En los albores de la humanidad
Iñigo Saldise Alda
Antes de la existencia de cualquier vestigio jurídico en esta parte de Europa, los vasco(ne)s, nuestros antepasados, ya habitaban esta tierra (ama lurra) la cual estaba divinizada y por lo tanto, no podía ser propiedad de nadie. Con el paso del tiempo, los habitantes de Vasconia evolucionaron hacia una sociedad donde toma bastante relevancia el carácter jurídico de la colectividad común, perdiendo la tierra su carácter divino.
La primera organización que formaron nuestros antepasados fue durante la Iª Edad de Hierro. Esta estaba basada en la propiedad comunal de la tierra, teniendo como característica principal el reparto equitativo de todos los bienes. Es en ese instante histórico cuando la mayoría de la población poseía unos niveles ecuánimes y justos en los recursos económicos. Los poblados de aquellos vasco(ne)s abarcaban ciertamente poca extensión, pero a su vez, también abundaban en las dos vertientes del Pirineo. Habitados por unos pequeños grupos que formaban en sí mismos auténticas unidades sociológicas completas, cuyos miembros estaban relacionados entre sí, claramente por lazos normativos y culturales. Esta es la realidad jurídica de nuestro pasado, donde dominaba la comunidad vecinal, con la cual, a su llegada, se encuentran las hordas militares del Imperio Romano.