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2017/09/21

Francisco de Foix y Valois

Francisco de Foix y Valois
Iñigo Saldise Alda

Francisco de Foix y Valois-------------------Madeleine de France-Valois y Anjou


Francisco de Foix y Valois, nació en el año 1467 en el vizcondado de Biarno. Sus padres fueron los vizcondes de Castelbon, el príncipe de Biana Gaston de Foix y Trastamara, y la princesa de Francia Madeleine de Valois y Anjou.

Cuando apenas contaba con tres años de edad, su padre murió a consecuencias de las heridas sufridas en un torneo celebrado en Libourne, recayendo en él el título de Par de Francia, y quedando su tutela de forma exclusiva, en las manos de su madre, mujer de buen sentido, reservada y prudente. Estas cualidades fueron las que le enseño durante su niñez, la cual tuvo lugar en Pau. Además, este infante de Nabarra, se convirtió entonces en el 2º en la línea sucesoria de la Corona de Nabarra.

Ya en el año 1479, tras la muerte de su bisabuelo Juan II de Aragón y Nabarra, lo que significó el ascenso al trono del Reino de Nabarra de su abuela Leonor de Trastamara y Evreux, Francisco Febo pasó a ser el príncipe de Biana, Par de Francia, copríncipe-señor de Andorra, conde de Foix y Bigorra, vizconde de Castelbló, Biarno, Marsan, Oloron, Gabarret, Brulhes y Lautrec, además de señor de Montcada, Castellvell, Donasan y Neubozan.

24 días después, tras la muerte de su abuela Leonor de Nabarra, se convirtió en el rey de los nabarro, pasando todos sus títulos con sus señoríos a la Corona de Nabarra. Debido a su corta edad, la regencia del niño-rey llevada a cabo por su madre, la princesa Madeleine de Francia, la cual contó como consejero personal y para la regencia, con el infante de Nabarra y cardenal obispo de Vannes Pedro de Foix y Trastamara, cuñado de la propia princesa Madeleine de Francia y tío a su vez, del rey Francisco de Nabarra.

Así pues, mientras la regente del Estado de Nabarra se hizo con las riendas de la gobernación del Estado Pirenaico de Nabarra, Francisco de Nabarra continuó con su educación, siendo instruido con esmero en las letras y el manejo de las armas.; estando asistido por los tres lugartenientes del Reino de Nabarra, el obispo de Couserans Jean de Lasalle, el señor Guillermo de Gleón y el maestro de teología Pes Miguel.

Al heredar el trono del Reino de Nabarra, las luchas entre agramonteses y beaumonteses eran sanguinarias y violentas, donde ardides, masacres y engaños de todo tipo se sucedía día tras día. Y aunque ambos bandos reconocieron inicialmente a Francisco de Foix y Valois como rey legítimo del Estado nabarro, por su minoría de edad y por su estancia en Pau, en la práctica no obedecían a su madre, la regente Madeleine de Nabarra.

Por un lado, los beaumonteses capitaneados por el conde de Lerin Luis de Beaumont y Nabarra-Esparza, estaban en posesión de la ciudad de Iruinea-Pamplona, de la Merindad de las Montañas salvo la Tierra de Vascos y de varias plazas de importancia en la Tierra llana del Reino de Nabarra, además de estar totalmente entregados a la causa de un extranjero, el rey de Aragón y Sicilia, rey consorte de Castilla y León, conde de Barcelona y señor consorte de Vizcaya Fernando de Trastámara y Enríquez.

Mientras que las Merindades de Erriberri-Olite, Zangotza-Sangüesa y Tutera-Tudela, estaban dominadas por los agramonteses, cuyos jefes eran el Marsichal de Nabarra Felipe de Nabarra y Lacarra, junto al barón de Marcilla Pierres de Peralta y Ezpeleta. Este partido era seguidor del rey Francisco de Nabarra.

Solo los señores y caballeros nabarros de la Tierra de Vascos, y de los señoríos pertenecientes a la Corona de Nabarra al norte del Pirineo, eran los únicos que realmente se sometieron de inmediato a la autoridad legal y legítima de la regente de Nabarra.

En estas circunstancias, donde en el Reino de Nabarra toda persona, natural o extranjera, debía ir acompañada de una escolta armada y en formación de guerra, la regente Madeleine de Nabarra vio que era imposible que su hijo Francisco de Nabarra, pudiera ir a la ciudad de Iruinea-Pamplona, para formalizar su cargo de rey de los nabarros, mediante el rito tradicional de la coronación en la catedral pamplonesa.

Este oscuro panorama, obligó a la regente de Nabarra a formar una delegación diplomática, que estaba compuesta por los infantes de Nabarra Pedro y Jacobo de Foix y Trastamara, tíos de Francisco I de Nabarra, para mantener un encuentro con el mayor enemigo ya de la libertad de los nabarros Fernando de Aragón-Sicilia y de Castilla-León, quien era el que mandaba sobre los disidentes beaumonteses.

El caminó que tomó dicha delegación encabezada por la propia regente de Nabarra, fue por Oloron, el valle de Aspe, Jaca hasta llegar a Zaragoza a comienzos del mes de agosto del año 1479. Allí fueron recibidos por una fastuosa recepción. Rápidamente el rey español se dio cuenta que la regente del Estado de Nabarra no era un simple juguete a manos del su hermano Louis IX y Francia y que tampoco lo iba a ser en las suyas.

Abordada la cuestión de los beaumonteses y de su alineamiento con Francisco de Nabarra, el rey español le comunicó a la regente del Reino de Nabarra, admitió que la única salida posible era a través de un acuerdo, añadiendo el rey de España que para ello le comunicó a la princesa Madeleine de Francia, que el rey de Nabarra su hijo, debía someterse al conde de Lerin, el cual estuvo presente en dicho encuentro, junto al obispo de Iruinea-Pamplona Alonso Carrillo de Acuña. Además del sometimiento de un rey a un conde, el rey de España exigió que los gobernadores agramonteses de Biana, Zangotza-Sangüesa, Tafalla y Tutera-Tudela, le rindieran vasallaje.
También, se le restituyó a Luis de Beaumont y Nabarra-Esparza, la mayor parte de sus pensiones y honores, incluidos los feudos de Curton y Guiche, junto a las fortalezas de Biana y Monjardin que habían sido confiscadas anteriormente por la Corona de Nabarra debido a sus fechorías. Acepto a ceder Artajona a Francisco de Nabarra, la cual tenía en su poder pese a ser patrimonio de la Corona de Narra, a cambio de  la villa de San Martin, las tierras de Uxue y Sada. También estaría al mando de 100 lanceros pagados por el Estado de Nabarra y no podía ser designado ningún lugarteniente para el Reino de Nabarra que fuera extranjero y no miembro del bando beaumontés.

Finalmente y con las vista solamente puestas en la coronación de su hijo, la regente de Nabarra, aceptó todas las imposiciones del rey de España. Pero antes de regresar al vizcondado de Biarno, Madeleine de Francia viajó a Tuetra-Tudela y Sangotza-Sangüesa, donde intentó convencer a sus respectivos gobernadores. Estos le matizaron a la regente de Nabarra que ningún acuerdo era válido, si éste no era aprobado en la Cortes del Reino de Nabarra por los Tres Estados, siguiendo con ello la Constitución del Estado de Nabarra.

Tras salir de Sangotza-Sangüesa y pasando por Lunbier, la princesa Madeleine de Francia llegó a la villa de Aoiz, donde obtuvo el acuerdo con la facción beaumontesa. Pero la paz apenas duró seis meses.

El viernes santo del año 1480, a instancias de un monje dominicano de Jaca, llamado Abarca, se concertó el matrimonio entre el marischal de Nabarra Felipe de Nabarra y Lacarra, con una de las hijas del conde de Lerin

Al día siguiente el marischal de Nabarra se dirigió de Zangotza-Sangüesa a Villafranca, acompañado por una pequeña escolta al estar confiado, por estar en tregua y haberse concretado su matrimonio con una Beaumont. En eso que apareció el numeroso cortejo amenazante del conde de Lerin. El marischal de Nabarra se sintió en peligro y dio media vuelta, pero su caballo hizo un mal movimiento descabalgando a Felipe de Nabarra y Lacarra, dejándolo casualmente  a los pies del conde de Lerin, al cual saludó cortésmente:

-¡Ah! Señor primo, que Dios esté con usted.

-Y con usted y en Biana, innoble caballero.”

Es lo que contestó Luis de Beaumont y Nabarra-Esparza mientras insertaba su lanza en el cuerpo del marischal de Nabarra, de manera sistemática y reiterada hasta matarlo. La tregua había concluido para desgracia de la regente del Reino de Nabarra, pero continuó con su objetivo de coronar a su hijo Francisco de Nabarra.

Así pues, el infante de Nabarra Pedro de Foix, convocó a las Cortes del Reino por mandato de la regente de Nabarra. La coronación fue programada para el mes de noviembre del año 1481.

El día 21 de noviembre Luis de Beaumont y Nabarra-Esparza, se hizo de nuevo con la ciudad de Iruinea-Pamplona, ante el clamor de la mayoría de sus ciudadanos. Ese día que fue muy luminoso, Francisco de Nabarra entró en la capital del Reino de Nabarra, acompañado por 1.500 caballeros y una multitud de infantes. El pueblo de Iruinea-Pamplona pudo por fin ver a su rey, un joven bello y radiante como el sol, tras abrir las puertas de la ciudad el conde de Lerin y entrarle a Francisco de Nabarra las llaves de la misma, a cambio, Francisco de Nabarra le restituyó en el cargo de condestable de Nabarra.

El día 8 de diciembre, el joven Francisco de Nabarra se presentó en la catedral pamplonesa, para velar las armas toda la noche como dicta el Fuero del Reino de Nabarra. Al día siguiente tuvo lugar la magna ceremonia, donde Francisco de Nabarra juró los Fueros,  recibió los santos óleos y fue coronado. A continuación se llevó a cabo la exaltación sobre el pavés.

En el acto de elevación sobre el escudo intervinieron el condestable de Nabarra Luis de Beaumont y Nabarra-Esparza, el señor de Etxaleku y Saint Pee Felipe de Beaumont y Nabarra-Esparza, el marischal de Nabarra Pedro de Nabarra, El barón de Luxa Juan de Luxa y Peralta,  el barón de Agramont Mosen Roger de Agramont, entre otros, estando también presentes los señores de Ezpeleta, Domezain, Lacarra, Artieda, Rada, Garro, Peralta, Aranguren, Etxauz, Ablitas, Hurtubia, Belçunce, Armendariz, Alzate, Gongora, Arbizu, Andueça, Olloqui, Jaso, Beraiz, Ozta y otros muchos.

El día 10 de diciembre, eFrancisco de Nabarra armó caballeros a los jovenes Juan de Beaumont y Agramont, Pedro de Nabarra y de las cuevas, Juan de Ezpeleta y Nabarra, Juan Periz de Beraiz, Arnaldo de Ozta y otros. La alegría en Iruinea-Pamplona fue enorme, pues hubo un gran ambiente festivo marcado por la reconciliación. Los habitantes de la capital gritaron “post nubila, Febo”.

El 24 de noviembre Francisco de Nabarra estuvo en Tudela-Tudel jurando los Fueros de la ciudad a la entrada del puente. Además dio órdenes para que se trasladara el cuerpo de su abuela Leonor de Nabarra a Tafalla.  En enero del año 1482, participó en Erriberri-Olite en la sesión de las Cortes del Estado de Nabarra, después partió hacia el Biarno por requerimiento de su madre la regente de Nabarra, dejando el día 12 de febrero al infante de Nabarra Pedro de Foix, en el puesto de gobernador o virrey de Nabarra,

Francisco de Nabarra y su madre fueron acompañados por Luis de Beaumont y Nabarra-Espearz hasta la villa de Aoiz. A su regreso a la ciudad de Iruinea-Pamplona, el conde de Lerin se apoderó de las torres de San Cernin, San Nicolás y San Lorenzo, siguiéndole después toda la Merindad y gran parte de las Tierras llanas. Por otro lado, a Pierres de Peralta y Ezpeleta se unieron las Merindades de Lizarra-Estella, Zangotza-Sangüesa, Erriberri-Olite y Tutera-Tudela. Las hostilidades volvieron a renudarse.


Francisco Foix y Trastamara, rey de Nabarra, copríncipe-señor de Andorra, Par de Francia, duque de Nemours, Montblanc, Candie y Peñafiel, conde de Foix, Bigorra y Ribagorza, vizconde de Biarno, Narbonne, Castelbló, Biarno, Marsan, Oloron, Gabarret, Brulhes y Lautrec, señor de Montcada, Castellvell, Donasan, Neubozan Oloron, Gabarret, Brulhes, Lautrec y de la ciudad de Balaguer,  murió a los quince años en el castillo de Pau, el día 30 de enero del año 1483 en extrañas circunstancias tras sentirse indispuesto mientras tocaba una melodía con la flauta. Esta vez las acusaciones de asesinato por envenenamiento, recayeron en el conde de Lerin y en Fernando de Aragón-Sicilia y Castilla-León.

NABARRAKO ERESERKIA

Nabarra, reflexiones de un Patriota

Reflexiones de un Patriota by Iñigo Saldise Alda

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EUSKARA-LINGUA NAVARRORUM

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©NABARTZALE BILDUMA 2011

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