Amaneo de Albret y Châtillon
Iñigo Saldise Alda
Dedicado al patriota nabarro Diego Gorritxo
Pejenaute, promotor e incentivador del presente trabajo.
Heráldica: escudo cuartelado. 1º y 4º de azur tres flores de lis de oro puestas
dos y una que trae de France. 2º y 3º de gules pleno que son de Albret. El todo
de la rama principal de la Casa de Albret.
Nacido en Lo Mont de Marsan (Mont-de-Marsan) en el año 1478. Fue el segundo hijo
del conde de Graves y Castres, vizconde de Tartas y señor de Albret Alano de
Albret y Rohan con la condesa de Perigòrd-Périgord, vizcondesa
de Limòtges-Limoges, señora de Avesnes y Chalus Françoise de Châtillon
(Blois-Bretagne). Siguiendo la tradición gascona (casi idéntica a la vascona de
donde nace) su vida fue dirigida hacia el mundo eclesiástico.
Alcanzó rápidamente el
cargo de protonotario apostólico. Después fue nombrado abad de Saint-Pierre de Lézat,
Grâce-Dieu à la Castelle y de Saint-Vincent de Lucq.
En el año 1499 fue
elegido administrador apostólico de Comenge- Comminges y Condòm-Condom, pero no
llegó a tomar posesión de las mencionadas sedes. Al año siguiente fue nombrado
director de Oloron.
Alejandro VI le nombro
cardenal, in pectore, de San Nicola
en Carcere, el 20 de marzo del año 1500. Dicho nombramiento no fue publicado
hasta el 18 de septiembre del mismo año, siendo a su vez nombrado abad de Notre-Dame
de Guîtres y de Saint-Aubert de Cambrai.
El cardenal Amaneo de Albret y Châtillon participó
en los dos conclaves que tuvieron lugar en el año 1503, donde se eligieron a
los papas Pio III y Julio II. Un año
después fue nombrado director de Vannes y administrador de Bazats-Bazas.
Ya en el año 1507 los reyes de Nabarra le otorgaron
la dirección y administración de Lescar, siendo también postulado para el
obispado de Iruinea-Pamplona, tras la muerte del cardenal,
obispo y administrador apostólico de la sede pamplonesa Antonio Pallavicino
Gentile.
Esta proposición
realizada por los reys de Nabarra, fue bien vista por el cabildo iruñes, siendo
considerada de Derecho. Además en lo personal, consideraban a Amaneo de Albret
y Châtillon un varón de letras y virtud probada.
El papa Julio II hizo
caso omiso a la petición Real de Nabarra y al cabildo de Iruinea-Pamplona,
nombrando en su lugar al cardenal de Santa Sabina, obispo de Cesena Fazio
Giovanni Santori, como administrador de la sede de Pamplona, siendo efectivo en
el cargo desde el año 1509.
Por fin y previa muerte de cardenal y obispo Fazio Giovanni Santori
ocurrida el
día 24 de marzo del año 1510, los reyes de Nabarra consiguieron que el Estado
Pontificio de Roma comenzara a estudiar la
postulación del cardenal Amaneo de Albret y Châtillon el 22 de abril de ese año.
Llegado el 8 de septiembre, al cardenal Amaneo de Albret y Châtillon fue
designado como obispo de Iruinea-Pamplona. Un día después tomo posesión del
cargo mediante procurador, con el aplauso del cabildo pamplonés y del pueblo
nabarro.
El cardenal y obispo de Iruinea-Pamplona nombro al
prior de la iglesia parroquial de San Pedro de Aybar Pedro de Aguilar, su vicario
general; y por oficial al canónico y bachiller de Decretos, chantre de la
catedral de Iruinea-Pamplona Ioan de Santa María.
Lo primero que hizo Amaneo de Albret y Châtillon fue
intentar restaurar el arciprestazgo de Valdonsella, usurpado violentamente años
atrás por el obispo de Huesca y Iaca, el cual se opuso frontalmente, estando
amparado el fraude por el católico rey español Fernando de Trastámara y
Enríquez, ciertamente propulsor de la usurpación del arciprestazgo, el cual era
legalmente del cabildo pamplonés.
El cardenal y obispo de Iruñea-Pamplona ganó una
sentencia en forma de moritorio por parte del papa Julio II para su devolución,
bajo penas de censuras, pero los españoles de Aragón hicieron caso omiso al
mandato papal, llegando a mantener una actitud facinerosa en defensa de su robo
ante los representantes vaticanos. El asunto fue para largo, gracias exclusivamente
a la aceptación de los falsarios argumentos de los españoles, por parte de los
vaticanos.
Por otro lado, el papa Julio II se encontraba en una
guerra continua contra el rey de los romanos, emperador electo del Heiliges
Römisches Reich-Sacro Imperio
Romano Germánico y archiduque de Österreich-Austria Maximiliano I de Habsburgo, y
contra el rey de France y Napoli Louis XII., contra quienes manejaba la espada de San Pablo y las llaves de San
Pedro.
Estas iracundas acciones del jefe de la República
Católica y Romana, provocó el enfado en un gran número de cardenales, los
cuales se reunieron en concilio en la localidad de Pisa, para conspirar contra
Julio II.
A ese concilio asistieron el cardenal y obispo de
Iruinea-Pamplona, junto al rey consorte Juan III de Nabarra, mostrándose ambos partidarios
de un golpe de efecto en el Estado de la Iglesia.
El papa Julio II, fue apoyado por el rey católico y español
Fernando uñas largas, convirtiéndolos
en aliados. El jefe de la Iglesia Cristiana de Occidente, se mostró indignado
contra los cismáticos de Pisa y los declaró excomulgados, privando a los
cardenales promotores de la toga púrpura. Amaneo de Albret y Châtillon no fue
uno de ellos, si en cambio, desde entonces actuó contra el rey consorte Juan
III de Nabarra de forma premeditada y sin Derecho Canónico que lo amparase,
llegándole a excomulgar públicamente el día 18 de febrero del año 1512, privándole
de su dignidad Real y concediendo sus Estados al primero que los ocupase. Pero
al ser rey consorte del Estado de Nabarra, no afectaba dicha excomunión en modo
alguno a la independencia y soberanía del Reino Pirenaico.
En el mes de abril, el cardenal y obispo de
Iruinea-Pamplona marchó como diplomático a la Corte francesa que estaba en Blois.
Allí el 18 de julio se firmó un tratado
con los franceses. Para entonces, el rey católico y español Fernando uñas largas, había hecho pública una
versión manipulada y falsificada con la que justificó la invasión y ocupación
del Reino neutral de Nabarra, engañando incluso a sus aliados ingleses,
venecianos y vaticanos, acusando a los nabarros de ser aliados de los
franceses.
En el verdadero tratado,
entre otras cuestiones, se garantizaba que el Estado de Nabarra no dejaría
atravesar por sus dominios a ningún ejército cuya intención fuera atacar al
Reino de France, pero también los nabarros obligaron a asumir al rey de los
franceses, el compromiso firme de no utilizar suelo nabarro para atacar a sus
enemigos españoles. El tratado logrado por Amaneo de Albret y Châtillon era una
confirmación de la neutralidad del Reino de Nabarra, en lo concerniente a la
guerra que mantenía el Reino de France contra la Santa Liga.
Con la ilegal invasión
y ocupación de las tierras del Reino de Nabarra por parte de las tropas españolas,
se intensificaron las diplomacias por parte del delegado nabarro Amaneo de Albret y Châtillon,
quien tomó rumbo a la Península Itálica.
Allí se enteró de que
el rey católico y español pidió al papa su destitución como obispo de
Iruinea-Pamplona, a lo que accedió Julio II. Las razones eran exclusivamente
colonialistas, ya que mantener al cuñado de la legítima reina Catalina I de
Nabarra, podía tener mucho influjo legitimista entre todos los nabarros y
fomentar la sublevación contra el ocupante español.
El nuevo papa Leon X, tras un cónclave que se inició el día 3 de marzo del año 1513 y finalizó el día 11 del mismo mes,-en el cual, el excomulgado Amaneo de Albret y Châtillon optó por no participar. Además, debido a su "estado espiritual" le estaba prohibida la entrada en el cónclave según el Derecho Canónico-fue conocedor desde el inicio de su pontificado de la ilegalidad
española con respeto a la invasión y ocupación del Reino de Nabarra, y también
con respecto al obispado pamplonés, pero fue incapaz de manifestarse a favor de
los nabarros por temor al rey de los españoles. Si en cambio, anuló la excomunión realizada por Julio II que
pesaba sobre el alma de Amaneo de Albret y Châtillon, absolviéndolo el día 24
de abril del año 1514.
El cardenal Amaneo de Albret y Châtillon
siguió manteniendo sus administraciones, pese a la distancia, salvo el obispado
pamplonés, viéndose incluso incrementados sus beneficios eclesiásticos ese año,
con las nuevas administraciones de Pàmais-Pamiers y de Coserans-Couserans, además
de la comendatoria de Saint-Paul
de Nerac-Nérac.
Tras la muerte del falsario y uñas largas monarca católico-español, Leon X en el año 1517, solo
se atrevió a restituir al cardenal Amaneo de Albret y Châtillon el obispado de
Iruinea-Pamplona, con sus posesiones, rentas y frutos, desde el día que fue
ilegalmente privado de ellos. De inmediato, el consejo del Reino de España se
opuso a ello, amenazando al cardenal y obispo nabarro con su encarcelación si
pisaba el suelo de la sede iruñesa.
Amaneo de Albret y
Châtillon pasó a residir en Roma, consiguiendo activar y concluir el pleito
pendiente del arciprestazgo de Valdonsella, de forma satisfactoria, en todos los aspectos requeridos, para el obispado de Iruinea-Pamplona, ante
las desairadas y rabiosas protestas españolas. El 11 de julio del año 1519 se expidieron
los ejecutoriales correspondientes. Sin que sirva de precedente, la justicia
vaticana estuvo de parte de Nabarra.
El archivo consta de
quinientas cuarentaiuna hojas de pergamino dorado, autorizado y con sus
sellos correspondientes.
Tras tan "pingüe" victoria, el cardenal y obispo de
Iruinea-Pamplona Amaneo de Albret y Châtillon se retiró a Castèlgelós-Casteljaloux. Fue nombrado cardenal protodiácono el 3 de septiembre del año 1520. Murió el 20 de septiembre del año 1520, siendo enterrado en Castèlgelós-Casteljaloux..
Su vida no fue célibe. Tuvo un hijo natural con
Catherine de Guisa llamado Jean Guisa de Albret, el cual fue legitimado por el rey
Enrique II de France en septiembre del año 1555. También por otro lado, tuvo
dos hijas, quizás gemelas, de una relación
con una alegre campesina de un pueblo del condado de Armanhac-Armagnac, englobado en a la parroquia Condòm-Condom.
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