Noain 2014: Descolonización e independencia
Iñigo Saldise Alda
Un año más, dentro de
la situación de esclavitud en la que la Nación nabarra vive, llega el 30 de
junio. Ese día es la efeméride de la batalla de Noain. Un día que a pesar de su
tristeza, sencillamente debido a la derrota nabarra sufrida a manos del
imperial ejército español, es un día obligado en nuestra memoria, tanto
histórica como política, en el cual debemos rendir honores a aquellos patriotas
nabarros que dieron su vida por Nabarra y por la libertad.
Pero tampoco podemos
olvidar la labor traidora que aquellos autóctonos, que colaboraron activamente para
masacrar a los lealistas nabarros en el campo de batalla y facilitaron el
encadenamiento del resto de nuestro Pueblo sito al sur del Pirineo, por unas
migajas de poder, el cual quedo supeditado a los designios de la metrópoli de
Madrid.
Hoy día, la situación no
ha cambio y para más tristeza muchos ven con orgullo unas cadenas impuestas,
incluso en el escudo de la residual Navarra, reducida a una mera provincia y
comunidad española.
Son muchos los gritos
de independencia, repetidos hasta la saciedad en las últimas décadas, pero solo
se quedan en eso… en meros gritos que suben la autoestima hasta el siguiente
pataleo, marcha, manifestación o convocatoria, en la cual algunos sacan
beneficios a costa del espíritu libertario de los nabarros y nabarras.
Positivamente, suponemos
que para la mayoría de legitimistas, soberanistas, independentistas y
estatalistas nabarros y nabarras del presente, es un honor y una obligación
recordar los valores patrióticos de esos patriotas nabarros que dieron sus
vidas por la libertad; una “suelta” que nosotros y nosotras todavía no hemos
conocido.
Este recuerdo permanece
muy presente y vivo en nuestro recuerdo, en nuestra memoria histórica que
facilita nuestra descolonización mental, paso obligado para lograr la
descolonización colectiva de nuestra Nación, sirviendo finalmente esta, como un
instrumento más de aquellos que tenemos a nuestras manos, para adquirir la libertad
que tanto ansia el ser humano en general y el nabarro en particular, mediante
la recuperación de la independencia y soberanía del Estado de Nabarra.
A nosotros los
nabarros y nabarras de hoy, nos deshonra que muchos de nuestros compatriotas,
hombres y mujeres, no conozcan lo sucedido ese fatídico día del año 1521 y su
principal consecuencia política en el presente, la inexistencia de libertad
para los nabarros y nabarras de todas las tierras surpirenacias de nuestro
Estado, las cuales se encuentran en una situación de sojuzgamiento y sometimiento
colonial español.
A pesar de la actual y
más que meritoria labor en materia de recuperación de la memoria histórica,
bien a través de empresas, grupos culturales y/o asociaciones diversas de
nuestro País, esta finalmente no sirve de nada si no alcanzamos la
independencia.
Es triste y desesperante
ver como nuestra sociedad de nuestro País, continúa narcotizada y por ende subyugada
por la perenne labor colonizadora del Reino de España y también de la República
de Francia debido a su imperial maquinaria política, jurídica, económica y
demás. Pero si algo es es una auténtica vergüenza para los patriotas nabarros y
nabarras, es la ocultación de este importantísimo acto por medio de los
gobernantes de la colonial Comunidad Foral y española de
Navarra.
Una ocultación clara,
patentemente politizada y ciertamente reflexionada desde el imperio de España,
buscando únicamente mantener el actual sometimiento, desunión y subordinación
del Pueblo Nabarro. Un sometimiento que no hay que cansarse en recordar para
activar nuestras mentes y libarse del virus colonial, que es militar, político,
jurídico, económico, religioso, lingüístico y cultural, llevado al cabo de
forma continuada, para así esclavizar totalmente a los nabarros y nabarras que
aún mantenemos nuestro espíritu libertario.
Aunque estos agentes
extranjeros, imperialistas y colonizadores intenten ocultar nuestro trabajo independiente,
realizado de forma continuada y en la mayor libertad que puede tener un
esclavo, nosotros y nosotras seguimos recordando a nuestros antepasados,
aquellos y aquellas que físicamente vivieron en libertad y que conocieron la
auténtica autonomía, la efectiva independencia y la verdadera soberanía que
ello significa.
Aunque esos nombrados
como navarreros o erróneamente como nabarristas que no son, sino más bien son navurros hispaniarum, menosprecien
aquella valiente acción de nuestros bravos antepasados, deben saber que para
los realmente nabarros y nabarras su lucha no fue en balde. Para nosotros y
nosotras son un ejemplo de patriotismo y por eso no solo debemos recordarles,
sino que hay que honrarles con nuestro trabajo.
A la vez que nos
forzamos a mantener viva su memoria para las generaciones venideras, es nuestra
obligación patriótica realizar un verdadero esfuerzo libertario en todas nuestras
acciones. Ya sean estas a nivel Estatal, es decir en Nabarra, como a nivel diplomático
y a través de unos continuos actos innegablemente independientes, ajenos a las
instituciones coloniales y colonialista impuestas en nuestra Nación, con una
actitud ciertamente soberana ante las impositoras políticas emanadas desde los imperios
del Reino de España y de la República de Francia.
Pese a la derrota del
año 1521 en la batalla de Noain y sus lamentables consecuencias político-históricas
para nuestro Pueblo, debemos aprender la lección y ver que ir de la mano de
españoles es nefasto para la libertad de nuestra Nación. De lo contrario, mientras pensemos que
debemos pedirla a los imperios de España y Francia, participando en sus “democráticas”
instituciones, demostraremos una incapacidad política absoluta en materia
independentista debido a un altísimo nivel de colonización, tanto mental como
física como política.
Nuestro ejercicio de
descolonización debe resumirse en la que independencia se alcanza desde el ejercicio
mismo de la independencia, pues esa es la única manera de recuperar nuestra soberanía
y libertad.