Navarra tiene cadena por adentro y por afuera...
Xabier Irisarri
Urrutia, presidente de Orreaga Fundazioa
Desde la conquista por
España, Navarra quedó impedida para seguir siendo un Estado propio, desarrollar
su propia Constitución y vivir organizada en comunidad según el deseo
mayoritario de la misma.
Durante este tiempo se nos ha impedido ejercitar el derecho a decidir, donde pudiéramos pacíficamente desarrollar nuestros derechos políticos, que durante siglos -en otras circunstancias- lo hicimos formando parte de los Estados europeos.
Actualmente, resulta reprobable actuaciones como la de la Delegación del Gobierno en Navarra, en toda la política relativa a la merma de libertades civiles como son la libertad de expresión y manifestación.
Es una falacia -en tiempo mantenida desde Madrid- el que los Fueros navarros fueran consecuencia de un pacto entre iguales y no como consecuencia de la derrota militar como así fue.
Las cadenas que nos atan a España no serían posibles si no fuera por la colaboración interna de algunos partidos. Estos haciendo del moderno Conde de Lerín, han gobernado Navarra durante décadas contra los intereses colectivos locales.
Pero la falta de libertad para decidir cómo Estado navarro impuesta por Madrid cada vez aparece más vacía de contenido por las crecientes limitaciones internacionales, donde los gobiernos, como representantes de la ciudadanía, carecen de competencias para el gobierno y la defensa de lo común.
Por otra parte, la recesión económica ha puesto sobre la mesa cuestiones que con la bonanza no aparecían, aunque existieran. Nos referimos a que estamos gobernados desde España por una Constitución amañada, que a día de hoy no la votaron más del 5% de la ciudadanía estatal.
También está la corrupción sistémica que durante cuarenta años nos ha acompañado. Ahora se visualiza más nítidamente el que estamos gobernados por delincuentes foráneos y locales, que solamente busca su enriquecimiento a costa del sufrimiento de los más débiles.
Lo que ocurre en el resto del Estado también ocurre en nuestra comunidad. Los ejemplos de la desaparición de la Can, el favoritismo con Osasuna, las políticas de clientelismo de nuestros gobernantes, favoreciendo a la Cofradía del Hormigón, debieran haber llevado a muchos más políticos navarros a los tribunales, pero como “Navarra es cuestión de Estado”, se les ha perdonado desde Madrid.
El desmantelamiento de parte de los servicios sociales y culturales, el paro y el desprecio a las aspiraciones de ciudadanas, donde está el derecho a la información y participación de cuanto ocurre en nuestra comunidad hace que la rebeldía ciudadana tome cuerpo día a día y se organice para darle vuelta a esta situación insoportable.
Este despertar ciudadano que, tímidamente asoma, nos permite pensar que un nuevo tiempo prometedor se acerca... Hemos tocado fondo y esto no puede seguir como hasta ahora.
Este nuevo tiempo en nuestra comunidad puede hacer que la voz de los sin voz, a través de otros grupos políticos hasta ahora marginados o inexistentes, desplacen del gobierno navarro el régimen corrupto, despilfarrador y despótico que soportamos durante décadas. No pensemos que un cambio de Gobierno significa un cambio automático hacia la igualdad, la solidaridad, la justicia y la transparencia en el gobierno de lo común... pero sería un pequeño paso de cara a la regeneración política y social. Esto requiere un esfuerzo colectivo de gran envergadura, dado cual es el enemigo al que nos enfrentamos.
En el Día de Navarra / Nafarren Eguna, desde Orreaga Fundazioa animamos a la ciudadanía a tomar conciencia del lamentable momento social y político en que nos encontramos y a plantar cara al mismo.
También os animamos a que participéis en la 17 edición del Nafarren Eguna, único acto que realiza la sociedad civil navarra al margen de los oficiales de las instituciones.
En esta fecha, no podemos olvidar tampoco a antepasados nuestros, que a lo
largo de la Historia se enfrentaron a la España imperial y pagaron duramente
por ello, -algunos con sus vidas- como fue con el Mariscal Pedro de Navarra, la
familia de los Jaso o los defensores del Castillo de Amaiur.