La ikurriña, la bandera del 6 de julio
Irunsheme bat
Desde que tengo uso de
razón, la ikurriña, bandera oficial que actualmente personifica a la Comunidad
Autónoma Vasca existente dentro del Reino de España, no ha parado de tener
protagonismo los 6 de julio en Iruñea, ciudad que me vio nacer hace ya 41 años.
Desde su eliminación oficial en las diversas instituciones de la provincia española
de Navarra, los intentos de que luzca la enseña vasca en la Plaza del
Ayuntamiento de Iruñea, bien en el mismo edificio oficial como en la calle, no
han tenido ni un año de descanso el entrañable día del txupinazo.
La ikurriña, a decir
verdad, está ciertamente asimilada por la mayoría de la etnia cultural vasca,
por no decir en su totalidad. Su aceptación es amplia y fue llevada rápidamente.
Incluso muchos arriesgaron sus vidas en el pasado al colocarla en montañas,
grúas, paredes, farolas… Pues bien, este pasado 6 de julio, también hubo
personas que arriesgaron sus vidas al colocarla desde los tejados colindantes
al Ayuntamiento de Iruñea.
Esta bandera, que nunca ha representado a un Estado y que en actualidad pertenece a una comunidad interna del Reino de España, no solo la reconoce la etnia cultural vasca como un símbolo propio, sino incluso los “enemigos de los vasco”, realmente consagrados en un incipiente odio racistas por dicha etnia cultural vasca, escenificados o representados ante el Mundo desde el Ayuntamiento de Iruñea con las siglas de varios partidos, son indiscutiblemente defensores de los invasores, conquistadores y colonizadores españoles que acabaron con la libertad de los nabarros y nabarras e incluso, son descendientes de los mismos.
El odio mostrado hacia
la enseña vasca creada por los hermanos Arana por estos tipos y tipas, que
indiscutiblemente nunca se les puede calificar como nabarros y nabarras si nos
estamos refiriendo como políticamente nabarros y nabarras a los del Reino de
Nabarra con su historia independiente y soberana, es excesivo e incluso podemos
afirmar que es enfermizo. Pero también, ante lo acaecido el pasado 6 de julio,
las diferentes respuestas desde las mentes colonizadas que incluso pertenecen a
la etnia cultural vasca, las cuales se pueden calificar de al menos, en más de
un caso, como lamentables.
La continuada prohibición
y persecución de la ikurriña en la residual y reducida Navarra, junto al odio
mostrado a este símbolo identitario para toda la etnia cultural vasca
indistintamente de su nacionalidad política, es un ejercicio de racismo contra
una etnia indiscutiblemente autóctona de Europa y a su vez, fundadora realmente
del Reino de Nabarra, además de indignante.
Por otro lado, la
adhesión de una forma u otra a las manifestaciones realizadas por los
colonialistas españoles, es un acto achacable solo al síndrome del colonizado,
el cual tristemente sufren muchos de los miembros de la etnia cultural
vasc(on)a que todavía residen en la actual colonia española y francesa de Nabarra.