El mito de la alianza con Castilla
El historiador Tomas Urzainki hablará sobre la conquista de Arrasate en 1200
http://www.diariovasco.com/v/20130512/alto-deba/mito-alianza-castilla-20130512.html
... El historiador navarro Tomás Urzainki cerrará el miércoles (Kulturate, 19.00) el ciclo de conferencias de primavera organizado por la asociación Zuztarrak Errotuz abordando el controvertido capítulo de la incorporación de Arrasate, y de Gipuzkoa, a la corona de Castilla a partir del año 1.200. Este investigador sostiene que la historiografía que habla de una supuesta alianza entre Gipuzkoa y la corona castellana, basada en una incorporación voluntaria y pactada, no se ajusta a la realidad histórica.
La paternidad de esta versión es atribuida al mondragonés Esteban de Garibay (1533-1599), cronista del rey Felipe II. Como escribe el profesor de la UPV Jon Andoni Fernández de Larrea en 'La conquista castellana de Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado (1199-1200), «es Garibay quien narra por primera vez cómo, al invadir (el rey de Castilla) Alfonso VIII Álava, los guipuzcoanos -ofendidos por desafueros desconocidos que les habría infligido el rey de Navarra- decidieron transferir su fidelidad al monarca castellano. Con posterioridad, la bola de nieve fue creciendo, las Juntas de Guipúzcoa ofrecieron a mediados del siglo XVII una recompensa a quien aportara el documento en el que se recogería tal pacto y el falsificador más reputado del XVII hispano, Antonio de Nobis -alias Lupián Zapata- aportó una copia del supuesto documento, que no fue aceptado como auténtico por la institución foral».
Fernández de Larrea concluye que, si bien la teoría de la colaboración es posible, no cuenta actualmente con ninguna prueba sólida, son conjeturas e hipótesis indemostrables y documentos falsificados».
A sangre y fuego
«Un largo asedio precedió a la conquista de Gasteiz por Alfonso VIII de Castilla en enero de 1200, y también se han hallado signos de resistencia, como restos de un incendio, sobre la cima de Atxorrotx que podrían corresponder a la misma época, a juzgar por las monedas y otros vestigios descubiertos». Según Urzainki, las tropas castellanas entraron a sangre y fuego y conquistaron por las armas Arrasate y Gipuzkoa.
También el profesor Fernández de Larrea dice que las «escasas pruebas existentes -la defensa de Vitoria, la permanencia de miembros de las familias Guevara y Mendoza al servicio de Navarra tras la conquista- inclinan hoy la balanza a favor de la resistencia de Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado frente a la agresión castellana».
Una conquista que se consumaría aprovechando el declive de un Reino de Navarra del que 60 años antes se había desgajado Aragón. «Un siglo antes, en tiempos de Alfonso I el Batallador, la poderosa corona de Navarra y Aragón mantenía a raya a las ansias expansionistas castellanas», explicaba Urzainki. Pero la separación de Aragón, «alimentada por el rey castellano Alfonso VII», debilita al reino de Navarra frente al creciente poder de Castilla. Sus monarcas «vienen preparando el terreno para la conquista desde el siglo XII», explicaba Urzainki. Y lo hacen «denigrando y degradando a los navarros y vascones, a los que tratan de incivilizados e ilegítimos para así justificar la invasión».
Atxorrotx y Santa Bárbara
Las fortalezas de Atxorrotx (Eskoriatza) y de Santa Bárbara (Arrasate), sedes de la tenencia del reino de navarra en Leintz, no pudieron contener el embate de las tropas del rey castellano Alfonso VIII, a quien la villa tiene dedicada una calle en San Andrés.
Tras las conquista militar llegaría la consolidación del dominio político, social, religioso y jurídico de Arrasate. La tarea correspondió al rey Alfonso X El Sabio, que promulgó en 1260 la Carta Puebla que daría origen a la villa de Mondragón, y que también tiene un plaza dedicada en el Grupo San Juan.
Mondragón se convertiría en adelante en una villa fortificada y amurallada, tanto por razones defensivas como de control social. Urzainki sostiene que los reyes castellanos fundaron las villas fortificadas para, entre otros motivos, «concentrar a la población en núcleos urbanos amurallados y facilitar así su control». Heredera de la muy jerarquizada estructura social visigótica, Castilla «fomentó las castas oligárquicas». Los reyes castellanos enriquecieron y encumbraron a determinadas familias para obtener su obediencia y para articular su dominio a través de ellas. También la obediencia eclesiástica, antes emanada desde el obispado de Pamplona, se transferiría a las sedes de Calahorra y Burgos, bajo su dominio castellano.
Los efectos de la conquista se hicieron notar también en el plano jurídico, según Urzainki, con la imposición de leyes castellanas en detrimento del derecho navarro y del fuero.
El historiador Tomas Urzainki hablará sobre la conquista de Arrasate en 1200
http://www.diariovasco.com/v/20130512/alto-deba/mito-alianza-castilla-20130512.html
... El historiador navarro Tomás Urzainki cerrará el miércoles (Kulturate, 19.00) el ciclo de conferencias de primavera organizado por la asociación Zuztarrak Errotuz abordando el controvertido capítulo de la incorporación de Arrasate, y de Gipuzkoa, a la corona de Castilla a partir del año 1.200. Este investigador sostiene que la historiografía que habla de una supuesta alianza entre Gipuzkoa y la corona castellana, basada en una incorporación voluntaria y pactada, no se ajusta a la realidad histórica.
La paternidad de esta versión es atribuida al mondragonés Esteban de Garibay (1533-1599), cronista del rey Felipe II. Como escribe el profesor de la UPV Jon Andoni Fernández de Larrea en 'La conquista castellana de Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado (1199-1200), «es Garibay quien narra por primera vez cómo, al invadir (el rey de Castilla) Alfonso VIII Álava, los guipuzcoanos -ofendidos por desafueros desconocidos que les habría infligido el rey de Navarra- decidieron transferir su fidelidad al monarca castellano. Con posterioridad, la bola de nieve fue creciendo, las Juntas de Guipúzcoa ofrecieron a mediados del siglo XVII una recompensa a quien aportara el documento en el que se recogería tal pacto y el falsificador más reputado del XVII hispano, Antonio de Nobis -alias Lupián Zapata- aportó una copia del supuesto documento, que no fue aceptado como auténtico por la institución foral».
Fernández de Larrea concluye que, si bien la teoría de la colaboración es posible, no cuenta actualmente con ninguna prueba sólida, son conjeturas e hipótesis indemostrables y documentos falsificados».
A sangre y fuego
«Un largo asedio precedió a la conquista de Gasteiz por Alfonso VIII de Castilla en enero de 1200, y también se han hallado signos de resistencia, como restos de un incendio, sobre la cima de Atxorrotx que podrían corresponder a la misma época, a juzgar por las monedas y otros vestigios descubiertos». Según Urzainki, las tropas castellanas entraron a sangre y fuego y conquistaron por las armas Arrasate y Gipuzkoa.
También el profesor Fernández de Larrea dice que las «escasas pruebas existentes -la defensa de Vitoria, la permanencia de miembros de las familias Guevara y Mendoza al servicio de Navarra tras la conquista- inclinan hoy la balanza a favor de la resistencia de Álava, Guipúzcoa y el Duranguesado frente a la agresión castellana».
Una conquista que se consumaría aprovechando el declive de un Reino de Navarra del que 60 años antes se había desgajado Aragón. «Un siglo antes, en tiempos de Alfonso I el Batallador, la poderosa corona de Navarra y Aragón mantenía a raya a las ansias expansionistas castellanas», explicaba Urzainki. Pero la separación de Aragón, «alimentada por el rey castellano Alfonso VII», debilita al reino de Navarra frente al creciente poder de Castilla. Sus monarcas «vienen preparando el terreno para la conquista desde el siglo XII», explicaba Urzainki. Y lo hacen «denigrando y degradando a los navarros y vascones, a los que tratan de incivilizados e ilegítimos para así justificar la invasión».
Atxorrotx y Santa Bárbara
Las fortalezas de Atxorrotx (Eskoriatza) y de Santa Bárbara (Arrasate), sedes de la tenencia del reino de navarra en Leintz, no pudieron contener el embate de las tropas del rey castellano Alfonso VIII, a quien la villa tiene dedicada una calle en San Andrés.
Tras las conquista militar llegaría la consolidación del dominio político, social, religioso y jurídico de Arrasate. La tarea correspondió al rey Alfonso X El Sabio, que promulgó en 1260 la Carta Puebla que daría origen a la villa de Mondragón, y que también tiene un plaza dedicada en el Grupo San Juan.
Mondragón se convertiría en adelante en una villa fortificada y amurallada, tanto por razones defensivas como de control social. Urzainki sostiene que los reyes castellanos fundaron las villas fortificadas para, entre otros motivos, «concentrar a la población en núcleos urbanos amurallados y facilitar así su control». Heredera de la muy jerarquizada estructura social visigótica, Castilla «fomentó las castas oligárquicas». Los reyes castellanos enriquecieron y encumbraron a determinadas familias para obtener su obediencia y para articular su dominio a través de ellas. También la obediencia eclesiástica, antes emanada desde el obispado de Pamplona, se transferiría a las sedes de Calahorra y Burgos, bajo su dominio castellano.
Los efectos de la conquista se hicieron notar también en el plano jurídico, según Urzainki, con la imposición de leyes castellanas en detrimento del derecho navarro y del fuero.