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Iñigo Saldise Alda
Autodidactas navarros
Soberanía de Navarra
Aquellas personas que aprenden por ellas mismas se las llama autodidactas. Esta forma de aprendizaje consiste en una búsqueda individual y constante de la información, incluso mediante la realización de prácticas o experimentos. El aprendizaje autodirigido es algo que el ser humano, como todos los mamíferos y el resto de animales, posee en sí mismo, poniéndose en práctica a muy temprana edad, evidenciándose en juegos que nos sirven de enseñanza. La mayoría de las veces, este aprendizaje comienza con dichos juegos y pasado un tiempo, se descubre que se ha aprendido mucho con este método y por lo tanto, no sólo sirve para pasárselo bien, sino que también sirve para acercarse al conocimiento de la vida, las ciencias y demás, estando entre todo ello la historia del Estado de Navarra.
Así pues, podemos afirmar que el aprendizaje de forma autodidacta es el método o carácter de aprender cualquier cosa, principalmente por uno mismo y sin verse por ello bajo la tutela de nadie, lo cual, a principios del siglo XXI, es una necesidad vital e imperiosa para poder recuperar la verdadera historia política de los navarros, ya que estos historiadores autodidactas, propios del país, no se encuentran sometidos a los circuitos académicos existentes de manera forzosa en el Estado de Navarra, tributaciones impuestas tras la invasión y ocupación española y francesa sufridas por Vasconia.
La mayoría de estos historiadores, navarros ellos, comenzaron a comprender esta triste realidad desde muy temprana edad, al escuchar o quizás sería mejor decir no escuchar, a sus respectivos profesores, la historia del Reino o Estado que crearon los vascones independientes o navarros, en unos primeros años de enseñanza obligatoria por mandato español y francés. O incluso, al examinar la impositiva “tradición” universitaria existente en nuestro territorio, viniéndose ejecutada por la Iglesia Católica, aliada firme de los hostiles al Estado de Navarra y por consiguiente tan enemiga para los navarros como el reino de España y la república de Francia, cuyos gobiernos deciden los designios de la enseñanza en la ocupada Navarra.
Precisamente, de estos ámbitos académicos, sencillamente ajenos a los navarros, hay quienes se oponen a este tipo de aprendizaje, especialmente en lo referente a la historia política de Navarra, llegando a afirman sin ningún tipo de rubor, que no todas las personas tienen las herramientas necesarias para juzgar si la información que están obteniendo es fiable u objetiva, mientras que ellos, sistemáticamente, imponen su historia, la suya, la de los conquistadores, que podemos testificar a ciencia cierta, no es imparcial o neutral, ya que rinde clara pleitesía a sus respectivos intereses políticos, estando estos basados o mejor dicho cargados, por su gran parcialidad nacionalista, tanto española como francesa.
Particularmente, como autodidacta en materia histórica y política del Estado de Navarra que es uno, pienso lo mismo que nos dice Luís María Martínez Garate en su último e interesante escrito que lleva por titulo A vueltas con la Historia, del cual me he permitido extraer integro su último y clarificador párrafo:
“Pienso que ya es hora de afrontar en toda su crudeza el profundo carácter político del problema y plantearlo como tal. Sólo un Estado propio, obviamente el de Navarra, puede garantizar un escuela historiográfica propia que sirva realmente al conocimiento de las raíces y la evolución de nuestra sociedad a lo largo de los siglos y centrada sobre ella misma como sujeto histórico y político. Y que ayude, desde la independencia real, a plantear y construir un futuro interdependiente y solidario”.
Por ello, a día de hoy, el aprendizaje histórico autodirigido por cualquier navarro, significa una real incorporación de información útil y sobretodo correcta, tanto por parte del autodidacta como también para la sociedad autónoma e independiente existente todavía en Navarra, facilitando así, mediante un lenguaje nuevo y propio, la permanente y necesaria estimulación de la inteligencia político-histórica del país, precisa e inevitable, para la recuperación de la soberanía plena para el Estado del pueblo vasco(n) o Euskal Herria, sin que para ello sea necesario suponer la desventaja de no tener un aval ajeno y ciertamente impuesto en los territorios de nuestro país, y que concluyentemente es subsidiario mediante un título oficial otorgado por unos estado-nación imperialistas y colonizadores, con su consecuente validez para un ámbito laboral y académico español y/o francés, que sojuzga los intereses nobles y libertarios de los navarros.