Caesar de Borgia y Cattanei
Iñigo Saldise Alda
Nació en Roma en el
año 1475, nacido de la relación existen entre el cardenal Roderic de Borgia y de
su amante estable, Vannozza Cattanei. En el año 1481, el Papa Sixto IV le
otorgó los primeros cargos eclesiásticos. Pero no sería hasta el año 1491
cuando comenzará su relación con el Reino de Nabarra, eso sí, momentáneamente
de forma efímera. Eso ocurre tras morir el obispo de Pamplona en Roma. Caesar
de Borgia fue nombrado como su sucesor por otro Papa, Inocencio III, y dicho
cargo lo ostentó de forma administrativa hasta el año 1502. Cuando comenzó su
relación con el Estado de Nabarra, el joven Borgia se encontraba estudiando
Derecho Canónigo en la ciudad de Pisa.
En un principio
provocó las airadas protestas tanto de los reyes de Nabarra, Catalina y Juan,
como del Clero nabarro, pero ante el extraño apoyo a Caesar de Borgia por parte
del rey Fernando II de Aragón, Sicilia, consorte de Castilla y León, los Jefes
de Estado nabarro aceptaron la designación papal. A continuación, el cabildo
pamplonés intentó sin éxito que las iglesias y monasterios de las zonas de
Gipuzkoa y de Aragoi, antiguas tierras pertenecientes al Estado de Nabarra, dependieran
nuevamente del obispado de Iruinea.
Es en el año 1493, con
su padre investido ya como emperador de la cristiandad bajo el nombre de
Alejandro VI, cuando fue elegido por éste para el cargo de Cardenal junto a
otros jóvenes nobles. Pero en el año 1497, siendo aún arzobispo de Valencia, la
aparición del cuerpo muerto de su hermano Juan en el río Tiber, provocó su
abandono de la carrera eclesiástica, al suceder a su difunto hermano como
capitán general de los ejércitos pontificios.
Heráldica 1: Escudo terciado. 1º cortado de azul tres
flores de lis que trae de Francia y fajado de oro y sable, tres y tres, que es
de Oms. 2º de gules dos llaves entrecruzadas de plata hacia la diestra y de oro
hacia la siniestra sobre palio papal de
oro que las cubre, unidas por un cordón de azur que trae de los Estados
Pontificios. 3º cortado de oro un buey pasante de gules terrasado de sinople
con bordura de oro con ocho llamas de sinople que es de Borgia y de azur tres
flores de lis que trae de Francia.
Ya como militar y
político, participó en innumerables campañas dentro de la Península Itálica,
donde varios reyes europeos tienen su particular tablero de operaciones. Su
aportación a la causa francesa en el Ducado de Milan, mediante una alianza
firme entre Francia y el Papado, le valió para recibir de parte de Louis XII,
monarca francés, el Ducado de Valentinois.
En el año 1498, Caesar
de Borgia se hizo cargo de la administración de las posesiones de los Borgia.
También renunció formalmente al púrpura con el consentimiento total del colegio
cardenalicio. Esto fue debido a su contrato matrimonial con Carlota de Albret,
hermana del rey consorte del Estado de Nabarra, Juan de Albret. El matrimonio
se celebró en Blois, Francia.
En el año 1501 fue
titulado señor de la Romaña y acude junto al ejército francés al Reino de
Nápoles, ocupando solo las tierras que se habían acordado en el Tratado de
Granada con el rey español Fernando II de Aragón, Sicilia, Castilla, León y
Granada. Fernando ya con contaba por aquel entonces con el título de el Católico desde el año 1494, debido a
una concesión del padre de Caesar de Borgia, el Papa Alejandro VI. Esto ocurrió
tras la bula papal sancionada por éste último, en la cual autorizaba a los
reyes de España y Francia a repartirse el Reino de Nápoles, tras ser desposeído
del mismo su titular Federico de Aragón y Chiaromonte.
El extraño juego
político y diplomático realizado entre Caesar de Borgia y Louis XII de Francia,
provocó la insurrección de los capitanes del romano en el año 1502. Tras pedir
ayuda al Reino de Francia y al Ducado de Florencia, estos últimos enviaron como
emisario a Maquiavelo, la insurrección de sus capitanes terminó con la
estrangulación de todos sus cabecillas.
Mientras las disputas
y combates seguían en casi toda la Península, el papa Alejandro VI murió en el
año 1503. Caesar de Borgia con un ejército de doce mil hombres, intentó
influenciar en el cónclave cardenalicio. Inicialmente consiguió retener el
cargo de capitán general del ejército de los Estados Pontificios.
Inmediatamente buscó la alianza con el Reino de Francia intentando que fuera
elegido el candidato francés, el cardenal Georges d’Ambroise.
Con pudieron comprobar
los embajadores del Estado de Nabarra presentes en Roma, la presión ejercida
por diferentes embajadores, hizo que el ejército de Caesar de Borgia se
retirara de Roma. Pero finalmente salió elegido el cardenal Francesco Nanni
Todeschini Piccolomini como Pio III. Pero murió a los pocos días, concretamente
veintiséis después de acceder al cargo, y sin poder participar activamente de
las intrigas políticas existentes en la corte imperial de cristiandad.
Así pues finalmente
fue el cardenal Giuliano della Rovere quien fue nombrado Papa bajo el nombre de
Julio II. El nuevo Papa y su familia eran acérrimos enemigos de los Borgia, y
además contaba con el apoyo de los reyes de España, los Católicos Fernando e Isabel. Todo esto provocó un
debilitamiento total de Caesar de Borgia, una vez siendo relevado del cargo de
capitán general del ejército de los Estados Pontificios.
El rey español Fernando
el Católico, intentó atraerse para
sus intereses sobre la Península Itálica al duque de Valentinois, pero Caesar
de Borgia huyó de Roma con la intención de unirse al ejército francés, algo que
no logró al ser descubierto por tropas del pontificado que lo condujeron a Roma
en calidad de preso. Este acto dejó bien claro al rey Fernando el Católico, cual era el posicionamiento
político con respecto al Reino de España por parte del romano.
Tras una temprana liberación,
Caesar de Borgia acudió al Reino de Nápoles, donde fue recibido por el virrey
español Gonzalo Fernández de Córdoba. El Papa protestó ante los reyes de
España, pero mientras tanto y por iniciativa propia, el Gran Capitán había
detenido a duque de Valentinois y lo había encerrado en Castilnovo. Esta
iniciativa del español le valió los elogios y felicitaciones de los reyes Católicos. Tras ello el
prisionero romano fue trasladado en galeras hasta España, siendo inicialmente
encerrado en Chinchilla, para su posterior traslado al castillo de la Mota, en
Medina del Campo. Esto ocurrió una vez muerta la reina española Isabel la Católica.
Tras casi dos años de
cautiverio, en el año 1506, el duque de Valentinois logró fugarse de la
prisión-castillo de la Mota. Para lograrlo contó con la colaboración del noble
castellano, el conde de Benavente. Este sobornó a través del confesor de Caesar
de Borgia, fray San Martín, al criado del alcaide de la fortaleza, García de
Mayona. A pesar de que fueron descubiertos y la soga por la que se deslizaba el
romano fue cortada, los hombres del conde de Benavente que le esperaban fuera,
lograron sacarlo del foso, lo montaron a caballo y lo llevaron a Pozálvez,
dentro de las tierras del noble castellano, el cual era amigo personal de los
reyes de Nabarra.
Con la firme intención
de conseguir embarcar para llegar al Reino de Nabarra, el duque de Valentinois
abandonó las tierras del noble castellano fingiendo ser un mercader. Una vez en Santander se disfrazó de nuevo y
acompañado de unos comerciantes vascos embarcó en un navío. El estado de la mar
le impidió continuar más allá de Castro Urdiales. Es entonces cuando
decidió alquilar tres mulas en convento
de Santa Clara y llegó al Estado de Nabarra rumbo Bermio, Vergara, Atallo y
tras pasar el puerto de montaña de Azpiroz, llegó finalmente a Iruinea,
concretamente el día 3 de diciembre del año 1506, donde fue recibido y acogido por su cuñado el rey consorte de Nabarra,
Juan de Albret.
Juan de Albret, III de Nabarra, le nombró inmediatamente condestable y capitán general del Reino. Su misión fue clara, la de defender las fronteras del Estado de Nabarra con las del Reino de España, más concretamente con las tierras de Castilla. Y a su vez, lograr detener al desleal Luis III de Beaumont, conde de Lerin, por su actitud belicosa, sediciosa y desleal contra la Corona, el Estado y la Patria Nabarra.
Heráldica 2: Escudo terciado. 1º partido de gules dos
llaves entrecruzadas de plata hacia la diestra y de oro hacia la siniestra sobre palio papal de oro que las cubre,
unidas por un cordón de azur que trae de los Estados Pontificios y fajado de oro
y sable, tres y tres, que es de Oms. De gules carbunclo de oro que trae de
Nabarra con escudete en forma de losange cuartelado 1 y 4 de azur con tres flores de lis que trae
de Francia, 2 y 3 de gules pleno propios del linaje antiguo, todo son de
Albret. 3º cortado de oro un buey pasante de gules terrasado de sinople con
bordura de oro con ocho llamas de sinople que es de Borgia y de azur tres
flores de lis que trae de Francia.
Caesar de Borgia partió inmediatamente hacia la frontera, sitiando a su paso la plaza de Larraga, leal al traidor beaumontés. Esta Fortaleza está confiada por Luis III Beaumont a Ogier de Berastegi, quien era uno de sus capitanes. Una vez tomada, salió al encuentro del conde de Lerin hasta Mendavia, muy cerca de Biana, plaza legal del patrimonio de la Corona, la cual estaba ocupada por Luis III de Beaumont y además estaba reclamada por el Reino de España.
El capitán general de Nabarra contó para su tarea militar, con un ejército formado por mil caballeros, doscientos lanceros, ciento treinta hombres de armas y cinco mil infantes, más alguna pieza de artillería. La intención era rendir el castillo de la localidad por hambre. Pero el conde de Lerin consiguió avituallar la fortaleza de Biana en dos ocasiones. En la segunda los renegados beaumonteses aprovecharon una espantosa tempestad, mientras que Caesar Borgia, que estaba poco habituado a la rudeza de las tropas nabarras, mantuvo a sus hombres cobijados.
La alarma sonó en la localidad. Caesar de Borgia, condestable de Nabarra, sobrecogido se vistió rápidamente y tomó las armas. Subió en su silla de montar y sin dar órdenes ni a su escolta, salió a toda velocidad del recinto por la puerta y el bulevar de la Solana, soltando innumerables blasfemias y gritando a pleno pulmón:
“¿Dónde está? ¿Dónde está este condecillo?”
Pero tres de los guardianes del conde de Lerin, entre ellos Garcés de Agreda y Pedro de Allo, esperaron al capitán general del ejército nabarro en un barranco, donde el primero de ellos consiguió traspasar a Caesar Borgia con una lanza, al no llevar puesto éste la cota de malla. El incidente duró ciertamente una exhalación. Rápidamente el ropaje, el escudo, la armadura y el armamento del duque de Valentinois y condestable de Nabarra, fueron robados, dejando únicamente el cadáver desnudo en el campo de batalla.
Nada más ser informado, en ese mismo año 1507, el rey de Nabarra se presentó en
el lugar conocido como la Barranca Salada, donde se encontró el cadáver desnudo
del capitán general y condestable de Nabarra. Éste estaba muy ensangrentado y totalmente
acribillado de heridas. Tras ordenar cubrir el cuerpo con una manta, Juan de
Albret ordenó su traslado a la iglesia de Santa María en Biana, y dispuso que
se erigiera una tumba monumental en dicho lugar.