Iruinea, noviembre de 2010

Iñigo Saldise Alda
Rigor histórico
Soberania de Navarra

Ante la ya próxima llegada del año 2012, fecha en la que se cumplen 500 años de la invasión y ocupación militar castellano-leonesa y aragonesa, es decir, española si nos atenemos al título que utilizaba a raíz de la Conquista de Granada el rey Fernando II de Aragón, de casi la total territorialidad que mantenía por aquel entonces el Reino de Nabarra, es necesario exigir un total rigor histórico a nuestros historiadores e investigadores de esta materia, amantes de nuestra historia y a los distintos agentes soberanistas, entre los cuales me incluyo y por consiguiente me exijo. Por ello afirmaciones como que en el año 1512 el Reino de Nabarra perdió su soberanía o que el Pueblo nabarro perdió su independencia, no se deben realizar a la ligera, ya que si miramos la historia con severidad científica, esto es completamente erróneo y significarían añadir nuevo peso inútil a nuestras alforjas, retrasando nuestro nuevo cabalgar hacia la libertad como Pueblo y como Nación.

El repaso exhaustivo y minucioso de la historia de nuestro Estado en forma de Reino de Nabarra, nos clarifica y mucho la realidad de lo sucedido durante el reinado de Catalina I de Foix y su marido, el rey consorte Juan III de Albret o Labrit. Es en el año 1484, cuando estos reyes de Nabarra unen a dicho Reino el Vizcondado del Bearne, algo que posteriormente fue ratificado varias veces después en las Cortes de Nabarra y del Bearne. El Vizcondado nabarro del Bearne, también fue invadido por tropas españolas en el año 1512, pero finalmente no lo lograron ocupar al carecer del necesario apoyo de su aliado inglés. Así, los reyes de Nabarra se instalaron primariamente en Orthez, desde donde prepararon el primer intento de recuperación de las tierras nabarras ocupadas por los españoles. El conocimiento de estos importantísimos datos, aligeraría sustancialmente nuestras alforjas del pensamiento erróneo nacionalista vasco en materia histórica, facilitando con ello nuestro cabalgar hacia la libertad.

El reconocimiento público por parte de nuestros historiadores e investigadores, bien desde los medios de comunicación tradicionales o los nuevos digitales, de la existencia legítima de tres reyes posteriores a Catalina I y Juan III, concretamente la de Enrique II de Nabarra, Juana III de Nabarra y de Enrique III de Nabarra, sitúa correctamente y en su lugar, la fecha histórica exacta y real, de la total pérdida de la independencia de los nabarros y de la soberanía del Reino o Estado de Nabarra, la cual es definitivamente en el año 1620, concretamente más de un siglo después de la invasión y ocupación española del año 1512, donde el humanismo era un símbolo de nuestro Estado o Reino, que provocó la apasionada afirmación del dramaturgo inglés, Navarre shall be the wonder of the World.

Otro dato importante y al hilo de lo anterior, es que presentar la veracidad de nuestra historia posterior a la invasión y ocupación española del año 1512, permite presentar a verdaderos patriotas nabarros que lucharon por la libertad de Nabarra, actualmente olvidados o quizás ocultados desde las instituciones españolas y francesas impuestas en nuestro País, como lo son Miguel de Xabier, Juan de Jaso, Juan de Olloki, Pedro de Nabarra, Jaime Velaz de Medrano y muchos más. También nos facilitaría el acceso del último Fuero nabarro del año 1551, concretamente el Fuero del Bearne-que curioso, el primer Fuero nabarro es el de Jaca y el último el del Bearne, ambos fuera del territorio del Zapiak bat o Euskal Herria actual-donde queda patente el carácter “republicano”, como dice nuestro historiador y jurista Tomás Urzainqui Mina, de la elección del rey o soberano por parte del Pueblo nabarro.

En definitiva, debemos hacer una seria autocrítica todos los historiadores, investigadores y demás nabarros, que participamos con nuestros pequeños granitos de arena, buscando exclusivamente nuestra rigurosidad en esta materia tan importante, pues para manipularla, ocultarla, falsearla y demás, ya tenemos a los historiadores de esos dos imperios que utilizan la colonización en su globalidad histórica, política, jurista, económica y cultural, para así mantener las cadenas de nuestra esclavitud.