Iruinea, febrero de 2010

Iñigo Saldise Alda
Mirada realista del ‘Nabpartheid’
Soberanía de Navarra

Una vez definida la estructuración mundial coexistente en la presencia de diferentes Estados, y desde un planteamiento patriótico nabarro, proveniente del nabarrismo integral, auténtico, sincero y consiguientemente bajo un auténtico prima humanista, hay que reconocer que el evidente ideal posible para una sociedad propia y democrática, pasa en primer lugar por la recuperación total y plena de la soberanía de nuestro Estado. Ello, efectivamente, nos otorgaría una independencia y una libertad ahora subordinadas, por consiguiente ciertamente inexistentes hoy día, donde todas las personas residentes en este País puedan vivir juntas en perfecta armonía con la invariable igualdad de oportunidades. Para que así sea, nos debemos comprometer enteramente a ser consecuentes y de una vez por todas tenerlo claro, que esto solo será posible mediante la recuperación de la plena soberanía del Estado de Nabarra, la cual nos fue usurpada por españoles y franceses tras violentas invasiones, ocupaciones militares, conquistas con genocidio y una atroz colonización.

Este no es solo mi ideal, sino que evidentemente es el pensamiento de todo soberanista nabarro y por ello, queremos con todas nuestras fuerzas el vivir lo suficiente para poder alcanzarlo. Pero, si es necesario, estamos dispuestos a trabajar por este noble y digno objetivo hasta el final de nuestros días. Podemos incluso llegar a “morir por ello”, como llegó a declarar el sudafricano Nelson Mandela, uno de los expresos políticos más famoso del mundo contemporáneo, que todo hay que decirlo, fue castigado sin compasión por su lucha continuada contra el apartheid existente dentro del estado de Sudáfrica, endureciéndose críticamente su pena en su estancia forzosa en la cárcel de Robben Island hasta llegar concretamente a la cadena perpetua. Hoy este gran hombre, ejemplo a seguir para cualquier humanista, posee el Nobel de la paz e incluso tras ser liberado llegó a alcanzar la jefatura de estado de su amada Sudáfrica.

Volviendo a nuestra amada tierra Nabarra, tristemente nos corresponde decir que llevamos muchos siglos de Nabpartheid. La violenta entrada, a sangre y fuego, en el Reino de Nabarra del rey de Francia, Louis XIII de Bourbon, liquidando a cuchillo las Cortes de Pau y los Estados Generales de Donapaleu, significó que el Estado de Nabarra fuera bruscamente apartado de los foros y mapas políticos mundiales. Ni que decir tiene, que la totalidad de sus habitantes sufrieron desde entonces una colonización brutal por parte de los franceses, la cual venía amargamente a unirse a la cruel colonización española, que ya llevaban sufriendo muchos años-unos, siglos otros-los nabarros del sur del Pirineo.

Antes de todos estos sucesos-indudablemente violentos y tristes para todos los nabarros- debemos saber y decir bien claro, que el Reino de Nabarra estuvo presente en innumerables foros, actos y reuniones internaciones a lo largo de sus siglos de existencia. Desde la pacífica realización de Tratados fronterizos, una continuada presencia en los diferentes Concilios, hasta, no podemos ni debemos ocultarlo, participando incluso activamente en las sangrientas Cruzadas. Además, Nabarra siempre fue un Reino con una clara vocación europeísta. Ya desde los tiempos del “rey de los vascones”, Sancho III el Mayor, hasta los tiempos de Enrique III el Bearnés y su famoso Edicto de Nantes; pero también nos obligamos a decir claramente, que nunca a lo largo de su historia política emanó o disfrutó de ánimos imperialistas.

Nabarra era un Reino verdaderamente avanzado en todas las épocas, debido políticamente a un igualitario Derecho Pirenaico de origen ancestral, por lo que significaba a ciencia cierta una gran amenaza para los reinos expansionistas, totalitarios, absolutistas e imperialistas que tenía por vecinos, lo que finalmente hizo que estos se relacionaran y aliaran para acabar con él, ya en una época donde las mentes más brillantes de toda Europa acudían a la humanista Corte de Nabarra. Estas mentes estaban formadas por brillantes renacentistas, humanistas, reformistas, escritores, pensadores,... que no solo lo visitaban, sino que incluso se exiliaban y cobijaban en él debido a la brutal represión realizada por el fanatismo religioso, especialmente de evidente y fidedigno en la Santa Inquisición española y francesa.

A día de hoy, la vorágine colonialista franco-española, impide el pleno o supremo ejercicio de la libertad a la totalidad de los nabarros, ya que continuamos subordinados o sometidos por unos sistemas absolutamente antidemocráticos, sujetos a unas instituciones extranjeras desde las cuales se nos impide cualquier vía con la que poder alcanzar de nuevo la tan ansiada soberanía que nos arrancaron. Debemos darnos cuenta de ello y no continuar por esos caminos oscuros y esclavistas de las constituciones española y francesa, que dogmáticamente facilitan el ostracismo nabarro a esos imperios colonialistas y despóticos. Sensatamente debemos plantearnos que hoy es el día en el cual ha llegado el momento de alzar nuestra voz, nuevamente en Europa y en el Mundo, humildemente como nabarros.

Para poder logarlo ya están trabajando en ello unos cuantos fervorosos nabarros. Desde hace varios años la Casa Real de Nabarra ha presentado demandas en diferentes Tribunales y Organismos Internacionales; y desde el año pasado, la Comisión Soberanista de Nabarra se ha unido a ella en la denuncia contra la colonización del Estado de Nabarra en el Comité de los 24. Pero, objetivamente hay que afirmar, por el bien de este proyecto soberanista, que el trabajo a realizar es de todos, de toda la Nación Nabarra. Todos debemos y podemos aportar la información que poseemos para unirla a la demanda interpuesta en la ONU, puesto que este es el primer paso hacia nuestra libertad y para poder acabar así con el Nabparthied impuesto desde el reino de España y la república de Francia.