Las fronteras de
Vasconia (I)
Fernando Sánchez
Aranaz, Gasteiz-Nabarra
Martin Ttipia Kultur
Elkartearen Bloga
La historiografía
oficial ha querido hacernos creer que nuestra tierra, Álava, cuando se
extinguió el imperio romano, se quedó deshabitada, para ser poblada luego por
no sé sabe quiénes, gentes que constituirían una especie de república
independiente que pactaría, unas veces con el Reino de León, otras con el de
Navarra. Nada más lejos de la realidad. Ya lo decía en 1808 el académico de la
historia Juan Antonio Llorente en su libro “Noticias de las Tres Provincias
Vascongadas”, que es una recopilación comentada de documentación de los Reinos
de Navarra y Castilla del siglo XII, a propósito del tratado de 15 de abril de
1179, entre Sancho VI de Navarra y Alfonso VIII de Castilla, “esta escritura
cierra todas las puertas de la cavilación, y demuestra con evidencia, que entre
los estados de Castilla y Navarra no había otros intermedios, y por
consiguiente ninguna de las tres repúblicas imaginarias del país vascongado”.
Sólo en Álava, el
trabajo de los arqueólogos nos va mostrando la continuidad entre la población
tardorromana y la altomedieval. Así los hallazgos del basurero tardorromano de
Heredia, publicados por Idoia Filloy, las excavaciones en los despoblados de
Aistra y Zornostegi, realizadas por Juan Antonio Quirós y su equipo, los
materiales encontrados en la colina de San Pelayo, en Alegría-Dulantzi, no
suficientemente estudiados, la necrópolis de Aldaieta, en Langraitz Ganboa,
ampliamente investigada por Agustín Azkarate, así como los recientes hallazgos
de Miguel Loza y Javier Niso en San Martín de Dulantzi. Unido todo ello a los
estudios acerca de la delimitación de un espacio de frontera militar entre
Vasconia y la Hispania visigoda, llevados a cabo por Iñaki Martín Viso, Juan
Plazaola y Aitzol Altuna, entre otros, se va estructurando el panorama de una
realidad histórica hasta hace poco escamoteada, cuando no negada.
Vasconia prerromana y romana
Los vascones son un pueblo antiguo, cuyos integrantes que probablemente se llamaban a sí mismos eusko, fueron denominados uasci y ausci por los romanos, lo que originó las denominaciones gentilicias vascón y auskitano o aquitano, así como los nombres de las poblaciones de Auski, actual Auch, Euska/Oska (Hueska) o Viroueska (Briviesca), capital de los autrigones, entre otras. Es de resaltar que es en Aquitania donde se encuentran las manifestaciones escritas más antiguas de la lengua vasca o, por mejor decirlo, protovasca.
Actualmente se
considera que los distintos pueblos de este área citados por los cronistas de
la antigüedad, Sertorio, Crispo, Varrón, Plinio, Ptolomeo y Estrabón,
pertenecían a un tronco común, con influencias más o menos grandes de sus
vecinos celtas, experimentando bajo la administración de Roma un proceso
aglutinador de cohesión.
La adaptación de estas
informaciones de la antigüedad a circunstancias marcadas por el foralismo,
provocó que no se considerasen relacionados con los vascones más que a aquellos
pueblos que encajaban en el marco geográfico de Euskal Herria, los territorios
donde entonces, siglos XVIII-XIX, se hablaba la lengua vasca. Éstos serían los
Vascones propiamente dichos, , los Bárdulos, los Caristios y los Autrigones y
los Berones. Sin embargo, al margen de que algunos de estos pueblos rebasaban
el mapa de Euskal Herria, debe considerarse como pertenecientes al mismo grupo
que los vascones, el pirenaico occidental, a otros pueblos, como los Iaketani,
los Suessetani, los Arenosi o los Andosinos, así como los de la Novempopulania,
es decir, los Tarbelii, con capital en Akize/Aquae Tarbellicae/Dax, en las
Landas, el Bearn y lo que llamamos Iparralde, los Auscii, con capital en
Elimberrum (Ilunberri)/Euska/Auch, en el actual departamento de Gers, los
Bigerrii, con capital en Turba/Tarbes, en Bigorra, los Convenae, con capital en
Lugdumum/Saint-Bertrand-de- Comminges, en la región de Comminges (Alto Garona),
los Consorani, en torno a Saint-Lizier, en la comarca del Couserans (Arièja),
los Lactorates, en torno a Lactura/Lectoure, que ocuparían las comarcas de
Lomagne, al norte de Gers, y el Agénois, los Elusatii, con capital en Elusa/Eauze,
en el Bajo Armagnac, los Vassei o Vocates, con capital en Cossium/Bazas, en el
sudeste de la Gironde, y los Boii, con capital en Lamothe/Teich, en el País de
Bug, en el suroeste de la Gironde. El emperador Diocleciano dividió a finales
del siglo III la provincia de la Galia Aquitania en otras tres, Aquitania
Primera, Aquitania Secunda y Novempopulania. Esta última se corresponde con la
Gascogne, el actual nombre francés de la antigua Uasconia o Vasconia, Wasconia
para los francos.
El ducado de Vasconia
Antes de acabar el siglo V, ya había desaparecido el imperio romano. El territorio europeo se dividía en múltiples estados, la mayoría originados por distintos pueblos germánicos, asentados sobre una base demográfica y administrativa romana. Hubo excepciones, la más notable la Vasconia homogeneizada con el catalizador político de la romanidad, que una vez desaparecida la realidad imperial se constituye como ducado en su territorio ancestral, tras la expulsión de Aquitania, el año 507, por los francos merovingios y los vascones, de los germanos visigodos, quienes establecieron un reino en Hispania.
La imagen cartográfica muestra la Novempopulania, bautizada por los francos merovingios como Wasconia (Mapa:nabarlur.blogspot.com) |
Tras la expulsión de
los visigodos, el río Garona se constituyó como la frontera entre el Ducado de
Vasconia y el reino de los francos merovingios, sin embargo por el sur la
situación era diferente, ya que el nuevo reino visigodo de Hispania pretendía
reconstruir los límites de las provincias romanas. Se oponían a esta pretensión
los vascones. En suma, no solo se enfrentaban dos pueblos, uno indígena y otro
invasor, por el territorio y la soberanía, sino dos formas políticas
contrapuestas, las representadas por el derecho pirenaico y el derecho
germánico.
Los francos
merovingios llamaron Wasconia al territorio de la antigua Novempopulania. Así
figura en el mapa del Beato de Saint-Sever, copia del siglo XI de un original
del siglo VIII. Las crónicas francas admiten que el territorio del Ducado de
Vasconia comprendía no sólo la Novempopulania, sino también la Vasconia al sur
de los Pirineos.
En el 660 se nos habla
de la unión de Vasconia y Aquitania con el gobierno de un duque llamado Félix, al
que sucedería en 670 otro llamado Otsoa, Lupo en las crónicas latinas. El
gobierno del duque Otsoa debió ser prolongado, ya que hasta el año 710 no hay
noticias de un nuevo duque, de nombre Eudón, al parecer su hijo. Las crónicas
francas nos dicen que el duque vascón Eudón, nada más empezar su reinado, tuvo
que defender la Vasconia transpirenaica del ataque del rey godo Roderico, lo
cual coincide con las crónicas andalusís, donde se nos informa de que “cuando
Roderico recibió noticia de la invasión [de los musulmanes], estaba en
territorio de Pamplona luchando contra los vascones”. Era el año 711.