Aitzol Altuna Enzunza, Galdakao-Nabarra. Empresa Nabarralde, S.L.
Durante la conquista de la Nabarra Occidental por Castilla a finales del
siglo XII, la amurallada villa de advocación a San Sebastián opuso cumplida
resistencia(1).
Al frente de la villa nabarra de Sant Sebastián y de su castillo
estaba el tenente del rey Sancho el Fuerte, Juan de Bidaurre, uno de los
ricohombres del reino baskón, el cual defendió el castillo de la Mota (que se
alzaba donde hoy se encuentra el enorme Cristo en el monte Urgul) y los otros
castillos de la tenencia de San Sebastián. Entre estos castillos se encontraban
al menos: el antiguo castillo de Hondarribia -construido por Sancho Abarca (s.
X) y reforzado por el propio Sancho VII el Fuerte- y el de Beloaga (Oiartzun).
Fue compensado Juan de Bidaurre, por su valor y tenacidad ante la conquista
castellana y pese a su derrota, con nuevas tenencias en las tierras nabarras que
seguían libres en los territorios y villas de Irurita, Mendigorria, Biana y los
Arcos hasta 1237.
Desde Burgos, el rey invasor, el castellano Alfonso VIII (cuyo nombre afea
una céntrica calle de San Sebastián), sustituyó la originaria soberanía nabarra
por la castellana en San Sebastián el 16 de agosto de 1202 y en Hondarribia en
1203, siempre bajo la violencia armada del ejército invasor, dejando bien claro
que: “si alguien actuare contra este mandato incurre en la regia indignación y
pague 400 aureos (1.000 en el caso de San Sebastián)”. Con ello quedó separada
la villa de San Sebastián y la de Hondarribia que formaba dentro del reino
baskón de Nabarra una única jurisdicción.
Artículo 11.1 de la Carta de villa de San Sebastián (1180): "Doy a los
pobladores de San Sebastián, desde Undarabia hasta Oria, de Arrenga hasta San
Martín de Arano toda la región que yo poseo, dentro de aquel término y todo lo
que allí está sea de realengo".
En su testamento de 1204, cuando se creía enfermo de muerte, Alfonso VIII
prometió devolver las tierras conquistadas a Nabarra “injustamente”
(término usado por el propio rey castellano o su amanuense), pero tras
recuperarse no lo hizo, y los sucesivos reyes navarros siempre reclamarán estas
tierras como propias: “Prometo, si Dios me diere salud, restituir al rey de
Navarra todo lo que tengo desde el puente de Araniello, hasta Fuenterrabia
(...). Porque sé que todos los lugares reseñados deben de ser del Reino de
Navarra y pertenecer a él”.
Alfonso VIII atacó también el vizcondado de Lapurdi en el año 1205 que
consideraba herencia de su mujer, pero no pudo tomar Baiona, por lo que abandonó
el territorio. Su idea era conquistar la Baskonia continental (Lapurdi, Zuberoa
y la romanzada Gascuña), pero observó que los nobles baskones no estaban por la
labor, lo que hizo que Alfonso VIII abandonase finalmente la campaña, llegando a
pedir los baskones continentales ayuda a Sancho VII el Fuerte que ya estaba de
vuelta en el reino.
En 1207 Sancho el Fuerte no tuvo más remedio que firmar una tregua con el rey
castellano. Desde ese momento reivindicar ser nabarro en la Nabarra Occidental
se consideró alta traición al rey de Castilla y fue penado en consecuencia.
Por tanto, la nueva carta de villa de Hondarribia fue impuesta por el rey
castellano Alfonso VIII (1203), donde Hondarribia quedaba como cabecera de la
comarca y separada de San Sebastián. Dentro de la jurisdicción de Hondarribia
quedaron los términos municipales actuales de Irun, Lezo, el valle de Oiartzun, Renteria y
Pasai Donibane, donde, al otro lado de la bocana del puerto (hoy Pasai San Pedro
y Trintxerpe), empezaba la villa de San Sebastián-Donostia.
Estas localidades irían separándose con el paso de los años de Hondarribia,
empezando por Renteria y Oiartzun en el siglo XIV, siguiendo por Irun
en 1766, Pasajes de
San Juan en 1770 y
finalmente Lezo en 1833.
Al morir, Alfonso VIII, Sancho “el Fuerte” volvió a reclamar las tierras
usurpadas a su heredero Fernando III “el Santo”, éste, que no lo era tanto,
prometió pero tampoco las devolvió.
Sancho VII dejó a su muerte (1234) el reino a su sobrino el gascón o baskón
romanzado Teobaldo I de Champagne, al que siguió su hijo Teobaldo II, así como
después el hermano de éste Enrique I el Gordo (1270-74), los cuales pidieron se
restituyeran las tierras conquistadas al reino de Nabarra por Castilla.
Pese a que el territorio siguió invadido por los aquitanos y por los
castellanos, Sancho VII el Fuerte había llegado a un acuerdo con Baiona para que
fuera el puerto de salida de las mercancías del reino de la Nabarra que seguía
libre, alternando Baiona este puesto con Hondarribia desde 1245, muerto ya
Sancho (Baiona ratificó su compromiso en 1248). Así lo comenta también José
María Lacarra en su libro “Historia del Reino de Navarra en la Edad Media” donde
señala que en 1245 el Concejo de Hondarrabia (forma previa de los ayuntamientos)
ofreció acoger a los nabarros del reino “que acudan con sus mercancías”, lo
mismo que el de Baiona.
Fernando III “el Santo” de Castilla hizo prometer a su hijo en 1234, la
devolución de las tierras navarras occidentales al rey nabarro Teobaldo I, pero
tampoco cumplió su promesa. En el pacto de 1256 entre Alfonso X “el Sabio” de
Castilla y Teobaldo II, el primero devolvió oficialmente desde San Sebastián a
Hondarribia con la comarca de Oarso, pero no fue así en la práctica: donó “en
amor a mi amando pariente e amigo don Tibalt (Teobaldo II)” las villas de San
Sebastián y Hondarrabia con todas las rentas de mar y tierra.
Tras los Champagne, en 1280, la corona de Nabarra (que no
el reino-territorio) se unió a la de Francia mediante la boda de la reina
nabarra Juana I (1274-1305, hija del Champagne Enrique I el Gordo) con el futuro
rey francés Felipe “el
Atrevido”, el cual intentó de nuevo liberar la Nabarra Occidental, llegando
hasta las murallas de Hondarrabia, pero sin éxito.
Las reclamaciones de la devolución de la Nabarra Occidental continuaron una
vez separadas las coronas de Nabarra y Francia en 1328 con Juana II, nombrada
reina gracias a que en Nabarra no existía ley Sálica(2) y
por decisión de las Cortes reunidas el 13 de marzo de 1328 en Puente la
Reina-Gares, donde se juntaron los ricohombres, infanzones y los hombre buenos
de las buenas villas y pueblos nabarros que acordaron mediante una “Carta de
Unión y de amistad” nombrar reina a Juana, la cual se casó con Felipe de
Evreux.
Con la familia de Evreux (Carlos II y Carlos III “el Noble”), en 1365
Hondarribia ejercía todavía como puerto del territorio de Nabarra que seguía
libre: “Es assaber que el dicho synnor rey de Navarra (Carlos II) deve mandar
fazer en el su puerto de Andara una casa porque los mercaderes de su regno
descarguen ay su mercadería, et deve de mandar que los mercaderes de su regno
que querran usar el viaje de la mar, usen et pasen por ay. Además construirá
Carlos un puente, camino, mesón…” (“Introducción a la Historia Medieval de
Álava, Guipuzcoa y Vizcaya en sus textos” J.A. García Cortázar y otros)
Fue liberada Hondarribia durante 5 años entre 1368 y 1373 por este mismo rey
de Nabarra Carlos II de la familia Evreux. En enero de 1367 se pactó en Libourne
que Carlos II de Nabarra y Eduardo el príncipe “negro” de Gales (príncipe por
tanto de Inglaterra y de Baskonia continental o Gascuña dentro del ducado de
Aquitania) defenderían a Pedro I el Cruel en su derecho a heredar la corona
castellana. El otro aspirante era su hermanastro por parte de padre, el hijo
bastardo de Alfonso XI de Castilla, Enrique II, apodado de Trastamara (condado
dado por su padre).
A cambio, Pedro I prometió la devolución de Alaba, Gipuzkoa y La Rioja a
Nabarra; Bizkaia fue prometida, sin embargo, al príncipe de Gales por su apoyo.
Más concretamente, se le asignaron a Carlos II de Nabarra: Alaba y las villas y
castillos de Tolosa (Mendikute), de Segura, de Mondragón, de Oiartzun (Beloaga),
Hondarribia y “Sant Sebastián” (la Mota), además de Getaria en la tenencia de
Iputz (origen del nombre de Gipuzkoa), cuyo tenente era el Sr. de Huart
(Amezketa), y de Mutriku, los cuales ocupó sin muchos problemas y con la
connivencia de los naturales.
La última liberación de Hondarribia se produjo durante la invasión española
de Alta Navarra (1512-30). En septiembre de 1521 el general francés Sr. de
Bonnivet, Guillermo de Gofien, con el apoyo de su rey Francisco I –a la sazón
cuñado del rey de Nabarra y enemigo de Fernando de Aragón “el Falsario”- y con
un ejército compuesto por gascones vasallos del rey de Nabarra (de territorios
de su posesión), alto navarros huidos tras la invasión española (1512) y bajo
navarros, así como con 6.000 lansqueletes alemanes, volvió a la carga y recuperó
San Juan de Luz (Garazi que quedó libre desde 1530 hasta 1620), Amaiur en el
Baztan y el Peñón (cerca de Orreaga-Roncesvalles).
El 18 de octubre de ese año tropas nabarras, gasconas y francesas tomaron
también Hondarribia tras 12 días de asedio, así como la pequeña fortaleza de
Behobia (Irun). Con ellos se levantaron los roncaleses, salacencos y los
nabarros de Aezkoa. Hondarribia fue el último bastión nabarro frente al
insaciable imperialismo hispano donde se refugiaron 1.000 nabarros con la ayuda
de 2.000 gascones y franceses.
(…) Existe en el Archivo General de Nabarra una copia del Decreto de
Emperador Carlos V, fechado en Burgos el 29 de abril de 1524, es decir un mes y
cuatro días después del Armisticio en el que reconoce que Fuenterrabía
(Hondarribia) fue tomada u ocupada por los propios navarros que no la tenían
tomada los franceses. Este documento forma parte del Protocolo 1531. secc. Pedro
Ollacarizqueta, fajo 2. nº 12, fol. 441-443.” José María Olaizola.
El 29 de abril 1524, cayó Hondarribia tras 2 años y medio de asedio, salieron
los fieles nabarros Miguel y Juan de Jaso Azpilikueta (hermanos del que será San
Francisco de Xabier), que se habían refugiado en la fortaleza de Hondarribia
cuando no pudieron seguir la defensa de Amaiur en 1522 ante la abrumadora
superioridad del ejército español (200 nabarros frente a 20.000 españoles), con
ellos estaba Pedro mariscal de Nabarra hijo.
La fortaleza se rindió al emperador Carlos V; los sitiados salieron de la
fortaleza con sus estandartes y tropa nabarra, pero fueron obligados después a
jurar fidelidad al emperador Carlos V de Gante en Burgos el 3 de mayo de 1524,
aunque poco después la mayoría pasaron a la Nabarra liberada por la tropas
nabarras para seguir la lucha desde ultrapuertos al lado de su rey Enrique II
“el sangüesino”.
Carlos V de Alemania y I de España desde 1516 tras la muerte de Fernando “el
Falsario” de Aragón (no le corresponde título alguno por Nabarra al no ser rey
legítimo de esas tierras y cuyos derechos siguieron y siguen en la familia
Albret-Foix), mandó colocar su escudo imperialista en el castillo de Sancho
Abarca y Sancho el Fuerte, símbolo de la toma de la fortaleza y del castillo de
Hondarribia, así como de la invasión de toda Alta Navarra.
Irun y Hondarribia no aceptaron ser parte de Gipuzkoa tras su constitución
definitiva en el siglo XIV, de hecho intentaron integrarse en Alta Navarra entre
los años 1638 y 1666, así como en el año 1702, y lo lograron entre los años 1805
y 1814, cuando aún mantenía el nombre de “Reino de Navarra”. En ese año 1814,
tras un estudio de los continuos litigios que se producían en la zona, una
Célula Real interviniendo el rey de España Fernando VII, obligó a Hondarribia a
integrarse en Gipuzkoa.
En un informe anterior de 1805, se había recomendado crear un municipio con
la villa de Pasai Donibane-San Juan (la que fuera de Hondarribia hasta 1770), el
barrio de San Pedro (Donostia) y con los territorios de todo el perímetro del
puerto, de donde nació el municipio de Pasaia actual. Irun y Hondarribia
intentaron volver a integrarse en Alta Navarra por última vez en 1936, pero las
autoridades imperialistas del gobierno franquista lo impidieron.
NOTAS:
1. Santo martirizado en el puerto Ostia, “Done-ostia”, aunque hay quien lo hace descender de “Done-Sebastian”.
2. Ley de origen franco que impedía heredar a las mujeres y que no se aplicaba en Nabarra.