Los obstáculos hacia la descolonización
Iñigo Saldise Alda
A finales del año 2025, y cumplidos unos cuantos siglos de las ilegales invasiones y ocupaciones de diversas regiones de nuestro País, reunidas políticamente en el Estado de Nabarra, el deseable camino hacia la descolonización de nuestro territorio sigue tropezando con los a veces infranqueables obstáculos de la Diplomacia Internacional. Así pues, cualquier iniciativa llevada a cabo por los diferentes estamentos soberanistas, independentistas, estatalistas y/o legitimistas de nuestras Nación, tristemente en su mayoría todos ellos llevados a cabo por separado, se han enfrentado a la larga con un incontable número de trámites de índole burocrático, que al final vuelven a dejar las cosas como estaban al principio. Esto es el continuado y perenne sometimiento francés y español del Pueblo de Nabarra.
El 14 de diciembre del año 1960, fue cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la representativa Resolución 1514, o sea, La Declaración sobre la concesión de la independencia a los Países y Pueblos coloniales, más conocida como la Carta Magna de la Descolonización.
Nabarra, tanto Pueblo como País, o si lo preferimos como Nación y Estado, cumple con todos los parámetros necesarios y obligados para que se ejecute de facto dicha Resolución de la Naciones Unidas, obligando desde esa Organización Mundial la inmediata retirada de las tropas invasoras españolas y francesas, que como bien está demostrado, ilegítimamente siguen ocupando nuestro territorio, manteniendo una continuada y brutal colonización, tanto a nivel lingüístico, cultural, social, político, judicial, económico, etc.
Pero hasta hace pocos años el "caso nabarro" ha tenido un recorrido diferente. De Estado soberano ha pasado violentamente a ser una posesión colonial, pasando gracias a la brutal e inhumana colonización a ser camuflada como "provincia" del Reino de España y diluirse otra parte, de forma ilegal también, en la República de Francia.
Los gobernantes metropolitanos españoles y franceses, han asimilado para su exclusivo beneficio esta situación impuesta a la Nación Nabarra en las dos vertientes del Pirineo. No podemos esperar, al menos a corto plazo, que ambos imperios reconozcan públicamente a nivel internacional que Nabarra es una colonia, es decir, una posesión ilegítima e ilícita.
Pese a todo, han sido varios, al menos dos, los intentos de determinadas fuerzas soberanistas y/o legitimistas, de llevar sus Reclamaciones a la ONU. Pero las cosas no son tan fáciles como nos parecía a aquellos que hemos participado en dichas reclamaciones oficiales, es decir, ajenas a las instituciones imperiales y coloniales españolas y francesas, con un indiscutible carácter propio o nabarro.
Por ello me atrevo a pedir a mis compatriotas lo siguiente. Para conseguir que Nabarra finalmente entre a formar parte de la ansiada Lista de Territorios a descolonizar, hace falta mucho más que buenas intenciones. Hace falta acción política.
a) El Comité de Descolonización de la ONU, sólo admite en la Lista de Territorios No Autónomos, a todos aquellos que proponga previamente la Asamblea General. Ni más ni menos.
b) Para que la Asamblea General de la ONU proponga a un Territorio (Nabarra) para ser descolonizado, ese extremo debe ser solicitado por la(s) Metrópoli(s), (España y Francia) no lo va(n) a hacer, de hecho luchan para que nuestros esfuerzos sean parados. O, esto es interesante, ser sugerido por otros Países que trasladen las reclamaciones de los agentes soberanistas, independentistas, legitimistas y estatalistas nabarros en la Asamblea General de la ONU.
c) En última instancia, debería ser el Parlamento nabarro, soberano al surgir de la Asamblea Nacional independiente, el que llevase con los necesarios representantes esta iniciativa a Naciones Unidas.
Dicho esto, la consecución de una Asamblea Nacional constituyente sería un gran paso político de carácter propio, con la misión de aglutinar fuerzas y ejercer la necesaria presión política en el organismos internacionales como a diversos Países que forman parte de la O.N.U.

