El Renacimiento nabarro
Nabartzale bilduma
El periodo de la humanidad
conocido como Renacimiento, que los historiadores sitúan entre el siglo XV y
XVI, no solo fue un movimiento artístico y cultural. Durante ese periodo
histórico, la difusión de las ideas humanistas sirvió para dar por finalizada
la Edad Media, incentivando el resurgimiento de las Artes y de las Ciencias,
donde por supuesto debemos incluir a la Política, la cual estuvo basada en una
marcada conciencia de la memoria histórica, que dio paso a nueva conciencia
Nacional.
Como no podía ser
menos, en el Estado de Nabarra se abrieron nuevas perspectivas humanas, tanto
en lo social como en lo político, además de favorecer a las Ciencias, la Filosofía
y al Arte.
Así pues, el concepto humanista del Renacimiento era muy adecuado a los intereses
políticos del Reino de Nabarra, que comenzaba a proyectar la creación o mejor
dicho restauración, de un Reino Pirenaico bajo las ideas humanistas, que abarcaría
a toda la territorialidad plena, sin fronteras impuestas, alcanzando de nuevo
la territorialidad primitiva y propia, que se puede demostrar mediante el
reinado de Alfonso I el
Batallador o incluso con anterioridad con el príncipe de Vasconia,
Eudon el Grande.
Analizando nuestra memoria histórica, el Humanismo podríamos afirmar sin tapujos, que entra en el Estado de Nabarra durante el reinado de Carlos III el Noble. Esto fue debido principalmente, a los vínculos italianos que tuvo su hija Blanca, disfrutando su debida continuidad con el hijo de ésta, Carlos, primer príncipe de Biana. A este movimiento que podríamos considerar como prerrenacimiento, facilitó que el Reino de Nabarra fuese el centro de una nueva Nacionalidad para las gentes Pirenaicas, ante las amenazas militares provenientes de los génesis de los imperios español y francés.
Para más inri, nuestro Estado contó con Cesar Borgia, condestable o generalísimo
de los ejércitos de Nabarra, que fue el máximo representante del ideal de príncipe
renacentista, el cual fue incluso capaz de expulsar a los bárbaros o
extranjeros de Italia según Maquiavelo. Cesar Borgia encontró la muerte a manos
de vasallos del todavía conde de Lerin, Luis III de Beaumont, en el año 1507 en
“La Barranca Salada” situada cerca de Biana, defendiendo eso sí, los legítimos derechos
de los soberanos de nabarros, Catalina de Foix y Juan de Albret.
Tras la total invasión y ocupación por parte española de la tierras
pertenecientes al Reino de Nabarra situadas al sur del Pirineo, la Corte legítima
y con ello la capital del Reino, se situó definitivamente en Pau, donde como en
la capital mundial del Renacimiento Florencia, se organizaron numerosos
cenáculos y academias de simbología cabalística y de hermenéutica, donde se
enseñaron las Artes y la Filosofía conocida como neoplatónica, gracias
principalmente a la labor de Margarita de Nabarra, esposa del rey nabarro Enrique
II el Sangüesino.
En esos años de luz en la Nabarra soberana, la Nabarra ocupada por los españoles había sufrido la destrucción de todos sus formidables castillos por orden del cardenal Cisneros. Además la terrorífica represión de la impuesta inquisición española, que contaba con el beneplácito del capo de Roma fue brutal.
En esos años de luz en la Nabarra soberana, la Nabarra ocupada por los españoles había sufrido la destrucción de todos sus formidables castillos por orden del cardenal Cisneros. Además la terrorífica represión de la impuesta inquisición española, que contaba con el beneplácito del capo de Roma fue brutal.
Volviendo a la Nabarra
soberana en esos años de oscuridad al sur del Pirineo, al norte se veía como sus
magníficas fortalezas se transformaban en auténticos y hermosos palacios renacentistas,
además de ser un Estado donde se acogía a todos los refugiados humanistas y
reformistas que eran perseguidos en el resto de Europa.
La Corte nabarra y humanista
de Pau se llenó de escritores, filósofos, pensadores, artistas y arquitectos,
siendo Margarita de Nabarra la mayor musa posible del movimiento evangelista
que se había asentado firmemente en el Reino de Nabarra. Incluso la propia reina
de Nabarra, considerada por muchos la primera mujer moderna, escribió numerosas
obras literarias, entre las que se destaca una obra erótica escrita desde el prisma
femenino, donde incluso llega a mofarse de los defectos del macho.
Es precisamente durante el reinado de Enrique II de Albret y Margarita de Nabarra,
cuando se escribe el primer libro en euskara, concretamente en el año 1545, y
que lleva por título Linguae
Vasconum Primitiae, siendo su autor el nabarro Bernart Etxepare,
elevándose así el idioma propio de Nabarra al rango de lengua literaria.
La entrada de la Reforma en el Reino Pirenaico de Nabarra, donde ya se había
formulado un tipo de Estado moderno con su lengua propia, basadas sus instituciones políticas y jurídicas,
en el Derecho Pirenaico, todo ello llevado a cabo de una manera muy equilibrada,
buscaba con ello principalmente acabar con el despotismos eclesiástico, que
tenía de máximo exponente al emperador, jefe o capo del Estado Pontificio del
Vaticano en Roma.
Esto ocurre durante el reinado de la gran Juana de Albret, III de Nabarra, que
a pesar de ser educada a la francesa tras el secuestro llevado a cabo
por su tío Francisco I de Francia, continuo y acentuó aún más si cabe, la brillante
labor Nabarrista de su
madre.
Durante el reinado Juana III, el Estado de Nabarra continuó con la obra de
modernización de las fortalezas, introduciéndose definitivamente la Reforma en
el Estado Pirenaico tras fracasar unas negociaciones con el estado Vaticano,
donde desde la soberana nabarra se buscaba la total restitución al Reino de Nabarra,
de las tierras del sur del Pirineo ocupadas y sojuzgadas por los españoles.
Así Pau, capital del Estado Pirenaico, se convertiría en uno de los principales
centros de reformistas exiliados que se sumaban a humanistas y a renacentistas,
mientras que inquisidores y jesuitas tenían prohibida la entrada al Reino de
Nabarra. Incluso se realiza la traducción de la Biblia al euskara. Esta fue
llevada a cabo por el nabarro Joannes de Lizarraga, tras mandato de la mismísima
Juana III de Nabarra, siendo editado en el año 1571.
Este periodo de Renacimiento en el Estado Pirenaico, donde los nabarros libres
cultivaron con optimismo el Humanismo, la igualdad y el amor por la libertad,
se podría definir con la frase de un famoso autor inglés, cuyo nombre fue
William Shakespeare. Dicho escritor, en una de sus magistrales obras nos dejó
la siguiente frase para la posteridad:
"Nabarra será la admiración del Mundo"
Basado en un escrito anterior de nuestro compañero nabartzale,
Iñigo Saldise.