El
patriotismo cívico navarro
Texto extraido del libro “La desconquista e
independencia de Navarra” de Tomás Urzainqui
El patriotismo navarro activado desde el inicio de la conquista en la larga lucha de la supervivencia no ha cesado nunca. El surgimiento y desarrollo del nacionalismo vasco, durante el último siglo no supuso un enfrentamiento entre ambos, sino, al contrario, una complementariedad. El abertzalismo vasco, sin embargo no tuvo en cuenta suficientemente en su discurso la preexistencia del patriotismo navarro, que ya llevaba siglos defendiendo la patria, la nación y el Estado de Navarra contra la invasión, la conquista y la ocupación española y francesa; pues sin ningún fundamento creyeron, poco más o menos, que la nación había nacido con la fundación por Sabino Arana del partido nacionalista en 1895. Equívoco que confunde el tiempo del descubrimiento individual de la nacionalidad con la creación de la misma. Nos encontramos que hoy las ramas existentes del nacionalismo vasco no han podido o no han sabido, librarse del negacionismo interno inducido por la conquista española y francesa. Cuya pista se puede seguir hasta el remoto origen jesuítico contrareformado, por el que se tiene miedo a saber la verdad de que los navarros o vascos estamos conquistados.
Como ya vimos en su momento, es ya vieja la burda intoxicación antinavarra, que empieza en el siglo XII, preparando la conquista de la Navarra marítima de 1200, al llamar a los navarros, “innobles”, “no verdaderos”, “extranjeros”, “leprosos”; en 1512 “franceses”, en 1840 “carlistas” a los patriotas navarros entre ellos a Angel Sagaseta, Javier Ocáriz y Teodoro Ochoa, aunque a León Iriarte le reconocieron el título de independentista para fusilarlo en 1837, y años más tarde en 1936 “rojos” al alcalde nacionalista de Estella Fortunato Aguirre y a muchísimos otros. La aparentada superioridad de la comunidad lingüística vasca sobre la sociedad política navarra, es una consecuencia de la conquista por España y Francia y de la consiguiente subordinación, negación y minorización de la nación política.
Sin embargo, esta importante carencia, sobre la comprensión del conjunto del
hecho nacional, pronto se puso en evidencia por Anacleto Ortueta Azkuenaga, uno
de los fundadores de ANV, y José Antonio Aguirre Lekube, primer lehendakari del
gobierno autonómico vasco, que echaron expresamente en falta el reconocimiento
del sujeto político base de la unidad nacional que es Navarra.
El concepto de patriotismo en su sentido primigenio tiene hoy absoluta vigencia. En la actualidad se justifica plenamente un patriotismo cívico defensivo ante el embate global. Tanto de la especulación financiera como del renovado expansionismo de los Estados hegemónicos, mutuos causantes y responsables del desastre anunciado. El patriotismo quiere el fin de la conquista y de la ocupación, realidades objetivas que tienen menos que ver con las esencias de la identidad y más con lo sustancial y necesario de la libertad, la independencia y los derechos humanos. El patriotismo cívico es el verdadero motor social que conforma y vitaliza el sujeto político diferenciado. El patriotismo navarro desde el inicio de las conquista no ha cesado nunca de existir en la larga lucha por la supervivencia individual y colectiva. El sujeto político es la sociedad y sus ciudadanos, que en mayor o menor grado padecen los efectos continuados de la conquista, así directamente la negación de sus derechos individuales y colectivos.
El concepto de patriotismo en su sentido primigenio tiene hoy absoluta vigencia. En la actualidad se justifica plenamente un patriotismo cívico defensivo ante el embate global. Tanto de la especulación financiera como del renovado expansionismo de los Estados hegemónicos, mutuos causantes y responsables del desastre anunciado. El patriotismo quiere el fin de la conquista y de la ocupación, realidades objetivas que tienen menos que ver con las esencias de la identidad y más con lo sustancial y necesario de la libertad, la independencia y los derechos humanos. El patriotismo cívico es el verdadero motor social que conforma y vitaliza el sujeto político diferenciado. El patriotismo navarro desde el inicio de las conquista no ha cesado nunca de existir en la larga lucha por la supervivencia individual y colectiva. El sujeto político es la sociedad y sus ciudadanos, que en mayor o menor grado padecen los efectos continuados de la conquista, así directamente la negación de sus derechos individuales y colectivos.