J.X.Mauleon, Cadreita-Nabarra
Durante el transcurso del presente año 2012, 500 años
después de la invasión y ocupación militar española del año 1512, las
instituciones coloniales españolas existentes en la Navarra reducida y
residual, no han mostrado reparo alguno
en celebrar la pérdida de la independencia de la totalidad territorial de la Nabarra
surpirenaica tras las invasiones y ocupaciones llevadas a cabo por Castilla y
Barcelona en siglos pasados. Por otro lado, también se han mostrado eufóricos en
aclamar la batalla de las Navas de Tolosa del año 1212, que tiene más de leyenda
que de realidad, al menos en lo referente al papel desarrollado por los
nabarros, el cual tiene más de mito o leyenda que de realidad.
Hace cinco siglos que se le amputaron al Reino de
Nabarra sus últimas tierras
soberanas-por ende independientes-surpirenaicas, debido a una ilegal y violenta
acción militar española, por lo que las instituciones que “continuaron” en esa
parte del territorio baskon o nabarro, no poseyeron legitimidad alguna en
materia jurídica en base a nuestro Derecho Pirenaico. Por el contrario, el
Reino de Nabarra y sus legítimas instituciones, se mantuvieron soberanas e
independientes en la vertiente norpirenaica hasta el año 1620. Es decir, hasta
que otra acción tan ilegal y tan violenta como la llevada a cabo por los
españoles un siglo antes, y esta vez llevada a cabo por una acción militar
francesa, apagó la luz del Estado más progresista y moderno existente hasta esa
época. Fue entonces, cuando los últimos nabarros perdieron su legítimo derecho
a decidir su destino, su futuro, al eliminar y transformar los franceses las
instituciones del Reino Pirenaico.
La desmemoria colonialista o quizás mejor dicho la
colonización de la historia llevada a cabo por el invasor, en este caso
concretamente por el nacionalismo español, ha utilizado y utiliza la onomástica
de la batalla de las Navas de Tolosa del año 1212, para justificar, desde
ciertos entornos del nacionalismo imperial español, la inexistencia de una
acción violenta contra los nabarros llevada a cabo por un ejército de invasión
y ocupación español tres siglos después. Por cierto, una ocupación militar que
perdura hoy día, cinco siglos después.
Por otro lado, la colonización mental que sufre triste
y lamentablemente gran parte de la Nación nabarra, que les ha llevado a creer
que dentro del marco institucional, colonial, colonialista e imperial español-válido
igualmente para las instituciones coloniales e imperialistas francesas-se va a
poder alcanzar la independencia de nuestro País o mejor dicho, recuperar la
plena soberanía de nuestro Estado, Nabarra. Más llamativo a mi parecer, es
cuando los conocidos o denominados como grupos o partidos nacionalistas vascos,
que continuamente exigen la independencia o la soberanía, diluyen su mensaje en
esas instituciones colonialistas e imperialistas, que están amparadas en
Constituciones donde la independencia y la soberanía de nuestro Pueblo, de
nuestra Nación, de nuestro País, de nuestro Estado, Nabarra, no están
contempladas e incluso, serán de nuevo perseguidas por acciones militares.
Solo desde una política propia, firme y sujeta al
objetivo primario de la recuperación de la plena soberanía de nuestro Estado, Nabarra,
rescataremos la libertad que nos arrebataron ilegal y militarmente. O lo que es
lo mismo, desde el ejercicio propio de la independencia, finalmente seremos
libres.