No es
casualidad
J.X. Mauleon, Cadreita-Nabarra
El rey de España, o sí lo
preferimos su Jefe de Estado, abdicó en su hijo el príncipe de Asturias y
Gerona, el primer día de la semana que coincidía con la visita de este último
al hermoso paraje Pirenaico de Leire. Diversas opiniones españolas, intentan
hacernos creer que esto es una mera casualidad, pero para los vascos que ya decidimos
en su día ser nabarros, no lo vemos como tal.
Dentro de la Nabarra residual y
reducida, en los últimos tiempos, se ha ido generando una corriente de carácter
verdaderamente nabarro, la cual desprecia y denuncia a aquellos agentes
colonizadores toda clase de atropellos sociales, jurídicos y económicos. También,
a su vez, se procura intenta hacer ver a aquellos que padecen el síndrome del
colonizado a causa de tener unas mentes colonizadas por los invasores españoles
y por ideología errónea con respeto a Nabarra.
Bien volviendo a la Casa que ostenta
la Jefatura de Estado en España, la Casa de Borbón, hay que dejar manifiesto
que no tienen legitimad para la ostentación de título nabarro alguno y este es
el debate que como nabarros debemos exponer.
Ya en varios trabajos realizados
por nuestros compatriotas Aitzol Altuna e Iñigo Saldise, queda patente y
documentado la ilegitimidad plena de la Casa de Borbón y de una de sus ramas
que ejerce la Jefatura de Estado en España, la carencia de las mismas en poseer
títulos que finalmente recaen en la sociedad nabarra, según el Derecho
Pirenaico.
La presencia de Felipe
Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, en el monasterio de
Leire, usurpando el título de príncipe de Biana, es una demostración más de la
importancia que es para el Imperio español la sujeción bajo sus afiladas garras
de esta tierra y de sus gentes, a los cuales ha colonizado y continua
esclavizando.
Los aplausos recibidos
por esta persona en el histórico enclave nabarro, no fueron realizados por
nabarro alguno, sino sencilla y llanamente por españoles, indiscutibles agentes
colonizadores que son capaces de mantener del modo que sea, la narcolepsia que
padece la sociedad en la Nabarra reducida y residual, asegurándose así la
esclavitud mental y física de la misma.
Pero por otro lado, el
nacionalismo español de vertiente republicana, no ha tardado en aprovechar la
ocasión dentro de una España revuelta, cabreada con sus “democráticas”
instituciones, con la nefasta labor de sus políticos en todas las escalas y
hasta con su situación económica dentro del marco de la Comunidad Europea, para
montar una manifestación pidiendo la instauración de la III de República para
el Estado de España, en la capital histórica del Estado de Nabarra.
Ambas realidades son
ejercicios imperialistas españoles de colonización. El primero siempre ha
estado a la vista, mientras el otro, agazapado y escondido, surge cuando la
integridad española está nuevamente en peligro. Un a integridad territorial que
se coge con pinzas, al estar basada en la violencia armada de una invasión y
ocupación del Estado de Nabarra e incluso otras tierras e islas esclavizadas
por la metrópoli de Madrid.
Mirando a unos, los
monárquicos españoles, y a otros, los republicanos de su misma nacionalidad, podemos
ver claramente con nombres y siglas sociales, políticas y sindicales, en
Ayuntamientos y manifestaciones, quienes todos los todos agentes colonizadores,
aunque en algunos casos es más que probable que algunos, tal vez bastantes,
sufran cual enfermedad política y nacional, el síndrome del colonizado.
Incluso, me atrevo
aventurar, que en esa manifestación nacionalista española de pensamiento
político republicano, lamentablemente se verán banderas del Estado de Nabarra.
Entendería desde el punto humanista y solidario, que esto ocurriese si fuera
para apoyar el ideal republicano existente en la sociedad del Estado vecino,
España, pero siempre desde la libertad que nos otorgaría el poder de ejercicio libertario
en el Estado pleno, independiente y soberano de Nabarra.