Un árbol, un jarrón, la cruz y un perro (II)
Iñigo Saldise Alda
Una vez ya creadas las
conocidísimas en la actualidad Órdenes del Santo Sepulcro de Jerusalén (1099) y
del Temple (1120), el Batallador rey nabarro Alfonso I, crea la única Orden
Militar y de Caballería perteneciente al Estado de Nabarra, bajo los verdaderos
criterios de Cruzada, siendo una verdadera Militia
Christi, además de contar con unos objetivos muy similares a los que
poseían esas dos Ordenes creadas en Palestina y que fueron sancionadas en el
Estado Pontificio de Roma.
La Orden de San
Salvador de Monreal:
Es en el año 1124
cuando el Batallador monarca de
Nabarra funda esta Orden Militar, también religiosa, de Caballería en Monreal
de las tierras de Teruel. En esta Orden se integró la Cofradía de Belchite, la
cual había sido fundada dos años antes por el mismo rey vascón.
En el acto fundacional
estuvieron presentes varias figuras eclesiásticas, abades y prelados de al
menos tres Estados (Nabarra, Papado, Castilla y León), entre las me gustaría
mencionar al legado del Papa y abad de la Grasse, al arzobispo de Auch y el
abad de San Salvador de Leire.
Fue el gascón arzobispo
de Auch el encargado de redactar la carta fundacional. En ella, se pueden ven todavía,
claros y firmes, los objetivos que tuvo la Orden. Estos eran, primordialmente, someter
a los sarracenos y abrir un camino a Jerusalén pasando el mar Mediterráneo.
Sus miembros y
bienhechores recibieron beneficios de cruzada. La Orden tuvo su primera base en
Belchite y posteriormente en Monreal, recibiendo una zona de influencia por
parte del rey de Nabarra comprendida en el área del Jiloca y Teruel, hasta
Segorbe.
Posteriormente y
debido a la muerte de Alfonso I de Nabarra la Orden fue disuelta o mejor
dicho adsorbida por otra.
Alfonso I murió como
consecuencia de las heridas sufridas tras la derrota en la batalla de la
ciudad de Fraga, la cual estaba defendida por “los moros” y su aliado el
templario Berenguer IV, conde de Barcelona, Gerona, Osona y Cerdeña. Hay que
saber que solo diez caballeros cristianos salvarían la vida, entre ellos el
señor de Monzón, Logroño y Tudela, Garcia Ramirez, futuro rey de Nabarra conocido como el Restaurador.
La alianza entre
Castilla y León con Barcelona, supuso la pérdida de las tierras vasconas de
Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, junto a las recientemente reconquistadas a los
musulmanes en las tierras de Zaragoza y Teruel. Así pues fue el emperador Alfonso VII de Castilla y
León en el año 1136, quien llama a la Orden, de origen nabarro, San Salvador de
Monreal, como Militia Caesaraugustana.
Posteriormente a ello,
la Orden Militar-Religiosa originaria de Nabarra, llega a un acuerdo con el
templario Ramón Belenguer IV, conde de Barcelona y ya titulado como príncipe de
Sobrarbe y Ribagorza, además de prínceps o primus
inter pares (el primero entre iguales) de Aragón, quedando incorporada la
Orden de San Salvador de Monreal dentro de la Orden del Temple en el año 1343,
siendo este acto ratificado por el Papa Eugenio III en el año 1150.
La divisa original de
la Orden de San Salvador de Monreal, fue una cruz ancorada de gules sobre un
manto de plata. Tras las ilegitimas acciones castellanoleonesas y barcelonesas,
junto a su “forzada” incorporación a la Orden del Temple, se le añade en el
centro de la divisa una M dentro de un círculo, pudiendo ser ésta bien de
Monreal o bien de Militia.
Orden del
Lebrel Blanco y de la Buena Fe:
Esta Orden del Lebrel
Blanco, más que Orden militar fue de caballería, fue fundada en el año 1391. La
creó el rey de Nabarra Carlos III de Evreux, imitando casi plenamente en
estatutos y demás, a diversas Órdenes francesas. De carácter puramente
honorífico para sus miembros, también fue titulada como de la Bonne Foi,
aunque hay quien afirma que fueron dos Órdenes diferentes. Su desaparición
ocurre en el año 1425 coincidiendo con la muerte de su fundador.
Pese a su carácter
primordialmente honorifico, en el año 1393, 56 caballeros de la Orden del
Lebrel Blanco, fueron enviados por el monarca nabarro Carlos III el Noble a la villa Cherburgo, para recuperarla
primero y organizar su defensa después. Todo ello tuvo momo conclusión la
devolución de Cherburgo por parte del rey de Inglaterra a Nabarra, en el año
siguiente.
En el año 1403, otros
caballeros de esta misma Orden, acompañaron al rey del Estado de Nabarra durante
dos años, en unos viajes que sirvieron para gestionar la cesión del castillo y
de la villa de Cherburgo, junto a los condados de Champagne y Evreux al rey de
Francia, a cambio de una cuantiosa cantidad de dinero, junto al ducado de
Nemours.
El primer príncipe de
Biana y legítimo heredero al trono de Nabarra, Carlos de Trastámara y Evreux,
fue miembro de la misma a la temprana edad de los dos años. Ya de adulto, en
una de sus innumerables divisas personales, complicada y de carácter paraherádico
ella, aparecía un lebrel blanco, junto a unas hojas con fruto del castaño,
además del trifolio o tripe lazo junto a la letra K (Karolus).
Bien, así pues, la
divisa de la Orden era un lebrel blanco. Los caballeros portaban un manto largo
y los callares de la Orden eran tanto de oro como de plata, resaltando unas hojas
de castaño en su encadenado, de donde colgaba indistintamente en todos ellos un
lebrel blanco. El estandarte de la misma era un lebrel blanco sobre fondo rojo,
color de Nabarra.