Iruinea, octubre de 2010

Iñigo Saldise Alda
Torpeza en descolonizarse
Soberanía de Navarra

El 12 de octubre es realmente una fecha muy amarga para cualquier descendiente de los indígenas americanos, más concretamente a los que vivieron y viven en Centroamérica y en Sudamérica, pues aunque lo intenten ocultar, los españoles ciertamente celebran el violento exterminio de sus antepasados y la terrible expoliación de las riquezas de las tierras de los diferentes Pueblo indígenas. Pero no solo es un día triste para todos ellos, sino que también es un día amargo para nosotros los nabarros y nabarras, ya que a día de hoy aún padecemos el brutal colonialismo español y también, no se nos olvide, el francés. Dentro de este marco o escenario, los diferentes movimientos independentistas deben realizar una profunda autorreflexión, sobre cuáles son sus prioridades dentro del Estado español y/o francés, al presentarse y con ello legitimar unas urnas impuestas a los nabarros y nabarras en la totalidad de nuestro territorio por el imperialismo franco-español.

Los nabarros y nabarras lo que debemos hacer es reconocer que nuestro principal enemigo somos nosotros mismos, al creer que nuestras legítimas demandas independentistas serán atendidas de buen grado y de forma democrática por nuestros esclavistas. Nunca a lo largo de nuestra historia, españoles o franceses han respetado los Tratados fronterizos firmados de buena voluntad con ellos y menos aún, han pactado algo con nosotros sobre las nacionalidades que nos han impuesto a la vez que destruían nuestra Nación Nabarra en toda su dimensión, tanto a nivel político y judicial, como cultural, económico y lingüístico.

Hoy me apetece destacar un buen artículo, en líneas generales, realizado por nuestro compatriota Jesús Valencia y que aparece en el periódico Gara. Este oportuno artículo lleva por título: Hispanidad, la fiesta de los conquistadores. Lo único que ciertamente me produce un poco de escepticismo es el comentario final del mismo, ya que no creo que debamos reclamar nuestra independencia a los imperios español y francés, sino simplemente hay que ejercerla mediante la instauración de un Gobierno de Nabarra, provisional a la par de lo más plural posible, pues de lo contrario seguiremos cometiendo un gran error en nuestro camino hacia la descolonización política, precisamente al mantener nuestras mentes colonizadas.

Es la asimilación por consentimiento al acudir a las llamadas electorales promulgadas por el rey del Reino de España o/y por el presidente de la República de Francia, lo que implica que desde los nabarros y nabarras esclavizados por esos imperios, el que crean que el sistema en el que se les impone vivir es normal e incluso democrático. O sea, en lo interno del nabarro es donde existe una mayoría que es incapaz de descolonizarse y que busque dejar de vivir en ese estado ideológico de colonización española o francesa, e incluso no lo dudemos, de la ideología que parte del imaginario particular aranista, cargado de errores histórico-políticos que son aprovechados por los imperialistas colonizadores franco-españoles. Esto provoca, en gran parte de nuestra Nación Nabarra, una total fragmentación y división, porque los nabarros colonizados legitiman el statu quo de falsos estados de derecho, e impiden priorizar las correctas propuestas soberanistas nabarras y articularlas en las diferentes movilizaciones. Por lo tanto, el abrir los ojos a la triste realidad de imposición política, así cómo liberar nuestras mentes del colonialismo franco-español solo posible mediante el conocimiento y la comprensión de nuestra verdadera historia política, la de los nabarros y nabarras, es uno de los principales retos que debemos afrontar para acabar con la actual torpeza política utilizada desde muchos agentes independentistas en el proceso obligado de descolonización del Estado de Nabarra.