Historia e ideología

J.M. Unzueta
Historia e ideología
Soberanía de Navarra

Hace unos días conversando con unos compatriotas, y como es normal, el tema se fue centrando en la situación política, a medida que el ambiente se iba caldeando, alguien dijo que en el problema que nos ocupa, la historia no tiene nada que ver, con semejante barbaridad de analfabeto histórico, tuve que hacer un gran esfuerzo para no contestarle de mala manera, me contuve, y pensé que lo había dicho sin ninguna mala intención. Recordé que hace algún tiempo escribí un texto sobre la relación directa existente entre la Historia y la ideología, y he pensado en reproducir la misma con algunos pequeños retoques.

Historia e ideología: Después de leer el formidable artículo,”Historia y conciencia nacional” de nuestro compatriota Mikel Sorauren, el cual debemos agradecerle por lo bien que clarifica los conceptos históricos e ideológicos. Desgraciadamente el secuestro del imaginario histórico autóctono y la suplantación por la foránea ha sido el arma más destructiva del imperialismo franco-español para tratar de alienar a nuestro pueblo.

Matiza muy bien M. Sorauren: La historia dicen los historiadores americanos J.Applebi, L.Hunt y M.Jacob, es a las sociedades lo que la memoria a los individuos. Proporciona a una colectividad el elemento de cohesión que la conforma, de la misma manera que la memoria individual conforma la personalidad del individuo. No es una cuestión baladí la percepción histórica que un Pueblo concreto tenga de si mismo. De hecho el poder busca imponer a sus dominados la visión histórica que interesa a los dominadores.

Prosigue M. Sorauren: Con respecto a la Historia de Navarra es claro que las naciones que nos dominan, España y Francia imponen, como elemento básico de la ideología, su visión de la Historia. Ésta es la razón por la que muchos vascos se dejan arrastrar por los prejuicios intelectuales de nuestros oponentes. Tal hecho lleva a muchos de los nuestros a adoptar una actitud defensiva, a la hora de rebatir los argumentos con los que se ataca la peculiaridad vasca y su misma identidad.

Esto me lleva a pensar que la Historia es como los cimientos de un edificio, puede que el mismo sea majestuoso y de una arquitectura vanguardista, pero si le faltan los cimientos en proporción a su volumen y peso, a la mínima todo el conglomerado se viene abajo. Lo mismo nos ocurre a los vascos, la mayoría somos analfabetos históricos y por ello las consecuencias están siendo trágicas para nuestro Pueblo.

Sólo así se explica el desconcierto que reina en nuestro país. En otro apartado de su artículo M. Sorauren prosigue, que la ideología no es otra cosa que el conjunto de conclusiones, determinadas como valores, que derivan en última instancia de la visión personal que se tiene de la realidad del imaginario citado en última instancia. Se entiende el interés de los sectores dominantes de cada colectividad humana para que esa ideología justifique un orden social y forma de poder acorde con los intereses dominantes. Lo mismo vale decir en el caso de una colectividad humana sometida al control de otra Nación.

De la Historia se deriva la ideología, un país mutado de su Historia, es presa fácil para que el imperialismo mediante la reprogramación mental consiga anular toda su autoestima, generando seres amorfos y acomplejados, totalmente receptivos para el adoctrinamiento ideológico que más le interese al imperialismo. Personalmente he sido testigo durante una conversación en la cual un pecho lata prepotente le tapaba la boca a un abertzale de pro. Parece que el conquistado debe de ir de perdona vidas, pidiendo de favor y por educación al invasor y ocupante, el cual se autodenomina ante nosotros como conquistador.

En otro apartado del mismo artículo M. Sorauren dice: Tanto tiempo oyendo que lo vasco es etnicista y que nuestra Historia como estado independiente pertenece a épocas pasadas, que nos hemos llegado a creer que podemos constituir una Nación, prescindiendo de nuestra Historia. Sorprende, en este terreno los esfuerzos que hacen las naciones jóvenes para encontrar sus raíces en lo más remoto, procurando retrotraerlo a los orígenes más inseguros, frente al discurso que defienden ciertos vascos, temerosos, al parecer, de que les evoquen Santimamiñe o los dólmenes de Aralar.

Y para terminar quiero destacar la frase que le escuché a un periodista hondureño de gran prestigio, y dice así “El futuro de los Pueblos se construye, sin borrar la Historia”.


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