RECONSTRUYENDO LA RAZÓN
Alots Gezuraga, Barakaldo (Nabarra)
En la política vasca priman demasiadas veces los sentimientos sobre la razón y a menudo no somos capaces de razonar cual es nuestro interés como pueblo en los avatares del día a día. Como diría un buen amigo mío y maestro en estas cuestiones, los nabarros (nuestra nación política mundialmente reconocida) debemos de reconstruir la razón, este pueblo está tan colonizado, jibarizado en su capacidad de razonamiento, que no es capaz de pensar claramente sobre qué es lo que le impide conseguir la libertad y cual es el camino a seguir. Hay tantos ejemplos que pondré unos pocos leídos estos días en la prensa.
Las semanas pasadas en Berria se pedía que el pueblo vasco (nuestra nación cultural) le defendiera de la agresión totalitaria de la Guardia Civil que se ha empeñado, junto a grupos filo-fascistas españoles, que escribir en euskera y ser de ETA es lo mismo, como si un idioma llevara la maldad de forma intrínseca. Todo lo que no está en español es sospechoso de estar contra España, tal y como la conciben sus gobernantes apoyados en su pueblo: España es Una (idioma, cultura ¿?, gobierno) y ya no tan grande, pero de siempre, desde Adán y Eva y hasta el día del juicio final (destino universal), por lo que la aceptación de la existencia de los pueblos nabarro y catalán, indispensable para considerar a España una democracia homologable (anti-imperialismo), es una quimera que ni se plantea. No pude contenerme y en su página digital les pregunté a los editores de Berria: “Eta nork defendatzen du Euskal Herria?” ¿y quién nos defiende a nosotros, al pueblo vasco? Egunkaria no es más que una partícula de nuestro pueblo, un palpitar que se hizo periódico, pero no deja de ser un acto de agresión infinitamente menor que la invasión diaria de nuestro Estado, Nabarra, primera agresión y origen de las demás, donde hay que situar el cierre de Egunkaria. La reacción espontánea que siguió a la clausura arbitraria de Egunkaria -cuando no xenófoba- y las manifestaciones posteriores, han demostrado dos casas: una, nuestro pueblo está vivo y tiene fuerza, y dos, carecemos de una clase dirigente que canalice esa fuerza o poder mediante una estrategia adecuada hacia la libertad, que no es que sea algo que se pueda alcanzar, es que vivir sin libertad conduce inevitablemente a una muerte segura. La libertad es el primero de los derechos del ser humano y no uno más, también se puede llamar derecho de autodeterminación cuando hablamos del conjunto de seres humanos o pueblos en los que nos agrupamos in tempore.
Otra noticia de la semana pasada. En el Deia se hablaba de los inmigrantes, a los que llamaba “vascos” que llegaron hace 40-30 años a nuestras tierras (sobre todo de Bizkaia), y argumentaba lo mal que lo pasaron. De lo que todavía no he oído hablar jamás es de cómo vivimos aquella marea humana todos aquellos vascos que ya estábamos aquí. Aunque niño, recuerdo muy bien la construcción de 60 viviendas alrededor de la mía, en donde sólo había 2 familias vascas y 58 de todas las regiones de España. 40 años después, contradiciendo a Deia, los cabezas de familia de ninguna de esas 58 familias saben euskera o se identifican como vascos ni tienen la más remota idea de lo que es ser vasco. Para que nos hagamos una idea de lo que fue: es como si tras siglos de invasión China de España, en España donde hay actualmente unos 44 millones de habitantes, entraran de repente 50 millones de chinos, y el gobierno de España lo dirigiera Mao Tse Tung, el de la revolución “cultural” china, donde lo español no es que se permitiera o tolerara, sino que fuera perseguido pistola, sotana (o similar) y toga en mano. Aquí hubo una limpieza étnica, las provincias traidoras durante varias guerras, eran las más ricas de la península y las más densamente pobladas de… ¡toda Europa! No fue un invento de Franco (Pachi I), ya Stalin lo había hecho en Crimea y es muy habitual en la historia de la humanidad para acabar con un pueblo cuyo Estado se ha invadido y que quiere seguir siendo libre. Aparece, por ejemplo, en el Príncipe de Maquiavelo en el siglo XVI refiriéndose entre otros a Fernando de Aragón, el Falsario, quien había invadido con el duque de Alba a la cabeza el para entonces mutilado reino de Nabarra, y sobre el cual, el cardenal Cisneros, que era quien dirigiría el territorio invadido (miembro de destacado de la Iglesia católica), propuso desterrar a todos los alto nabarros por su resistencia a la brutal invasión -que incluyó violaciones, asesinatos masivos y todo tipo de excesos contra la población nabarra- a Andalucía y sustituirlos por andaluces. En Iparralde, la persecución sistemática del idioma llevó a deportaciones masivas tras la Revolución Francesa de vascos a zonas pantanosas e inhabitables de las Landas por el grave delito de no saber francés, y después por no querer luchar contra otros vascos de Hegoalde en la Guerra de la Convención (finales del siglo XVIII y principios del XIX respectivamente), sobre 4.000 vascos murieron en cada genocidio. No caben eufemismos, ni hablar de otra cosa que no sea una colonización brutal y dirigida, conducida a dejar todo “atado y bien atado”.
Otra “discusión” actual en la prensa ha sido la “creación de la nación desde la izquierda”. Aquí ya me he perdido, ¿podremos los vascos participar en esa nueva nación? ¿cómo se puede crear una nación? Los pueblos o naciones te los encuentras, pero es muy difícil crearlos, hoy por hoy requiere de una violencia muy superior a la que el pueblo vasco es capaz de desarrollar, así el Estado francés y el español llevan 200 años creando desde arriba sus naciones o Estados-nación totalitarios, lo que ha supuesto miles o millones de muertos entre los que nos hemos resistido a la lobotomía. Lo de “construir la nación” es de una contradicción tremenda: porque si la están construyendo es que no ha existido hasta ahora, lo cual es un disparate y argumento habitual de los imperialistas. Nacimos vascos y así moriremos orgullosos de haberlo sido, pasando el testigo a nuestros hijos, enseñándoles lo que nosotros hemos vivido, sobre lo que nuestros hijos, sin duda, añadirán nuevas cosas pero con el mismo fondo: el de la nación vasca. Otra cosa es crear los instrumentos necesarios para que el testigo siga muchas generaciones, y eso es hablar de construir nuestro Estado. Pero incluso así dicho es incorrecto. Durante un milenio los vascos o baskones fuimos conocidos como ciudadanos del Estado de Nabarra, hija del ducado baskón (año 600 al 1620). Por tanto, la frase sería “reconstruir nuestro Estado”, para ello debemos de potenciar los poderes sociales de nuestra nación: el poder ideológico, el económico y todo ello de cara a aumentar nuestro poder político.
Lo que ya es un submarino del imperialismo es anteponer o condicionar la libertad a que el resultante sea un Estado de izquierdas. Que me expliquen o nos den un ejemplo de semejante antigualla tras la caída del muro de Berlín, o bien se refieren simplemente a la izquierda socialdemócrata, lo cual es lo mismo que decir progresista en lo social y poco más en el resto, como los ejemplos escandinavos o germánicos, totalmente compatible con partidos de otras opciones ideológicas. Pero, ¿a qué viene condicionar la libertad si ésta es un absoluto en sí? o se tiene o no se tiene. Es decir, ¿nos quieren sacar de la bota del militar española para aplastarnos con su bota izquierda? Tiene que ser el propio pueblo vasco, una vez que se libere a sí mismo, el que decida qué quiere ser, o difícilmente se podrá conseguir la fuerza suficiente (poder) para romper las cadenas si lo que se vende es al parecer otro totalitarismo, otra dictadura. Y aunque, como dijo Mahatma Gandhi, el peor de los gobiernos propios es mejor que el mejor de los ajenos, es una perspectiva muy poco atrayente, suena más a “divide y vencerás”, pero los vencidos somos nosotros. Que me digan cuantos republicanos españoles han renunciado a ser españoles por que su jefe de Estado es un Borbón o cuantos no defenderían primero sus tierras españolas si fueran nuevamente invadidos por los franceses, sin condicionar su total apoyo a que se instaure una república; no se ha dado semejante apostasía ni siquiera en la dictadura franquista, primero eran españoles y luego intentaban cambiar al dictador para tener una democracia, sin conseguirlo hasta el presente. Es poner el carro delante de los bueyes.
Los vascos queremos la libertad porque somos vascos y no porque seamos de izquierdas, ¡como si un vasco de derechas, centro, anarquista o lo que sea no quisiera la libertad de su patria! En otro caso, dejaría de serlo, por innanición, para pasar a ser parte de los imperialistas. Pero reconstruyamos el marco estatal que necesitamos en democracia y que el pueblo decida cómo sea el gobierno que lo dirija en su nombre.
Incluso la Casa Real Nabarra en el exilio (único lugar posible para un gobierno de un Estado ocupado) y nuestro único representante reconocido mundialmente pues lo es por la Institución de las Casas Reales Europeas (por tanto jefes de otros Estados), lo tiene muy claro:
“(…) El Reino de España y la República de Francia han vulnerado sistemáticamente en relación con su colonia el Artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas y los intereses de sus habitantes, no cumpliendo las siguientes resoluciones de la O.N.U.: La R. 66 de 14 de Diciembre de 1946. La R. 344 (IV) de 2 de Diciembre de 1949. La R. 567 (VI) de 18 de Enero de 1952. La R. 742 (VIII) de 27 de Noviembre de 1953. La R. 1467 (XIV) de 12 de Diciembre de 1959. La R. 1514 de 14 de Diciembre de 1960 en donde se establece con claridad que la dominación o explotación extranjera constituye una denegación de los derechos humanos fundamentales, es contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la cooperación mundial. La R. 1541 de 15 de Diciembre de 1960, que reitera y además precisa el concepto de pueblo colonial, considerando tal aquél que no ha alcanzado aún la plenitud del gobierno propio y habita en un sistema político ocupante.(¿Hay mayor arbitrariedad que la invasión y conquista por las armas del Reino de Navarra por parte del Reino de España y la República de Francia?)”.
“(…) Deberán cesar inmediatamente por parte del Reino de España y la República de Francia todas las medidas represivas e inquisitoriales, debiéndose iniciar las negociaciones dialogadas y democráticas a fin de traspasar los poderes a la misma a los que fueron expoliados tras la expulsión del Reino Pirenaico. Una vez recuperada la soberanía secuestrada por los Estados español y francés, será en ese momento la ciudadanía quien elija democráticamente ante las URNAS su Status de gobierno, una Monarquía-Parlamentaria o República Democrática Socialista. (…)”.(Documentación facilitada por el Gabinete Diplomático de la Casa Real de Nabarra).
Que decida el pueblo nabarro, otra vez sujeto político libre, cómo quiere que sea su gobierno: si de izquierdas, si de derechas, si republicano, si presidencialista o si monarquía parlamentaria.
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