Iñigo Saldise Alda
Cuando digo Los enemigos del Pueblo-Nación de Nabarra, no solo me refiero a enemigo desde la forma más pura de concepto del término, no. Lo que pretendo es hacer indicación a quienes niegan sistemáticamente el Derecho soberano del Pueblo-Nación de Nabarra a ser independiente y libre, a tener la posibilidad real de construir su propio futuro en paz, libertad y prosperidad, sin dictados españoles y/o franceses, ni por supuesto entorpecimientos de ningún tipo, vengan de donde vengan estos.
Nuestros primeros y mayores enemigos son, sin ningún tipo de duda, los Estados de España y de Francia, estructurados en la actualidad como Reino y República respectivamente, quienes fueron y son los que nos colonizan y nos saquean desde hace más de 500 años, ahí es nada. Ya eran nuestros enemigos y son responsables directos de las masacres consumadas contra nuestros antepasados por sanguinarios conquistadores españoles y franceses, a los que hay que sumar devastadores mercenarios e inquisidores católicos, para así apropiarse de la totalidad de nuestro territorio y de nuestros bienes. Por ello, tanto el Estado español como el Estado francés no pueden ser eximidos, en absoluto, sino que deben ser enjuiciados por la “fiscalía” del Tribunal Internacional de Justicia sito en La Haya por crímenes de lesa humanidad y genocidio, delitos recordemos, que no prescriben jamás.
Pero los verdaderos, los auténticos o probados enemigos de Nabarra, son toda la gama de partidos españolistas al sur de Pirineo y profranceses al norte de la Cordillera, que siempre barren y barrerán para su respectiva metrópoli y sus intereses personales. A estos hay que sumar a todos aquellos defensores de unos supuestos pactismos y que realmente no les interesa bajo ningún concepto la libertad, la independencia y la soberanía de nuestra tierra y de nuestro Pueblo-Nación con todo lo que ello sobrelleva; Así pues, el primer lugar del ranking de nuestros enemigos lo ocupan los Estados de España y de Francia, seguidos de los partidos españolistas y profranceses, y luego ese maremágnum de “políticos”-vascongados y navurros-, pues son sujetos defensores de esos falsos pactos, timadores finales de la independencia de nuestro Pueblo-Nación, pues sencillamente nos venden por unas pequeñas migajas del pastel, grupúsculos de la negativa permanente que prefieren aferrarse a las cadenas impuestas a mirar alto y volar en libertad.
La aceptación de los inexistentes pactos por parte de esos supuestos políticos nuestros-dicho sea de paso-han obedecido a una calculada política colonialista franco-española de hechos consumados, conformando hasta ahora la denominada historiografía española y francesa, con su “verdad oficial” que nos han intentando hacer creer, algo que tristemente han conseguido en muchos casos; y que unos aceptan sin rechistar, y otros-cada día somos más-rechazamos de plano por abyecta, manipuladora y falsaria encomienda.
Y por último están los de esa tribu del “no” a todo aquello que pueda encaminarnos hacia nuestra tan anhelada libertad, sin ofrecer ninguna alternativa a su constante negación cerril, encubierta tras unas razones ideologías personales y partidistas, pretendiendo con ello esconder su razonamiento final y único, que no es otro más que contundentemente les es beneficioso para ellos y sus bolsillos, que es el vivir en una eterna protesta.
Para concluir, nuestra defensa contra el continuado ataque de nuestros enemigos, pasa inicialmente por no acudir a la llamada de las urnas francesas y españolas pues realmente legitimaríamos nuestro estatus actual de esclavitud. Por ello debemos basar nuestras acciones en una desobediencia civil, política y fiscal verdadera contra esos Estados imperialistas, prosiguiendo con la formación de un Gobierno provisional propio y si es necesario proclamar una nueva Declaración de Independencia para nuestro Estado de Nabarra, para así, con todo ello, alcanzar finalmente nuestra ansiada libertad, la cual permanece actualmente secuestrada desde Madrid y Paris.
