Lampegia, la belleza baskona que cautivó al moro
Aitzol Altuna Enzunza,
Galdakao-Nabarra
El Ducado de Aquitania-Baskonia fue creado sobre el año 600 por los francos merovingios imponiendo como duque a Genial para intentar dominar a los baskones y aquitanos, los cuales mandaban sobre sus tierras ancestrales entre el río Ebro y Loira desde la caída del Imperio Romano en el año 476. Pero los baskones se alzaron contra el imperialismo franco y proclamaron a uno de los suyos como nuevo duque de nombre latino Félix (660-670). Siguieron libres los baskones con Lupo I “Otsoa” (670-710) y comenzó entonces una línea de los que se llamaron duques o príncipes de Aquitania y de Baskonia, pues lo baskón y aquitano se desdibujó. El hijo de Otsoa I fue Eudon “el Grande” (710-734), con él, Baskonia llegó a su cénit político.
Eudón u Odón tenía dos grandes enemigos, los musulmanes al sur y los francos merovingios al norte. En el año 719 entró Eudón con su ejército en París aprovechando las guerras entre los dos reinos en que se dividieron los francos -neutrasianos y austrasianos-, llevándose el tesoro real y al mismísimo rey Chilperico II. El franco merovingio Carlos Martel atacó a Eudón, al que persiguió por París y Orleans, firmando la paz en el año 720 por la que Eudón devolvió el tesoro regio y el rey. Carlos Martel o “Martillo” fue el abuelo de Carlomagno y “mayordomo” franco –equivalente a un Primer Ministro- que tomó el poder ante el secuestro de su rey, creando así una nueva familia dominante a la que se llamará “carolingia”.
Los musulmanes entraron por el sur en Europa en el año 711, al año siguiente de coronarse Eudón, el cual estaba en ese momento defendiendo Pamplona-Iruña contra el intento de expansión imperialista del reyezuelo visigodo Rodil, Roderico o Rodrigo. Los musulmanes tomaron el imperio godo peninsular en un paseo militar, por lo que su primera derrota en Europa se produjo el 10 de junio del año 721 en la “Batalla de Tolouse” a manos del rey aquitano-baskón Eudón. El caudillo militar As-Samh enviado por el califa de Damasco Sulaimán había cruzado los Pirineos en el año 719 por el Este, tomando la provincia romana de Narbona pero resistiéndoseles la ciudad de Nimes. Era el último reducto godo en el continente de donde habían sido expulsados por los francos tras la Batalla de Vouillé en el año 507. Desde Narbona, en el año 721 As-Samh intentó conquistar Aquitania-Baskonia y sitió la gran ciudad amurallada de Carcasona que se interponía, pero sin éxito, por lo que siguió hacia Tolouse que era entonces la principal ciudad del ducado, la cual también fue sitiada durante dos meses, lo que dio tiempo a reaccionar a Eudón.
Comenta el catedrático en historia y derecho José Luis Orella Unzué en el libro “Historia de Euskal Herria”, que tras la paz firmada entre aquitano-baskones y francos “había que hacer frente a los árabes de As-Samh que se dirigían hacia Toulouse a la que sitiaron. Eudón se encontraba en Burdeos reunido con su ejército de vascones y aquitanos y presentó batalla de ante de la villa en el lugar denominado por los árabes El Balat. As-Samh tuvo que ceder y murió en el combate y el resto de ejército musulmán retrocedió por la calzada que va a Toulouse a Carcarsona (…).
El enfrentamiento con Eudón no dio un vencedor definitivo, si bien los árabes se posicionaron en la Septimania (región oriental de Narbona). El duque Eudón se oponía a muchos frentes y pactaba con el walí Munuza para proteger sus posesiones en la Cerdaña (parte suroeste de Septimania ), casando a Lampegia, hija de Eudón”. El bereber Otman ben Neza “Munuza”, dominaba la Cerdaña, matando para ello al obispo cristiano de la Seu de Urgell (Lleida) e intentado separarse del califato árabe de Damasco con el que las tropas bereberes ya habían demostrado su descontento.
Pero el califa de Damasco no cejó en su empeño de dominar Europa, encrespado por su derrota y por el acuerdo entre cristianos y musulmanes-bereberes de la Cerdaña. Es así como mandó un poderoso ejército encabezado por el wali Al-Gafiqi, el cual atacó en el año 732 el ducado aquitano-baskón por dos frentes. El primero llegó a Iruña-Pamplona y pasó el Pirineo por Orreaga-Roncesvalles con la idea de tomar Burdeos. El jefe de las tropas musulmanas Al Gafiki siguió hacia el norte y Eudón y su ejército fue derrotado en primera instancia, pero pidió ayuda al franco Carlos Martel y un nuevo enfrentamiento tuvo lugar a 20 kilómetros al nordeste de Poitiers, llamada en la historiografía europea como la “Batalla de Tours”. Las tropas musulmanas fueron derrotadas y Al Gafiki murió en la contienda retirándose el resto de su ejército a Narbona. La vía romana que va desde Tolouse a Carcasona será denominada por los cronistas árabes “Vía de los mártires”. Fue la gran derrota musulmana que paró su expansión por Europa.
Narbona seguía en manos del califa de Damasco, gracias a que, antes del ataque a Eudón, parte de su ejército se había trasladado al Este pirenaico, hacia Cerdaña, para castigar a los enamorados Munuza y Lampegia e incendiando su capital Llivia donde vivían. La pareja huyó hacia Aquitania-Baskonia intentando buscar refugio en la Corte de Eudón, pero fueron alcanzados logrando resguardarse en un profundo barranco, donde, según la leyenda (falsa a todas luces) Lampegia consiguió la conversión de su esposo al cristianismo, encargándose ella misma de bautizarlo. Poco después apareció el ejército musulmán encabezado por Gheby ben Zeyan derrotando a Munuza a quien decapitó. La belleza de Lampegia cautivó también a los vencedores, por lo que fue secuestrada y mandada el harén del Califa de Damasco.
Cuenta la leyenda que la primera vez que Munuza vio Lampegia no sabía nada sobre ella, y pensó que tal vez fuera una campesina que recogía manzanas en el huerto del palacio del rey Eudón. El matrimonio se instaló en un suntuoso palacio de Llivia donde un mosaico en una plaza con una fuente aún la recuerda. La belleza de Lampegia fue perpetuada por la leyenda y los poetas los cuales ponen en su boca: “Abandoné por ti y contigo entonces/el antiguo castillo de mi padre, /la tierra de mi infancia do reposa/la verdadera tumba de mi madre. /Todo, Otmán, te lo di: corazón, vida, /honra, la flor de mi pureza, y hasta /mi patria bendecida”. Según relata Iñaki Egaña en su libro “Mil noticias insólitas del país de los vascos”, Jacinto Verdaguer escribió una larga poesía sobre la protagonista, que comienza de esta manera: “Hermosa es Lampegia, la hija del duque de Aquitania; cuando al alba del castillo sube a la torre más alta, a quien la ve desde el bosque le parece estrella de alba, quien en el bosque la ve por Diana la tomara”.
No fue el último matrimonio político entre cristianos y musulmanes, así, la madre del primer rey nabarro Eneko Aritza de nombre Oneka, se casó en segundas nupcias a principios del siglo IX con el caudillo del norte de la frontera musulmana, un baskón de la familia Banu-Casi (Casius) convertido al Islam, lo que afianzó el incipiente reino baskón.
En el año 860 el emir Abd Allah de Córdoba mandó su ejército contra Pamplona como venganza a la pérdida de las tierras de los Banu Casi, eliminados del poder por sus hermanos cristiano-baskones, llevándose como prisionero a Fortuño, el primogénito del rey de Nabarra Garsea I y a su hija Oneka (latinizada como Iñiga), con la que se desposó. Esta segunda Oneka abrazó la fe musulmana, tomó el nombre de Durr (perla) y concibió un hijo de nombre Muhammad, el cual, de su amante Muzna (“nube o lluvia”, una esclava nabarra) tuvo un niño rubio y de ojos azules que será conocido como el emir de Córdoba Abderramán III (por tanto con 3/4 partes de sangre baskona), con el que al-Andalus (emirato separado para entonces de Damasco), alcanzó su máximo esplendor, proclamándose Abderramán III en el año 929 califa o príncipe de los creyentes. El historiador nabarro Pierre Narbaitz considera a Abderramán III como el vasco más poderoso de la historia.
No mucho después, Sancho II Garcés “Abarca” casó a una de sus hijas, Abda “la
baskona”, con el caudillo musulmán Almanzor, el cual pidió vasallaje al rey
nabarro que lo tuvo que dar postrándose ante su propio nieto, el hijo de
Almanzor de nombre Abd al-Rahman Ibn Sanchul, llamado por su madre Sanchuelo
(983-1009). El propio Almanzor era sólo el Primer Ministro del califato y el
amante de la viuda del califa, Subh, que significa “Aurora la baskona”, por ser
también de descendencia nabarra.