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2025/10/03

El Estado soberano e independiente de Nabarra

 


El Estado soberano e independiente de Nabarra

Iñigo Saldise Alda

El último fin de semana del mes de septiembre del año 2025, junto al DIARIO DE NOTICIAS, pudimos comprar la espléndida y muy completa obra Atlas del Reino de Navarra de Eneko del Castillo, dicho libro editado por Pamiela. Un trabajo encomiable con una precisión magnífica en los numerosos y coloridos mapas, tanto de Vasconia, Reino de Pamplona, Reino de Nabarra y sobre la extensión de la lingua navarrorum o euskara. Además cuenta con los aportes historiográficos políticos bien resumidos y algunos apuntes del genial jurista nabarrro Tomás Urzainqui Mina.

En dicha faena se explica brevemente los avatares del Reino soberano de Nabarra al norte del Pirineo, por ello me he puesto a realizar este trabajo sobre tan importante tema para el soberanismo nabarro.

A pesar que la retirada total de las tropas de Carlos I de España de la Tierra de Ultrapuertos, no ocurrió hasta el año 1530, las legítimas Cortes o Estados Generales de Nabarra se reunieron con antelación en Donapaleu. Esta reunión se realizó a petición de Enrique II de Nabarra y tuvo lugar en el año 1527, llegando a ostentar esta localidad bajonavarra la capitalidad del Reino soberano e independiente de Nabarra, cinco años después de la derrota nabarra de Amaiur.

Tras el año 1530, desde el Estado de Nabarra libre al norte del Pirineo, se sucedieron varios intentos diplomáticos que buscaban la recuperación de las tierras ocupadas por los españoles. En ese contexto, el rey de Nabarra, Enrique II el Sangüesino, lo intentó mediante la concertación del matrimonio de su hija, la princesa de Biana Juana de Albret, con el hijo del emperador Carlos I de España, el príncipe de Asturias y Girona Felipe. La perspectiva esperanzó tanto a los nabarros sometidos del sur del Pirineo, donde incluso los beaumonteses de Iruinea-Pamplona, que cohabitaban en unas Cortes ilegales con un Virrey español, por ende extranjero al frente, prepararon un memorandum en el año 1540. En él se detallaba claramente cuáles eran las tierras arrebatadas por los españoles y que debía reclamar el rey nabarro, además de las cinco Merindades ocupadas en su totalidad desde el año 1522:

Quanto a lo que pertenesce a V. Alteza, según lo que solía extender este Reyno antiguamente como es pública voz y fama que era señor de Guipúzcoa, Vizcaya y Alaba y mucha parte de Rioja, hasta el holmo de Burgos; como por la sepultura que antiguamente los reyes de Navarra tenían en Nájera y otras ciudades y villas que hoy en día parescen las armas de Navarra; anssí como en Logroño y en otros lugares y de poco acá se han borrado...”

La Corte nabarra y con ello la capital del Reino, fue situada en Pau por Enrique II y Maragita de Nabarra, donde como en brillante Florencia, se crearon numerosos cenáculos y academias de simbología cabalística y de hermenéutica, donde se enseñaron las artes y la filosofía neoplatónica, gracias principalmente a la labor de la reina Margarita de Nabarra, algo que no ocurrió en los territorios nabarros del sur del Pirineo, donde la inquisición española realizaba auténticos estragos y los magníficos castillos habían sido destruidos por orden del cardenal español, Francisco Jiménez de Cisneros.

Durante el reinado de Enrique II, el Estado independiente de Nabarra vio como sus formidables fortalezas se transformaron en auténticos palacios Renacentistas y además el Reino era un lugar de acogía para todos los refugiados humanistas y reformistas, los cuales eran perseguidos en el resto de Europa.

La Corte humanista de Pau se llenó de escritores, filósofos, pensadores, artistas y arquitectos, siendo la reina Margarita de Nabarra la mayor inspiración posible del movimiento evangelista, el cual se había asentado firmemente en el Reino de Nabarra.

Incluso la propia reina de Nabarra, considerada por muchos la primera mujer moderna en la historia de la humanidad, escribió numerosas obras literarias, entre ellas podríamos destacar Las soledades de Margarita de Navarra, obra de teatro que se desarrolla en un contexto íntegramente pirenaico, el magistral poema Las prisiones de la Reina de Navarra o la inacabada Heptameron, obra de erótica femenina, donde incluso llega a mofarse de los defectos del macho.

No es casualidad que durante el reinado de Enrique II y Margarita de Nabarra, se escribiera el primer libro en euskara o lingua navarrorum. Esto ocurrí en el año 1545, y dicho libro lleva por título Linguae Vasconum Primitiae, siendo su autor el nabarro Bernart Etxepare, elevándose así el idioma propio del Estado de Nabarra, al rango de literario.

La entrada de la Reforma en el Reino de Nabarra, donde ya se había formulado un tipo de Estado moderno, basadas sus instituciones políticas y jurídicas en el Derecho pirenaico, fue de una manera muy paulatina y equilibrada, buscando con ello acabar con el despotismos eclesiástico del Vaticano, enemigo histórico de los nabarros.

Esto ocurre durante el reinado de Juana III de Nabarra, que a pesar de ser educada a la francesa debido al secuestro que llevó a cabo su tío Francisco I de Francia, continuo y acentuó, aún más si cabe, la labor Navarrista de su madre.

Durante el reinado Juana III, el Estado de Nabarra continuó con la obra de modernización de las fortalezas, y se introdujo definitivamente la Reforma, equiparable concretamente al anglicanismo, en el Estado Pirenaico, tras fracasar unas negociaciones con el estado Vaticano, donde la Reina de Nabarra, buscaba la total restitución territorial del Estado vasco, con la restitución de todas las tierras del sur del Pirineo ocupadas por los españoles.

Así Pau, capital del Estado Pirenaico, se convirtió en uno de los principales centros de reformistas exiliados, que se sumaban a humanistas y a renacentistas, mientras que inquisidores y jesuitas tenían prohibida su entrada al Reino de Nabarra soberano e independiente. Incluso se realizó la traducción del Nuevo Testamento de la Biblia al euskara; dicho trabajo fue realizado por el nabarro Joannes de Lizarraga tras mandato de la mismísima Juana III de Nabarra y siendo editado en el año 1571.

Este periodo de Renacimiento en el Estado Pirenaico, donde los nabarros libres cultivaron el humanismo, la igualdad y el amor por la libertad, se podría definir con una frase de un famoso autor inglés, cuyo nombre es William Shakespeare. Dicho escritor, en una de sus magistrales obras, concretamente en una del año 1594, que lleva por título Trabajos de amor perdidos , nos dejó la siguiente frase para la posteridad, la cual no se podría a ver dicho de no existir un Estado soberano e independiente de Nabarra:

Navarra será la admiración del Mundo”

La coronación de Enrique III de Nabarra, como rey de Francia, no supuso la unión de ambos Reinos, ya que Enrique III de Nabarra y IV de Francia, mantuvo la independencia de Nabarra, cuyas Cortes legítimas estaban situadas en Pau, mientras que en Donapelau aún se continúa acuñando la moneda del Reino Pirenaico.

En el año 1598 se firmó la paz de Vervins entre el Reino de Francia y el Reino de España, sobre el conflicto que mantenían en Flandes; el rey nabarro introdujo una clausura concerniente a la anexión de las tierras nabarras del sur del Pirineo por parte española, negándose claramente en ella, a legitimar el atropello llevado a cabo por el español Fernando II de Aragón, al cual conocemos los nabarros como el Falsario.

Ese mismo año se realiza el Edicto de Nantes, donde se reconoce la libertad de religión en Francia y Nabarra, a semejanza del Manifiesto de los Gentileshombres y del pueblo de Nabarra realizado treinta años antes por su madre Juana de Albret, III de Nabarra. Enrique III de Nabarra y IV de Francia pretendía que el Edicto de Nantes se extendiera a los demás Reinos o Estados europeos, legitimando así el protestantismo y poniendo las bases definitivas para acabar con las guerras de religión en Europa, que en menos de un siglo habían costado millones de muertos. Esta decisión le supone una nueva excomunión a Enrique III de Nabarra y IV de Francia, por parte del Papa de Roma.

Enrique III de Nabarra y IV de Francia casó en segundas nupcias con María de Médicis en el año 1600. De esta unión nacería el futuro Luis XIII de Francia, el cual no fue educado según las condiciones existentes en el Fuero nabarro ni presentado en las Cortes nabarras, paso obligado para ostentar el título de príncipe de Biana y así acceder al trono del Reino de Nabarra, sino que recibió su educación católica en la corte francesa de Paris, de manos del Cardenal Richelieu.

En el año 1607 Enrique III de Nabarra y IV de Francia decidió no incorporar al Reino o Estado de Nabarra a la Corona de Francia.

El 14 de mayo del año 1610, el rey de Nabarra y Francia, era asesinado en una calle de París por un jesuita llamado François Ravaillac. A pesar de ello, el Reino Pirenaico mantuvo su administración e intendencia hasta el año 1620, cuando Luis XIII de Francia entró a sangre y fuego en las Cortes de Pau, restaurado a continuación la religión católica en el Reino de Nabarra y prohibiendo la religión protestante en todos los Reinos bajo su dominio.

Luis XIII de Francia disuelv militarmente las Cortes de Nabarra ese mismo año y realizó el decreto de unión desde las Cortes de París. Así el Reino de Nabarra quedaba anexionado de forma ilegítima al Reino de Francia y el Navarrismo existente en los reyes nabarros desde los tiempos de Margarita de Nabarra, era exterminado por un soberano francés, completándose así, la tarea empezada por los castellanos en el año 1054 y continuada por los españoles en los años 1512 y 1521.

2025/10/01

El invierno prosigue

El invierno prosigue

Iñigo Saldise Alda

Desde que el Reino de Nabarra dejó de existir en los mapas políticos, primero europeos y posteriormente mundiales, los nabarros y las nabarras, generación tras generación, estamos inmersos en un frío y crudo invierno, al menos en cuanto a lo referente a ser una sociedad soberana. Las continuas agresiones militares que fueron amputando poco a poco el territorio del Reino vasco(n), se completaron con la incorporación a una Corona como la castellana, al Reino de España.

Los monarcas de dicha Corona juraron repetidas veces nuestros Fueros, pero con la misma celeridad de jurarlos, se apresuraban a no respetarlos. Durante casi un siglo en la Nabarra al norte de los Pirineos floreció nuestro Estado, cual alegre y tenaz primavera. Todos esos legítimos soberanos nabarros y nabarras, Enrique de Albret, Juana de Albret y Enrique de Bourbon, reclamaron una y otra vez, con mayor o menor intensidad, la devolución al Estado de Nabarra de los territorios ocupados por el ejército español.

Ante la posible llegada de la primavera en el año 1540, 28 años después de la invasión española, en la capital de Reino, por el posible enlace matrimonial entre la princesa de Biana Juana de Albret o Labrit y el príncipe de Asturias y Girona Felipe de Habsburgo o Austria, hijo de Carlos I de España y V de Alemania, los beaumonteses realizaron un memorandum recordando al soberano Enrique II el Sangüesino, rey de Nabarra, donde detallaban cuáles eran algunas tierras nabarras que debía reclamar, a las que llegaría de nuevo la primavera en forma de soberanía nabarra.

Quanto a lo que pertenesce a V. Alteza, según lo que solía extender este Reyno antiguamente como es pública voz y fama que era señor de Guipúzcoa, Vizcaya y Alaba y mucha parte de Rioja, hasta el holmo de Burgos; como por la sepultura que antiguamente los reyes de Navarra tenían en Nájera y otras ciudades y villas que hoy en día parescen las armas de Navarra; anssí como en Logroño y en otros lugares y de poco acá se han borrado.(…)”.

Desde entonces han sido varios los pasajes de rebeldía en que nuestro Pueblo ha creído vislumbrar la hermosura de la primavera. Pero de manera inexorable y constante el invierno se ha ido recrudeciendo. La desaparición del Reino de Nabarra a ambos lados del Pirineo, sumergió en un invierno inhóspito al Pueblo vasco(n), creador de dicho Estado. La falta de soberanía y libertad ha sido patente a lo largo de estos fríos años, de estos largos siglos helados.

A día de hoy, en la actual C.F. de Navarra, en la Nabarra reducida y residual, los nubarrones invernales tapan cualquier espacio al sol vernal. Cubren por completo cualquier atisbo que puede dar paso a la tan ansiada primavera. Son cúmulos que llegan del sur, desde la metropoli de Madrid. En la capital del Reino de España, que nos invadió militarmente y que con sus leyes intenta colonizarnos, sojuzgándonos y sometiéndonos políticamente, se decide el futuro de esa pequeña Comunidad.


Pero nuestro Pueblo es uno de ésos que describió Pierre Narbaitz, y antes José María Lacarra:

Para los pueblos que no quieren morir, no existe un invierno definitivo”.

Somos una Nación que continua luchando para que la soberanía y la libertad vuelvan a nuestro Estado. Una lucha llevada a cabo mediante el estudio y divulgación de nuestra historia geográfica y política; sirvan como ejemplos las faenas de Eneko del Castillo y de Tomás Urzainqui Mina.

Ese Estado cuyo nombre es Nabarra. Esa soberanía que traerá la primavera descolonizadora a nuestro País. Y con ella vendrá la alegría de decidir libremente por nosotros mismos el rumbo económico, político, social, deportivo, lingüístico y cultural para nuestro Pueblo-Nación.

NABARRAKO ERESERKIA

Nabarra, reflexiones de un Patriota

Reflexiones de un Patriota by Iñigo Saldise Alda

ASKATASUNA = Baskoinak x Nafar Paradigma

"PRO LIBERTATE PATRIA GENS LIBERA STATE"

"Aberri askearen alde jende librea jaiki"

"De pie la gente libre a favor de la libertad de la patria"

Navarre shall be the wonder of the world

by WILLIAM SHAKESPEARE

EUSKARA-LINGUA NAVARRORUM

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©NABARTZALE BILDUMA 2011

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