Estado y territorio
Iñigo Saldise Alda
El territorio no es solo concepto físico, sino que también es un concepto jurídico por la política de Estado. Por ello, uno de los aspectos más importantes que definen un Estado, es su extensión territorial y la consiguiente configuración de sus fronteras con respecto a los estados vecinos. En nuestro caso, el del Estado de Nabarra, debemos decir que ha sufrido y padecido a lo largo de los siglos, numerosas invasiones militares con sus consiguientes ocupaciones, que han significado una amputación paulatina de numerosos territorios pertenecientes al Reino de Nabarra, hasta conseguir finalmente y por manu militari, tanto españoles como franceses, que el Estado de nabarros, haya desaparecido momentáneamente, de los mapas políticos mundiales.
Varios siglos después de estas contingencias o fatalidades, continua vigente entre los soberanistas nabarros el debate político de la territorial real de nuestro Estado, debido en gran medida a la perpetuada maquinaria colonizadora española y francesa. Esto no solo es debido a la influencia impositiva de los agentes colonizadores español y francés, sino que también al pensamiento nacionalista vasco, el cual tiene un largo periodo evolutivo extendido en la historia subyugada y sometida a los designios francoespañoles, hasta llegar al planteamiento actualmente extendido, diseñado finalmente por los hermanos Arana.
Así pues, antes de presentar a los defensores del planteamiento más correcto y auténtico en materia política de territorialidad para nuestro Estado, repasaremos varias visiones del mismo dependiendo del prisma, planteamiento o enfoque, de los principales y diferentes diseños existentes en esta materia tan importante, que es la territorialidad de nuestro Estado, Nabarra.
-Territorialidad bajo el prisma impositivo del colonizador
• La Navarra reducida o residual
La territorialidad de la Navarra reducida o residual es aquella a la que se ha visto avocada tras la labor colonizadora e impositora realizada desde el reino de España y la república de Francia. Mientras que al norte del Pirineo ya no existe ningún territorio, que de manera “oficial” lleve el nombre de Nabarra, debido solamente a la decisión unilateral realizada por la revolucionaria asamblea nacional francesa, que tacha o elimina del vocablo oficial francés el término de Nabarra en el año 1789, pasando a anexionar así y de manera concluyente al Reino de Nabarra del norte del Pirineo, dentro de la imperial I república de Francia.
Por la vertiente sur del Pirineo, tras la denominada primera guerra carlista, el también residual Reino de Nabarra es eliminado y, su exiguo territorio se convierte en una mera provincia más del reino de España, la cual ha llegado a nuestros días conformada bajo imposición española como una Comunidad Foral, ciertamente muy distante del Reino soberano que en su día fue, carente de las leyes, costumbres y libertades que tuvo en el pasado, que servían a nuestros antepasados para regirse en total independencia.
-Territorialidad desde planteamientos colonizados
• La Nabarra de las seis Merindades
Los soberanistas nabarros que defienden políticamente esta tesis territorial para el Estado de Nabarra, toman como base los territorios que poseía el Reino de Nabarra tras la muerte de Sancho VII el Fuerte, que daba paso a la entrada de la dinastía de Champaña. Estos territorios son las cinco Merindades de Iruñea, Erriberri, Zangoza, Lizarra, Tutera y la Tierra de vascos o Ultrapuertos, que actualmente asignamos a la territorialidad de Baja Nabarra.
La territorialidad de las Merindades de Iruñea, Erriberri, Zangoza y Tutera, no han sufrido ninguna variación a lo largo de la historia desde los tiempos de Sancho VII el Fuerte, pero en cambio, la Merindad de Lizarra sufrió una amputación territorial en el año 1463, con la invasión y ocupación castellana de la Belorado, Sonsierra, actual Rioja alavesa, San Vicente y de Bernedo y sus aldeas, actual montaña alavesa, que si defienden como espacio nabarro los soberanistas que apuestan decididamente por esta política territorial. A pesar de que a la Baja Nabarra nunca se le otorgó por parte real el título de Merindad, en la actualidad la conocemos como la sexta, después de las de Iruñea, a la que estaba unida real y inicialmente, Zangoza, Erriberri, Tutera y la ya comentada Lizarra, y ni siquiera su amplitud territorial a través de los siglos, es la que le damos en la actualidad. Llama la atención, un trabajo realizado por la sociedad de estudios vascos, que aparece en su revista del año 1929, el cual incluía un prólogo realizado por el redentorista nabarro Xabier Gorosterratzu, quien tradujo del latín al castellano, la obra de Arnaldo de Oyenart, titulada Noticia de las dos Vasconias, cuyo título originario es Notitia Utriusque Vasconiae, edición realizada en el año 1638.
En la primera página de ese importante y gran trabajo, el nacido en Urrotz, Xabier Gorosterratzu, nos realiza un pequeño, pero a la vez importantísimo apunte en materia de la territorialidad básica de la Tierra de Ultrapuertos, al situarnos dentro de ella el lugar de nacimiento de Arnaldo de Oyenart:
“(…) nació en 1592, en Mauleón, población principal de la sexta Merindad del antiguo Reino de Navarra, poblada exclusivamente por vascos, que todavía conservan con cariño y tesón su maravilloso idioma primitivo. Solo dos años había que figuraba como unida a Francia y esto únicamente por la persona del rey (…)”
Los defensores de esta razón territorial, basada en las seis Merindades, a diferencia de lo que ocurre con la Merindad de Lizarra, niegan sin ningún razonamiento históricopolítico y de manera insistente, que la comarca de Xiberoa, región donde está la ciudad de Maule o Mauleon, pertenezca a la Tierra de Ultrapuertos Esto es una contradicción importantísima para aquellos que defienden esta política en materia territorial, con respecto a la Merindad de Lizarra, ya de por si carente de un mayor rigor históricopolítico, al obviar intencionadamente la territorialidad del Reino de Nabarra anterior al año 1200, durante los reinados de Sancho VII el Fuerte y sus antecesores; e incluso, la política territorial de los monarcas nabarros que sufrieron la invasión española del año 1512, Catalina de Foix y Juan de Albret, más la posterior que mantuvieron sus descendientes una vez asentada la ocupación militar española de la Alta Nabarra-las Merindades de Iruñea, Zangoza, Erriberri, Tutera y Lizarra- desde el año 1524.
• La Nabarra de “las siete provincias históricas vascas”
En el siglo XVIII, el sacerdote azpeitiarra Manuel Larramendi y sus seguidores, fueron los primeros que defendieron un prototipo de Estado vasco basado en una unidad territorial, de la cual germinaría posteriormente el planteamiento territorial de las siete provincias históricas vascas. Este planteamiento lo podemos encontrar a través de su proyecto denominado de las Provincias Unidas del Pirineo, expuesto en el Fuero de la pro-vinci de Gipuzkoa(1).
Es ya en el siglo XIX, un siglo lleno de nuevas ideas y numerosos conflictos militares, es donde aparece en primer lugar la figura del bayonés Garat. Concretamente en el año 1811 llega a pregonar la formación de un "Estado Nacional Vasco", sometido al mandato del emperador francés Napoleón Bonaparte, donde se incluirían los siete territorios históricos vascos, bueno, mejor dicho seis, ya que Garat mantiene unidas a la Baja y Alta Nabarra, existentes a ambos lados de los Pirineos. Dicho Estado vasco tendría una bandera colorada y su escudo sería el de Nabarra, pero llevando el extraño nombre de Nueva Fenicia(2).
Este planteamiento político en materia territorial, va cogiendo adeptos tras la aparición del diseño cultural conocido como Zazpiak bat. Este lema, siete en uno, salió concretamente de la pluma del dublinés Antoine d’Abbadia quien junto a Agustin Xaho, realizaron en el año 1836, la gramática publicada y dedicada a "Zazpi Uskal-Herrietako Uskalduner", donde aparece plasmada esta expresión, siete en uno. El nacido en Atharratze-Sorholüze , Agustin Xaho, presenta en el año 1838 su novela romántica, Viaje a Navarra durante la insurrección de los vascos, donde nos ofrece una visión nacional del país, similar en materia territorial, por no decir igual, a la realizada pocos años antes por Garat y con las divisiones recogidas ya en el Zapiak bat de Antoine d’Abbadia, pero con una misma nacionalidad política global para las siete provinciashistóricas vascas en torno al todavía existente en la época, pero más con carácter autónomo que soberano, reino de Nabarra formado solo por las cinco Merindades del sur del Pirineo o Alta Nabarra.
Posteriormente, sería Jean Jaugain, la persona que diseñó un escudo para un Congreso y Festival sobre la Tradición Vasca, realizado en Donibane Lohinzune en el año 1897, donde se englobaban los signos heráldicos de las siete provincias históricas vascas, con la anécdota del escudo de Xiberoa, que al no poseer esta comarca un distintivo heráldico propio hasta entonces, el escudo fue recogido del que poseía el señor de Mauleon(3).
Rápidamente y debido a esos tiempos donde reinaba el romanticismo, ese símbolo fue apropiado por el recientemente fundado PNV-EAJ-PNB, de finales del siglo XIX, sirviéndole a los hermanos Arana, Luís y Sabino, para definir su política territorial, dentro de su paradigma aranista o bizkaitarra, para el Estado de los vascos, al cual llamaron Euzkadi(12), bien por obviar o quizás desconocer, la existencia a lo largo de la historia del Estado de Nabarra.
Joxe Azurmendi, nacido en Zegama, en su obra Los españoles y los euskaldunes, ya nos indica que el desarrollo-creación-de Euzkadi como nacionalidad es anormal, al escaparse de la historia política, y también entendemos por supuesto, lo mismo en la materia territorial del Estado soberano que habían poseído los vascos con anterioridad a la invención realizada por los hermanos Arana. Dejando de un lado, a mi parecer, el estéril debate sobre el nombre del Estado vasco, en esta unidad política en materia territorial que nos presentaron los hermanos Arana, podemos comprobar, al repasar detenidamente nuestra historia, que realmente no ha existido nunca como tal, de manera exclusiva eso si, solo los siete provincias históricas vascas, dándose única y realmente, con la coexistencia con otras regiones o comarcas, dentro de ese Estado político, reconocido por el propio Joxe Azurmendi, que hemos tenido o poseído los vascos, el cual data desde comienzos del siglo IX y se mantuvo soberano hasta el primer cuarto del siglo XVII.
Actualmente identificamos a las sietes provincias históricas vascas a las regionesherrialdeak-de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa, Laburdi, Behe Nafarroa, Nafarroa Garaia y Xiberoa. Destaca a simple vista, como los defensores de esta política territorial o deextensión del Estado vasco con el nombre de Nabarra, aceptan la división entre la Alta Nabarra y la Baja Nabarra, asimilando y tal vez incluso podríamos afirmar que legitimando la división concluyente e impuesta por españoles y franceses en torno a losPirineos, semejante a la que aceptan los defensores de la Nabarra de las seis Merindades, que finalmente fue concretada tras la firma del Tratado de Utrecht en el año 1714, por los reinos de Francia y de España. Esta fue realizada concretamente entre dos ramas de la casa de los Borbón, que se reparten así Baskonia, quedando la Aquitania para el reino de Francia y la Ibérica para el reino de España. Pasado la medianidad del siglo XX, los herederos políticos del planteamiento bizkaitarra comienzan a utilizar el término hasta entonces únicamente cultural de Euskal Herria(4), reemplazando con ello al término político de Euzkadi, de carácter más racial e inventado a finales del siglo XIX por los hermanos Arana. Esto supone un nuevo problema, ya que como encontramos en uno de los escritos de Eneko del Castillo(5), el término Euskal Herria, solo puede ser traducido de dos maneras, bien como pueblo vasco o bien como el país del euskara, demostrándose en ambos su exclusivo carácter cultural.
La primera opción-pueblo vasco-a pesar de lo que nos pueda parecer a primera instancia, es totalmente inapropiada, ya que en la actualidad, a comienzos del siglo XXI, la migración vasca realizada desde siglo XIV, bien forzada, obligada o deseada(6), ha creado una importante diáspora vasca en el Mundo, siendo especialmente importante la existente en la totalidad del continente americano, lo que nos dice que la integridad del pueblo vasco no solo se encuentra en la actualidad en las siete provincias históricas vascas.
A la segunda alternativa-país del euskara-tampoco se le puede considerar apropiada, ya que por desgracia nuestra, en los tiempos que corremos una vez iniciado el siglo XXI, y principalmente debido a la incesante e inagotable colonización llevaba a cabo por los imperios francés y español, tras la invasión y ocupación total de nuestro Estado, el país del euskara abarca un menor territorio(7) que el de las siete provincias históricas vascas mencionadas con anterioridad, y que realmente poseen esa particular territorialidad, por las divisiones políticas impuestas a los vascos, realizadas todas ellas por los invasores españoles y franceses.
Por otro lado, y tras comprobar la falta de base histórica e incluso por la triste realidad lingüística actual, es prácticamente imposible desde una perspectiva política propia, defender la utilización de los términos políticos inventados de Nueva Fenicia y de Euzkadi o el cultural, ya con carácter político, de Euskal Herria, para un Estado con dicha territorialidad e incluso, llamar a la totalidad de estas siete comarcas, Nabarra, ya que podría llegar a inducirnos a caer en numerables contradicciones e incluso falsedades históricas en materia territorial, porque a parte de existir, como ya he indicado antes, bi herrialdek, que poseen el mismo nombre que el de la totalidad del Estado de los nabarros, no existe ningún periodo de la larga historia del Reino de Nabarra, con esa territorialidad exclusiva. Realmente los defensores actuales de esta alternativa política en materia territorial, se centran en los planteamientos realizados en esta materia desde el siglo XVIII, desechado de ante mano o mejor dicho, aparcando tal vez y de maneramomentánea, una reivindicación territorial basada en la correcta historia política del pueblo vasco-Euskal Herria-anterior a los siglos XVIII, XIX y XX, donde ya aparece claramente planteada la territorialidad Estatal, y por tanto con una clara actitud soberanista en materia de política territorial, diferente ciertamente a la de aquellos que se basan en los denominadas siete provincias históricas vascas.
Pero algunos defensores de esta opción en materia territorial, basada más en lengua y cultura que en política, y siempre intentado buscar alguna legitimidad histórica para este esbozo geofísico o nacional, nos hablan de un trabajo realizado por el nacido en Urdazubi, Pedro Agerre Azpilkueta, al cual conocemos con el sobrenombre de Axular.
Cuando este clérigo católico ya residía en la localidad de Sara, como súbdito nabarro de Enrique III de Nabarra, IV de Francia, creó una tertulia para debatir sobre los problemas religiosos existentes en aquella época y la ventaja de utilizar la lengua vasca para la reconversión de los cristianos protestantes mediante misales adecuados. En ese contexto, en el año 1643, dentro del oasis de paz que encontró en Sara, escribió en el dialecto labortano-nabarro su obra Guero, donde aparece el siguiente párrafo:
(…)"Badaquit halaber ecin heda naitequeyela euscarazco minçatce molde guztietara. Ceren anhitz moldez eta differentqui minçatcen baitira euscal herrian, Naffarroa garayan, Naffarroa beherean, Çuberoan, Lappurdin, Bizcayan, Guipuzcoan, Alabaherrian eta bertce anhitz leccutan".
(…)”Sé asimismo que no puedo extenderme a todas las formas del euskara. Ya que de muchas maneras y diferentemente se habla en el pueblo vasco, en la Alta Navarra, la Baja Navarra, Zuberoa, Lapurdi, Bizkaia, Gipuzkoa, Álava y en otros muchos sitios”.
Con esta frase, los defensores del término Euskal Herria y la territorialidad de las siete provincias históricas vascas, les es más que clara la unidad recogida a través del euskara, lo que en cambio no nos mencionan nunca es la coletilla final de Axular, que nos habla de otros muchos sitios. En alguna charla o tertulia, que he mantenido con el patriota nabarro y amigo, Aitzol Altuna Enzunza, este se aventura a afirmar que dichos otros muchos sitios, son la Rioja, Alto Aragón, Bearne,… que en su día fueron parte del Reino de Nabarra.
Pero tal vez, la más significativa ciertamente en materia política y que pudo incluso influir incluso en un planteamiento político territorial posterior, realizado por el sevillano denacimiento Serafín Olave en el año 1883, el cual lo encuadró dentro de la redacción de las bases constitucionales para la República de Nabarra, sea el realizado por los beaumonteses de la ciudad de Iruñea en el año 1540, ante la posibilidad de un matrimonio entre la princesa de Biana, Juana de Albret y el príncipe de Asturias, Felipe, lo que les viabilizaba alcanzar de nuevo la libertad a través de la recuperación de la soberanía nabarra. Estos beaumonteses, que habían colaborado conscientemente con los invasores españoles en el año 1512, todo hay que decirlo, y que ni siquiera llevaban sufriendo la ocupación española treinta años, tiempo al parecer más que suficiente para comprobar la imposición española, y ante la eventualidad de ese contrato matrimonial, enviaron un memorandum al rey de Nabarra, Enrique II el Sangüesino, invitándole a reclamar todo el territorio perteneciente al Reino de Nabarra y que estaba ocupado por los españoles, donde ya nos indican con claridad, al menos, otra comarca vascona:
«Quanto a lo que pertenesce a V. Alteza, según lo que solía extender este Reyno antiguamente como es pública voz y fama que era señor de Guipúzcoa, Vizcaya y Alaba y mucha parte de Rioja, hasta el holmo de Burgos; como por la sepultura que antiguamente los reyes de Navarra tenían en Nájera y otras ciudades y villas que hoy en día parescen las armas de Navarra; anssí como en Logroño y en otros lugares y de poco acá se han borrado.(…)>>
-Territorialidad desde una mente descolonizada
• La Nabarra plena
Los soberanistas nabarros que defienden esta tesis territorial, Nabarra osoa, se basan exclusivamente en la larga historia política de los vasco(ne)s y más concretamente en la historia del Estado que crearon y les representó, de una manera independiente y soberana, ante las demás naciones de Europa y por ende, del Mundo. Este Estado fue en primer lugar el Reino de Pamplona, el cual posteriormente cambió su nombre por el deNabarra. Uno de los p rimeros políticos que podemos situar dentro del denominado nacionalismo vasco, que planteó esta unidad política y territorial para el Estado de los vascos, fue Anacleto Ortueta(8).
Otra importante defensa de esta política territorial, la encontramos en el trabajo de Sarrailh de Ihartza(9), concretamente en una obra divulgada en el año 1979, y que llevaba por título Vasconia. En ella nos dice lo siguiente:
“Todo buen vizcaíno, guipuzcoano, riojano, etc., que se diga nacionalista debería sentirse navarro y desear la restauración de este Estado, en forma de República Vasca, tal y como promulgaba Irujo durante el exilio en Londres”.
Manuel Irujo fue un político nacionalista vasco que nació en la localidad de Lizarra, que durante el año 1945 y desde el exilio londinense, realizó un anteproyecto de constitución para la República de Nabarra. En esa constitución ya existía una mayor consideración política a la territorialidad del Estado vasco(n), basada íntegramente en la historia política territorial desarrollada a lo largo de la historia desde el Reino de Nabarra, que podemos encontrar plasmada en unos mapas que Sarrailh de Ihartza incluye entre las páginas de su obra, los cuales engloban los territorios del Reino de Nabarra y del Ducado de Baskonia.
El iruinsheme Tomás Urzainqui Mina y el difunto irundarra J.Mª Olaizola Iguiñiz, realizaron un gran trabajo histórico para el pueblo vasco(n) al publicar La Navarra Marítima. Obra imprescindible donde se nos habla de una unidad nacional vasc(on)a en la figura política del Estado de Nabarra, con una territorialidad basada en actos ocurridos en nuestra historia política, como la firma de diferentes tratados fronterizos. Ciertamente es un planteamiento que podíamos intuir ya con anterioridad en una obra antecesora, Navarra o cuando los vascos tenían reyes, de un religioso nacido en Azcarate Pierre Narbaitz, donde tras leer su contenido histórico-político se puede llegar rápidamente a una conclusión semejante.
Pero si hay un trabajo actual, en el cual se destaque con mayor énfasis aún si cabe, la defensa soberanista de la territorialidad Nabarra osoa, incluso simplemente al leer el título del libro, es Navarra sin fronteras impuestas, cuyo autor Tomás Urzainqui Mina, donde divulga con brillante concreción las fronteras políticas del Estado de Nabarra y por consiguiente, la expansión política del Estado de los vasco(ne)s. Es cierto, de forma objetiva hay que decirlo, esta obra está basada en un trabajo anterior realizado por Antonio Ubieto Arteta en el año 1953, y que lleva por título Las fronteras de Navarra.
Otra de las obras donde podemos encontrar una defensa de esta política territorial, es la realizada por Iñaki Sagrado Garde. Especialmente en sus diferentes tomos de la relevante obra Castillos que defendieron el Reino. En este trabajo, el autor se basa exclusivamente en aquellos castillos que pertenecían a la Corona de Nabarra y que aparecen en los archivos de la Cámara de Coptos. Esta podemos decir, es otra vía política correcta con la cual conocer la amplitud real que alcanzó el Reino de Nabarra.
También tenemos el magnífico trabajo de Eneko del Castillo, Atlas del Reino de Navarra, en el cual no muestra la territorialidad variada a lo largo de nuestra historia.
Esta defensa política en materia de territorial, conocida como Nabarra osoa, está asentada sobre unos cimientos verdaderamente sólidos. Estos principios están contemplados en la extensa historia política de aquel Estado que crearon los vasco(ne)s libres e independientes, es decir los nabarros, en el año 824, donde desarrollaron una política propia, en la que nunca estuvo olvidada la importante cuestión territorial, la cual en muchos casos estuvo basada en gran medida en la amplitud natural y real, del país del euskara(10).
NOTAS
1. Fuero de Gipuzkoa; Comentario del Padre Larramendi: “¿Qué razón hay para que la nación vascongada, la primitiva pobladora de España… esta nación privilegiada y del más noble origen, no sea nación aparte, nación de por sí, nación exenta e independiente de las demás?”.Idem. ”El proyecto de las Provincias unidades del Pirineo es sin duda magnífico y especioso (hermoso). República que se hará famosa con su gobierno aristocrático o democrático, como mejor pareciere, tomando de las repúblicas antiguas todo lo que las hizo célebres y ruidosas en el mundo, y de las modernas todo lo que es conveniente para su duración y subsistencia”.
10. Nueva Fenicia; Término inventado por J. Dominique Garat. La Nueva Fenicia. Proyecto de Unión vasca bajo Napoleón, “Muga” nº 23, María Rosa Agudo Huici, 1983.
2. Nabarrako Herritarren Ekhimena; Interesante consultar el pregón realizado por NHE para la acción que llevaron a cabo en Maule, http://nabarrakoherritarrenekhimena.blogspot.com
3. Euzkadi; actualmente se escribe Euskadi. Más información en el blog de Eneko del Castillo que lleva por título Nabarlur. http://nabarlur.blogspot.com
4. Euskal Herria; concepto propio en euskara que sirve para designar a los vascoparlantes que conforman una comunidad, el cual aparece de manera literaria a mediados del siglo XVI. La vieja herida. De la conquista española al Amejoramiento del Foral; Floren Aoiz, 2002.
5. Nabarlur; blog de Eneko del Castillo, idem (12)
6. Navegantes del interior. Emigración del Baztan y Nafarroa Beherea desde el siglo XIV; Pello Esarte, 2009.
7. Louis Lucien Bonaparte, sobrino del emperador francés Napoleón Bonaparte y nacido en Inglaterra, escribió en el año 1847 una obra titulada Specimen lexici omnium linguarum europearum. Es un pequeño diccionario de todas las lenguas, donde se menciona al euskara y refleja su inquietud por los dialectos vascos, realizando la primera clasificación de los dialectos basada únicamente en criterios lingüísticos, aunque los cimientos ya existían desde la clasificación realizada por el padre Larramendi, que entre los ocho dialectos y sus veinticinco subdialectos, no llegan a abarcar la totalidad territorial de las siete provincias históricas vascas. http://es.wikipedia.org/wiki/Louis_Lucien_Bonaparte
8. Navarra y la unidad política vasca; Anacleto Ortueta, 1931.
9. Sarrailh de Ihartza; pseudónimo del getxotarra Federico Kutwig Sagredo.
10. El mayor ejemplo de la defensa territorial en base al idioma de sus moradores, lo encontramos en el Tratado Fronterizo realizado en el año 1016, por el rey nabarro Sancho III de Pamplona y el conde de Castilla, de nombre también Sancho. “Una concordia y acuerdo acerca de la división del reino entre Pamplona y Castilla, como ordenaron Sancho conde de Castilla y Sancho rey de Pamplona, tal como les pareció. Esto es, desde la suma cima al río Valle Venarie, hasta el Grañe donde está el mojón sito y collado Muño, y desde Biciercas y desde siguiendo hacia el río Razon, donde nace; después por medio del monte de Calcaño, después por la cima de la cuesta y por medio de Galaza, y allí está el mojón, y hasta el río Tera, allí esta Garrahe, antigua ciudad abandonada, y hasta el río Duero. Don Nuño Álvaro de Castilla y el señor Fortún Oggoiz de Pamplona, testigos y confirmantes. Año 1016”. Cartulario de San Millán de la Cogolla, doc. 166