¿Vascones?...Ni
muertos. Gracias!
Peio Iraizoz (Iniciativa ciudadana para la
Defensa del Patrimonio)
Nos ha parecido adecuado titular este escrito
parafraseando el famoso y archiconocido lema antinuclear. No exageramos al
asegurar que hay sucios intereses políticos, económicos y académicos que hacen
suyo a diario, el título de este artículo.
A finales del pasado mes de abril, una pala excavadora que trabajaba en las
obras de urbanización de la calle Olite de Tafalla, dio con una tumba,
aparentemente medieval, era la primera de las doce que finalmente
aparecieron. La excavación arqueológica de esta pequeña necrópolis fue
realizada por los arqueólogos de la empresa Olcairum, S.L. Así, tras las
meticulosas excavaciones de estos especialistas se han descubierto las tumbas
de 6 individuos adultos y otros 6 niños. En tres de estas tumbas se han
encontrado distintos ajuares como varias monedas de bronce, una pequeña vasija
de cerámica, un brazalete de bronce, un “acus crinalis” de cabeza decorada
(aguja de las utilizadas para sujetar el peinado femenino); una gran punta de
lanza, otra punta de bronce, así como distintos tipos de clavos. El tipo de
piezas que componen este ajuar y su relativa riqueza, si lo comparamos con la
frecuente austeridad de restos en las tumbas medievales, avala una datación de
época tardoantigua (entre los siglos VI-VII-VIII), lo que convierte este
hallazgo en un tesoro para la historia de Tafalla y de Navarra.
Por la gran escasez de hallazgos de esta época,
este espacio de tiempo histórico es denominado por los arqueólogos con el
apelativo de “los siglos oscuros”. Hasta tal punto esto es así que se puede afirmar tranquilamente que se sabe
muchísimo más de tiempos tan remotos como el Paleolítico y otras épocas de la
prehistoria, que de estos siglos.
La
aparición de armas en estos enterramientos corrobora inequívocamente la
adscripción vascona de las gentes ahí enterradas. Es muy probable
que estos restos formaran parte de una necrópolis mucho mayor, destruida hace
siglos por la construcción de los edificios y viales posteriores a esa época.
El
hallazgo, no nos cansaremos de repetirlo, es muy importante. Por su
antigüedad, por su ajuar, por su tamaño, es un caso idóneo para ser musealizado
en la Casa de Cultura o alguna entidad similar de Tafalla donde, además, existe
una rica colección de estelas discoidales que seguramente será la mayor colección
municipal de toda Navarra.
La excepcionalidad de este hallazgo no es que se
trate de población vascona; en prácticamente todas las necrópolis de Navarra
los ocupantes, como es natural, son la población vascona local. El problema es que la historiografía
oficial, mercenaria y antinavarra, adjudica sistemáticamente una cronología o
adscripción celtibérica, romana, visigoda, árabe, franca, o lo que sea, a casi
todas las necrópolis encontradas en nuestro suelo. Por lo visto, los vascones,
es decir, los navarros autóctonos, no morían y todo esqueleto que por aquí
aparece es de algún celltíbero,-visigodo-árabe etc. venido a enterrar, no
se sabe por qué excéntrico capricho, en suelo navarro.
El caso
del destruido yacimiento de la Plaza del Castillo es sintomático. De alrededor de
trescientas tumbas aparecidas, los informes arqueológicos citan a romanos,
musulmanes, frailes, monjas y hasta peregrinos, nunca vascones. Cualquier
adjetivo es bueno con tal de evitar reconocer la adscripción autóctona. Como si
las monjas y frailes medievales no pudieran ser navarros, o los esqueletos de
época romana o árabe no fueren mayoritariamente población vascona romanizada o
islamizada, igual que sucediera a lo largo y ancho de todo el imperio romano o
en el área correspondiente de la conquista árabe.
En el caso de las tumbas de Tafalla, y por la
época de las mismas, estos falsificadores de la historia (arqueólogos,
catedráticos, políticos, directores de periódicos y adláteres etc…) suelen
adjudicarles casi automáticamente adscripción visigoda, tal como ordena su
mercenario guión o “libro de estilo” correspondiente. No importa que en más de quinientas necrópolis visigodas excavadas por
toda España, jamás hayan aparecido armas, no importa que, por el contrario, sí
haya evidencias arqueológicas de tal costumbre entre los vascones… Como
dijera la propaganda y la prensa nazi: “una mentira repetida mil veces, se
convierte en verdad”. Ese es su libro de estilo, su guión y su mentira, y
siguen a la perfección el dictado de sus maestros.
El magnífico ajuar de Tafalla, aún a falta de
estudios más profundos, ya nos dice muchas cosas: la posibilidad de una mayor
necrópolis; la edad de los enterrados (seis niños y seis adultos); el sexo de
algunos de ellos, deducible por las armas o la aguja de pelo; la época, ya que
la población vascona de siglos medievales posteriores enterraba con mayor
austeridad y de forma más parecida a como lo venían haciendo sus vecinos de
otras regiones, lenguas y costumbres, puesto que el protocolo cristiano fue
igualando las distintas tradiciones funerarias.
En Navarra
ya han sido destruidas antes otras necrópolis vasconas de esta época, como la
de Argarai y la del entorno de la Plaza de Toros de Pamplona a la que Mª
Angeles Mezquiriz denominaba “necrópolis vascona de cronología visigoda” ¡Vaya
eminencia! Por
esa regla de tres, todo yacimiento de esa época, así aparezca en cualquier
continente, será “cronológicamente visigodo”.
Destruyeron
también, y hace bien poco, la necrópolis vascona del edificio del Condestable
de la calle Mayor y
no faltaron voces, como las de Diario de Navarra y el catedrático de
arqueología J.Mª Blázquez, calificándola de visigoda pese a haber aparecido
numerosas armas, o la de los arqueólogos firmantes de la autorización del
levantamiento diciendo que no reunía especial interés.
¡Ay, si de
verdad hubieran sido visigodos! … hubieron hecho un museo de los reyes godos en
cada uno de los emplazamientos.
Son tan mentirosos como todos aquellos reyes
godos y sus cronistas. Todos
dejaron dicho en sus biografías el famoso “domuit vascones” (dominó a los
vascones), con lo que uno tras otro dejaba clara constatación de la
mentira de su predecesor.
Tafalleses,
estáis de suerte, un yacimiento como el que os ha aparecido tiene un enorme
valor emotivo por referencia a vuestros antepasados y, además,
histórico y cultural. Se debería defender su recuperación, musealización,
puesta en valor o como se le quiera llamar. Sabed que es un tesoro que, por lo
menos hasta ahora, en pocas ocasiones aparece. No permitáis que os lo metan en
cajas y lo condenen al más oscuro perverso y calculado de los ostracismos.