La invasión castellana de 1200
y sus consecuencias territoriales para el Estado de Nabarra
J.J. Labiano, Arazuri-Nabarra
Durante el reinado de Sancho el
Fuerte el Reino de Nabarra, ya amputada su natural territorialidad con
anterioridad, va a quedar casi reducido a la “Navarra residual” que conocemos
hoy, poco más o menos.
La vieja aspiración de repartirse el Reino vascón que obsesionaba a
castellanos y barcelona-aragoneses, hizo que se reunieran nuevamente en el año 1198
en Calatayud. Allí una vez más, acuerdan el reparto del Reino de Nabarra a
pesar del pacto de 1179 definido como "paz perpetua".
Los dos reyes hispanos especifican al detalle la línea separadora de la partición
del Estado vascón, de tal modo, que quedaban para la Corona de Castilla desde
Cintruénigo, Corella, Funes, Peralta, Falces, Miranda, Milagro, Larraga y
Mendigorria incluidos. También como nos indica Lacarra, la línea seguiría por
Artederreta a Noain, Badostain e Iruñea, cruzando el Arga, pasando por Valderro
hasta Orreaga.
El resto del Reino vascón hacia oriente, quedaría para la Corona de Aragón. Iruñea
quedaba mitad para uno y mitad para otro. Es en 1198 cuando tiene lugar la
invasión del Estado de Nabarra por las fuerzas de ambos reyes hispanos. El
castellano por Miranda de Ebro e Inzura, y el aragonés por Aibar y Burgi. A
pesar del pacto, el rey de Aragón desconfiaba de Alfonso VIII de Castilla y León,
por ello jugó una nueva baza proponiendo al rey nabarro una tregua si le entregaba
a su hermana en matrimonio. Sancho el
Fuerte accedió para que el aragonés se retirara del Reino. Así lo hizo
terminando la campaña para julio del mismo año. Queda ahora el Reino de Nabarra
frente a frente con el Reino de Castilla, que no renuncia nunca a sus viejas
aspiraciones imperialistas.
Si bien es verdad que Barcelona y Aragón se han desligado de Castilla,
también es verdad que Alfonso VIII prepara una campaña ofensiva para la
invasión del Reino vascón. Sancho el
Fuerte, alarmado, viaja apresuradamente a África en busca de aliados
poderosos, ya que la situación en Aquitania se halla confusa y revuelta. Al
otro lado del Pirineo solamente podía confiar en Ricardo Corazón de León, pero la suerte le es adversa y cruel. Ricardo es
herido mortalmente en el sitio del castillo de Chaluz en el Limoisin, muriendo
inmediatamente. Nadie sabe lo ocurrido en África donde se retiene al Rey al
encontrarse con que Miramamolin había muerto y gobernaba su hermano Aben Jacub.
Entretanto, aprovechándose de las circunstancias, Alfonso VIII de Castilla
invade el Estado de Nabarra en 1199, cercando Gasteiz en 1200, después de
haberse apoderado de algunas fortalezas menores. La ciudad se defendió heroicamente,
ejemplo de patriotismo nabarro. El obispo don Garcia viajó, junto con un
caballero de la comarca nabarra de Alaba, al territorio de los almohades para
visitar a Sancho el Fuerte y pedirle
autorización para el rendimiento de la ciudad, ya que estaba en una situación realmente
desesperada.
Vuelto a Nabarra el obispo, Gasteiz se rinde siguiéndole la comarca del
Duranguesado y la de Gipuzkoa actual, tras intentar resistir el empuje militar
castellano. Así cayeron Donostia, Hondarribia, Feloaga, Zaitegi, Arluzea, Iruña-Veleia, Marañón, Ausa y Ataun. Se
resistieron victoriamente Trebiño y Portella que posteriormente fueron
intercambiadas, una vez hecha la paz, por Inzura y Miranda respectivamente.
Guillermo Aneliers escribía poco después en su gran poema:
E Fonterabia, é zo que si apent,
E San Sebastián, or es la mar balent.
El Reino de Nabarra perdía sus viejos condados y, además, su salida al mar.
En pleno territorio vascón se crea entonces, como nos ha señalado el profesor
Orella en numerosas ocasiones, una frontera artificial.
Se ha sostenido desde el entorno del nacionalismo español, que el Reino de
Iruñea primero y de Nabarra después, se caracterizó por "la yuxtaposición de varios territorios que mantienen su autonomía
jurídica y política, con fueros y gobiernos peculiares". La realidad
es que es un Reino como los demás de la época y que las únicas noticias que han
llegado de fuentes coetáneas son las de hallarse integrado por valles, condados
y vizcondados, pero teniendo clara la noción de frontera común a todo el Reino.
También se ha dicho, muy a posteriori, que la "unión" de
Guipúzcoa a la Corona de Castilla fue "voluntaria y foral". Pero el testimonio
histórico antiguo de Aneliers nos dice lo siguiente:
Quel rey Alfons que tu tens
por leial perent,
y es intrat en Navarra ab
gladi é ab foc ardent.
"Que el rey Alfonso que
tienes por leal pariente,
Ha entrado en Nabarra con
espada y con fuego ardiente".
En 1204, Alfonso VIII, enfermo y en peligro de muerte, otorgaba testamento
el día 8 de diciembre. En descargo de su conciencia ordenando devolver al Reino
de Nabarra las regiones usurpadas y a Diego López de Haro su señorío de
Vizcaya.
"(…) si Dios le devuelve
la salud, que restituirá al rey de Navarra todo lo que le ocupó desde Puerto
Araniello a Fuente Rabia, el castillo de Bu radón, el de San Vicente de Toro,
Marañón, Alcázar, Santa Cruz de Campezu, la villa de Antoñana, la de Atauri y
Portilla de Cortes, pues sabía que todo pertenecía al rey de Navarra".
Alfonso VIII de Castilla recobró la salud y no devolvió nada.