Iruinea, febrero de 2010

Iñigo Saldise Alda
Más lejos o más cerca de la libertad
Soberanía de Navarra

Una vez iniciado el año 2010, el Pueblo Nabarro se dispone a vivir dentro de poco, unos de esos momentos llenos de esperanza. Concretamente esto ocurrirá dentro de uno o dos años. El horizonte que se presenta ante nuestros ojos, es algo distinto a este presente permanente de subordinación al ser Nabarra una colonia del reino de España y de la república de Francia. La mayoría de los nabarros, sensatos y patriotas, están preparándose para recuperar la plena soberanía del Estado de Nabarra y tener con ello un asiento propio en la sede de las Naciones Unidas, como nos corresponde según el Derecho Internacional.

Es verdad que existen muchos obstáculos, comenzando por los mismos habitantes que viven en el territorio de Nabarra. Numerosos de ellos se encuentran o están colonizados y continúan con el cuento de los partidos políticos, que ciertamente legitiman con su existencia las constituciones de los estados imperialistas que nos esclavizan, contribuyendo de forma consciente o inconsciente con el sometimiento de la totalidad de los nabarros. Para colmo, la visión partidista acentúa nuestra desunión, por lo que en Madrid y Paris se frotan las manos.

En realidad a todos estos “agentes políticos”, después de realizar un profundo análisis y razonamiento, se les puede considerar, al menos, tan colonialistas como los partidos estrictamente metropolitanos a los que supuestamente se oponen, existiendo como pilares imprescindibles para la unidad de los estados español y francés, dentro de unos estados de derecho impuesto realmente a los nabarros. Estos “agentes colonizados”, efectivamente no pueden avanzar hacia la libertad en partidos constitucionalistas españoles y/o franceses, por mucho que los disfracen al pueblo, y mientras no tomen conciencia de su propia embriaguez colonial, resultado de más de seis siglos de colonialismo, y dejen de presentarse a unas urnas impuestas por las instituciones imperialistas y extranjeras de los estados de España y Francia, nunca trabajaran para el pueblo al que dicen representar y defender.

Pero, a su vez, no debemos ni podemos ocultar que también existe una triste e incomprensible división entre los “agentes soberanistas” de Nabarra, evidentemente acentuada ésta por planteamientos extremistas que incluso se pueden considerar de manera concluyente como fundamentalistas, esgrimidos por impetuosos soberanistas nabarros contra otros soberanistas nabarros, por una clara y abiertamente intransigencia que les ciega totalmente la razón y beneficia a nuestros enemigos, al perder fuerza nuestra reivindicación soberanista debido a nuestra división, acentuada por los numerosos y estúpidos individualismos, fieros protagonismos innecesarios y lo más importante, un desconocimiento substancial del Derecho Pirenaico y especialmente del Ordenamiento Jurídico Internacional, tanto antiguo como moderno.

Tampoco podemos olvidarnos de la presión económica a la que están sometidos algunos soberanistas nabarros, pues esta coacción también influye en gran medida en la necesaria unidad de acción. El miedo a perder el modo con el cual subsistir, inclusive mantener a los hijos, es un símbolo más de la inequívoca existencia del Síndrome del Colonizado entre la Nación Nabarra, donde el autoengaño es el mayor antídoto para sentirse orgulloso de uno mismo y de sus actos, arrinconando su patriotismo tras narcotizar su mente subvencionada por instituciones extranjeras colonialistas. A decir verdad, solamente con la recuperación plena de la soberanía del Estado de Nabarra, su importante trabajo, su responsabilidad y también su compromiso, real y positivamente se verán incrementados y beneficiados.

Queda mucho trabajo por hacer en el transcurso del presente año. Debemos empezar por desnudar nuestros sentimientos y mirarnos con sinceridad al espejo. Estamos obligados a reconocer y examinar nuestros errores, graves o menos graves, y seguidamente a descolonizar nuestros pensamientos y planteamientos. A virar en redondo si es preciso. No podemos obcecarnos y atascarnos en nuestros planteamientos personales o partidistas, ya que básicamente aparcando nuestras ideologías, ya sean esta republicana o monárquica, intereses evidentemente secundarios hasta la consecución del objetivo principal, uniéndonos y centrándonos en la exclusiva recuperación de la plena soberanía del Estado de Nabarra, nos acercaremos o alcanzaremos, de manera innegable, la libertad.