Iruinea, marzo de 2010

Iñigo Saldise Alda
Falsedades, Nabarralde, legitimidad,…
Soberanía de Navarra

La historia de la empresa Nabarralde, S.L. siempre se había caracterizado por una búsqueda continuada de la verdad histórica, poniéndose en frente de la llamada historiografía oficial, la cual está cargada de un nacionalismo español esacerbado, supremo e inmenso, que trata de justificar lo injustificable, la invasión militar sin previa declaración de guerra, con supremacía de número, conquista con genocidio y colonización del Reino de Nabarra. También se predicaba desde esa empresa, Nabarralde, S.L., su total alejamiento de las tesis históricas nacionalistas vascas, pretendiendo informar de la verdadera realidad histórica al conjunto de la sociedad vasca, nabarra en general.

Esta importante apuesta fue puesta en marcha por sus fundadores, Mikel Sorauren, Tomás Urzainqui, Pello Esarte y según dice él en una de las últimas Kazeta editadas por dicha empresa, también por Luís María Martínez Garate, aunque yo, personalmente, no he visto su firma aparecer en el acta constitucional de dicha empresa, como si están las de los inicialmente mencionados y que todo hay que decirlo, antes eran públicas en la web de dicha empresa; bien, seguiendo con la apuesta hay que decir que se está viendo seriamente comprometida, ya que desde el comienzo del pasado año se están presentando pequeñas pero importantes falsedades a la globalidad de la Nación Nabarra, asimilando por ejemplo las imposiciones en materia de política territorial del reino de España y la república de Francia, mostrando mapas realmente inexistentes a lo largo de la historia de nuestro Estado, el Reino de Nabarra.

Partiendo de la premisa, para que quede bien claro, de que no tengo nada personal con ninguna persona de dicha empresa, bien ya sea socio o socia, o trabajador o trabajadora de la misma y menos aún con algún promotor o promotora, debo denunciar que este escrito no ha sido publicado en la web de la empresa Nabarrade, S.L., ya que desde el mismo periodo anteriormente mencionado, comienzos del año 2009, se está realizando una censura atroz a planteamientos soberanistas nabarros, basados estos en la legitimidad propia y el paradigma nabarro. Muchos de esos escritos censurados al más puro estilo dictatorial, o al menos eso parece, estaban realizados sencillamente por patriotas nabarros. En todos ellos, se presentaba una opción real, actual, pacífica y con visión internacional, con la cual recuperar la soberanía plena del Estado de Nabarra, a través de la necesaria unión de la Casa Real de Nabarra y el Pueblo Nabarro.

Tras esta obligada presentación o actualización de la realidad existente en materia editorial en la empresa Nabarralde, S.L., ayer me sorprendió mucho leer un escrito del maestro Mikel Sorauren, el cual llevaba por título, Rey, Reino, República… Especialmente me llamó la atención la intención republicana palpable que muestra el autor, al intentar vendernos a la totalidad de la Nación Nabarra, que una vez ocupado nuestro Reino, en la vertiente surpirenaica por el reino de España, éste era casi como una república, concretamente mediante la siguiente frase, “Se habla de Reyno, pero con más propiedad se puede decir República, porque el rey es algo externo y nocivo para el Estado mismo”. Yo no negaré que el rey español era nocivo para el Estado de Nabarra, faltaría más, pero tampoco ocultaré la existencia de un Virrey extranjero, español concretamente, el cual informaba a su rey de turno de los devenires del todavía Reyno de Navarra, y finalmente imponía sus decisiones, lo que daba muestras de la poca independencia de los nabarros al sur del Pirineo. Por eso, podemos llegar a deducir y considerar, como mucho a ese Reyno, más una autonomía sojuzgada que una república, pues este sistema solo es aplicable para la estructuración Estatal de un País libre, independiente y soberano.

Es sabido por todos los amantes de la historia del Estado de Nabarra, el conocimiento exquisito que tiene Mikel Sorauren del periodo denominado como carlistadas. En ese mismo escrito, el autor nos dice que un motivo del posicionamiento del Pueblo Nabarro por la opción del pretendiente al trono español, fue debido a... “No podía ser de otro modo ante la avasalladora presencia de la monarquía española, que se resistía a aceptar lo que había sido la condición insoslayable para la aceptación de su yugo; el mantenimiento del sistema político que establecía el compromiso de conservar los fueros para ser rey en Navarra”. Es decir, para ser rey de Nabarra y no presidente de la república, por lo que el autor mismo se contradice en escasas lineas. De todas maneras, en el libro editado por la empresa Nabarralde, S.L., que fue escrito por el propio Mikel Sorauren, llevando por título, Fueros y carlistada. Maroto, Espartero, Avinareta… encontramos un detalle más interesante sobre las intenciones de los nabarros.

En esa brillante obra, concretamente entre las páginas 29 y 30, hay un detalle que un patriota nabarro no puede dejar pasar por alto. Este viene de la mano de los observadores internaciones que estuvieron en este País durante la insurrección de los vascos, como dijo en su día Agustin Xaho. En él se indica un fuerte movimiento entre los carlistas vascos favorables a la independencia, la cual vendría de la mano de Zumacaregui como rey de Nabarra y señor de Bizkaia. De nuevo se nos habla de rey, no de presidente de la república. Antes de continuar, debemos recordar la total ilegitimidad borbónica al trono del Reino de Nabarra, algo que ya dejé patente en mi escrito, La Casa de Borbón y el Reino de Navarra, realizado en febrero de 2008 y que en su día fue publicado por la empresa Nabarralde, S.L., aunque actualmente no lo he podido encontrar en las archivos de su web.

Volviendo al escrito de Mikel Sorauren, concretamente al pasaje que hace referencia a Enrique III de Nabarra, llamado por nosotros el Bearnés, el Nabarro por los franceses antes de coronarse como Enrique IV de Francia, y que ha pasado a la historia francesa con el Grande, hay que decir alto y claro a la totalidad de la Nación Nabarra que diez años después de su muerte por asesinato, se perdido la soberanía del Reino de Nabarra como bien afirma Mikel Sorauren, pero anteriormente a esos sucesos, en el año 1607, Enrique III de Nabarra deja bien claro en su testamento que el Reino de Nabarra pertenece a sus antepasados, los Albret, de los cuales hoy día existenten herederos y herederas de forma directa y vertical; es decir, legítimos ante los Tribunales, Organismos e Instancias Internacionales, lo que demuestra claramente la defensa de la soberanía del Reino de Nabarra llevada a cabo por el autor del Edicto de Nantes.

Eso sí, si lo que buscamos es hacer conjeturas, tal vez desde la muerte de Enrique III de Nabarra en el año 1610, quizás, igual, podamos considerar que nuestro Estado estuvo estructurado como si fuera una república hasta el año 1620. Eso fue debido a la negativa del delfín de Francia, posteriormente Luís XIII, realizada en el mismo año de la muerte de su padre, a presentarse en la Corte del Reino de Nabarra donde debía ser educado para así poseer el título de príncipe de Biana, paso obligado para ser el heredero de la Corona de Nabarra. Un año después, 1611, el regente de Francia, el Cardenal Riquelieu, elavoró el nuevo Fuero del reino de Navarra al norte del Pirineo, el cual no se llega a editar hasta el año 1645 por la resistencia de los nabarros, ya que se suprimía el previo del juramento del propio Fuero por el rey.

Al igual que Mikel Sorauren, lo que pretendo con estas observaciones, es que reflexionemos seriamente sobre la realidad histórica de nuestra Nación, a fin de que seamos capaces de reconocer lo que es fundamental para alcanzar de nuevo nuestra libertad secuestrada desde España y Francia, únicamente posible mediante la recuperación de la plena soberanía de nuestro Estado, Nabarra; y lo que ciertamente es secundario para nosotros, los nabarros, es la extructuración del mismo, pues siendo ya libres y a través del Derecho Pirenaico que nos ampara, decidiremos nuestro futuro, bien Reino o bien República.