Iñigo Saldise Alda
La historia, esa a la cual le llaman oficial, la
cuentan siempre los vencedores. Esta es una prerrogativa e indudablemente un
privilegio, que van unidos al vencedor. Así pues, el vencido nunca ha tenido
voz propia en la historia, ya que su voz quedaba acallada en la derrota y en
muchos casos en la muerte. Por ello, no dudo en afirmar que la historia es el
relato de diversos acontecimientos pasados, eso sí, contados de forma
interesada por el interés nacionalista del vencedor, junto a la omisión de aquellos
hechos que no les son interesantes y sobre todo, beneficiosos a sus particulares
intereses políticos, los cuales siempre son de indudable signo imperialista y
colonialista.
Por otro lado, entre los descendientes de los
vencidos, la rememoración de la historia debería ser la mejor medicina para
curar viejas heridas, y así no volver a repetir aquellos errores pasados que
nos mantendrán siempre encadenados. Esclavos de aquellos imperios que invadieron
y ocuparon nuestras tierras, cuyas soldadescas violaron a nuestras mujeres y
mataron desde niños a mayores.
A las puertas del último trimestre del año 2012,
año en el que se han cumplido ya 500 años del expolio realizado por el Reino de
España al Estado de Nabarra, los nabarros estamos demostrando una inmensa
capacidad de supervivencia y superación. La revisión en la memoria colectiva y
su transmisión a nuestro compatriotas ha sido extraordinaria y digna de alabar.
Desde diversos colectivos culturales y políticos, empresas e incluso
particulares, hemos tenido una más que interesante presencia en los diversos
medios de comunicación y en foros de todo tipo, multiplicándose con ello una
exposición real de la historia propia a la sociedad de este País, esa que dicen
no oficial los invasores y ocupantes extranjeros.
Es el momento de marcar una nueva cruz en
nuestra historia para alimentar nuestro orgullo maltrecho. Todos, desde
nuestras grandes limitaciones, hemos sido artífices del resurgir del auténtico
nabarrismo, pero eso no debe significar una relajación cuando acabe el año. Aun
queda mucho trabajo de divulgación por realizar, con el fin de seguir
alimentando al patriotismo nabarro, el cual debe desembocar irremediablemente en
la creación de una organización política propia, llámese Asamblea Nacional de
Nabarra, Gobierno provisional del Estado de Nabarra o como nosotros queramos,
que no solo nos represente ante los invasores extranjeros y el resto de la
Humanidad, sino que trate con ellos de igual a igual de nuevo.
Es el momento de coger el calendario y marcar
una fecha próxima que tenga como objetivo la recuperación de la plena soberanía
del Estado de Nabarra, realizando una declaración unilateral de independencia,
por ejemplo. No nos damos cuenta, pero estamos en una ocasión única con la cual
recuperar la libertad, además nuestros descendientes nos juzgaran en un futuro
próximo marcando cruces en la historia. Yo deseo que lo hagan desde la más
absoluta independencia, desde la condición de ser ciudadanos libres en el
Estado soberano de Nabarra.