LO QUE TODO NABARRO DEBE SABER (parte 2ª)
11. ¿Entonces, no hay, como dicen, siglos y siglos de hermandad política?
Error malintencionado la
del enunciado de esta pregunta, lo cual demuestra un alto grado de colonialismo
imperial español, ya que ciertamente si existió dicha hermandad política en dos
periodos diferentes de nuestra historia, pero continuados a su vez. La primera
se da con el Ducado de Vasconia, el cual pese a ser creado por los reyes francos
merovingios en el año 601 ó 602 de nuestra era, con la única función de
controlar a la totalidad de los vascones, estos se sublevaron al menos en los años 635-638 contra el rey franco
Dogoberto. Finalmente perdieron y se rindieron con el duque de Vasconia a la
cabeza, que por lo que se ve estaba con los sublevados luchando por la
independencia vascona. Las crónicas francas hablan de derrotas francas frente a
los vascones, hasta que posteriormente en una colosal batalla, con el franco
Chadonio al mando de diez armadas en Clichy, los francos derrotaron a los vascones
que firmaron su capitulación.
Pero la paz forzosa no duró mucho tiempo y los vascones unidos reanudaron
la lucha por la emancipación tras reponerse de esa derrota, llegando a nombrar
a un vascón como nuevo duque. Este fue el príncipe Félix, que paradójicamente se
trata del único caso de poder independiente con respecto a los pueblos germanos
tras la caída del Imperio Romano de Occidente. Así pues, los vascones están unidos
desde el año 660 y son realmente independientes con sus jefes hasta el año 768.
Duque Félix (660-670); duque Lupo I Otsoa (670-710). Tras estos comienza
entonces una línea de los que se llamarían a sí mismos como príncipes de
Aquitania. Se trató de Eudon el Grande,
que incluso se llamó rey a sí mismo (710-734), Hunaldo (734-744) y Waifre
(744-768). Es decir, los duques, príncipes y reyes de Vasconia-Aquitania, eran
vascones y no francos, con lo que bajo ellos existió ya una primaria unidad política
de todos los vascones, que como ya hemos indicado englobarían a todos los
Pueblos vascos antiguos bajo esa denominación.
El otro periodo es durante el Reino de Iruñea, siendo el mayor exponente
o ejemplo del mismo el reinado del nabarro Alfonso I de Iruñea y Aragoi
(1104-1134) que incluso unificó al Estado vascón otras tierras en las cuales no
estaban asentados los Pueblos vascos anteriormente mencionados.
Por otro lado, ya tras el cambio de nombre al Reino vascón y Pirenaico
al de Nabarra, esta unidad total fue inexistente debido a la intromisión
militar y política del Reino de Castilla y León, embrión político del imperial
y colonial Reino de España, siempre carente de cualquier legitimidad jurídica y
política sobre los nabarros.
12. ¿Qué ocurrió con Carlomagno el año 778? ¿Lucharon los vascos contra el
emperador?
Debemos comenzar por
afirmar, algo que igual convinimos hacerlo antes, que el término vascos no existía en esa época, pero sí
en cambio existía el término vascón y el término nabarro. La diferencia entre
ambos era que a los vascones que no estaban sometidos y que por tanto eran
independientes, se les llamaba o nombraba con el término político de nabarros.
Indudablemente lo ocurrido
aquel 15 de agosto del año 778, no solo fue un hito para la historia bélica
mundial, sino que realmente es un día para recordar y del cual sentirse
orgullosos todos los independentistas, estatalistas, soberanistas y
legitimistas de este País o sencillamente nabarros.
Aquel día de verano
tuvo lugar una batalla crucial para el devenir histórico-político de los
vascones independientes, es decir, para los nabarros. Pocos días antes de tan
importante batalla, el rey franco Carlomagno había ordenado arrasar la ciudad
de los nabarros, Iruñea, tras no poder rendir la plaza musulmana de Zaragoza.
Este acto de rabia plasmado en un gran castigo militar contra Iruñea y sus
habitantes, fue llevado a cabo como medida de represión por la neutralidad
intrínseca y natural de este Pueblo, el nabarro, apasionado de su libertad.
Esta inmediata respuesta vascona o mejor dicho nabarra, indudablemente también de
carácter militar, supuso la única derrota conocida del ejército más poderoso de
Europa en esa época, además de la confirmación de la unidad vascona o nabarra
ante una agresión militar extranjera, que tristemente pocas veces se ha vuelto
alcanzar de nuevo a lo largo de nuestra historia política.
Paganos, cristianos y
musulmanes, todos ellos vascones y/o nabarros, no pusieron en tela de juicio el
tener que unirse ante un enemigo conocido, los francos, que solo buscaba su
total extermino o en su defecto, su colonización y esclavitud. Los nabarros,
muy bien organizados, pues de lo contrario habría sido imposible alcanzar la
victoria, se concentraron y congregaron en las proximidades del paso natural de
Astobizkar, próximo a Orreaga. Conocedores de la superioridad de la caballería
carolingia, los nabarros sacaron un gran partido a su conocimiento del terreno
y a su superioridad en el manejo de las armas cortas, más ligeras que las armas
que poseían los invasores, disponiendo y coordinando a sus intereses libertarios
la batalla, de tal manera, que solo podía saldarse con el triunfo del bando
nabarro.
En resumen, los vascones
si tuvieron todo que ver en la derrota de Carlomagno e incluso, a los que ya
eran independientes se les conocía como nabarros.
13. ¿No tuvieron los vascos la más mínima intervención en la derrota del
emperador?
Esta pregunta ya está
respondida en la anterior pregunta, pero vamos, el término vasco no se
utilizaba en esa época, así que no, bueno según se mire, ya que ese término es
una conjunción medieval del término vascón, por lo tanto sí.
14. ¿Cuándo aparecen en los textos antiguos los nabarros?
La
denominación nabarro no corresponde a localización geográfica alguna, sino que
es particularmente política. Según diferentes fuentes consultadas empezó a
emplearse el término nabarro a partir del año 769 y sirvió para designar a los
habitantes de Iruñea y su territorio, (en euskara arcaico nabarra es tanto el
gentilicio político para el territorio como para sus habitantes) porque habían
logrado mantener su independencia respecto a los invasores carolingios. Así pues,
a esos vascones independientes se les denominaba nabarros para distinguirlos de
los vascones sometidos y subordinados. Nabarro sería el vascón que mantenía su
lengua y cultura vascona viviendo en un territorio independiente.
A partir del siglo XII,
según un nabarro doctorado en materia histórica
y jurídica, las denominaciones nabarros para
las personas y Nabarra para el conjunto de la territorialidad adquieren el
significado de integración nacional.
15. ¿Es cierto que los primeros reyes de Iruñea lograron la unión de todos
los vasco(ne)s?
Según se mire. Si
consideramos solamente como vasco(ne)s a los habitantes de las comarcas de
Bizkaia, Gipuzkoa y Araba, que fueron diferenciados por los romanos como
autrigones, várdulos y caristios (algo que utilizada el autor original de este
trabajo realizado allá por el año 1977), podemos afirmar sin complejos y con absoluta
rotundidad que sí.
Tomando como ejemplo
la comarca más occidental, Bizkaia, sabemos que fue una comarca más englobada
en el Ducado de Baskonia durante las épocas de Lupo I Otsoa y su hijo Eudon I el Grande, siendo invadida y
posteriormente saqueada junto a otras zonas occidentales vasconas, entre las
que podemos decir que se encontraba un importante parte de Araba, por las
tropas de Alfonso I de Asturias, quien se aprovechó de las luchas que
comenzaron a sostener a mediados y finales del siglo VIII los vascones contra
los francos que pretendían someter al Pueblo vascón. Unos francos que habían
sido antiguos aliados de los vascones por la incursión del ejército musulmán al
norte del Pirineo.
La alianza posterior entre el rey de Oviedo, Ordoño I y el segundo rey de los nabarros o vascones independientes, García Iñiguez, conocido por los musulmanes como el emir de los baskunis, no significó momentáneamente un retorno de las comarcas occidentales vasconas al ya Reino de Iruñea. Concretamente en la comarca de Bizkaia son continuas las sublevaciones vasconas contra el poder astur, destacando entre ellas la que da lugar a la batalla de Arrigorriaga en el año 870 contra el rey de Oviedo, Alfonso III.
Esa comarca de Bizkaia, junto a las demás zonas occidentales vasconas, se liberó definitivamente de la imposición astur-leonesa al formar parte del Reino de los nabarros durante el gobierno de Sancho I Garcés, quien mantuvo una alianza con el rey astur-leonés, Ordoño II, frente al poder militar musulmán de Abd Al-Rahman III.
Es durante el reinado del nombrado por fuentes nuevamente musulmanas como el Señor de los vascones, cuando quedaron legalmente encuadradas esas comarcas occidentales vasco(na)s dentro del Reino de Iruñea. Concretamente es el monarca nabarro Sancho III el Mayor, quien tras casarse con la hija del conde Sancho de Castilla, quien firmaría con éste un tratado fronterizo en el año 1016, delimitando de una vez por todas cuales son las tierras de los nabarros y cuáles son las de los astur-castellanos, quedando la comarcas de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba dentro del Reino nabarro. Para ello fue muy importante el idioma que hablaban los habitantes de esa comarca, el euskara o Lingua Navarrorum.
El primer tratado
fronterizo en la vertiente occidental de Nabarra dice así:
"Una concordia y acuerdo acerca de la división del reino entre Pamplona y Castilla, como ordenaron Sancho conde de Castilla y Sancho rey de Pamplona, tal como les pareció. Esto es, desde la suma cima al río Valle Venarie, hasta el Grañe donde está el mojón sito y collado Muño, y desde Biciercas y desde siguiendo hacia el río Razon, donde nace; después por medio del monte de Calcaño, después por la cima de la cuesta y por medio de Galaza, y allí está el mojón, y hasta el río Tera, allí esta Garrahe, antigua ciudad abandonada, y hasta el río Duero. Don Nuño Álvaro de Castilla y el señor Fortún Oggoiz de Pamplona, testigos y confirmantes. Año 1016".
Esta unión también la podemos comprobar al saber que la tenencia de la comarca de Bizkaia recae por orden de el Mayor, en Fortún Galindones, que hasta entonces ostentaba la regencia de Naiara. Posteriormente la tenencia de Bizkaia pasa a manos de Eneko Lúpiz, el cual aparece en algunos documentos nabarros durante el reinado de Sancho III con el título de conde, a pesar de ser un tenente o señor sin jurisdicción ni dominio feudal.
Ante la invasión de la parte occidental del Reino de Iruñea realizada de forma ilegal por las tropas castellanas, y tras la derrota nabarra en Atapuerca en el año 1054, Eneko Lúpiz, tenente de Bizkaia, se mantiene fiel al nuevo rey nabarro, Sancho IV, a pesar de las numerosas promesas lanzadas por el invasor, Fernando I de León y Castilla. Gracias a su lealtad, tras la muerte de Eneko Lúpiz le sucedió en la tenencia su hijo Lope Iñiguez, quien tras el magnicidio del rey Sancho IV en Peñalen llevado a cabo en el año 1076, se adhirió al monarca castellano Alfonso VI cuando éste ocupó rápidamente las tierras de Errioxa, lo que le valió recibir el título castellano de señor de Vizcaya, título que recayó tras su muerte en su primogénito, Diego López I de Haro.
Diego López I de Haro fue señor de
Vizcaya hasta el año 1124, año en que fue derrotado y posiblemente muerto por
las tropas nabarras de Alfonso I de Iruñea y Aragoi. Con ello la comarca de
Bizkaia se integró nuevamente en el Estado nabarro. El Batallador puso al frente del señorío a Ladrón Iñiguez, uno de los
más poderosos nobles de la Corte nabarra. A su muerte en el año 1155 le
sustituyó su hijo Vela Ladrón, quien también fue señor de Araba y Gipuzkoa,
gobernando esas tierras vasco(na)s durante los reinados Alfonso I el Batallador, García Ramírez el Restaurador y Sancho VI el Sabio, aunque ya por ese tiempo, Lope Díaz I de Haro
se intitulaba señor de Vizcaya y reclamaba su falsa legitimidad sobre la
comarca de Bizkaia, aunque nunca llegó a pisar esa tierra nabarra.
Nuevamente en el año 1173, el ya Reino de Nabarra desde el año 1162 fue
atacado por Alfonso VIII de Castilla. Un año después falleció el tenente
nabarro de Bizkaia Vela Ladrón, generándose un momento de incertidumbre y
debilidad en esa comarca nabarra, lo cual fue aprovechado por el rey castellano,
ocupando éste Bizkaia. A continuación el invasor “restituyó” a los Haro al
frente del ese señorío, creado por Castilla no lo olvidemos, concretamente en
la persona de Diego López II de Haro.
Ya en el año 1176, los Reinos de Nabarra y de Castilla firmaron la paz
mediante el Laudo Arbitral de London, arbitrado por Enrique II de Inglaterra,
donde se volvían a limitar las fronteras entre ambos Estados, quedando nuevamente la comarca de Bizkaia
dentro del Reino nabarro. El laudo fue de nuevo ratificado en el año 1179 donde
se hicieron unas divisiones más detalladas de las fronteras. La margen
izquierda del Nervíon y la raya con el río Bayas quedaron en el Reino de Castilla,
mientras que las comarcas de Bizkaia, el Duranguesado y Araba casi plena, se
encuadraron en el Reino de Nabarra. Sin
embargo había en dicho tratado cierta indefinición, ya que Bizkaia pertenecía a
Nabarra pero era gobernada por un vasallo del rey de Castilla. Pero por sorpresa,
Diego López II de Haro se pasó al bando nabarro donde permaneció hasta el año
1183, cuando el rey castellano le ofreció recuperar el título castellano de
Alférez Real de Castilla, el cual ya le había sido otorgado por Sancho III de
Castilla en el año 1158.
Por otro lado, si nos
referimos a la unidad territorial global de los primogénitos Pueblos vascos,
esta solo se dio durante el Ducado de Vasconia y posteriormente esa unidad total,
no se recuperó hasta el reinado de
Alfonso I de Iruñea y Aragoi a principios del siglo XII (1104-1134). Esto
coincidió casualmente con el instante en el cual se adquierió
el significado político de integración Nacional para los nabarros y para Nabarra,
siendo este último término, también político, para el conjunto de la
territorialidad de Vasconia.
16. ¿Qué es la segunda batalla de Orreaga?
La conocida como la Segunda Batalla de Orreaga tuvo lugar en
el año 824. Fue el rey franco Pipinio, nieto de Carlomagno, quien armó un nuevo
ejército al mando de los condes Eblo y Aznar. Este ejército cruzó los Pirineos
con la intención de restaurar la supremacía franca allí donde nunca existió,
las tierras de los nabarros. Eblo y Aznar entraron en Iruñea sin aparentes
dificultades y ejecutaron en la horca a muchos de los habitantes de la ciudad
nabarra, para evitar con ello ser atacados por la retaguardia, como ya había
ocurrido el 15 de agosto del año 778, día que tuvo lugar la gran derrota de
Carlomagno infligida por unos vascones unidos. Tras la ocupación de Iruñea y el
genocidio cometido contra la población nabarra, los invasores nombraron nuevos
clérigos y gobernantes subyugados a ellos o profrancos, para volver acto
seguido a su Reino franco por el mismo camino que lo hiciera en el año 778
Carlomagno. Es decir por Astobiskar y por el paraje de Orreaga.
Los condes Eblo y
Aznar fueron atacados y apresados donde anteriormente fuera derrotado el
ejército de Carlomagno, en la pronunciada bajada hacia Luzaide antes de llegar
a Donibane Garazi. Una derrota inflingida por las familias nabarras de los
Ximeno, Garsea y Belasko. Estos últimos hasta ese día habían sido profrancos. Estos
nabarros fueron los que les ocasionaron la derrota a los francos y los que en
realidad dominaban el territorio vascón. Estos nabarros o vascones independientes
eran del sur del Pirineo o del sur Ducado de Vasconia, como queramos decir.
Es de reseñar que en
esa batalla destacó primordialmente Eneko Aritza Ximeno, un veterano guerrero
de alrededor de cincuenta años según algunas fuentes, y que contó en la batalla
con sus hermanastros uterinos de religión musulmana del sur vascón, los Banu Qasi,
antiguos terratenientes vascones desde la época romana que se cambiaron de
religión y que hacían la primordial labor de tapón con el emir de Córdoba, lo
que dio, sin duda, un respiro a los nabarros para centrarse en su enemigo del norte,
los francos. El coetáneo Eulogio de Córdoba, llama a Eneko Aritza Christicolae princeps, que significa
príncipe cristiano, mientras que en las crónicas árabes se le nombra como Eneko Aresta, Dux vasconum, es decir,
Eneko Aritza, duque de los vascones.
Por cierto, Aznar Galíndez había sido el antiguo
conde del Aragoi primigenio, estando situado éste en el norte de la jacetania, concretamente
en los valles de Hecho y Canfrac, al cual, Eneko Aritza había desposeído de sus
tierras poniendo al frente de las mismas a su propio cuñado, Galindo el Malo. Tras la batalla Aznar fue
dejado en libertad y enviado de vuelta al Reino franco, mientras que Eblo fue
entregado al emir de Córdoba Abderramán II, como símbolo de alianza por los
Banu Qasi.
17. ¿Qué hacían entretanto los habitantes de las actuales Provincias
Vascongadas?
Esta pregunta ya ha sido
respondida en las primeras líneas de la pregunta número 15, aunque bien,
podemos afirmar que estaban combatiendo al yugo imperial astur en su vertiente
más occidental, mientras que en su vertiente más oriental estaban con el
contingente nabarro durante la conocida como segunda batalla de Orreaga.
18. Los nacionalistas vascos dicen que las Provincias Vascongadas
estuvieron unidas a Navarra durarte mil años.
Entendemos esta pregunta
como la unidad de la C.A.V. con la C.F.N. actuales. Bien, siguiendo esa premisa
colonial y colonialista española, debemos afirmar que tras la caída del Imperio
Romano de Occidente, hasta la entrada de las tropas musulmanas en la Península
Ibérica, y más concretamente hasta que los vascones se aliaron con los francos
frenaron así a las hordas musulmanas en Aquitania-Gasconia, ese fue un periodo histórico
en el cual sí estuvieron unidas estas demarcaciones. Es decir, desde el año 476
hasta el año 721. Eso son 245 años.
A esto habría que
sumarle la unidad política que se mantuvo desde el reinado de García Iñiguez de
Iruñea, desde el año 852 hasta el año 1183, coincidiendo con el reinado en
Nabarra de Sancho VI el Sabío. Eso
nos da una unidad política de 331, a la que habría que descontar, ciertamente,
algunos años tras la traición de Lope Iñiguez y otros
datos más expuestos en la pregunta número 15.
Pese a todo, en
ninguno de los casos podemos afirman que la unidad política fuera de 1000 años,
a lo sumo rondaría los V siglos. Por ello esos nacionalistas vascos están exagerando
o si lo prefieres mintiendo, bien intencionadamente para sus intereses político
o bien sin intención alguna debido a su desconocimiento histórico-político de
la verdadera historia del Pueblo vascón y de la Nación nabarra. Aunque si
queremos una respuesta irónica, también puede ser debido el
engorde de esa cifra, a la típica tendencia a la exageración existente entre la
población de Bilbo y alrededores, que finalmente es la cuna real del
nacionalismo vasco, bizkaitarra para
más señas, de finales del siglo XIX.
19. ¿A partir de entonces, cuando se separaron?
Esta respondido en las
dos preguntas anteriores, pero vamos en el año 1183 se amputó militar e
ilegalmente la comarca de Bizkaia al Estado de Nabarra y anteriormente se amputaron
la Vieja Castilla de las Merindades, Bureba, Belorado, Aragoi, Gasconia, Errioxa,
Aragoi, etc.
20. ¿Y las (otras) Provincias Vascongadas?
¡Ah! Claro.
En lo referente a Araba, Gipuzkoa y el Duranguesado, estas comarcas fueron
invadidas en la primavera del año 1199. Esos territorios occidentales
pertenecían, como ya hemos dicho, al Reino de Nabarra. La ilegal ocupación de
dichas áreas nabarras concluyó en enero del año 1200, tras una sangrienta
invasión llevada a cabo por el ejército castellano, cuando el rey nabarro
Sancho VII el Fuerte, se encontraba
en el norte de África buscando ayuda militar contra el Reino de Castilla. Pero
ante la amenaza Papal de excomunión y la muerte del califa Yusuf, se frustraron
sus planes de alianza nabarro-almohade con la que poder defender esas tierras
occidentales del imperialismo castellano.
Posteriormente,
concretamente en el año 1204, el propio rey castellano Alfonso VIII ante la
amenazadora proximidad de su muerte, realizó un testamento en el que incluyó
devolver al rey de Nabarra gran parte de las tierras invadidas y ocupadas.
Finalmente y tras sanar de su enfermedad, hizo caso omiso de su juramento al
Altísimo.
Más de un siglo más
tarde, en el año 1350, Carlos II de Evreux, rey de
Nabarra, entró en Gipuzkoa contando con la ayuda del levantamiento de los
ganboinos, que todavía continuaban fieles al ideal libertario patente en la soberanía
nabarra, siendo el señor de Oñate, Beltrán Belaz de Guevara, el más
representativo de los mismos. Las tropas nabarras, con los ganboinos entre sus
filas, lograron liberar gran parte de esa comarca nabarra de las garras imperialistas
castellanas, aunque realmente fue por poco tiempo.
Posteriormente en
enero del año 1367, y teniendo como telón de fondo la guerra civil existente en
el Reino de Castilla y León, Carlos II de Nabarra y el príncipe Negro, Eduardo
de Gales, lugarteniente de su padre Eduardo III de Inglaterra en la Guyena y
Aquitania, aliado natural éste del monarca nabarro contra el Reino de Francia,
firmaron una alianza con Pedro I de Castilla y León en Libourne. El apoyo
anglo-nabarro en la defensa de los derechos al trono de Pedro I de Castilla y León,
tenía como contraprestación la devolución de las comarcas de la Bureba, la
Vieja Castilla de las Merindades, Araba, Errioxa, Duranguesado y Gipuzkoa al
Reino de Nabarra, mientras que el señorío de Vizcaya limitándose a los puertos
de Bilbo, Lekeitio, Bermeo y Castro, con
sus costas intermedias y hasta una legua al interior, fue prometido al inglés
Eduardo de Woodstock o de Gales, más conocido como el príncipe Negro.
Pero Pedro I de Castilla y León incumplió gran parte de lo pactado en Libourne, tras asestar junto a tropas nabarras e inglesas una importante derrota a Enrique de Trastámara en las proximidades de Naiara en el año 1367. El mencionado incumplimiento supuso la retirada del apoyo militar de los nabarros e ingleses a Pedro I de Castilla y León, lo que le ocasionó la derrota y finalmente su muerte a manos del propio Enrique, tras haber sido apresado por las tropas del Trastámara.
De nuevo las tropas
nabarras tomaron las plazas prometidas
por Pedro I de Castilla y León de Araba, Errioxa y Gipuzkoa, en una rápida
intervención. Pero en el año
1371, las
tropas castellanas recuperaron Kanpezu y obligaron al rey nabarro a aceptar el arbitrio Papal y el de su enemigo el rey de Francia, aliado de Enrique de
Trástámara, los cuales obligaron a entregar al Reino de Castilla y León las
plazas conseguidas en esas comarcas naturales del Estado de Nabarra.
CONTINUARÁ...