EL MISTERIO DE LA DAMA DE LOS MAULEÓN EN OLITE
El olitense
La clausurada iglesia de
San Francisco de Olite tiene en su capilla mayor, en el presbiterio donde está
el altar, un sepulcro cargado de misterio pese a los escudos heráldicos que nos
quieren contar quién es la dama que desde hace siglos duerme para la eternidad
en el arco empotrado que hay en la pared norte.
Los últimos estudios
generan dudas sobre la identidad. La especialista en imaginería medieval Clara
Fernández-Ladreda recuerda, en el hace poco publicado y magnífico “El arte gótico en Navarra”, que el
templo ahora cerrado fue reconstruido en el siglo XVIII, tras el terremoto de
Lisboa, “e ignoramos qué localización ocupaba” la enigmática figura en la
iglesia primitiva.
La dama yace en actitud
orante. La bella cabeza descansa sobre una almohada y a los pies la preserva un
perro. Dice la experta que la talla es de excelente calidad y se detiene en los
dos escudos de madera pintados, entre otras, con la armas de Mauleón, que fue
uno de los 12 linajes más importantes del Reino de Navarra.
A estos nobles de origen suletino se ha atribuido generalmente la capilla. Los
Mauleón, león fiero en occitano, también fueron señores de Rada y defensores de
los reyes legítimos, los Albret-Foix, cuando la Corona de Castilla sometió a
Navarra en 1512. En el escudo más cercano a la cabeza de la escultura se ve
claramente su blasón, en campo de oro el león rampante de gules (rojo).
Pero la incógnita de la
identidad de la dama sigue. Fernández-Ladreda recuerda que “se ha dicho que se
trata de doña Aldara de Arellano, esposa de Carlos de Mauleón (1480-1521), pero
esto resulta imposible”. La profesora expone que tiene un estilo “claramente
anterior” a esta fecha y que el sepulcro data de finales del s XIII o primera
mitad del XIV.
La gran obra del
Catálogo Monumental de Navarra también se detiene en nuestra señora de Mauleón.
Dice que “probablemente” es Aldara, igual que el franciscano Enrique Gutiérrez
en el folleto de Temas de Cultura Popular que escribió sobre San Francisco. El
fraile añade más. Explica que el presunto marido, Carlos de Mauleón, además de
señor de Rada era mariscal de Navarra, heráldica que refleja el segundo cuartel
del escudo más próximo a la yaciente. En este espacio se observan las armas de
los Navarra, que venían a ser los generales del ejército del reino (cortado de
carbunclo de Navarra superior y cabría con tres fajas y barras pomeladas entre
leones inferior).
El padre Gutiérrez
ahonda más en el misterio. Escribe que en “los índices del antigua archivo
conventual” hay dos testamentos de los Mauleón. Uno, de 1470, firmado por Miguel
de Mauleón. Otro, posterior, de 1492, de Tristán de Mauleón, señor de Rada y
Traibuenas y marido de Juana de Navarra, hermana del mariscal y cuya heráldica
coincide con la del sepulcro del enigma. Tristán mandó que lo enterraran en San
Francisco, al lado de su padre Carlos, y para ello ordenó hacer “dos tumbales
de piedra...”
El caso es que Tristán
pidió que, en la iglesia de la que ahora han desaparecido los franciscanos, se
oficiara una “capellanía anual” en su memoria, pero nada dice de la dama que
bien, es de suponer, pudo llegar allí después. De lo que no hay duda es que se
trata de gente del mejor pedigrí.
Los escudos policromados
se conservan en buen estado y cuentan que por la sangre de aquellos nobles
corría, además del linaje de los Mauleón y Navarra, la que aportaban las armas
que puede ser de Guevara, Lacarra o el señor de Xabier, entre otras. Lo cierto
es que lo mejor del reino duerme en San Francisco de Olite con una dama sin
nombre.