Blanca de Trastamara y
Evreux
Iñigo Saldise Alda
Blanca
de Trastamara y Evreux nació en Erriberri-Olite el día 9 de junio del año 1424.
Tercera hija de la princesa heredera dl Reino de Nabarra Blanca de Evreux y del
infante de Aragón, duque de Peñafiel y señor de Lara Juan de Trastamara-Aragón
y Alburquerque. Su hermana mayor Juana, murió en agosto del año 1425, cuando la
infanta Blanca todavía era un bebé. Al año siguiente sus padres se convirtieron
en reyes de Nabarra.
Su educación fue exquisita, encaminada hacia una
vida cortesana debido a la condición social que le otorgó su condición de
infanta del Reino de Nabarra. En muchas ocasiones estudió junto a su hermano el
príncipe Carlos de Biana y con su hermana menor la infanta Leonor de Nabarra,
con la cual también compartió juegos y diversión propia de la niñez.
El día 22 de
septiembre del año 1436, cuando aún la infanta Blanca de Nabarra tenía la
tierna edad de 12 años, se firmó en
Toledo la paz entre el Reino de Nabarra y el Reino de Castilla y León, tras
completarse seis años del establecimiento de las treguas de Majano. Como consecuencia de la misma, entre otras
cosas, se acordó el matrimonio de la infanta Blanca de Nabarra con el príncipe
Enrique de Asturias, heredero de la Corona de Castilla que tenía solo 11 años.
Con dicha paz el Reino de Nabarra recuperó las villas y los castillos perdidos
durante la guerra con los españoles.
Asistió a la boda de su hermano, el príncipe
heredero Carlos de Biana, con Inés de Cleves. Dicho enlace o contrato
matrimonial se llevó a cabo en Erriberri-Olite, localidad de la cual
prácticamente no había salido la infanta Blanca de Nabarra.
La infanta Blanca de Nabarra partió en el año
1440 hacía el Reino de Castilla y León, acompañada por su madre la reina Blanca
de Nabarra, la cual creía que su iba a ser muy feliz entre los españoles,
además de una vez convertida en reina consorte de dicho Reino, serviría para
que la paz entre nabarros y españoles fuera duradera. Su hermano el príncipe de
Biana y duque de Gandia Carlos de Trastamara y Efreux, las acompañó hasta
Logroño, En esa ciudad la comitiva nabarra fue recibida por una embajada
castellanoleonesa, la cual estaba encabezada por el conde de Haro, el obispo de
Burgos y el marqués de Santillana Iñigo López de Mendoza.
La boda tuvo lugar en la ciudad de Valladolid el
día 16 de septiembre de ese año. Dando comienzo para la infanta de Nabarra y
princesa consorte de Asturias, una tortuosa vida marital, ella tenía 16 años y
su esposo 15.
Finalmente, el día 2
de mayo del año 1453, tras 13 tortuosos años sin sexo, pero a su vez colmada de
delicadas atenciones, el matrimonio fue anulado. El príncipe Enrique de
Asturias, adujo para conseguir la invalidación del contrato marital lo
siguiente:
"Impotencia
recíproca debida a influencias malignas". “Por ello dejo intacta a la princesa como el día de su nacimiento”.
Tras ello, la infanta
Blanca de Nabarra regresó a su patria, el Reino de Nabarra, despreciada y sin
los bienes que poseía en el Reino de Castilla y León, los cuales habían sido
acordados en las capitulaciones de su matrimonio, por haber sido éste anulado.
A su entrada en el
Estado nabarro, se lo encontró totalmente dividido. Inicialmente fue su padre
Juan II de Nabarra con un gran desagrado, quien se ocupó de ella. Su nueva
esposa, la noble castellanoleonesa Juana Enríquez, la despreció de la misma
manera que lo hicieron anteriormente los compatriotas españoles de ésta. Incluso
su hermana la infanta de Nabarra y condesa
consorte de Foix Leonor, la miraba con
ojos recelosos. Así pues, buscó amparo en su hermano recién liberado, el
príncipe Carlos de Biana, legítimo heredero de la Corona de Nabarra,
mostrándole su total apoyo en sus legítimas reivindicaciones, ayudándole en lo más
posible.
De facto, la labor de
la infanta Blanca de Nabarra, permitió el retorno al Reino de Nabarra desde el
Reino de Aragón, de su hermano el príncipe Carlos de Biana en ese mismo año.
Ya en el año 1455,
Juan II de Nabarra desheredó al príncipe Carlos de Biana. También a la infanta Blanca de Nabarra, por luchar
contra él e intentar conseguir el trono para su hermano.
Con la marcha en el
año 1456 de su hermano el príncipe de Biana, al extranjero en busca de apoyos
para su legítima causa, la infanta Blanca de Nabarra quedó prácticamente
desamparada y a merced de los caprichos de su padre y de su madrasta, la cual
solo quería perderla de vista.
Antes de morir el día
23 de septiembre del año 1461 el príncipe Biana y de Girona, duque de Gandía y
Montblanc, su hermano Carlos, éste redactó
su testamento en el cual instituyó a su hermana como heredera de la Corna de
Nabarra, ratificando con ello las cláusulas del testamento de su madre la reina
Blanca de Nabarra escrito en el año 1439, en el cual se estipulaba que la
corona debía pasar al mayor de los hijos vivos de la pareja, todo ello
estipulado en la Constitución y en los Fueros del Reino de Nabarra, además del
orden sucesorio sancionado por las Cortes de Nabarra.
Desde su vuelta al
Reino de Nabarra, la ya princesa Blanca de Biana, había sido la amiga fiel y la
compañera de infortunios de su hermano, ahora hera la legítima heredera de la
Corona de Nabarra, algo a lo que Juan II de Aragón y Nabarra no estaba
dispuesto a otorgar y mucho menos conceder.
Por ello Juan II de
Aragón y Nabarra mantuvo inicialmente presa a la princesa Blanca de Biana, en
la cárcel de oro que era el palacio de Erriberri-Olite. Pero a raíz del
matrimonio del infante Gaston de Nabarra, hijo de los condes de Foix, la
infanta Leonor de Nabarra y el conde Gaston de Foix, con la infanta Madeleine
de Francia, hermana del rey Louis XI de Francia, se estipuló que la princesa
Blanca de Biana debía ser alejada del reino de Nabarra y que fuese conducida al
castillo de Orthez, lugar de residencia de los recién casados.
La princesa Blanca de
Biana protestó en vano y tuvo que ponerse en camino, conducida por su
implacable enemigo Pierres de Peralta, el cual la torturó psicológicamente al
hacer entender a la princesa de Biana, que no iban más allá de
Iruinea-Pamplona, todo lo más a Donibane Garazi.
El día 23 de abril del
año 1462, la princesa Blanca de Biana redactó una protesta en
Orreaga-Roncesvalles, afirmando que estaba siendo conducida en contra de su
voluntad. Además en la misiva afirmó que sentía que su vida y su Corona de
Nabarra estaban en peligro. Incluso escribió que:
“(…) si
un día llegara a abdicar en mi hermana Leonor, sería por la fuerza y en contra
de mi voluntad”.
Incluso declaró que en
ningún momento pensaba en quitarse la vida, por no ser ni homicida ni suicida
ni enemiga de sí misma.
El día 29 de abril, en
Donibane Garazi, la princesa de Biana, en un acto tan extraño como ineficaz, se
encomendó a su exesposo el ya Enrique IV de Castilla y León, llamando a los
nabarros a declarar al rey castellanoleonés como rey de Nabarra, nombrándolo su
heredero, algo contrario a la Constitución y a los Fueros del Estado de
Nabarra.
El día 2 de diciembre
del año 1462, la princesa de Biana e infanta de Aragón Balnca de Trastamara y
Evreux, moría en Orthez más de dos años de cautiverio y en extrañas
circunstancias, más misterios incluso que las de su hermano Carlos, surgiendo
por ello la idea del envenenamiento, esta vez llevado a cabo por su propia
hermana, la ya princesa Leonor de Biana.