No habrá paz sin independencia
Aritz Urtubi Matalaz; NAVARRATE Taldea.http://alavaestadodenavarra.blogspot.com.es/2013/01/no-habra-paz-sin-independencia.html
Es un absurdo siquiera
mencionar la palabra paz en un país donde sus habitantes están sometidos de
manera violenta a los dictámenes de fuerzas extranjeras, en un Estado invadido,
masacrado, ocupado y expoliado durante siglos por dos potencias invasoras.
En un pueblo sometido a
un proceso de colonización, como es el caso nuestro, la reacción ante tal
situación es lenta y costosa.
La política es el
proceso por el cual el uso de la fuerza coercitiva es legitimado, es el arte
y/o la ciencia de perseguir objetivos en función de la fuerza que uno dispone.
Es una ciencia más, y como todas las ciencias tiene sus propias reglas. Una de
ellas es el saber medir en cada momento los fines establecidos con los medios
disponibles. El romper este axioma conduce directamente al fracaso por parte
del grupo que comete el error.
Costosa por la cantidad
ingente de esfuerzos empleados para tan poco resultado a lo largo de estos
últimos siglos.
Es un absoluto
despropósito constatar cómo se ha ido desangrando este pueblo mientras su
objetivo de recuperar la libertad arrebatada se va, en paralelo, alejándose
cada vez más. Ello se lo debemos a la falta de estrategia que impera en el país
desde la pérdida de nuestra estatalidad, cuando fue invadido, destruido y
aniquilado nuestro ente soberano.
La absoluta incapacidad
de los líderes que dicen pretender la liberación de su pueblo pero que no hacen
nada para ello nos ha llevado a la situación actual. Los pocos resortes de
poder que aún conservamos no se los debemos a ellos sino al propio pueblo que
en condiciones totalmente adversas mantiene todavía encendida la llama de
libertad. Mientras, desde los aparatos que se han puesto "al frente del
proceso de liberación", diseñados en la práctica para frenar la capacidad
popular, el fair-play con el enemigo es la única vía que nos proponen. Intentan
aleccionarnos en el sentido de que toda salida a esta situación de opresión
nacional se resolverá por la vía del pactismo, del encaje dentro del sistema
del ocupante, de la "desactivación necesaria" de la fase de la
resistencia, de que no existen ya enemigos bélicos sino contrincantes políticos
en pie de igualdad, de que la capacidad de respuesta del ocupado es
intrínsecamente mala, nociva, e innecesaria, achacándole todos los males y
haciéndole culpable de que no se pueda llegar a una situación de
"normalidad". De que hay que democratizar a los estados dominantes
para luego poder mendigar parcelas de poder delegadas por estos. De que la
independencia es una "opción más". Llegan incluso hasta querernos
hacer creer que las instituciones actuales, hechas a medida de los invasores,
por los invasores y lógicamente, para los invasores, son instrumentos válidos
para emanciparnos de ellos, cómo si el enemigo nos iba a poner a nuestra
disposición herramientas que nos permitan librarnos de él.
Con este "bagaje
ideológico", evidentemente, nos conducen a tener que aceptar la
"legalidad vigente" con toda normalidad, ser partícipes y agentes
activos de la legitimización de la actual situación de opresión y ocupación a
la cual somos sometidos por la fuerza de las armas. El tener que tomar parte en
unas instituciones no solamente extranjeras sino que ilegales en nuestros
territorios. Dos potencias ocupantes no pueden nunca ser consideradas legales
al igual que todas las leyes que emanan de ellas en territorios que no son
suyos. Sabedores de ello los imperialistas manejan los hilos a sus anchas
consiguiendo erosionar y debilitar, sin dar tregua, los resortes de poder que
aún perviven en el campo de los ocupados. Sometidos al chantaje continuo
llegamos incluso a contemplar con profunda tristeza cómo los
"lideres" de este país acuden al parlamento de los ocupantes con un
"plan" soberanista y son la mofa y el hazmerreír no solamente de
España sino de toda Europa. Cuando los ocupados piden a gritos al invasor que
les vuelvan a "legalizar" y readmitir en un sistema al que dicen
combatir. Cuando se exige el traslado de los presos vascos, encarcelados por
culpa de la acción delictiva de Francia y España en los territorios de Nabarra,
a prisiones "vascas", dando por entendido de que tienen que seguir
siendo encarcelados en las mazmorras de los ocupantes. Cuando nos apremian de
que aquí existen varias "sensibilidades" y exigen todos los derechos
para todos, poniendo al mismo nivel al agresor (el ocupante) y al agredido (el
ocupado). Cuando nos quieren liar con la falsa separación entre derechos
nacionales y sociales cuando en realidad los derechos nacionales constituyen
los derechos sociales siendo los derechos sociales constituyentes de los
derechos nacionales. Cuando los ocupados somos llamados a ser recaudadores de
los impuestos en beneficio de los ocupantes para perpetuar por más siglos la
ocupación. Ellos, los imperialistas, siendo como son, de una voracidad sin
límites, pedirán más y más pruebas de sumisión y nosotros, los ocupados,
acabaremos desapareciendo como pueblo, seremos borrados de la historia. Esa
desaparición está programada por la naturaleza misma y el funcionamiento de los
aparatos de guerra de los estados ocupantes.
Para que este panorama
tan sombrío, desolador y estremecedor no se convierta en una realidad sin
vuelta atrás habrá que obrar en el único campo en el que se puede dar solución
a lo aquí expuesto: en el terreno de la política. Hay que resistir, dejar de colaborar
con el imperialismo desde hoy mismo, dejar de hacer lo que no nos conviene,
organizarnos. Tenemos que reactivar una institución propia, no emanada de la
legislación del ocupante, una Autoridad Nacional, un gobierno propio, para
todos los que nos consideramos ocupados. No nos sirven los partidos políticos
inscritos en el ministerio del interior de Francia y España, que además de no
tener ninguna legitimidad se convierten en "familias" que sólo
piensan en sus intereses de partido, sumidos en la infraestrategia y la
sub-política, incapaces o no deseosos de tener una visión global del país al
que dicen defender. Conseguiremos la unidad de este pueblo sólo si la
insertamos dentro de una estrategia política. No hay otro camino, sin
estrategia política no puede ni tiene porque haber unidad. Quien tiene que
liderar este proceso es el mismo pueblo, reactivando sus instituciones propias,
las que considere necesarias y plausibles en una situación como la nuestra: la
de un Estado ocupado.
Parafraseando a Antonio
Maceo Grajales, general del ejército mambí frente a Arsenio Martínez Campos,
General de las tropas ocupantes españolas en Cuba en el año 1878: "No
habrá paz sin la independencia de Cuba!". Fue la "Protesta de
Baraguá" frente al "Pacto del Zanjón" donde el resto de
generales del ejército mambí aceptaron la "paz" a cambio de
convertirse en una autonomía de España. Trasladándonos a los territorios ocupados
del Estado de Nabarra: pnv, sortu, ea, eta y demás fuerzas autonomistas se han
situado claramente en Zanjón.
Nuestra victoria sin
embargo anida en lo más hondo de este pueblo, que al igual que Antonio Maceo
Grajales, lleva en su interior el espíritu innato de Baraguá.