa no asimilar a los nabarros y nabarras, pues somos auténticos esclavos de los imperios de Francia y de España, que nos circunscriben y restringen políticamente la relación política con nuestros semejantes humanos de otras nacionalidades, algo que significa fehacientemente, que nos siguen esclavizando ilegalmente según el Ordenamiento Jurídico Internacional, procurando conscientemente los violentos invasores franceses y españoles, eliminar o desvirtuar cualquier aspecto de libertad emanado desde el Derecho Pirenaico de nuestro Pueblo-Nación, el cual, no se nos olvide, está sometido o mejor dicho eliminado a día de hoy, de forma político, jurídico y finalmente militar, por los imperios de Francia y de España.
Para tener o mejor dicho poseer una plena independencia-¿Existe otro típo de independencia?-, es necesario romper con cualquier aspecto colonizador, pues este paso necesario y libertario nos facilitará alcanzar la independencia, la cual realmente será palpable al final, en nuestro caso por supuesto, una vez recuperada la plena soberanía del único Estado que hemos poseído, el Estado de Nabarra; si esto no ocurre, nunca seremos libres.
De manera palpable y recurrente, observamos de tiempo en tiempo, cómo se vuelve sobre a comentar y marear el concepto libertario de la independencia. A decir verdad, dicha reincidencia sobre dicho tema natural, es generada desde diversos agentes políticos asimilados todos ellos por los colonizadores imperios de Francia y de España. Es indudable, si tenemos la valentía de considerarlos como agentes políticos nabarros, aunque sea igual de forma inconscientemente, debemos saber que dichos agentes políticos no nos representan, ni finalmente buscan la independencia, al ser o procurar todos ellos, ser legales dentro de los marcos constitucionales de Francia y de España. Pues con sus actos legitiman y aquellos que les votan a su vez, la colonización y la esclavitud de Pueblo-Nación de Nabarra, Esa actitud consciente, por no llamarla aptitud colonial, es realmente opuesta a cualquier símbolo de independencia y de libertad que ellos dicen reclaman y que realmente el Pueblo-Nación de Nabarra demanda.
Debemos comprender de una vez por todas, que en el ámbito de las relaciones internacionales es nuestra única salida. Un espacio que debemos estudiar, precisar y que podemos incentivar. Una labor independiente que nos es requerida y que será obligada de forma progresiva. Tenemos que tener encuenta que el sentido legal y real de nuestra reivindicación, indudablemente noble y ciertamente legítima según el modelo normativo de las Naciones Unidas, del Ordenamiento Jurídico Internacional y tristemente de la globalización que esta última ha alcanzado niveles nunca antes visionados, nos exige. Algo que nosotros mismos debemos exigirmos si queremos ser libres e independientes.
Obviamente, debido a las formas y a los conocimientos político-históricos, surgidos por el conocimiento real sobre los tratados territoriales realizados por nuestros históricos Jefes de Estado, junto a los diferentes discursos llevados a cabo sobre la noción política del Estado, la independencia, la libertad y la soberanía, llevadas a cabos por diferentes pero auténticos compatriotas nabarros y nabarras, indiferentemente de su cierta forma, particular o ideología de su psudo-política, de cómo debería ser estructurado nuestro Estado de Nabarra, debemos ser conscientes de la actual irrealidad independentista y libertaria llevada a cabo por aquellos agentes que buscan o se benefician, normalmente económica, del sistema colonial impuesto a los nabarros y nabarras desde la República de Francia y del Reino de España.
Debemos, los nabarros y nabarras deseoso de la libertad, ser conscientes que la auténtica política concerniente a la independencia, a la soberanía y a la libertad de la Nación Nabarra, solo se podrá llevar a cabo siendo firmes nabarros y nabarras, sin ningún tipo de concesiones políticas y judiciales a los invasores imperialistas franceses y españoles. .
Pero, es verdad, indudablemente todos somos humanos y podemos equivocarnos apoyando causas personales o partidistas que nos mantienen en la esclavitud; en nuestro ser está el rectificar y avandonar planteamientos que mantienen la esclavitud del Pueblo-Nación de Nabarra.
¿Tenemos contenido efectivo de lo que significa la independencia en el mundo de hoy?
Yo al menos sí; pues la libertad de ser humano es uno de nuestros más primordiales derechos.
¿Es acaso una hipocresía hablar de la independencia de la Nación Nabarra?
Actualmente en la totalidad del Estado de Nabarra, viendo quien la promulga,... sí. Me explico; Ciertamente aquellos que se benefician manipulando nuestra historia política y utilizando el término de independencia, el cual a la práctica es un derecho universal de todos los Pueblos, colaborando por su personales intereses normalmente de forma consciente con los imperialistas, colonizadores y esclavistas, no cabe duda que son solo unos hipócritas, además de ser unos enemigos de la libertad, de la independencia y finalmente, de la soberanía del Pueblo-Nación de Nabarra.
¿Es incluso ético seguir echando mano de ella-la independencia-de cara a los principios democráticos y de los derechos humanos?
No hay ética humana si se colabora con la esclavitud. Si no se siguen los principios democráticos y los derechos humanos se niega la independencia. Esas personas que niegan dichos derechos supremos humanos, son gente sin ética y sin dudarlo sin moral. El principio primoldial de la ética es el respeto, la libertad y la independencia. Si estas premisas no se cumplen, se puede afirmar que nunca se han querido siquiera respetar. En nuestro particular caso político, aquellos que nos niegan la soberanía plena del Estado de Nabarra o que colaboran con ellos de una u otra manera, podemos afirmar sin margen de error que son personas sin ética y sin moral, auténticos culpables de los delitos que se siguen cometiendo contra el Pueblo-Nación de Nabarra y el resto de la humanidad.
2011/07/13
Nabarra en un manuscrito Católico del siglo XII
Nabarra en un manuscrito Católico del siglo XII
Iñigo Saldise Alda
El Liber Sancti Iacobi es una recopilación de varios escritos de diferentes épocas, concluido durante la primera mitad del siglo XII. En él se incluyen sermones, misas, oficios y cantos según el rito de la religión Cristiana, Católica y Romana, junto a diversos “milagros” en honor al apóstol Santiago, siendo el manuscrito más importante y antiguo del mismo el Codex Calixtinus o Códice Calixtino, el cual ha sido robado de la supuestamente impenetrable cámara blindada del Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela. El presunto autor del Códice Calixtino fue el peregrino francés Aymeric Picaud de Parthenay-le-Vieux. Este clérigo francés, según algunas fuentes, realizó el camino de Santiago a caballo, lo que nos muestra su más que posible acomodada situación dentro de la aristocracia de la Iglesia Católica de la época.
Concretamente en el V libro del Códice Calixtino, llamado Iter pro peregrinis ad Compostellam, aunque también es conocido como Liber Peregrinationis y Codex Compostelanus, gascones, vasco(ne)s y nabarros son descritos desde una particular visión, indudablemente predispuesta al insulto al ser realiza por una persona francesa, con un elevadísimo orgullo franco de Carlomagno y de su Sacro Imperio. Por ello desprecia a la rústica y burda lengua de los gascones de Burdeoux o Bordele, la tierra donde viven y a todas sus gentes. Incluso cuando más camina hacia el sur y por tanto más se adentra en el Condado de Gascuña o Wasconia Condal, llega a denunciar y condenar a los barqueros por el cobro de dinero a toda persona, incluso a los clérigos y sus montaduras.
Ya en el que Aymeric Picaud llamó País de los vasco(ne)s, maldice al euskara, una lengua “bárbara” cuando realmente era él extranjero o bárbaro. Incluso llama malignos y violentos a los portazgueros o recaudadores del que titula como Rex Aragonensis ante a su entender injustos tributos. Por eso llega condenar a los infiernos al mismísimo Alfonso I el Batallador, rey de Pamplona y Aragón, además de los señores nabarros Raimundo de Soule, Viviano de Agramont, junto al vizconde de San Miguel no solo por consentirlo, sino por cobrar los dineros del pasaje para el hombre y la montura a los barqueros.
Tras cruzar los Pirineos a los habitantes del Reino de Pamplona y Aragón ya los denomina nabarros. Es de reseñar que llega a afirma que los vasco(ne)s y los nabarros son iguales, de la misma condición y que incluso hablan el mismo idioma “bárbaro”, equiparando a gascones, vasco(ne)s y nabarros en su odio al franco. Camino ya al Oeste, habla de los nabarros de Bizkaia y Araba con un gran desprecio de signo palpablemente inquisitorial, ya que todavía los nabarros y nabarras mantenían algunas tradiciones ancestrales de carácter tan natural como el sexo, llevadas a cabo entorno al fuego por los nabarros y nabarras cuando entraba la noche.
El manuscrito católico del Códice Calixtino nos señala que los nabarros son movidos por los vicios del vino y del más natural erotismo, pero al mismo tiempo nos dice que son religiosos practicantes tanto de la confesión como de la comunión católica, a lo que habría que añadir el pago escrupuloso de los diezmos o impuestos a la Corona Nabarra, algo que lamentaba y dolía hacer al clérigo Aymeric Picaud. Incluso le llama la atención por su mentalidad feudal, el detalle de que los señores y los criados comieran en la misma mesa, lo que nos muestra a día de hoy, que en el siglo XII no existía una imposición feudal en Nabarra gracias a nuestro Derecho Pirenaico, como la existente en ese siglo en el Reino-hoy República-de Francia y el Reino de León y Castilla-que junto al Condado de Barcelona y la posterior conquista del Reino musulmán de Granada conformaron el Reino de España que nos invadió y ocupó en el año 1512-.
Aymeric Picaud debió realizar el Iter pro peregrinis ad Compostellam o Guía del Peregrino, antes de la muerte en el año 1134 del rey Alfonso I de Pamplona y Aragón acaecida en Franga, cuando combatía al mando de tropas nabarras a la alianza formada por los musulmanes de la ciudad y el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, que a su vez era Maestre de la Orden del Temple. Durante el reinado de Alfonso I de Pamplona y Aragón, el Condado de Gascuña en su totalidad y desligado en ese periodo del Ducado de Aquitania, donde debemos incluir por supuesto al denominado por el clérigo de Parthenay-le-Vieux como País de los vasco(ne)s, rindió vasallaje exclusivo al Reino nabarro, formando parte componente del mismo, algo que podemos comprobar al repasar cuales eran los señores que se integraron en las tropas del Batallador; incluso durante el reinado del único rey vascón que ha conseguido unificar bajo un solo gobierno propio e independiente a la totalidad de la Tierra de Baskonia, el Condado de Tolosa (Toulouse) basculó hacia el Reino vascón de Pamplona y Aragón, rindiendo vasallaje al rey Alfonso I de Pamplona y Aragón, desligándose así durante ese periodo del Reino de Francia.
Antes de acabar este escrito, creo interesante mencionar algo del erróneo artículo realizado por el señor don Aitzol Altuna Enzunza. Equivocado al menos en materia de política territorial o geopolítica concerniente al periodo histórico en el que se llevó a cabo la escritura del Iter pro peregrinis ad Compostellam o Liber Peregrinationis o Codex Compostelanus, ya que esta etapa de nuestra historia es bastante años antes de la boda de Leonor de Aquitania con el rey inglés Enrique II llevada a cabo en el año 1152, que propició la conversión del Condado de Gascuña junto a la Guyena y el Ducado de Aquitania en territorio inglés, aunque manteniéndose en el mencionado País de los vasco(ne)s, incluido el Vizcondado del Biarno, aunque de forma más tardía éste y con sus especiales matizaciones durante los años, con doble vasallaje. Concretamente este vasallaje era tanto al Reino de Pamplona-un Estado que no tardaría mucho en denominarse Reino de Nabarra-como al Reino de Inglaterra. En dicho escrito nos indica un comentario realizado por el jurista e historiador nabarro Tomás Urzainqui Mina, por el cual Aymeric Picaud es simplemente un seudónimo en el que parecen ocultarse varias personalidades de la aristocracia eclesiástica católica, afirmación ésta que al parecer ya hicieron otros historiadores con anterioridad.
Iñigo Saldise Alda
El Liber Sancti Iacobi es una recopilación de varios escritos de diferentes épocas, concluido durante la primera mitad del siglo XII. En él se incluyen sermones, misas, oficios y cantos según el rito de la religión Cristiana, Católica y Romana, junto a diversos “milagros” en honor al apóstol Santiago, siendo el manuscrito más importante y antiguo del mismo el Codex Calixtinus o Códice Calixtino, el cual ha sido robado de la supuestamente impenetrable cámara blindada del Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela. El presunto autor del Códice Calixtino fue el peregrino francés Aymeric Picaud de Parthenay-le-Vieux. Este clérigo francés, según algunas fuentes, realizó el camino de Santiago a caballo, lo que nos muestra su más que posible acomodada situación dentro de la aristocracia de la Iglesia Católica de la época.
Concretamente en el V libro del Códice Calixtino, llamado Iter pro peregrinis ad Compostellam, aunque también es conocido como Liber Peregrinationis y Codex Compostelanus, gascones, vasco(ne)s y nabarros son descritos desde una particular visión, indudablemente predispuesta al insulto al ser realiza por una persona francesa, con un elevadísimo orgullo franco de Carlomagno y de su Sacro Imperio. Por ello desprecia a la rústica y burda lengua de los gascones de Burdeoux o Bordele, la tierra donde viven y a todas sus gentes. Incluso cuando más camina hacia el sur y por tanto más se adentra en el Condado de Gascuña o Wasconia Condal, llega a denunciar y condenar a los barqueros por el cobro de dinero a toda persona, incluso a los clérigos y sus montaduras.
Ya en el que Aymeric Picaud llamó País de los vasco(ne)s, maldice al euskara, una lengua “bárbara” cuando realmente era él extranjero o bárbaro. Incluso llama malignos y violentos a los portazgueros o recaudadores del que titula como Rex Aragonensis ante a su entender injustos tributos. Por eso llega condenar a los infiernos al mismísimo Alfonso I el Batallador, rey de Pamplona y Aragón, además de los señores nabarros Raimundo de Soule, Viviano de Agramont, junto al vizconde de San Miguel no solo por consentirlo, sino por cobrar los dineros del pasaje para el hombre y la montura a los barqueros.
Tras cruzar los Pirineos a los habitantes del Reino de Pamplona y Aragón ya los denomina nabarros. Es de reseñar que llega a afirma que los vasco(ne)s y los nabarros son iguales, de la misma condición y que incluso hablan el mismo idioma “bárbaro”, equiparando a gascones, vasco(ne)s y nabarros en su odio al franco. Camino ya al Oeste, habla de los nabarros de Bizkaia y Araba con un gran desprecio de signo palpablemente inquisitorial, ya que todavía los nabarros y nabarras mantenían algunas tradiciones ancestrales de carácter tan natural como el sexo, llevadas a cabo entorno al fuego por los nabarros y nabarras cuando entraba la noche.
El manuscrito católico del Códice Calixtino nos señala que los nabarros son movidos por los vicios del vino y del más natural erotismo, pero al mismo tiempo nos dice que son religiosos practicantes tanto de la confesión como de la comunión católica, a lo que habría que añadir el pago escrupuloso de los diezmos o impuestos a la Corona Nabarra, algo que lamentaba y dolía hacer al clérigo Aymeric Picaud. Incluso le llama la atención por su mentalidad feudal, el detalle de que los señores y los criados comieran en la misma mesa, lo que nos muestra a día de hoy, que en el siglo XII no existía una imposición feudal en Nabarra gracias a nuestro Derecho Pirenaico, como la existente en ese siglo en el Reino-hoy República-de Francia y el Reino de León y Castilla-que junto al Condado de Barcelona y la posterior conquista del Reino musulmán de Granada conformaron el Reino de España que nos invadió y ocupó en el año 1512-.
Aymeric Picaud debió realizar el Iter pro peregrinis ad Compostellam o Guía del Peregrino, antes de la muerte en el año 1134 del rey Alfonso I de Pamplona y Aragón acaecida en Franga, cuando combatía al mando de tropas nabarras a la alianza formada por los musulmanes de la ciudad y el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, que a su vez era Maestre de la Orden del Temple. Durante el reinado de Alfonso I de Pamplona y Aragón, el Condado de Gascuña en su totalidad y desligado en ese periodo del Ducado de Aquitania, donde debemos incluir por supuesto al denominado por el clérigo de Parthenay-le-Vieux como País de los vasco(ne)s, rindió vasallaje exclusivo al Reino nabarro, formando parte componente del mismo, algo que podemos comprobar al repasar cuales eran los señores que se integraron en las tropas del Batallador; incluso durante el reinado del único rey vascón que ha conseguido unificar bajo un solo gobierno propio e independiente a la totalidad de la Tierra de Baskonia, el Condado de Tolosa (Toulouse) basculó hacia el Reino vascón de Pamplona y Aragón, rindiendo vasallaje al rey Alfonso I de Pamplona y Aragón, desligándose así durante ese periodo del Reino de Francia.
Antes de acabar este escrito, creo interesante mencionar algo del erróneo artículo realizado por el señor don Aitzol Altuna Enzunza. Equivocado al menos en materia de política territorial o geopolítica concerniente al periodo histórico en el que se llevó a cabo la escritura del Iter pro peregrinis ad Compostellam o Liber Peregrinationis o Codex Compostelanus, ya que esta etapa de nuestra historia es bastante años antes de la boda de Leonor de Aquitania con el rey inglés Enrique II llevada a cabo en el año 1152, que propició la conversión del Condado de Gascuña junto a la Guyena y el Ducado de Aquitania en territorio inglés, aunque manteniéndose en el mencionado País de los vasco(ne)s, incluido el Vizcondado del Biarno, aunque de forma más tardía éste y con sus especiales matizaciones durante los años, con doble vasallaje. Concretamente este vasallaje era tanto al Reino de Pamplona-un Estado que no tardaría mucho en denominarse Reino de Nabarra-como al Reino de Inglaterra. En dicho escrito nos indica un comentario realizado por el jurista e historiador nabarro Tomás Urzainqui Mina, por el cual Aymeric Picaud es simplemente un seudónimo en el que parecen ocultarse varias personalidades de la aristocracia eclesiástica católica, afirmación ésta que al parecer ya hicieron otros historiadores con anterioridad.
A Andoni Esparza Leibar
A Andoni Esparza Leibar
Blas de Beaumont Garrido
A mi regreso al Estado nabarro, me es entregada la nota que el citado caballero insertó en DIARIO DE NOTICIAS el pasado día 5 de julio bajo el título Casas Reales inexistentes, toda una parodia digna de un catedrático en historia circense, donde él mismo se ríe de sus gracias.
Sobre las Casas Reales, debe saber que sus Derechos les son imprescriptibles, tanto ejerzan o no. Sólo le es cuestión, revise el Ordenamiento Jurídico Internacional, tanto el Nuevo como el Viejo.
En cuanto a su inaceptable jocosidad al mencionar: "¿recuerdan aquel anciano jubilado francés (era de otro Estado europeo, el hoy difunto) que para entretenerse pretendió ocupar la Corona nabarra?". Máxime cuando nos dice en su nota que en la prensa sólo se dedican al cotilleo. Dicho anciano nos vino porque era su deber, la Dinastía nabarra (Casa Real) ni capituló ni renunció ante nuestros conquistadores y colonizadores.
Nos continúa diciendo que lamentablemente parece ser que sus causahabientes no continúan la actividad del anciano, otras de sus sinsorgadas. Para su conocimiento y el de toda la ciudadanía, desde el día 3 de marzo de 2010, la Casa Real de Nabarra ejerce como tal, toda la Comunidad Europea es conocedora, como así nos lo demuestran los escritos recibidos del Consejo Europeo y Consejo de Europa, expresando quedar enterados de la Proclama del 3 de marzo de 2010. Tan sólo se está a la espera de la Resolución de Naciones Unidas (New York) a nuestra demanda interpuesta en el año 2006.
Blas de Beaumont Garrido
A mi regreso al Estado nabarro, me es entregada la nota que el citado caballero insertó en DIARIO DE NOTICIAS el pasado día 5 de julio bajo el título Casas Reales inexistentes, toda una parodia digna de un catedrático en historia circense, donde él mismo se ríe de sus gracias.
Sobre las Casas Reales, debe saber que sus Derechos les son imprescriptibles, tanto ejerzan o no. Sólo le es cuestión, revise el Ordenamiento Jurídico Internacional, tanto el Nuevo como el Viejo.
En cuanto a su inaceptable jocosidad al mencionar: "¿recuerdan aquel anciano jubilado francés (era de otro Estado europeo, el hoy difunto) que para entretenerse pretendió ocupar la Corona nabarra?". Máxime cuando nos dice en su nota que en la prensa sólo se dedican al cotilleo. Dicho anciano nos vino porque era su deber, la Dinastía nabarra (Casa Real) ni capituló ni renunció ante nuestros conquistadores y colonizadores.
Nos continúa diciendo que lamentablemente parece ser que sus causahabientes no continúan la actividad del anciano, otras de sus sinsorgadas. Para su conocimiento y el de toda la ciudadanía, desde el día 3 de marzo de 2010, la Casa Real de Nabarra ejerce como tal, toda la Comunidad Europea es conocedora, como así nos lo demuestran los escritos recibidos del Consejo Europeo y Consejo de Europa, expresando quedar enterados de la Proclama del 3 de marzo de 2010. Tan sólo se está a la espera de la Resolución de Naciones Unidas (New York) a nuestra demanda interpuesta en el año 2006.
2011/07/11
Ha desaparecido el Codex Calixtinus
Ha desaparecido el Codex Calixtinus
Aitzol Altuna; Nabarralde, S.L.
http://www.deia.com/2011/07/07/sociedad/estado/desaparece-el-valioso-codice-calixtino-de-la-catedral-de-santiago-de-compostela
Entre los viajeros de Camino de Santiago por la vía francesa, estuvo el monje galo Aymeric Picaud (siglo XII) que describe en su “Codex Calixtinus” o “Liber Peregrinationis” los pueblos que jalonan el Camino de Santiago entre ellos los vascos, dejándonos en muy mal lugar.
Como elementos que nos puedan interesar están los siguientes: llama vascos a los habitantes de Baiona a los Pirineos (vasallos navarros pero territorio inglés oficialmente tras casarse Leonor de Aquitania con el rey inglés Enrique II) y navarros todos los vascos peninsulares, como no podía ser de otra forma. Aunque los diferencia, dice que vascos y “navarros” son muy parecidos, iguales en forma de vestir, costumbre e idioma, "sólo que éstos de piel más clara", seguramente porque en la península trata más con los de la Llanada de Alta Navarra y Alabesa, donde hace más sol y discurre el Camino. “El vasco” empieza a hablarse al llegar a Baiona, dice Aymeric.
Señala el viajero francés: “En alguna de sus comarcas, en Vizcaya o Álava por ejemplo, los navarros, mientras se calientan, se enseñan sus partes, el hombre a la mujer, y la mujer al hombre”.
Más interesante es el resumen de las fronteras del reino de Pamplona que deja escrito Aymeric Picaud: “desde la ciudad de Barcelona hasta Zaragoza y desde la ciudad de Bayona hasta los montes de Oca”. Después aclara: “Más allá de sus tierras, y pasados los montes de Oca, es decir en la dirección de Burgos, continúa el territorio de los Hispanos, es decir Castilla”.
El texto es esclarecedor de donde empieza España, en numerosos textos hasta el siglo XV se llama así al territorio de la península Ibérica que empieza fuera de las fronteras naturales de Navarra.
Además, Aymeric, dejó escrito que los navarros adoran a Dios al que llaman Urci (Urtzi), y más detalles curiosos para el que quiera leerlos. Como muestra un botón: "éste es un pueblo bárbaro, repleto de maldad, negro de color, abominable a la vista, malo, perverso, pérfido, carente de toda lealtad y corrompido, licencioso, dado a la embriaguez, instruido en toda clase de violencias, feroz y selvático, malvado y réprobo, impío y de duras entrañas, despiadada y camorrista, aventajado en todos los vicios e iniquidades, semejante a los getas y sarracenos en su malicia, enemigo de nuestro pueblo galo en todo". La última frase parece la clave de este "cariñoso" texto.
En lo positivo señala que: “se les considera valientes en el campo de batalla, esforzados en el asalto, cumplidores en el pago del diezmo, perseverantes en sus ofrendas al altar”.
Tomás Urzainqui señala: “Aimeric Picaud –seudónimo que parece ocultar a personales de la aristocracia eclesiástica- con su obra-libelo Codex Calixtinus preparó a la opinión europea, al modo de las actuales campañas de intoxicación mediática (“el medio es el mensaje” que diría Marshall McLuhan), para una agresión definitiva contra Navarra.
Castilla y Barcelona, con la colaboración de la Iglesia oficial, la pusieron en marcha tras la muerte en extrañas circunstancias del rey navarro Alfonso I el Batallador en septiembre de 1134, desencadenando operaciones militares de forma simultánea”.
Aitzol Altuna; Nabarralde, S.L.
http://www.deia.com/2011/07/07/sociedad/estado/desaparece-el-valioso-codice-calixtino-de-la-catedral-de-santiago-de-compostela
Entre los viajeros de Camino de Santiago por la vía francesa, estuvo el monje galo Aymeric Picaud (siglo XII) que describe en su “Codex Calixtinus” o “Liber Peregrinationis” los pueblos que jalonan el Camino de Santiago entre ellos los vascos, dejándonos en muy mal lugar.
Como elementos que nos puedan interesar están los siguientes: llama vascos a los habitantes de Baiona a los Pirineos (vasallos navarros pero territorio inglés oficialmente tras casarse Leonor de Aquitania con el rey inglés Enrique II) y navarros todos los vascos peninsulares, como no podía ser de otra forma. Aunque los diferencia, dice que vascos y “navarros” son muy parecidos, iguales en forma de vestir, costumbre e idioma, "sólo que éstos de piel más clara", seguramente porque en la península trata más con los de la Llanada de Alta Navarra y Alabesa, donde hace más sol y discurre el Camino. “El vasco” empieza a hablarse al llegar a Baiona, dice Aymeric.
Señala el viajero francés: “En alguna de sus comarcas, en Vizcaya o Álava por ejemplo, los navarros, mientras se calientan, se enseñan sus partes, el hombre a la mujer, y la mujer al hombre”.
Más interesante es el resumen de las fronteras del reino de Pamplona que deja escrito Aymeric Picaud: “desde la ciudad de Barcelona hasta Zaragoza y desde la ciudad de Bayona hasta los montes de Oca”. Después aclara: “Más allá de sus tierras, y pasados los montes de Oca, es decir en la dirección de Burgos, continúa el territorio de los Hispanos, es decir Castilla”.
El texto es esclarecedor de donde empieza España, en numerosos textos hasta el siglo XV se llama así al territorio de la península Ibérica que empieza fuera de las fronteras naturales de Navarra.
Además, Aymeric, dejó escrito que los navarros adoran a Dios al que llaman Urci (Urtzi), y más detalles curiosos para el que quiera leerlos. Como muestra un botón: "éste es un pueblo bárbaro, repleto de maldad, negro de color, abominable a la vista, malo, perverso, pérfido, carente de toda lealtad y corrompido, licencioso, dado a la embriaguez, instruido en toda clase de violencias, feroz y selvático, malvado y réprobo, impío y de duras entrañas, despiadada y camorrista, aventajado en todos los vicios e iniquidades, semejante a los getas y sarracenos en su malicia, enemigo de nuestro pueblo galo en todo". La última frase parece la clave de este "cariñoso" texto.
En lo positivo señala que: “se les considera valientes en el campo de batalla, esforzados en el asalto, cumplidores en el pago del diezmo, perseverantes en sus ofrendas al altar”.
Tomás Urzainqui señala: “Aimeric Picaud –seudónimo que parece ocultar a personales de la aristocracia eclesiástica- con su obra-libelo Codex Calixtinus preparó a la opinión europea, al modo de las actuales campañas de intoxicación mediática (“el medio es el mensaje” que diría Marshall McLuhan), para una agresión definitiva contra Navarra.
Castilla y Barcelona, con la colaboración de la Iglesia oficial, la pusieron en marcha tras la muerte en extrañas circunstancias del rey navarro Alfonso I el Batallador en septiembre de 1134, desencadenando operaciones militares de forma simultánea”.
El Alto Ega y la tierra de Izki
El Alto Ega y la tierra de Izki
Fernando Sánchez Aranaz, Vitoria-Gazteiz (Nabarra)
La asociación Navarrete lleva a cabo unas jornadas para reivindicar la naturaleza navarra de esta singular comarca.
La asociación Navarrate ha organizado unas jornadas para recordar y dar a conocer las vicisitudes históricas y reivindicar la unidad de estas tierras del Alto Ega, así como la de la totalidad de Álava con Navarra. Las jornadas comenzaron ayer con una charla en Korres, en el centro de interpretación del Parque Natural de Izki, a cargo de Inaxio Iriarte, con el título de 1200: cuando dejamos de ser navarros, y culminarán el siguiente sábado, 16 de julio, con una marcha que partirá de esa población a las diez para ascender hasta las ruinas del castillo.
Las vicisitudes de la historia, de la política y de la dominación de unos pueblos por otros, han provocado que en la actualidad existan comarcas en las que prima cualquier cosa menos la racionalidad. En nuestro entorno más próximo tenemos variados ejemplos de ello. Ahí están los municipios de Ábalos y San Vicente de la Sonsierra, pertenecientes a la comunidad de La Rioja, extraídos como una porción de tarta, de la comarca de la Sonsierra de Navarra, actualmente conocida como Rioja Alavesa. O el valle de San Zadornil, perteneciente a Castilla, clavado como un cuchillo en Valdegobía. O el caso de Orduña y Arrastaria, comarca natural dividida entre Bizkaia y Álava.
Hay otro enclave, acaso menos conocido que los citados, pero con una historia cuando menos complicada, si no atormentada. Se trata la comarca natural del Alto Ega, hoy en día troceada de una manera disparatada. Cualquiera que recorra este primer tramo del río Ega sin hacer caso de los límites administrativos, podrá contemplar una realidad natural, en torno al río, que incluso disfruta de un microclima que le permite el cultivo de la planta del tabaco.
El río Ega nace en la ladera norte del monte Palomares, atraviesa las localidades de Lagrán, la antigua Larragain y Villaverde. A su paso va recogiendo las aguas que bajan de la sierra de Cantabria, por el sur, y de otras por el norte, provenientes de Baxauri y Obekuri, pertenecientes al municipio de Trebiño, otro contrasentido territorial, y de los montes de Izki. Ya en el municipio de Bernedo, deja al norte Navarrete y riega Villafría, la propia villa de Bernedo y los campos de Angostina, para a continuación entrar en Navarra, atravesando Marañón, Cabredo y Genevilla. Vuelve a entrar en Álava, por Santa Cruz de Campezo, recibiendo un poco antes las aguas de los ríos Izki y Berrón, y un poco después las del Istora, que conforma el valle de Harana. A continuación entra otra vez en la comunidad foral para llegar a Estella y luego desembocar en el Ebro.
¿Cómo se ha llegado a esta configuración territorial? Ninguno de estos lugares, excepto Baxauri y Obekuri, aparecen en el documento del Ferro de Álava, más conocido como Reja de San Millán, datado el año 1025, en el que se relacionan los pueblos de Álava que pagaban un tributo al monasterio de San Millán de la Cogolla, en forma de rejas de hierro, de lo que se deduce que esta comarca por aquellos tiempos no pertenecía a Álava.
Tenencias. Sabido es que el reino pamplonés, todavía no se denominaba Reino de Navarra, se organizaba territorialmente en base a tenencias. Pues bien, en esta época, reinado de Sancho III el Mayor y sus sucesores, hasta el asesinato de Sancho IV en 1076, ya existía la tenencia de Marañón. Según el historiador Aitor Pescador, el significado de una tenencia era el siguiente: "Una circunscripción territorial donde un barón cumple ciertos deberes, tanto públicos como privados, y posee ciertos derechos concedidos por mano del rey. Normalmente las tenencias suelen constar de un núcleo fortificado y de un pequeño distrito territorial. Las funciones del barón dentro de la tenencia son, además de la defensa, la recaudación de tributos y la administración de justicia. De todo ello extraían un beneficio, más o menos la mitad de las utilidades de la tenencia, mientras que el resto iba para las arcas reales". En el caso del Alto Ega este núcleo fortificado era el castillo situado en lo alto de la peña de la Población, llamada también Peña del Castillo de Marañón, donde aún pueden observarse las ruinas de aquella fortaleza.
Como se ha dicho, el rey Sancho IV fue víctima, el año 1076, de una conspiración que acabó con su vida, tramada por los castellano-leoneses, valiéndose, como iba a ser habitual en la historia del reino pirenaico, de la traición de algunos personajes navarros. Los navarros eligen entonces como rey a Sancho Ramírez de Aragón, primo del rey asesinado. El Alto Ega, junto al resto de la parte occidental del reino, es conquistado entonces temporalmente por Castilla-León, pero en los años sucesivos los reyes pirenaicos recuperarán estas tierras. El año 1134 muere sin descendencia el rey Alfonso I, dejando en herencia el reino a las órdenes militares, el Temple y el Hospital. Una nueva conspiración de los castellanos-leoneses, en connivencia con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer, y el papado, da la corona a Ramiro, un hermano del rey fallecido. La motivación de esta trama estaba en el reparto entre los nobles de las ricas tierras del reino musulmán de Zaragoza, conquistado por Alfonso I. Los habitantes de la parte occidental del reino pirenaico no aceptaron esta maniobra, eligiendo como rey a García Ramírez, bisnieto por una vía bastarda de Sancho IV. Sus descendientes llevarán a cabo una reordenación del espacio navarro, con la fundación de villas. Así Trebiño en 1161, Laguardia en 1164, Vitoria en 1181, Antoñana y Bernedo en 1182, probablemente también Lagrán y Agurain, y otras en Gipuzkoa, como San Sebastián.
De la lectura del fuero de Bernedo, otorgado por Sancho VI de Navarra en 1182, se desprende que Lagrán, en la cabecera del valle del Ega, poseía entonces un territorio mucho mayor que el municipio actual, incluyendo los términos de Obekuri, hoy dentro de Trebiño, Urturi, Kintana y Rituerto, mientras que Villafría, Navarrete, Angostina y San Román pertenecían a Bernedo. Todo este territorio era conocido como Tierra de Izki. En 1200 el rey de Castilla Alfonso VIII conquista y anexiona a su reino la parte occidental del reino de Navarra, incluido Lagrán, pero no Bernedo y sus aldeas, que permanecerá dentro del reino pirenaico hasta 1476. Marañón, Cabredo y Genevilla no serán conquistadas por Castilla hasta 1512. Posteriormente, esta zona sería incluida en la provincia de Álava, por breves periodos de tiempo, en 1822-1823 y 1840-1841, concretamente.
http://www.noticiasdealava.com/2011/07/10/sociedad/euskadi/el-alto-ega-y-la-tierra-de-izki
Fernando Sánchez Aranaz, Vitoria-Gazteiz (Nabarra)
La asociación Navarrete lleva a cabo unas jornadas para reivindicar la naturaleza navarra de esta singular comarca.
La asociación Navarrate ha organizado unas jornadas para recordar y dar a conocer las vicisitudes históricas y reivindicar la unidad de estas tierras del Alto Ega, así como la de la totalidad de Álava con Navarra. Las jornadas comenzaron ayer con una charla en Korres, en el centro de interpretación del Parque Natural de Izki, a cargo de Inaxio Iriarte, con el título de 1200: cuando dejamos de ser navarros, y culminarán el siguiente sábado, 16 de julio, con una marcha que partirá de esa población a las diez para ascender hasta las ruinas del castillo.
Las vicisitudes de la historia, de la política y de la dominación de unos pueblos por otros, han provocado que en la actualidad existan comarcas en las que prima cualquier cosa menos la racionalidad. En nuestro entorno más próximo tenemos variados ejemplos de ello. Ahí están los municipios de Ábalos y San Vicente de la Sonsierra, pertenecientes a la comunidad de La Rioja, extraídos como una porción de tarta, de la comarca de la Sonsierra de Navarra, actualmente conocida como Rioja Alavesa. O el valle de San Zadornil, perteneciente a Castilla, clavado como un cuchillo en Valdegobía. O el caso de Orduña y Arrastaria, comarca natural dividida entre Bizkaia y Álava.
Hay otro enclave, acaso menos conocido que los citados, pero con una historia cuando menos complicada, si no atormentada. Se trata la comarca natural del Alto Ega, hoy en día troceada de una manera disparatada. Cualquiera que recorra este primer tramo del río Ega sin hacer caso de los límites administrativos, podrá contemplar una realidad natural, en torno al río, que incluso disfruta de un microclima que le permite el cultivo de la planta del tabaco.
El río Ega nace en la ladera norte del monte Palomares, atraviesa las localidades de Lagrán, la antigua Larragain y Villaverde. A su paso va recogiendo las aguas que bajan de la sierra de Cantabria, por el sur, y de otras por el norte, provenientes de Baxauri y Obekuri, pertenecientes al municipio de Trebiño, otro contrasentido territorial, y de los montes de Izki. Ya en el municipio de Bernedo, deja al norte Navarrete y riega Villafría, la propia villa de Bernedo y los campos de Angostina, para a continuación entrar en Navarra, atravesando Marañón, Cabredo y Genevilla. Vuelve a entrar en Álava, por Santa Cruz de Campezo, recibiendo un poco antes las aguas de los ríos Izki y Berrón, y un poco después las del Istora, que conforma el valle de Harana. A continuación entra otra vez en la comunidad foral para llegar a Estella y luego desembocar en el Ebro.
¿Cómo se ha llegado a esta configuración territorial? Ninguno de estos lugares, excepto Baxauri y Obekuri, aparecen en el documento del Ferro de Álava, más conocido como Reja de San Millán, datado el año 1025, en el que se relacionan los pueblos de Álava que pagaban un tributo al monasterio de San Millán de la Cogolla, en forma de rejas de hierro, de lo que se deduce que esta comarca por aquellos tiempos no pertenecía a Álava.
Tenencias. Sabido es que el reino pamplonés, todavía no se denominaba Reino de Navarra, se organizaba territorialmente en base a tenencias. Pues bien, en esta época, reinado de Sancho III el Mayor y sus sucesores, hasta el asesinato de Sancho IV en 1076, ya existía la tenencia de Marañón. Según el historiador Aitor Pescador, el significado de una tenencia era el siguiente: "Una circunscripción territorial donde un barón cumple ciertos deberes, tanto públicos como privados, y posee ciertos derechos concedidos por mano del rey. Normalmente las tenencias suelen constar de un núcleo fortificado y de un pequeño distrito territorial. Las funciones del barón dentro de la tenencia son, además de la defensa, la recaudación de tributos y la administración de justicia. De todo ello extraían un beneficio, más o menos la mitad de las utilidades de la tenencia, mientras que el resto iba para las arcas reales". En el caso del Alto Ega este núcleo fortificado era el castillo situado en lo alto de la peña de la Población, llamada también Peña del Castillo de Marañón, donde aún pueden observarse las ruinas de aquella fortaleza.
Como se ha dicho, el rey Sancho IV fue víctima, el año 1076, de una conspiración que acabó con su vida, tramada por los castellano-leoneses, valiéndose, como iba a ser habitual en la historia del reino pirenaico, de la traición de algunos personajes navarros. Los navarros eligen entonces como rey a Sancho Ramírez de Aragón, primo del rey asesinado. El Alto Ega, junto al resto de la parte occidental del reino, es conquistado entonces temporalmente por Castilla-León, pero en los años sucesivos los reyes pirenaicos recuperarán estas tierras. El año 1134 muere sin descendencia el rey Alfonso I, dejando en herencia el reino a las órdenes militares, el Temple y el Hospital. Una nueva conspiración de los castellanos-leoneses, en connivencia con el conde de Barcelona, Ramón Berenguer, y el papado, da la corona a Ramiro, un hermano del rey fallecido. La motivación de esta trama estaba en el reparto entre los nobles de las ricas tierras del reino musulmán de Zaragoza, conquistado por Alfonso I. Los habitantes de la parte occidental del reino pirenaico no aceptaron esta maniobra, eligiendo como rey a García Ramírez, bisnieto por una vía bastarda de Sancho IV. Sus descendientes llevarán a cabo una reordenación del espacio navarro, con la fundación de villas. Así Trebiño en 1161, Laguardia en 1164, Vitoria en 1181, Antoñana y Bernedo en 1182, probablemente también Lagrán y Agurain, y otras en Gipuzkoa, como San Sebastián.
De la lectura del fuero de Bernedo, otorgado por Sancho VI de Navarra en 1182, se desprende que Lagrán, en la cabecera del valle del Ega, poseía entonces un territorio mucho mayor que el municipio actual, incluyendo los términos de Obekuri, hoy dentro de Trebiño, Urturi, Kintana y Rituerto, mientras que Villafría, Navarrete, Angostina y San Román pertenecían a Bernedo. Todo este territorio era conocido como Tierra de Izki. En 1200 el rey de Castilla Alfonso VIII conquista y anexiona a su reino la parte occidental del reino de Navarra, incluido Lagrán, pero no Bernedo y sus aldeas, que permanecerá dentro del reino pirenaico hasta 1476. Marañón, Cabredo y Genevilla no serán conquistadas por Castilla hasta 1512. Posteriormente, esta zona sería incluida en la provincia de Álava, por breves periodos de tiempo, en 1822-1823 y 1840-1841, concretamente.
http://www.noticiasdealava.com/2011/07/10/sociedad/euskadi/el-alto-ega-y-la-tierra-de-izki
2011/07/08
¿Navarra se anexionó a Castilla o fue conquistada?
¿Navarra se anexionó a Castilla o fue conquistada?
Koldo Viñuales, Irujo Etxea Elkartea. Lizarra-Nabarra
El año 2012 será un año muy especial para todos nosotros, ya que recordaremos el quinto centenario de la invasión y conquista del Reino Navarra por las tropas de Fernando el Católico. Como consecuencia de esta invasión aquella Navarra independiente perdió su independencia y su derecho a decidir su futuro. Mientras tanto, algunas agrupaciones y grupos culturales siguen hablando de anexión como si las Cortes de Navarra hubiesen decidido incorporarse libremente a la Corona de Castilla. Este concepto de anexión, muy utilizado por la historia oficialista, ha intentado ocultar la cruda realidad de una ocupación militar. Ya que tras la invasión del 1512, Navarra vivió durante 20 años una situación de guerra y los navarros y navarras se sublevaron repetidas veces intentando recuperar su soberanía.
No podemos utilizar el término de libre anexión, unión o pacto entre iguales, cuando la crónica de esta conquista está marcada por encarcelamientos, saqueos, ejecuciones, confiscación de bienes y destrucción de la mayoría de los castillos y fortalezas del Reino. Este quinto centenario de la conquista puede ser una buena ocasión para recordar con cierta nostalgia que éramos un pueblo libre en Europa al que arrebataron su soberanía mediante una ocupación militar. La incorporación o anexión de Navarra a Castilla, tema elegido por la Asociación de Comerciantes para la celebración de la Semana Medieval sigue siendo una reinterpretación muy partidista de la invasión, conquista y posterior sometimiento de Navarra.
http://www.noticiasdenavarra.com/2011/07/08/opinion/cartas-al-director/navarra-se-anexiono-a-castilla-o-fue-conquistada
Koldo Viñuales, Irujo Etxea Elkartea. Lizarra-Nabarra
El año 2012 será un año muy especial para todos nosotros, ya que recordaremos el quinto centenario de la invasión y conquista del Reino Navarra por las tropas de Fernando el Católico. Como consecuencia de esta invasión aquella Navarra independiente perdió su independencia y su derecho a decidir su futuro. Mientras tanto, algunas agrupaciones y grupos culturales siguen hablando de anexión como si las Cortes de Navarra hubiesen decidido incorporarse libremente a la Corona de Castilla. Este concepto de anexión, muy utilizado por la historia oficialista, ha intentado ocultar la cruda realidad de una ocupación militar. Ya que tras la invasión del 1512, Navarra vivió durante 20 años una situación de guerra y los navarros y navarras se sublevaron repetidas veces intentando recuperar su soberanía.
No podemos utilizar el término de libre anexión, unión o pacto entre iguales, cuando la crónica de esta conquista está marcada por encarcelamientos, saqueos, ejecuciones, confiscación de bienes y destrucción de la mayoría de los castillos y fortalezas del Reino. Este quinto centenario de la conquista puede ser una buena ocasión para recordar con cierta nostalgia que éramos un pueblo libre en Europa al que arrebataron su soberanía mediante una ocupación militar. La incorporación o anexión de Navarra a Castilla, tema elegido por la Asociación de Comerciantes para la celebración de la Semana Medieval sigue siendo una reinterpretación muy partidista de la invasión, conquista y posterior sometimiento de Navarra.
http://www.noticiasdenavarra.com/2011/07/08/opinion/cartas-al-director/navarra-se-anexiono-a-castilla-o-fue-conquistada
2011/07/07
2011/07/06
Orígenes del Estado moderno de Nabarra
Orígenes del Estado moderno de Nabarra
Alots Gezuraga; Nabarralde, S.L.
“El ejercicio del poder (dominuim), lo tiene el jefe del Estado, y la fuente de poder (potestas), antes lo tenía el emperador o el Papa y ahora el pueblo o nación que es el “soberano”: en el Estado moderno, el dominium y la potestas van juntos” (“Historia Universal”, J.M. Roberts).
La organización de los actuales Estados se va formalizando durante la Alta Edad Media, desde la caída del Imperio Romano Occidental hasta el siglo XII, tras despegarse de la ficción de una continuación del Imperio romano alrededor del emperador del Vaticano llamado Papa. El pontífice Gelasio I elaboró a fines del siglo V la que se denominaba “teoría de las dos espadas”: había dos poderes, uno temporal y otro espiritual, pero el primero (el de los monarcas) debía estar supeditado al segundo (el de los papas).
El obispo de Sevilla San Isidoro en el siglo VII hablaba de igual modo: “Las potestades del siglo están sujetas a la disciplina de la religión y, aunque están puestas en la cima del reino, están ligadas por el vínculo de la fe; de modo que han de predicar la fe de Cristo en sus leyes y conservar con buenas costumbres la predicación de la fe”. Con semejantes preeminencias, el poder eclesiástico estaba por encima de todo soberano que sólo poseía un poder temporal. Las discusiones en la Edad Media sobre el Estado alcanzaron altos grados de erudición, entre las discusiones más frecuentes estaban las relativas al "derecho natural": es decir, por encima de los reyes estaba la ley natural, a la que podemos llamar “la ley de dios”.
Se considera que no hay un Estado “moderno” cuando imperaba la idea de la división entre la “potestad”, el origen del poder que se consideraba divino, y el “dominio” o “imperio”, el ejercicio del poder. Pero ya los juristas de las universidades europeas del siglo XII hablan abiertamente de que la soberanía radica en el reino, donde su soberano no reconoce superior. El historiador y abogado ronkalés Tomás Urzainqui comentaba al respecto: “Las palabras ‘‘soberanía’’ y ‘‘soberano’’ eran utilizadas desde la mitad del siglo XII por los juristas europeos, con el sentido de ‘‘super omnia’’ y ‘‘superior non recognoscendum’’: (…)
El historiador nabarro del Beárn Pierre Tucco Chala (nacido en 1924) afirmaba que: “ciertos juristas siguen los análisis de Jean Bodin –teórico absolutista-, creyendo anacrónica toda reflexión sobre la noción de soberanía antes del siglo XVI. Esto no es así, pues los estudios más recientes muestran que las palabras “soberano” y “soberanía” eran conocidas desde la mitad del siglo XII y de un empleo corriente en el siglo XIV”.
En los siglos XIV y XV la Iglesia no consiguió la pretendida unidad del Sacro Imperio Romano, más aún si cabe con la aparición del protestantismo que la debilitó. Los protestantes eran “protexto”, es decir, estaban por la interpretación literal y personal de la Biblia, “el Libro”, frente a la interpretación que la curia Papal de la Iglesia católica hacía.
En Europa en general, esta dicotomía se mantuvo de alguna forma la Paz de Westfalia (1648), más en países como España donde los reyes se valían de los Santos Tribunales de la Inquisición para sus intereses políticos, como durante la ocupación de territorios a los hispano-musulmanes o la invasión de la Navarra medular entre los años 1512-24, cuando muchos agramonteses que luchaban por la libertad del reino fueron quemados en la hoguera por “brujería” ya que todavía no tenían los invasores sus tribunales civiles bien controlados ni les interesaba oír la defensa de los acusados, aunque el reino nabarro-bearnés siguió libre hasta la ocupación francesa de sus parlamentos en 1620 a cargo del rey francés Luis XIII.
Richelieu que gobernaba con mano dura el reino de Francia en nombre de Luis XIII, había declarado en 1628 que "tanto Navarra como el franco-condado nos pertenecen", España opinaba lo mismo: que eran suyos. Relata Gastón Marcelo Zambelli la situación que se vivía en esos años en Europa: “El ejército sueco aniquiló a las tropas imperiales (alemanas) en la batalla de Breitenfels, Gustavo II (de Suecia) llegó luego hasta e Rin y venció en Lutzen en 1632, batalla que le costó la vida. Para enfrentarse a las victorias suecas, los Habsburgos unieron sus fuerzas. El Imperio y España lucharon juntos y la victoria empezaba a decantarse a su favor, por lo que Francia decidió intervenir. Richelieu (primer ministro de Francia) organizó la alianza europea contra los Habsburgos contando con Suecia, Holanda, los Cantones Suizos y los principados alemanes e italianos. Solo quedaron fuera Inglaterra, Rusia y Turquía".
Sigue Zambelli con su relato: "Fue en 1639 cuando la escuadra española cayó derrotada, también los tercios españoles fueron vencidos por el ejército francés en 1643-1648 en la batalla de Lens. Luego de los acontecimientos mencionados en 1648, los imperiales firmaron el Tratado de Paz de Westfalia. Este tratado reguló las relaciones entre el Imperio (Alemania y su intransigente emperador católico, Fernando II) y sus miembros constituyentes por un lado, y entre Francia, Suecia y sus aliados, por el otro. Con este tratado, la estructura europea dejaba de ser vertical (presidida por el Imperio y el Papado) y Europa se convertía en un mosaico de estados nacionales laicos. Con Westfalia se atomizó en más de 350 estados independientes y desapareció, de momento, las pretensiones imperialistas dentro de Europa, perfilándose un norte reformador y un sur católico. Westfalia significó la posibilidad de una tolerancia, así como el principio de la secularización de la política; la ausencia de la Santa Sede en las negociaciones prueba que el Papado no pesaba ya en las decisiones de los Estados. Es el nacimiento de la política internacional moderna, el punto definitivo del Estado soberano”.
Tomás Urzainqui explicaba así la soberanía de Nabarra como Estado: “Todavía algunos recién licenciados en Historia por la Universidad española (estatal o privada) suelen afirmar con vehemencia que ‘‘la soberanía pertenecía a los reyes hasta que la revolución francesa en 1789 se la dio a la nación o pueblo’’, pues con este interesado ‘‘dogma’’ les han querido enseñar a matar dos pájaros de un tiro: 1) ‘‘que tanto la nación como la soberanía no existían antes de dicha fecha’’ y 2) ‘‘que por ello los vascos nunca han tenido ni nación ni soberanía’’. Mientras que el concepto de nación ya aparece en el siglo VI, otra cosa muy distinta es que exista una conexión entre la idea de nacionalidad tal como se entendió en los siglos XVI al XVIII y la idea de soberanía popular ligada a los cambios de 1789.
Aunque al menos desde Rousseau se da por sentado que la soberanía radica en el pueblo, ello no significa que con anterioridad no existiera soberanía. Es en la cultura greco-latina donde primero en las ciudades Estado y luego en el Estado romano hallamos la concepción de que los ciudadanos pertenecen a la cuidad o Estado, el cual es gobernado por sus representantes. A partir de que la religión oficial del Estado romano es reemplazada por el cristianismo se desarrolla la dicotomía entre el poder espiritual y el poder temporal, que desembocará en el papado y los reinos europeos. Dentro de este escenario general se desarrolla un enfrentamiento permanente entre las concepciones que podríamos denominar ‘‘ciudadanas’’ y las ‘‘absolutistas’’. Así en el siglo XVI no significa lo mismo la palabra soberanía para los monarcas navarros y holandeses que para los absolutistas franceses y españoles. Es preciso, pues, reflexionar sobre la noción misma de ‘‘soberanía’’ entendida desde puntos de vista diferentes, así como según el país y la época estudiada. Lo contrario, es convertir la historia de Europa en un falsificado erial.
Los poderes autoritarios e imperialistas, de los que forman parte los Estados gran-nacionales español y francés, aún tras 1789, sedicentemente liberales, no han inventado ni el Estado, ni la nación, ni la soberanía ni la democracia, sino más bien todo lo contrario han envilecido y embrutecido estas magnas construcciones del genio humano. Ingenuidad suprema es dar por buena la descarada falsificación camufladora del poder, ejercido de forma autoritaria, que han hecho los Estados gran-nacionales”.
El resumen de lo comentado lo hace magistralmente otro estatalista nabarro, el galdakanés Joseba Ariznabarreta en su libro “Pueblo y Poder”: "En este sentido podemos decir que así como la praxis, o si se prefiere la vida, es antes que el concepto, el soberano es antes que la soberanía, el poder coercitivo como proceso constituyente (el fundador al que se refiere Maquiavelo) anterior al poder coercitivo como estructura constituida (La República de Bodin). La soberanía, principio o fuente del poder (potestas), pertenece al estado como tal, el ejercicio del poder (dominiun), al jefe efectivo del estado, es decir, al gobierno. Mediante la noción de soberanía se designará desde entonces la capacidad en ejercicio de ese órgano de poder político -el estado moderno- para mantener duraderamente el orden interno y la independencia respecto del exterior. Dicho con otras palabras, soberanía significa que el estado cuenta con los recursos ad hoc suficientes para ejercer la violencia interna y externa exigidos para el normal y rutinario desenvolvimiento de la actividad general del pueblo del estado.
Sólo quien dispone de esos recursos y en la medida en que dispone de ellos es soberano, porque lo viene demostrando a diario en la práctica y ante dicha demostración palpable, efectiva y continuada (que genera precisamente la relación mando-obediencia en la que la soberanía consiste) sobran todos los discursos de índole religiosa, moral o legal ajenos o externos al ejercicio mismo del poder. La violencia legítima (el estado, que por algo los franceses escribirán siempre con mayúscula) ocupará en lo sucesivo el lugar que otrora ocuparon la enseñanza de los ancestros que los mitos transmitían, la divina revelación divulgada por los profetas, la inveterada costumbre, la voluntad popular expresada en forma de ley a la que el gobernante debiere ajustar su conducta, la Ley Natural o la Razón (otra que la Razón de Estado).
Podemos así imaginar lo que podría haber dicho el rey de Francia (primer estado soberano) al Papa o al Emperador que pretendían derechos superiores al suyo basándose en una pretendida separación entre el ejercicio (dominium) y la fuente (potestas) del poder. La potestad no se desligará en adelante del ejercicio del poder, son expresión de un único proceso y juntos constituyen la soberanía."
Con Sancho III el Mayor el reino nabarro alcanzó su máxima extensión (1004-1035) y se consolidó definitivamente. Sancho III creó el título “rex Dei gratia”, será el primer rey en ser ungido en la Península y será llamado por los cronistas árabes "Señor de los Vascos" (amir al-bashkuns), también se le nombra como rey de “Wasconum gens” y de “Wasconum nationem”. Pero, aunque la Iglesia consiguió incluir la novedad del ungimiento del rey por el obispo de Pamplona como con otros reyes católicos, los nobles no creyeron oportuno mezclarlo con el tradicional “alzar al rey” por el cual se reservaban el derecho a proclamar soberano, separándose ambos, lo que suponían relegar a un segundo plano el papel de la Iglesia.
Sancho III el Mayor, tal y como recogen historiadores nabarros como Iribarren y Kanpion, dejó a su primogénito “toda la población euskara”. El historiador español Menéndez Pidal es de la misma opinión: “(Sancho el Mayor) quiso unificar un gran reino navarro, predominantemente vascón por su lengua”. Anacleto Ortueta (siglo XIX) sobre este gran rey Europeo dijo: “Sancho III el Mayor eligió sabiamente las fronteras del Estado Vasco, pues los límites que dio a Navarra fueron los geográficos naturales. Es el genio tutelar de la nacionalidad vasca. Gracias a él vivimos como pueblo”. Ramón Menéndez Pidal escribió del rey nabarro Sancho III el Mayor (1000-1035)[1]: «reparte sus estados entre sus cuatro hijos, apareciendo como uno de los más audaces estadistas estructuradores de fronteras y de pueblos, dejando al primogénito García el solar de la dinastía, el antiguo reino de Navarra, homogéneamente vascón por su lengua».
El rey de Nabarra Alfonso I “El Batallador” murió sin descendencia en 1134, y dejó en su testamento grandes tierras a la Iglesia Católica, testamento escrito en la toma de Baiona a los akitanos que quería para sí la Baskonia continental y confirmado tres días antes de su muerte, de esta forma La Iglesia Católica se convertiría en la máxima autoridad del reino al mando de Ramiro el Monje, el hermano del rey fallecido, recayendo el mando del Ejército en las Órdenes religioso-Militares de Palestina, Santo Sepulcro y Hospital San Juan de Jerusalén, que era el ejército del Papa, los soldados-monje o templarios. El testamento fue rechazado por los nabarros reunidos en las Cortes Generales, donde también participó el señor de Bizkaia Ladrón de Gebara (hijo de Eneko Belaz), reunidas a tal efecto en la catedral de Pamplona, que decidieron no hacer caso del mismo con García Ramírez a la cabeza, entonces señor de Monzón (Aragón) y Tudela.
Finalmente, tras fuerte disputa dialéctica, el reino pasó a manos del nieto bastardo del hermano de García, el rey fue asesinado en Peñalén (1076), cuya madre era hija del Cid, y, por parte de padre, descendiente de Sancho III el Mayor, es el mencionado García Ramírez apodado "el Restaurador". Era simplemente la aplicación del derecho Foral conocido como “alzar al rey” -tras la vigilia la noche anterior y la comunión por la mañana-, por el cual correspondía a los infanzones más importantes elegir al máximo mandatario del reino (como ocurrió en el caso de sus tres predecesores), cosa impensable en otros reinos y, una demostración indudable de un rey elegido por sus súbditos.
Durante la segunda mitad del siglo XII, tanto el rey García Ramírez “el Restaurador”, como su hijo Sancho VI “el Sabio” y su nieto Sancho VII “el Fuerte”, fueron excomulgados repetidamente por los diferente papas, sin que eso hiciera mella en su soberanía, es más, fueron los Infanzones Nabarros los que se alzaron y en un ejercicio práctico de poder, impusieron su rey a las bulas papales y su “poder espiritual”. García Ramírez era rey, según su hijo, por la “divina voluntate et fide naturaliun hominum suoarum exhibita”, tal y como argumenta el propio Sancho VI el Sabio y que quedó recogido en el Laudo Internacional de Londres llamado “Division of Kingdons of Navarre and Spain” (1177), por tanto, no eran los reyes nabarros elegidos por la voluntad divina o de un papa, ni lo eran por una herencia personal y menos por “derecho” de conquista, sino por la voluntad exhibida de los nabarros.
Por tanto, el Estado baskón de Nabarra, ya tenía consciencia de ser el Estado de la nación baskona al menos desde el siglo XI y es un Estado moderno desde el siglo XII, Estado que no reconoce superior: un Estado soberano.
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[1] "España y su Historia" (tomo II, ediciones Minotauro, páginas 344-345).
Alots Gezuraga; Nabarralde, S.L.
“El ejercicio del poder (dominuim), lo tiene el jefe del Estado, y la fuente de poder (potestas), antes lo tenía el emperador o el Papa y ahora el pueblo o nación que es el “soberano”: en el Estado moderno, el dominium y la potestas van juntos” (“Historia Universal”, J.M. Roberts).
La organización de los actuales Estados se va formalizando durante la Alta Edad Media, desde la caída del Imperio Romano Occidental hasta el siglo XII, tras despegarse de la ficción de una continuación del Imperio romano alrededor del emperador del Vaticano llamado Papa. El pontífice Gelasio I elaboró a fines del siglo V la que se denominaba “teoría de las dos espadas”: había dos poderes, uno temporal y otro espiritual, pero el primero (el de los monarcas) debía estar supeditado al segundo (el de los papas).
El obispo de Sevilla San Isidoro en el siglo VII hablaba de igual modo: “Las potestades del siglo están sujetas a la disciplina de la religión y, aunque están puestas en la cima del reino, están ligadas por el vínculo de la fe; de modo que han de predicar la fe de Cristo en sus leyes y conservar con buenas costumbres la predicación de la fe”. Con semejantes preeminencias, el poder eclesiástico estaba por encima de todo soberano que sólo poseía un poder temporal. Las discusiones en la Edad Media sobre el Estado alcanzaron altos grados de erudición, entre las discusiones más frecuentes estaban las relativas al "derecho natural": es decir, por encima de los reyes estaba la ley natural, a la que podemos llamar “la ley de dios”.
Se considera que no hay un Estado “moderno” cuando imperaba la idea de la división entre la “potestad”, el origen del poder que se consideraba divino, y el “dominio” o “imperio”, el ejercicio del poder. Pero ya los juristas de las universidades europeas del siglo XII hablan abiertamente de que la soberanía radica en el reino, donde su soberano no reconoce superior. El historiador y abogado ronkalés Tomás Urzainqui comentaba al respecto: “Las palabras ‘‘soberanía’’ y ‘‘soberano’’ eran utilizadas desde la mitad del siglo XII por los juristas europeos, con el sentido de ‘‘super omnia’’ y ‘‘superior non recognoscendum’’: (…)
El historiador nabarro del Beárn Pierre Tucco Chala (nacido en 1924) afirmaba que: “ciertos juristas siguen los análisis de Jean Bodin –teórico absolutista-, creyendo anacrónica toda reflexión sobre la noción de soberanía antes del siglo XVI. Esto no es así, pues los estudios más recientes muestran que las palabras “soberano” y “soberanía” eran conocidas desde la mitad del siglo XII y de un empleo corriente en el siglo XIV”.
En los siglos XIV y XV la Iglesia no consiguió la pretendida unidad del Sacro Imperio Romano, más aún si cabe con la aparición del protestantismo que la debilitó. Los protestantes eran “protexto”, es decir, estaban por la interpretación literal y personal de la Biblia, “el Libro”, frente a la interpretación que la curia Papal de la Iglesia católica hacía.
En Europa en general, esta dicotomía se mantuvo de alguna forma la Paz de Westfalia (1648), más en países como España donde los reyes se valían de los Santos Tribunales de la Inquisición para sus intereses políticos, como durante la ocupación de territorios a los hispano-musulmanes o la invasión de la Navarra medular entre los años 1512-24, cuando muchos agramonteses que luchaban por la libertad del reino fueron quemados en la hoguera por “brujería” ya que todavía no tenían los invasores sus tribunales civiles bien controlados ni les interesaba oír la defensa de los acusados, aunque el reino nabarro-bearnés siguió libre hasta la ocupación francesa de sus parlamentos en 1620 a cargo del rey francés Luis XIII.
Richelieu que gobernaba con mano dura el reino de Francia en nombre de Luis XIII, había declarado en 1628 que "tanto Navarra como el franco-condado nos pertenecen", España opinaba lo mismo: que eran suyos. Relata Gastón Marcelo Zambelli la situación que se vivía en esos años en Europa: “El ejército sueco aniquiló a las tropas imperiales (alemanas) en la batalla de Breitenfels, Gustavo II (de Suecia) llegó luego hasta e Rin y venció en Lutzen en 1632, batalla que le costó la vida. Para enfrentarse a las victorias suecas, los Habsburgos unieron sus fuerzas. El Imperio y España lucharon juntos y la victoria empezaba a decantarse a su favor, por lo que Francia decidió intervenir. Richelieu (primer ministro de Francia) organizó la alianza europea contra los Habsburgos contando con Suecia, Holanda, los Cantones Suizos y los principados alemanes e italianos. Solo quedaron fuera Inglaterra, Rusia y Turquía".
Sigue Zambelli con su relato: "Fue en 1639 cuando la escuadra española cayó derrotada, también los tercios españoles fueron vencidos por el ejército francés en 1643-1648 en la batalla de Lens. Luego de los acontecimientos mencionados en 1648, los imperiales firmaron el Tratado de Paz de Westfalia. Este tratado reguló las relaciones entre el Imperio (Alemania y su intransigente emperador católico, Fernando II) y sus miembros constituyentes por un lado, y entre Francia, Suecia y sus aliados, por el otro. Con este tratado, la estructura europea dejaba de ser vertical (presidida por el Imperio y el Papado) y Europa se convertía en un mosaico de estados nacionales laicos. Con Westfalia se atomizó en más de 350 estados independientes y desapareció, de momento, las pretensiones imperialistas dentro de Europa, perfilándose un norte reformador y un sur católico. Westfalia significó la posibilidad de una tolerancia, así como el principio de la secularización de la política; la ausencia de la Santa Sede en las negociaciones prueba que el Papado no pesaba ya en las decisiones de los Estados. Es el nacimiento de la política internacional moderna, el punto definitivo del Estado soberano”.
Tomás Urzainqui explicaba así la soberanía de Nabarra como Estado: “Todavía algunos recién licenciados en Historia por la Universidad española (estatal o privada) suelen afirmar con vehemencia que ‘‘la soberanía pertenecía a los reyes hasta que la revolución francesa en 1789 se la dio a la nación o pueblo’’, pues con este interesado ‘‘dogma’’ les han querido enseñar a matar dos pájaros de un tiro: 1) ‘‘que tanto la nación como la soberanía no existían antes de dicha fecha’’ y 2) ‘‘que por ello los vascos nunca han tenido ni nación ni soberanía’’. Mientras que el concepto de nación ya aparece en el siglo VI, otra cosa muy distinta es que exista una conexión entre la idea de nacionalidad tal como se entendió en los siglos XVI al XVIII y la idea de soberanía popular ligada a los cambios de 1789.
Aunque al menos desde Rousseau se da por sentado que la soberanía radica en el pueblo, ello no significa que con anterioridad no existiera soberanía. Es en la cultura greco-latina donde primero en las ciudades Estado y luego en el Estado romano hallamos la concepción de que los ciudadanos pertenecen a la cuidad o Estado, el cual es gobernado por sus representantes. A partir de que la religión oficial del Estado romano es reemplazada por el cristianismo se desarrolla la dicotomía entre el poder espiritual y el poder temporal, que desembocará en el papado y los reinos europeos. Dentro de este escenario general se desarrolla un enfrentamiento permanente entre las concepciones que podríamos denominar ‘‘ciudadanas’’ y las ‘‘absolutistas’’. Así en el siglo XVI no significa lo mismo la palabra soberanía para los monarcas navarros y holandeses que para los absolutistas franceses y españoles. Es preciso, pues, reflexionar sobre la noción misma de ‘‘soberanía’’ entendida desde puntos de vista diferentes, así como según el país y la época estudiada. Lo contrario, es convertir la historia de Europa en un falsificado erial.
Los poderes autoritarios e imperialistas, de los que forman parte los Estados gran-nacionales español y francés, aún tras 1789, sedicentemente liberales, no han inventado ni el Estado, ni la nación, ni la soberanía ni la democracia, sino más bien todo lo contrario han envilecido y embrutecido estas magnas construcciones del genio humano. Ingenuidad suprema es dar por buena la descarada falsificación camufladora del poder, ejercido de forma autoritaria, que han hecho los Estados gran-nacionales”.
El resumen de lo comentado lo hace magistralmente otro estatalista nabarro, el galdakanés Joseba Ariznabarreta en su libro “Pueblo y Poder”: "En este sentido podemos decir que así como la praxis, o si se prefiere la vida, es antes que el concepto, el soberano es antes que la soberanía, el poder coercitivo como proceso constituyente (el fundador al que se refiere Maquiavelo) anterior al poder coercitivo como estructura constituida (La República de Bodin). La soberanía, principio o fuente del poder (potestas), pertenece al estado como tal, el ejercicio del poder (dominiun), al jefe efectivo del estado, es decir, al gobierno. Mediante la noción de soberanía se designará desde entonces la capacidad en ejercicio de ese órgano de poder político -el estado moderno- para mantener duraderamente el orden interno y la independencia respecto del exterior. Dicho con otras palabras, soberanía significa que el estado cuenta con los recursos ad hoc suficientes para ejercer la violencia interna y externa exigidos para el normal y rutinario desenvolvimiento de la actividad general del pueblo del estado.
Sólo quien dispone de esos recursos y en la medida en que dispone de ellos es soberano, porque lo viene demostrando a diario en la práctica y ante dicha demostración palpable, efectiva y continuada (que genera precisamente la relación mando-obediencia en la que la soberanía consiste) sobran todos los discursos de índole religiosa, moral o legal ajenos o externos al ejercicio mismo del poder. La violencia legítima (el estado, que por algo los franceses escribirán siempre con mayúscula) ocupará en lo sucesivo el lugar que otrora ocuparon la enseñanza de los ancestros que los mitos transmitían, la divina revelación divulgada por los profetas, la inveterada costumbre, la voluntad popular expresada en forma de ley a la que el gobernante debiere ajustar su conducta, la Ley Natural o la Razón (otra que la Razón de Estado).
Podemos así imaginar lo que podría haber dicho el rey de Francia (primer estado soberano) al Papa o al Emperador que pretendían derechos superiores al suyo basándose en una pretendida separación entre el ejercicio (dominium) y la fuente (potestas) del poder. La potestad no se desligará en adelante del ejercicio del poder, son expresión de un único proceso y juntos constituyen la soberanía."
Con Sancho III el Mayor el reino nabarro alcanzó su máxima extensión (1004-1035) y se consolidó definitivamente. Sancho III creó el título “rex Dei gratia”, será el primer rey en ser ungido en la Península y será llamado por los cronistas árabes "Señor de los Vascos" (amir al-bashkuns), también se le nombra como rey de “Wasconum gens” y de “Wasconum nationem”. Pero, aunque la Iglesia consiguió incluir la novedad del ungimiento del rey por el obispo de Pamplona como con otros reyes católicos, los nobles no creyeron oportuno mezclarlo con el tradicional “alzar al rey” por el cual se reservaban el derecho a proclamar soberano, separándose ambos, lo que suponían relegar a un segundo plano el papel de la Iglesia.
Sancho III el Mayor, tal y como recogen historiadores nabarros como Iribarren y Kanpion, dejó a su primogénito “toda la población euskara”. El historiador español Menéndez Pidal es de la misma opinión: “(Sancho el Mayor) quiso unificar un gran reino navarro, predominantemente vascón por su lengua”. Anacleto Ortueta (siglo XIX) sobre este gran rey Europeo dijo: “Sancho III el Mayor eligió sabiamente las fronteras del Estado Vasco, pues los límites que dio a Navarra fueron los geográficos naturales. Es el genio tutelar de la nacionalidad vasca. Gracias a él vivimos como pueblo”. Ramón Menéndez Pidal escribió del rey nabarro Sancho III el Mayor (1000-1035)[1]: «reparte sus estados entre sus cuatro hijos, apareciendo como uno de los más audaces estadistas estructuradores de fronteras y de pueblos, dejando al primogénito García el solar de la dinastía, el antiguo reino de Navarra, homogéneamente vascón por su lengua».
El rey de Nabarra Alfonso I “El Batallador” murió sin descendencia en 1134, y dejó en su testamento grandes tierras a la Iglesia Católica, testamento escrito en la toma de Baiona a los akitanos que quería para sí la Baskonia continental y confirmado tres días antes de su muerte, de esta forma La Iglesia Católica se convertiría en la máxima autoridad del reino al mando de Ramiro el Monje, el hermano del rey fallecido, recayendo el mando del Ejército en las Órdenes religioso-Militares de Palestina, Santo Sepulcro y Hospital San Juan de Jerusalén, que era el ejército del Papa, los soldados-monje o templarios. El testamento fue rechazado por los nabarros reunidos en las Cortes Generales, donde también participó el señor de Bizkaia Ladrón de Gebara (hijo de Eneko Belaz), reunidas a tal efecto en la catedral de Pamplona, que decidieron no hacer caso del mismo con García Ramírez a la cabeza, entonces señor de Monzón (Aragón) y Tudela.
Finalmente, tras fuerte disputa dialéctica, el reino pasó a manos del nieto bastardo del hermano de García, el rey fue asesinado en Peñalén (1076), cuya madre era hija del Cid, y, por parte de padre, descendiente de Sancho III el Mayor, es el mencionado García Ramírez apodado "el Restaurador". Era simplemente la aplicación del derecho Foral conocido como “alzar al rey” -tras la vigilia la noche anterior y la comunión por la mañana-, por el cual correspondía a los infanzones más importantes elegir al máximo mandatario del reino (como ocurrió en el caso de sus tres predecesores), cosa impensable en otros reinos y, una demostración indudable de un rey elegido por sus súbditos.
Durante la segunda mitad del siglo XII, tanto el rey García Ramírez “el Restaurador”, como su hijo Sancho VI “el Sabio” y su nieto Sancho VII “el Fuerte”, fueron excomulgados repetidamente por los diferente papas, sin que eso hiciera mella en su soberanía, es más, fueron los Infanzones Nabarros los que se alzaron y en un ejercicio práctico de poder, impusieron su rey a las bulas papales y su “poder espiritual”. García Ramírez era rey, según su hijo, por la “divina voluntate et fide naturaliun hominum suoarum exhibita”, tal y como argumenta el propio Sancho VI el Sabio y que quedó recogido en el Laudo Internacional de Londres llamado “Division of Kingdons of Navarre and Spain” (1177), por tanto, no eran los reyes nabarros elegidos por la voluntad divina o de un papa, ni lo eran por una herencia personal y menos por “derecho” de conquista, sino por la voluntad exhibida de los nabarros.
Por tanto, el Estado baskón de Nabarra, ya tenía consciencia de ser el Estado de la nación baskona al menos desde el siglo XI y es un Estado moderno desde el siglo XII, Estado que no reconoce superior: un Estado soberano.
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[1] "España y su Historia" (tomo II, ediciones Minotauro, páginas 344-345).
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"De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria"
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