La tierra
de Bizkaia, breves apuntes históricos
VV.AA.
De comarca vascona a señorío
castellano
Bizkaia era una comarca más englobada dentro del Ducado de Baskonia, el cual
fue creado para controlar a todos los vascones por los francos. Pero durante
las épocas en las cuales los vascones se hicieron con el mismo, más
concretamente durante los gobiernos de Otsoa I Lupo y de su hijo Eudon I el Grande, dicha región fue invadida y posteriormente saqueada
junto a otras zonas occidentales vasconas, por parte de las tropas de Alfonso I
de Asturias. El asturiano se aprovechó de las luchas que sostenían los vascones
contra los francos que pretendían someter nuevamente al pueblo vascón tras una
pequeña tregua para frenear juntos la invasión musulmana.
La alianza entre el rey de Oviedo, Ordoño I y el segundo rey de los nabarros o
vascones independientes, García Iñiguez de Pamplona, conocido por los
musulmanes como el emir de los
baskunis, no significó de un retorno de las comarcas occidentales vasconas
al yaEstado nabarro. Así pues, en la comarca de Bizkaia fueron continuas las
sublevaciones vasconas contra el poder extranjero de los astures, destacando
entre ellas la que da lugar a la batalla de Arrigorriaga en el año 870 contra
el rey de Oviedo, Alfonso III.
La comarca de Bizkaia junto a las demás zonas occidentales vasconas, se liberó
definitivamente de la imposición astur-leonesa, al formar parte del Reino de
los nabarros o vascones independientes durante el gobierno de Sancho I Garcés
de Pamplona, quien mantuvo una fuerte alianza con el rey astur-leonés Ordoño II,
frente al poder militar musulmán de Abd Al-Rahman III.
Es durante el reinado de el señor de
los vascones, el monarca nabarro Sancho III el Mayor se recuepra Bizkaia y otras tierras occidentales para los
vascones o nabarros. Sancho III de Pamplona tras casarse con la hija del conde
Sancho de Castilla, firmó con éste un tratado fronterizo en el año 1016,
delimitando de una vez por todas, cuales son las tierras de los nabarros y
cuales son las de los astur-castellanos, quedando así la comarca de Bizkaia
dentro del Reino de Pamplona a semejanza de los tiempos del Ducado de Vasconia.
“Una concordia y acuerdo acerca de la
división del reino entre Pamplona y Castilla, como ordenaron Sancho conde de
Castilla y Sancho rey de Pamplona, tal como les pareció. Esto es, desde la suma
cima al río Valle Venarie, hasta el Grañe donde está el mojón sito y collado
Muño, y desde Biciercas y desde siguiendo hacia el río Razon, donde nace;
después por medio del monte de Calcaño, después por la cima de la cuesta y por
medio de Galaza, y allí está el mojón, y hasta el río Tera, allí esta Garrahe,
antigua ciudad abandonada, y hasta el río Duero. Don Nuño Álvaro de Castilla y
el señor Fortún Oggoiz de Pamplona, testigos y confirmantes. Año 1016”.*
La tenencia de la comarca de Bizkaia, recae por orden de el Mayor, en Fortún Galindones, que
hasta entonces había ostentado la importante regencia de Naiara o Nájera.
Posteriormente la tenencia de Bizkaia pasa a manos de Eneko Lúpiz, el cual aparece
en algunos documentos nabarros durante el reinado de Sancho III, con el título
de conde, a pesar de ser un tenente o señor sin jurisdicción, es decir, ni
dominio feudal.
Ante invasión de la parte occidental del Reino de Pamplona llevada a cabo por
las tropas castellanas, rompiendo con ello el tratado fronterizo del año 1016,
y tras la derrota nabarra en Atapuerca en el año 1054, Eneko Lúpiz, tenente de
Bizkaia, se mantuvo fiel al nuevo rey nabarro Sancho IV de Pamplona, a pesar de
las promesas lanzadas por el invasor Fernando I de León y Castilla.
Gracias a su lealtad y tras la muerte de Eneko Lúpiz, le sucedió en la tenencia
su hijo Lope Iñiguez, el cual se adhirió en el año 1076 tras el magnicidio del
rey nabarro en Peñalen, al monarca castellano Alfonso VI cuando este ocupó
rápidamente las tierras de la Rioja, lo que le valió recibir el título a
perpetuidad por parte del monarca castellano-leonés de señor de Vizcaya, título
que recayó tras su muerte en su primogénito, Diego López de Haro.
Tras la muerte del rey de Pamplona, Alfonso I el Batallador, Lope Díaz de Haro señor de Vizcaya, entró junto a
las tropas castellanas de Alfonso VII en las tierras nabarras, recuperando así
las posesiones que le habían sido otorgadas a su abuelo desde Castilla tras su
traición al Reino de Pamplona. Dichas tierras momentáneamente habían sido
recuperadas para el Reino vascón por el
Batallador.
A la muerte de Alfonso VII, rey de Castilla, el
señor de Vizcaya vuelve a rendir vasallaje a su sucesor e hijo Sancho el Deseado, obteniendo por ello un nuevo
título, el de Alférez Real de Castilla, como aparece en diverso escritos desde el
año 1158.
Señorío
insurrecto en el reino de Castilla y León
Diego López de Haro II sustituyó a su padre Lope Díaz de Haro II, como titular
del señorío de Vizcaya, llegando incluso a poseer los señoríos y gobiernos de
tierras originariamente vasconas y nabarras, como son las de la Bureba, Rioja,
Castilla la Vieja, Belorado, entre otras, junto a la prestamería de Nájera, las
cuales estaban antiguamente englobados dentro del Reino de Pamplona según el
tratado de 1016. También mantuvo el título de Alférez Real de Castilla hasta
que en el año 1201, año en el cual renegó del Reino de Castilla y buscó refugio
en la corte de Sancho VII el Fuerte,
rey de Nabarra.
Esta sedición del reino castellano le valió la confiscación de todos sus bienes
y tuvo como consecuencia directa para el Reino de Nabarra, que las tropas
castellanas sitiaran la ciudad de Lizarra, donde se encontraba el señor de
Bizkaia bajo protección del monarca nabarro durante el año 1202. La dama
nabarra Blanca, intentó sin conseguirlo, mediar con el rey castellano Alfonso
VIII, llegando a realizar algunas vistas a la villa de Alfaro en el año 1203 y
a Campillo de Tarazona en el año 1204, pero el monarca castellano no aceptó
nada de lo expuesto por Blanca de Nabarra y así, Diego López de Haro II tuvo
que dejar el Reino vascón y refugiarse entre parientes en León, mientras que
las tropas castellanas tomaban el Señorío de Bizkaia en el año 1205. En el año
1212, ya con el perdón otorgado por el rey de Castilla, el señor de Vizcaya
encabezó un tercio del ejército cristiano en la batalla de Las Navas de Tolosa.
Concretamente el tercio central, el cual estaba formado exclusivamente por las
tropas de Reino de Castilla.
Su hijo Diego López de Haro III, sirvió con fidelidad a su tío el rey Fernando
III de Castilla y León, entre los años 1237 y 1240. Ese último año intentó
rebelarse contra su tío el rey de Castilla y León desde su feudo en el señorío
de Vizcaya. Fue desterrado por dicho levantamiento. Después de distintas
oposiciones, el rey de Castilla y León le perdonó y nuevamente regresó al
señorío de Vizcaya donde acabaría sus días, no sin antes realizar una nueva
sublevación, siendo apresado esta vez por Alfonso, hijo del monarca de Castilla
y León. Posteriormente lograría por segunda vez el perdón del rey de Castilla y
León, manteniéndose al lado del castellano Fernando III hasta la muerte de
éste, ocurrida en mayo del año 1252. El rey Alfonso X de Castilla y León,
conservó para Diego López de Haro III el mismo cargo que le había devuelto su
padre, que era el de Alférez del Estandarte Real del Reino de Castilla y
León.
En abril del año 1282 Sancho IV fue nombrado rey de Castilla, estando casado éste
con una hermana de la mujer del nuevo señor de Vizcaya, Lope Díaz de Haro IV,
por lo cual, el titular del señor de Vizcaya se emparentaba con el titular del
Reino de Castilla. Esto no impidió que el nuevo señor de Vizcaya mostrase un
continuo enfrentamiento con el rey de Castilla, que acabaría con su vida a manos
de un caballero castellano tras intentar asesinar al mismísimo rey castellano,
en una reunión mantenida en Alfaro en el año 1288.
Tras la muerte dada a Lope Díaz de Haro IV, los ánimos entre el señorío de
Vizcaya y el Reino de Castilla, no se calmaron. Su hijo Diego López de Haro IV
se unió a los Reinos de Nabarra y de Aragón para combatir al rey Sancho III de Castilla
y León, posicionándose junto a estos, por el pretendiente al trono
castellano-leonés Alfonso de la Cerda, pero la campaña militar contra las
fortalezas castellanas no le fue propicia para Diego López de Haro IV. Así
pues, fueron cayendo en manos
castellanas, uno tras otro, varios pueblos enmarcados en el señorío de Vizcaya,
siendo los más destacables entre ellos Labastida, Orduña y Balmaseda.
Su hermana María Díaz de Haro I, casada con el infante Juan de Castilla y León
desde el año 1287, se hizo momentáneamente al cargo del señorío de Vizcaya tras
la muerte de su hermano. En Octubre del año 1326, Juan es asesinado en la
localidad de Toro por mandato de Alfonso XI, nuevo rey de Castilla y León. El
hijo de María Díaz de Haro I, también llamado Juan el cual fue infante de
Castilla y León, no llegó a tomar posesión del señorío de Vizcaya, pues todavía
estaba en poder de su madre María Díaz de Haro I cuando murió.
Alfonso XI de Castilla y León intentó hacerse con la propiedad del señorío de
Vizcaya a base cuantiosas sumas de dinero, sin lograrlo. María Díaz de Haro I,
renuncia al señorío de Vizcaya, en beneficio del marido de su nieta María Díaz
de Haro II, Juan Núñez de Lara en el año 1334. Ese mismo año, Alfonso XI de
Castilla y León intentó apoderarse del señorío de Vizcaya, declarándose en la
práctica una verdadera guerra entre castellanos y vizcaínos.
Las tropas de señor de Vizcaya tuvieron que retirarse hasta San Juan de
Gaztelugatxe. Esta era una posición estratégica que servía para vigilar y
controlar el mar. El señor de Vizcaya, Juan Nuñez de Lara, junto a varios
caballeros y sus mesnadas, se atrincheraron en la fortaleza a orillas del
Cantábrico. Entre ellos se encontraban los bermeanos Juan de Mendoza y Martín
de Arostegi. Resistieron una y otra vez las feroces y violentas acometidas del
rey castellano durante más de un mes, lo que obligó al monarca
castellano-leonés a retirarse, dejando a su ejército en pie de guerra. Pero la
seriedad y osadía de los sitiados, obligó la posterior retirada de manera
definitiva, de las tropas castellanas.
Juan Núñez de Lara y Alfonso XI de Castilla y León, firmaron la paz a efecto de
concertaron, abdicando el rey castellano de sus pretensiones sobre el señorío
de Vizcaya en María Díaz de Haro II, mujer de Juan Núñez de Lara. La hija de
estos, Juana Núñez de Lara I, estaba casada con el hijo natural del rey
castellano, Tello, y sería la titular del señorío de Vizcaya al morir su
hermano a los cinco años. Su enlace matrimonial facilitó la paz dentro del
señorío de Vizcaya, hasta la guerra civil que se produjo por el trono de
Castilla-León entre Enrique y Pedro.
Pedro mandó matar a la señora de Vizcaya en el año 1359 y su marido Tello, se
posicionó definitivamente por su hermano Enrique. Junto a él también lo
hicieron varios caballeros vizcaínos presentándose todos en el campo de batalla
de Calahorra, portando incluso el señor de Vizcaya el pendón Real de
Castilla-León. Tras la fácil victoria, Tello se retiró al señorío de Vizcaya
consiguiendo la paz entre los distintos linajes o familias existentes dentro
del señorío en el año 1366.
En enero del año 1367, teniendo como telón de fondo la guerra civil dentro del
Reino de Castilla y León, Carlos II de Nabarra y el príncipe Negro, Eduardo de
Gales, lugarteniente de su padre Eduardo III de Inglaterra en la Guyena y
Aquitania, aliado natural del monarca nabarro contra el Reino de Francia,
firmaron una alianza con Pedro I de Castilla y León en Libourne. El apoyo
anglo-nabarro en la defensa de los derechos de Pedro I como rey de
Castilla-León, tenía como contraprestación la devolución de las comarcas de
Araba, Errioxa y Gipuzkoa al Reino de Nabarra, mientras que el señorío de
Vizcaya fue prometido al inglés Eduardo de Woodstock, más conocido como el
príncipe Negro.
Pedro I de Castilla y León incumplió parte de lo pactado en Libourne. Tras
asestar junto a tropas nabarras e inglesas una importante derrota a Enrique en
las proximidades de Nájera en 1367, donde se encontraba Tello señor de Vizcaya.
Dicho incumplimiento le supuso la retirada del apoyo militar de nabarros e
ingleses, lo que ocasionó la derrota final de Pedro, quien moriría finalmente a
manos del propio Enrique tras haber sido apresado.
La posterior muerte del hermano de Enrique II de Castilla y León, Tello I señor
de Vizcaya en Portugal durante el año 1369, facilitó que el señorío de Vizcaya
recayera en manos del heredero a la corona de Castilla y León, el infante Juan.
Con el ascenso al trono de Juan I de Castilla y León, el título de señorío de
Vizcaya quedaría unido al del poseedor del título del reino de Castilla-León.
Este trabajo sin la colaboración de Aitzol Altuna Enzunza e Iñigo Saldise Alda,
no podía haber sido realizado.
*Cartulario de San Millán de la Cogolla, doc.
166.
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