Francisco de Foix y Valois
Iñigo Saldise Alda
Francisco de Foix y Valois-------------------Madeleine de France-Valois y Anjou |
Francisco de Foix y Valois, nació en el año 1467 en el vizcondado de
Biarno. Sus padres fueron los vizcondes de Castelbon, el príncipe de Biana
Gaston de Foix y Trastamara, y la princesa de Francia Madeleine de Valois y
Anjou.
Cuando apenas contaba con tres años de edad, su padre murió a consecuencias
de las heridas sufridas en un torneo celebrado en Libourne, recayendo en él el
título de Par de Francia, y quedando su tutela de forma exclusiva, en las manos
de su madre, mujer de buen sentido, reservada y prudente. Estas cualidades
fueron las que le enseño durante su niñez, la cual tuvo lugar en Pau. Además,
este infante de Nabarra, se convirtió entonces en el 2º en la línea sucesoria de
la Corona de Nabarra.
Ya en el año 1479, tras la muerte de su bisabuelo Juan II de Aragón y
Nabarra, lo que significó el ascenso al trono del Reino de Nabarra de su abuela
Leonor de Trastamara y Evreux, Francisco Febo
pasó a ser el príncipe de Biana, Par de Francia, copríncipe-señor de Andorra, conde de Foix y Bigorra, vizconde de Castelbló, Biarno, Marsan, Oloron, Gabarret,
Brulhes y Lautrec, además de señor de Montcada, Castellvell, Donasan y
Neubozan.
24 días después, tras la muerte de su abuela Leonor de Nabarra, se
convirtió en el rey de los nabarro, pasando todos sus títulos con sus señoríos
a la Corona de Nabarra. Debido a su corta edad, la regencia del niño-rey
llevada a cabo por su madre, la princesa Madeleine de Francia, la cual contó como
consejero personal y para la regencia, con el infante de Nabarra y cardenal obispo
de Vannes Pedro de Foix y Trastamara, cuñado de la propia princesa Madeleine de
Francia y tío a su vez, del rey Francisco de Nabarra.
Así pues, mientras la regente del Estado de Nabarra se hizo con las riendas
de la gobernación del Estado Pirenaico de Nabarra, Francisco de Nabarra
continuó con su educación, siendo instruido con esmero en las letras y el
manejo de las armas.; estando asistido por los tres lugartenientes del Reino de
Nabarra, el obispo de Couserans Jean de Lasalle, el señor Guillermo de Gleón y
el maestro de teología Pes Miguel.
Al heredar el trono del Reino de Nabarra, las luchas entre agramonteses y
beaumonteses
eran sanguinarias y violentas, donde ardides, masacres y engaños
de todo tipo se sucedía día tras día. Y aunque ambos bandos reconocieron
inicialmente a Francisco de Foix y Valois como rey legítimo del Estado nabarro,
por su minoría de edad y por su estancia en Pau, en la práctica no obedecían a
su madre, la regente Madeleine de Nabarra.
Por un lado,
los beaumonteses capitaneados por el conde de Lerin Luis de Beaumont y
Nabarra-Esparza, estaban en posesión de la ciudad de Iruinea-Pamplona, de la
Merindad de las Montañas salvo la Tierra de Vascos y de varias plazas de
importancia en la Tierra llana del Reino de Nabarra, además de estar totalmente
entregados a la causa de un extranjero, el rey de Aragón y Sicilia, rey
consorte de Castilla y León, conde de Barcelona y señor consorte de Vizcaya
Fernando de Trastámara y Enríquez.
Mientras que
las Merindades de Erriberri-Olite, Zangotza-Sangüesa y Tutera-Tudela, estaban
dominadas por los agramonteses, cuyos jefes eran el Marsichal de Nabarra Felipe
de Nabarra y Lacarra, junto al barón de Marcilla Pierres de Peralta y Ezpeleta.
Este partido era seguidor del rey Francisco de Nabarra.
Solo los señores y caballeros nabarros de la Tierra de Vascos, y de los
señoríos pertenecientes a la Corona de Nabarra al norte del Pirineo, eran los
únicos que realmente se sometieron de inmediato a la autoridad legal y legítima
de la regente de Nabarra.
En estas circunstancias, donde en el Reino de Nabarra toda persona, natural
o extranjera, debía ir acompañada de una escolta armada y en formación de
guerra, la regente Madeleine de Nabarra vio que era imposible que su hijo
Francisco de Nabarra, pudiera ir a la ciudad de Iruinea-Pamplona, para
formalizar su cargo de rey de los nabarros, mediante el rito tradicional de la
coronación en la catedral pamplonesa.
Este oscuro panorama, obligó a la regente de Nabarra a formar una
delegación diplomática, que estaba compuesta por los infantes de Nabarra Pedro
y Jacobo de Foix y Trastamara, tíos de Francisco I de Nabarra, para mantener un
encuentro con el mayor enemigo ya de la libertad de los nabarros Fernando de
Aragón-Sicilia y de Castilla-León, quien era el que mandaba sobre los
disidentes beaumonteses.
El caminó que tomó dicha delegación encabezada por la propia regente de
Nabarra, fue por Oloron, el valle de Aspe, Jaca hasta llegar a Zaragoza a
comienzos del mes de agosto del año 1479. Allí fueron recibidos por una
fastuosa recepción. Rápidamente el rey español se dio cuenta que la regente del
Estado de Nabarra no era un simple juguete a manos del su hermano Louis IX y
Francia y que tampoco lo iba a ser en las suyas.
Abordada la cuestión de los beaumonteses y de su alineamiento con Francisco
de Nabarra, el rey español le comunicó a la regente del Reino de Nabarra,
admitió que la única salida posible era a través de un acuerdo, añadiendo el
rey de España que para ello le comunicó a la princesa Madeleine de Francia, que
el rey de Nabarra su hijo, debía someterse al conde de Lerin, el cual estuvo
presente en dicho encuentro, junto al obispo de Iruinea-Pamplona Alonso Carrillo de Acuña. Además del sometimiento de
un rey a un conde, el rey de España exigió que los gobernadores agramonteses de
Biana, Zangotza-Sangüesa, Tafalla y Tutera-Tudela, le rindieran vasallaje.
También, se le restituyó a Luis de Beaumont y Nabarra-Esparza, la mayor
parte de sus pensiones y honores, incluidos los feudos de Curton y Guiche,
junto a las fortalezas de Biana y Monjardin que habían sido confiscadas
anteriormente por la Corona de Nabarra debido a sus fechorías. Acepto a ceder
Artajona a Francisco de Nabarra, la cual tenía en su poder pese a ser
patrimonio de la Corona de Narra, a cambio de
la villa de San Martin, las tierras de Uxue y Sada. También estaría al
mando de 100 lanceros pagados por el Estado de Nabarra y no podía ser designado
ningún lugarteniente para el Reino de Nabarra que fuera extranjero y no miembro
del bando beaumontés.
Finalmente y con las vista solamente puestas en la coronación de su hijo,
la regente de Nabarra, aceptó todas las imposiciones del rey de España. Pero
antes de regresar al vizcondado de Biarno, Madeleine de Francia viajó a
Tuetra-Tudela y Sangotza-Sangüesa, donde intentó convencer a sus respectivos
gobernadores. Estos le matizaron a la regente de Nabarra que ningún acuerdo era
válido, si éste no era aprobado en la Cortes del Reino de Nabarra por los Tres
Estados, siguiendo con ello la Constitución del Estado de Nabarra.
Tras salir de Sangotza-Sangüesa y pasando por Lunbier, la princesa Madeleine
de Francia llegó a la villa de Aoiz, donde obtuvo el acuerdo con la facción
beaumontesa. Pero la paz apenas duró seis meses.
El viernes santo del año 1480, a instancias de un monje dominicano de
Jaca, llamado Abarca, se concertó el matrimonio entre el marischal de Nabarra
Felipe de Nabarra y Lacarra, con una de las hijas del conde de Lerin
Al día siguiente el marischal de Nabarra se dirigió de Zangotza-Sangüesa a
Villafranca, acompañado por una pequeña escolta al estar confiado, por estar en
tregua y haberse concretado su matrimonio con una Beaumont. En eso que apareció
el numeroso cortejo amenazante del conde de Lerin. El marischal de Nabarra se sintió en peligro y
dio media vuelta, pero su caballo hizo un mal movimiento descabalgando a Felipe
de Nabarra y Lacarra, dejándolo casualmente a los pies del conde de Lerin, al cual saludó
cortésmente:
-¡Ah! Señor primo, que Dios esté con usted.
-Y con usted y en Biana, innoble caballero.”
Es lo que contestó Luis de Beaumont y Nabarra-Esparza mientras insertaba su lanza en
el cuerpo del marischal de Nabarra, de manera sistemática y reiterada hasta
matarlo. La tregua había concluido para desgracia de la regente del Reino de
Nabarra, pero continuó con su objetivo de coronar a su hijo Francisco de
Nabarra.
Así pues, el infante de
Nabarra Pedro de Foix, convocó a las Cortes del Reino por mandato de la regente
de Nabarra. La coronación fue programada para el mes de noviembre del año 1481.
El día 21 de noviembre Luis
de Beaumont y Nabarra-Esparza, se hizo de nuevo con la ciudad de
Iruinea-Pamplona, ante el clamor de la mayoría de sus ciudadanos. Ese día que
fue muy luminoso, Francisco de Nabarra entró en la capital del Reino de
Nabarra, acompañado por 1.500 caballeros y una multitud de infantes. El pueblo
de Iruinea-Pamplona pudo por fin ver a su rey, un joven bello y radiante como
el sol, tras abrir las puertas de la ciudad el conde de Lerin y entrarle a
Francisco de Nabarra las llaves de la misma, a cambio, Francisco de Nabarra le
restituyó en el cargo de condestable de Nabarra.
El día 8 de diciembre, el
joven Francisco de Nabarra se presentó en la catedral pamplonesa, para velar
las armas toda la noche como dicta el Fuero del Reino de Nabarra. Al día
siguiente tuvo lugar la magna ceremonia, donde Francisco de Nabarra juró los
Fueros, recibió los santos óleos y fue
coronado. A continuación se llevó a cabo la exaltación sobre el pavés.
En el acto de
elevación sobre el escudo intervinieron el condestable de Nabarra Luis de
Beaumont y Nabarra-Esparza, el señor de Etxaleku y Saint Pee Felipe de Beaumont y Nabarra-Esparza, el marischal de
Nabarra Pedro de Nabarra,
El barón de Luxa Juan de Luxa y Peralta, el barón de Agramont Mosen Roger de Agramont,
entre otros, estando también presentes los señores de Ezpeleta, Domezain,
Lacarra, Artieda, Rada, Garro, Peralta, Aranguren, Etxauz, Ablitas, Hurtubia,
Belçunce, Armendariz, Alzate, Gongora, Arbizu, Andueça, Olloqui, Jaso, Beraiz,
Ozta y otros muchos.
El día 10 de
diciembre, eFrancisco de Nabarra armó caballeros a los jovenes Juan de Beaumont
y Agramont, Pedro de Nabarra y de las cuevas, Juan de Ezpeleta y Nabarra, Juan Periz
de Beraiz, Arnaldo de Ozta y otros. La alegría en Iruinea-Pamplona fue enorme,
pues hubo un gran ambiente festivo marcado por la reconciliación. Los
habitantes de la capital gritaron “post
nubila, Febo”.
El 24 de noviembre
Francisco de Nabarra estuvo en Tudela-Tudel jurando los Fueros de la ciudad a
la entrada del puente. Además dio órdenes para que se trasladara el cuerpo de
su abuela Leonor de Nabarra a Tafalla. En
enero del año 1482, participó en Erriberri-Olite en la sesión de las Cortes del
Estado de Nabarra, después partió hacia el Biarno por requerimiento de su madre
la regente de Nabarra, dejando el día 12 de febrero al infante de Nabarra Pedro
de Foix, en el puesto de gobernador o virrey de Nabarra,
Francisco de Nabarra y
su madre fueron acompañados por Luis de Beaumont y Nabarra-Espearz hasta la
villa de Aoiz. A su regreso a la ciudad
de Iruinea-Pamplona, el conde de Lerin se apoderó de las torres de San Cernin, San
Nicolás y San Lorenzo, siguiéndole después toda la Merindad y gran parte de las
Tierras llanas. Por otro lado, a Pierres de Peralta y Ezpeleta se unieron las
Merindades de Lizarra-Estella, Zangotza-Sangüesa, Erriberri-Olite y Tutera-Tudela.
Las hostilidades volvieron a renudarse.
Francisco Foix y Trastamara, rey de Nabarra, copríncipe-señor de Andorra,
Par de Francia, duque de Nemours, Montblanc, Candie y Peñafiel, conde de Foix,
Bigorra y Ribagorza, vizconde de Biarno, Narbonne, Castelbló, Biarno, Marsan, Oloron, Gabarret,
Brulhes y Lautrec, señor de Montcada, Castellvell, Donasan, Neubozan Oloron,
Gabarret, Brulhes, Lautrec y de la ciudad
de Balaguer, murió a los quince años en
el castillo de Pau, el día 30 de enero del año 1483 en extrañas circunstancias
tras sentirse indispuesto mientras tocaba una melodía con la
flauta. Esta vez las acusaciones de asesinato por envenenamiento, recayeron
en el conde de Lerin y en Fernando de Aragón-Sicilia y Castilla-León.